El machito argento se hace notar en las playas de Barcelona: llega hablando a los gritos con el amigote, se para delante de las chicas metiendo panza, cuenta sus andanzas viajeras, financieras y de levante en modo stand up berreta y cabecea para todos lados a ver si tiene público. Hoy dos de ellos se encontraron con mi peor mirada de medusa hasta que se sentaron y bajaron la voz. Y no les fui a dar unas monedas por el espectáculo playero porque me dio pena avergonzar al resto de la playa.
Ayer vi un libro en un banco solito y no me animé a llevármelo. Hoy, en otro banco de plaza encontré Las edades de lulú, la novela erótica de Almudena Grandes que ganó el premio de La sonrisa vertical, y no puede resistirme, convencida de que era una suelta de libros. En su lugar dejé uno de poemas míos.
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