Nunca se me hubiera ocurrido que por el lado de la comida, de la alimentación, de la salud, del cuidado del funcionamiento de la cuerpa me llegara la alegría que pido hace dos años para mi casa, mi tiempo, mi jardín, mi lectura, mi escritura, mis talleres que siempre están pero me los estaba cagando a fuerza de preocupación y miedos.
Hoy la señora de la verdulería, a quien le contaba mis descubrimientos condimenticios y ensaladiles, me decía que yo estaba en Disney. Je.
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