Dos beneficios (no visibles, no destinados a la mirada de los otros y de las otras) del perder peso
1. La ropa no se me incrusta en la carne: ni la bombacha en las caderas, ni el bretel del corpiño en los hombros, ni el botón del jean creando un nuevo ombligo.
2. Cuando me baño hay menos superficie para jabonar. Idem para encremar.
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