el arte de los confines
7. MEMORIA
"Antes fui mujer, Nakín de los Búhos. Luego mis mayores me dispusieron para el recuerdo y lo acepté. Al principio dije la misma cosa durante muchos días, muchos años. Y sólo esas palabras me importaron. Cuando no fue bastante, comencé a cantar. Y es que la música dispone de inmensidad; más que el horizonte y el desierto.
"Antes fui mujer, Nakín de los Búhos. Luego mis mayores me dispusieron para el recuerdo y lo acepté. Al principio dije la misma cosa durante muchos días, muchos años. Y sólo esas palabras me importaron. Cuando no fue bastante, comencé a cantar. Y es que la música dispone de inmensidad; más que el horizonte y el desierto.
Pero nuevas cifras y nombres se añadían. Crecía mi cansancio... Tantas cifras y nombres, tanto cansancio se añadía que tracé dibujos en mi memoria. El cuatrocientos fue una pluma, el ocho mil fue una balsa.
Después puse en mi ayuda los colores. Confié en ellos.
Al fin, me despeñé hasta el fondo de mi fatiga. Cuando abrí los ojos para llorar vi a través de las lágrimas. Y aprendí que la memoria debe ser reinventada. Sólo así es capaz de perdurar y atravesar el tiempo.
Nosotros le pedimos... ¡Canta, Nakín! ¡reinventa la memoria! Balsa sobre balsa sobre pluma azul.
Continúa cantando para que no olvidemos".
Continúa cantando para que no olvidemos".
Liliana Bodoc - Los días del fuego (La Saga de los Confines III)
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