Fui con mi familia a ver #TatuajesEnLaMemoria. De ninguna manera diría que es la peor película que he visto, pero decepciona terriblemente ver lo que hicieron con un gran testimonio. La película tiene varios puntos cuestionables y no creo que sean solamente errores, sino decisiones conscientes de borronear una visión de mundo para imponer otra. Lo mismo de siempre: los grandes señorones imponiendo su versión de la historia. Solo quiero mencionar dos puntos. Apenas inició la película, lo primero que me incomodó fue el fondo musical, una propuesta instrumental domesticada de los andes al agrado de un oído ¿globalizado?. Yo esperaba un arpa, un violín endemoniado, un waqrapuku, una tinya, una mandolina, un charango, una guitarra que duela, pero nunca salió de ese formato instrumental, solemne, romantizado, light. La elección de la música me descolocaba constantemente, porque acompañó varias escenas de la película. Me fastidia aun más cuando Ayacucho, con todas sus provincias, goza de un gran patrimonio musical que pudo sumar a una atmósfera genuina. El segundo -y principal- gran problema es la dirección y la adaptación del guion. Es una película que cuenta la historia de Lurgio, pero al mismo tiempo pareciera que no cuenta la historia de Lurgio, porque la traiciona con 'lugares comunes' y cambios sutiles direccionados. Hay un sesgo. Una extensión de esa misma mirada que Vargas Llosa imprimió en el informe de Uchuraccay hace más de 40 años, donde a la gente del campo solo se le puede ver de dos formas: o se les tiene lástima o se les tiene miedo. Son víctimas, pero también rápidamente se pueden convertir en desadaptados, llenos de rabia. La focalización ‘blanca’ maltrata a la historia. Ojo, no digo que cambie la historia base, lo cuestionable aquí es 'la mirada'. Las historias que no te pertenecen culturalmente deben ser contadas por su propio ayllu, y si no se puede, porque el cine es una industria cara y cada vez se asfixia más al cine regional con leyes mordaza, por lo menos debería haber una ética de servir solo como puente.
Me quedo sí con el trabajo de varias actrices y actores, rostros frescos que desarrollaron su papel con sinceridad y que merecen mayor atención.
En fin, que la película sirva de excusa para conocer la historia de Lurgio Gavilan y para seguir recomendando su gran libro #memoriasdeunsoldadodesconocido y el valioso trabajo del escritor. Son los testimonios la narrativa del futuro, la lucha por reconstruir las historias del Perú, lejos de los discursos hegemónicos.
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