¿Cuántas veces lo dije, lo decimos, nos lo dicen? Pero una no afloja el orto, sigue pensando qué "tiene que hacer", qué debe, qué está bien, qué sería bueno, qué mejor, qué una cagada. Y al final te enredás y nada. ¿Por qué cuesta tanto hacer lo que una quiere justo en este momento y listo? ¿Por qué tengo que venir a escribirlo acá? ¿ a avisarle a quién que me la estoy rascando y casi logro no reprochármelo a mí misma? Contar para darle sentido al sinsentido, al placer puro de cantar y tocar la guitarra y probarme mis tacones nuevos y mi ropa interior de encaje y conseguir todo lo que mi dinero y tiempo disponible me dan. ¿Y la culpa? Puta culpa. Siempre detrás. Y nadie que me diga que está todo bien, que me lo merezco y qué carajo necesito que me diga otre.
Ya ven.
No hay comentarios:
Publicar un comentario