Fui a un taller en Pasiflora coordinado por Luz Bargalló. Me encantó. El enfoque de ella para presentar qué es una carta astral, cómo se leen las energías que estaban presentes en el momento de nuestro nacimiento y cómo eso no indica causa ni efecto sino que todo sucede al mismo tiempo y lo que sucede en el universo también sucede en nosotres.
Describimos las doce lunas y sus tendencias. Yo soy luna en virgo y no sabía en qué eran mis hijes ni Gustavo. Ahora ya sé de mis tres críos y fue alta sorpresa porque donde yo me los imaginaba en la descripción no era.
De Gustavo ni hablar porque yo todavía pienso en él cuando hago algo groso y el pelotudo ni me contesta los mensajes ahora porque está en la face "me fui a trabajar a Córdoba" como ha hecho tantos veranos para esconderse de su padre que volvió a su propia casa y qué vergüenza seguir ahí a los 50 años y esconderse de sus hijes que festejan navidad y hay que llevar regalos.
Mi lunita en Virgo es mi única tierra entre tanto fuego en mi carta y es la que me da el orden, la estructura demasiado rígica a veces, el miedo a lo inesperado, el deseo de control.
Teóricamente la luna marca nuestros orígenes, la posición del sol es lo que somos y el ascendente lo que venimos a aprender. Todo muy enredado y mucha información pero a mí me tranquiliza como si alguien me dijera que está todo bien, que yo estoy bien, que está bien que sea como soy, que no tengo nada monstruoso ni vergonzante, que tengo permiso para ser feliz y disfrutar.
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