sábado, 6 de agosto de 2011

No volver a ver en una película

Del muro de Jon Bilbao:


Escenas que no quiero volver a ver en una película I:
Un personaje huye por la montaña de un grupo que lo persigue. Llega a un acantilado por el fondo del cual discurre un río. Mira atrás, duda, acumula valor, salta. Sus perseguidores no se atreven a hacer lo mismo. Se salva.

Escenas que no quiero volver a ver en una película II:
Una familia compra una casa antigua. La casa está encantada. La familia tiene un niño. El niño ve manifestaciones fantasmales; los padres no pueden verlas, son demasiado racionales. El niño es tan cabrón que no les dice nada y se queda contemplando como un bobo al fantasma sanguinolento que sube por las escaleras del sótano.

Escenas que no quiero volver a ver en una película III:
Un chico y una chica pasan su primera noche juntos. Por la mañana ella siente vergüenza y cuando se levanta de la cama quita la sábana para cubrirse con ella. Cuando la cámara enfoca al chico, que sigue en la cama, también está cubierto (hasta la cintura, para que se le vean los abdominales) con otra sábana. ¿De dónde sale esa segunda sábana?

Escenas que no quiero volver a ver en una película IV:
Cualquiera en la que alguien diga: "Es una locura pero podría funcionar".

Escenas que no quiero volver a ver en una película V:
Cualquiera en la que aparezca Tom Cruise escalando montañas, rascacielos...

Escenas que no quiero volver a ver en una película VI:
Alguien va en coche por la ciudad y encuentra sitio para aparcar, a la primera, justo enfrente de su destino. Se apea y se aleja del coche sin molestarse en cerrarlo, actuando como si todo eso fuera de lo más normal.

Escenas que no quiero volver a ver en una película VII:
Un escritor, con gesto ceñudo y de brazos cruzados, frente a un ordenador o máquina de escribir donde hay una hoja en la que sólo dice: "Capítulo I".

Escenas que no quiero volver a ver en una película VIII:
Cualquiera en la que aparezca Shia LaBeouf.

Escenas que no quiero volver a ver en una película IX:
El malo ataca con un cuchillo al bueno. Éste le agarra la mano en que sostiene el arma. Forcejean. El encuadre se cierra, mostrando sólo los rostros contraídos, casi tocándose. De pronto el malo pone cara de orgasmo. El encuadre vuelve a abrirse. El malo retrocede trastabillando. La empuñadura del cuchillo le asoma del vientre.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...