7 poemas para poder vivir. In memoriam Jorge Paolantonio
Nota por Enrique Solinas
Poemas por Jorge Paolantonio
Crédito de la foto el autor
7 poemas para poder vivir.
In memoriam Jorge Paolantonio
La poesía de Jorge Paolantonio (Catamarca, 1947-Buenos Aires, 2019) surge hacia finales de la década del ’60 y principios del ’70, desde el interior del país y hacia el interior de la Argentina. Pareciera que los poetas del interior debieran realizar una peregrinación hasta la ciudad capital para que así sus producciones sean conocidas, reconocidas, validadas. Y esto, precisamente, ocurrió con la producción literaria de Paolantonio quien, a partir de 1990, luego de vivir en Catamarca, Córdoba, La Pampa, Inglaterra, se instala en Buenos Aires y desde allí forma parte de la comunidad poética nacional, con una proyección internacional que —considero— ni el mismo imaginó. Tanto fue así que su proyección superó a la de Luis Franco, el poeta catamarqueño por excelencia que habitó el siglo XX.
Estos siete poemas de Jorge Paolantonio son una muestra de su vasta producción. Los temas recurrentes en su poética son el amor (fraternal, filial, pasional), la infancia, el oficio de poeta y la muerte. Dueño de una voz personal (barroco, musical, abigarrado, vital), no es posible asociarlo a un grupo literario o a una tendencia en particular. Sus influencias están asimiladas y diseminadas en la literatura universal. Desde William Shakespeare a Jorge Luis Borges, desde Olga Orozco a César Vallejo, encontraremos lejanas resonancias que conforman esta voz preciosa e insólita en el panorama de la poesía argentina.
7 poemas
la casa
todos habemos una casa
con las puertas cerradas para siempre
nos enciende o deshilvana la infancia
pegada al corazón de la cocina
humeante humeando sobre el mármol
todos habemos una casa
de acariciados patios que partieron
en busca de infinitos corredores
o de largos pasillos
hacia el verano de los hospitales
todos habemos una casa
con infinitas pruebas de amor
y nerviosas manos
por la sabiduría de los delantales
todos habemos una casa
donde la mesa se agita
con la risa aluvional
de una hacedora de gallos
y azucaradas festividades
todos habemos una casa
con llave al comedor de luces amarillas
de zapatones y almidón de guardapolvos
amontonados en el alma
todos tenemos
el corazón abierto
……………….detrás de esas puertas
…………………………….cerradas para siempre
Lázaro
caer de bruces sin más mundo padre
sin palabras camilla si se salva
dirán todos si se salva oficio impetratorio
si se salva
sábana rústica te vigila el sueño si se salva
belladurmiente mi papá bello
toco su frente solución salina sal disuelta
tanta lágrima
que otoños medulosos Palermo de ríos amarillos
eucalipto que hierve vaporoso vestido
tul gestado cofia urraca
hermanita le beso la mano si se salva
Digo yo
¿dónde está Dios mamboretá?
¿dónde está Dios a la hora interminable de los hospitales?
si se salva me dirán si se salva
dé gracias al cielo
Y a dios rogando
sin más mundo que un padre moribundo
que volvió a la vida
…………………………….con hambre
retrato de perfil
guárdate de los grillos
porque vienes de la algarabía de tus tinajas
de tus ojos sabedores de miel
despojada en viernes santo
hiladora de hojarasca
multiplicadora de panes y besos
barca de tu propia lujuria
sembradora
temerosa seda de otros reinos
alumbrante de sauces
mascarón y atavío
novia temprana del desgarro
ignorante de la niebla
de la muerte
de la blanca bandera
en los límites felices de la cordura
guárdate de los grillos
………………..iris tornasolado de la risa
hermana
mía
si lloro o te maldigo
aprovecho a pedir ahora que oigo una campana lejos
no vayas a dejarme sentado en una silla de mimbre
frente a la nada del armario o el mantel de la cocina
prefiero un libro en el regazo y un vaso de agua
por si no te reconozco pero la sed me abrasa
eso sí no me hagas caso si lloro o te maldigo
no tiene caso dicen
una vez que el nubarrón está instalado
………………………………….sobre el aguaviva del entendimiento
ascendimiento
así a la vera de un hilito de agua está mi perro
extendido en su largura parece también que va a fluir
le advierto que la creciente llega cuando nadie espera
que el lodazal arrastra pajaritos muertos y arañados
por la turbia voluntad del lodo y la revuelta
no entiende parece que los ojos se le van de veras
detrás de brasitas gorriones pericos que le silban
filigranando el aire y asustando comadrejas
con el hocico huele la luz se le acompasa el pecho
y arrastra apenas el lomo copiando el leve serpenteo
un panadero lo roza y se escapa lo atrapa con el ojo
me muestra su presa en una gracia sabia y muda
lo dejo ascender por sobre toda la medianía
oigo que alguien grita lejos y él ha partido
para Spencer Klein
¡ah! los caballos
¡ah! los caballos que pastan en mis sueños
no quieren otra hierba
que los versos
descartados
de un poeta
si acaso la neblina
es posible la neblina sobre el aguaviva del entendimiento
que un domingo me levante y no sepa tu nombre
ni qué hago en esta casa llena de recortes y libros
no sé si haré preguntas si tendré respuestas a las tuyas
o mirada de ausencia mientras inútilmente busco peines
en la heladera o sacos de té en la caja verde del altillo
quizás insista con alguna palabra de las que repito desde
que era niño y creía en los santos y en las resurrecciones
tal vez pregunte la hora con insistencia mirando ventanas
o techos o el cuadrito con gallinas que me dio Manuel
seguro haré en el aire una lista de amantes y de muertos
como si estuvieran vivos y a punto de pasar la puerta
sin tocar con prisa empapados por la lluvia inesperada
y afligidos por la muerte de Clark Kent y de Mandrake
no estoy seguro de recordar la Santa Rita que da y quita
pero sí que me derramaré por su color morado
igualito a un sueño que solía tener los días jueves
allá cuando me travestía y cantaba canciones de Queen
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