El Piletero ya quiere vacaciones. Año sabático. Jubilación. Le faltan 24 años para la jubilación, pero igual quiere. Dice que por trabajar en zona desfaborable deberían computarle doble cada año de trabajo, y que en un añito más se jubilaría. Pero qué zona desfaborable ni zona desfaborable si trabajaste toda tu vida en barrios cerrados... Por eso mismo, dice. Cuando se hace el gracioso lo quiero un poco más y me dan ganas de abrazarlo, a pesar de su olor a cloro y a chivo. Es rara esa mezcla. La limpieza absoluta del cloro, la hediondez absoluta del chivo. Además, últimamente está bastante cambiado. Desde que descubrió que toda la fama que pensaba que iba a tener con el libro quedó reducida a una fama tan insignificante como la fama literaria, pasó por varias etapas. Primero, manía, traducida en empujar y empujar a sus clientes para que lo lean, compren el libro, lo lean, compren el libro, lo lean, compren, lean. Luego, cuando vio que eso era muy irrelevante al lado de las habituales exigencias de "limpiame la pileta ya que tengo un cumpleaños, una fiesta para 50 personas, viene mi cuñado el fin de semana, está fea la pileta, ponele cloro, ¿no tenés ácido?, ¿y si el decantador se lo pongo hoy cuándo la puedo usar?, etc. etc.", sobrevino la depresión. Le duró casi todo el verano. Por fin, algo recuperado, pero enterado de que mis planes son empezar a hacer otra cosa, no hablar tanto de él sino de algunos animalitos, de algunos insectos que se cruzan en mi vida, que ese sería mi nuevo radio de interés, para no caer en una depresión mucho más profunda, se volvió a poner maniático y ya armó un insectario y todas las noches me susurra al oído cuentos de insectos. Es una manía menos intensa. Como si en estos meses hubiera vuelto a la calma, o como si fuera una manía tanteadora, no tan revoltosa. Es muy agradable su voz y el modo en que va aprendiendo todo, siempre tan autodidacta. Ayer me habló de las vaquitas de San Antonio, por ejemplo. No tienen que ver con los Spurs, me dijo, eso ya lo averigué. Sin embargo, me contó una historia en la que las vaquitas de San Antonio organizaban un partido de Basquet y lo llamaban a Ginóbili para que hiciera un par de tiros de exhibición. Es bastante imaginativo. Voy a estar atento, a ver qué se puede rescatar de todo eso. Mientras tanto, sigue limpiando piletas y empezó a fumar. Le gusta ver cómo el humo se deshace en el agua. Lo veo arrodillado, soplando el humo contra el agua. Se puede pasar un buen rato en cada pileta con eso del humo y el agua. Es como si estuviera haciendo un experimento.
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