El jueves Julián me escribe tipo dos de la tarde cuando yo ya estaba por salir para cante. Que si tenía ganas de ir con elles a Tigre, que el día anterior habían estado encerrados mirando tele. Occcccccvio, salió como una rayo lawela.
Ese día hicimos paseíto de una hora en lancha, compramos hamaca paraguaya y logramos sentarnos a comer una pizza y una cerveza luego de huir de un lugar por el precio de los helados y de otro porque solamente era piza libre.
Al otro día planeamos cruzar a la playita del alcázar que ya conocíamos. Salimos a la mañana con lonita y todo para hacer picnic, pero cuando llegamos y vimos el restaurany delante del río nos tentamos y ahí pusimos el culo. El mozo era un macanudazo a la antigua que nos dijo "mamá y papá" y cuando le dije que yo era lawela, agregó qué abuela joven y "así es la vida" (Julián con el viejazo de sus casi 30 jaja).
Nos pedimos una botellita de tinto de tres cuartos, pero al sol y con los ñoquis no nos la pudimos terminar. ¿Dejarla? Jamás. Terminamos la botellita del jugo de Mile y nos la llevamos cargada. Un para de tragos en la arena y creo que todavía le quedó algo para casa. Después le preguno al blasfemo si terminó tirándolo.
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