No la quieras como el primer día: porque ella ya no es la adolescente de la que te enamoraste y merece, reclama, tu amor de hombre que ha crecido para su realidad de mujer que avanza. Fuerte, mucho, sí, pero no igual.
No trates de razonar con él: porque no está entendiendo nada. Llorale, pataleale, mostrale todo lo que te duele, cuando te duele, cómo te duele. Que te vea confundida, loca, desesperada. Por ahí, por protegerte, haga lo que tenga que hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario