Ya cumplidos mis años de aportes y edad, iniciado el engorroso papeleo, sigo dando clases en medio de altibajos y leyendas universales. Hay días que soy muy feliz leyendo y escribiendo con pibes y pibas geniales que conocí este año. Bah, días, quise decir: horas, momentos. Y hay otros (días, horas, momentos, cursos, pibes, pibas) que me sacan completamente y me recuerdan que yo había creído no tener que iniciar este año escolar y ya dedicarme a otra cosa.
A les docentes les sigo detestando. Y a todo lo institucional más aún.
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