Rafael me preguntó por qué no lo invitamos a él cuando nos fuimos con Julián a la costa.
Llevé mis cuatro sillas históricas de pino a encolar y atornillar a la carpintería de Gaspar Campos.
Pagué en dos días el arreglo del lavarropas (4500).
Rafael cortó el pasto sin que yo se lo pidiera y le cortó el pelo a Fido y me mostró la bola de pelos.
Pusimos arriba del placard la caja de diarios, la pila de diarios y los dos cajones con fotos viejas de mis viejos que estaban girando en la expieza de magda.
Compré elementos de limpieza insólitos: un lampazo, escobilla de baño de colores, cera para madera, blem en aerosol, pomada para cuero y me falta el brilla metal.
Rafael se llevó el sillón de tres cuerpos para su pieza y me devolvió el de mimbre que pongo afuera.
Saqué la alfombra con olor a perro del comedor y estoy planeando hacer una de totora.
Un día de estos me pongo a encerar el parquet de las dos habitaciones y te caés de culo (si me decido a lustrarlo además, te aviso con tiempo así no te da un patatús)
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