sábado, 9 de febrero de 2019

Kentukis, de Samantha Sweblin

Lo empecé el otro día, al toque de terminar Cadáver exquisito que me impactó muchísimo.
Al lado de la otra, esta (todavía no sé si novela o serie de cuentos) me pareció tenue, lavadita. Creo que no entendí la primer escena o me pareció muy clásica y remanida. Después vinieron otras escenas que me costaba relacionar. Lo único en común era que los personajes o compraban un muñeco de peluche o compraban una tarjeta que les permitía "ser" un muñeco de peluche. A la tercera o cuarta narración (¿capítulo?) empecé a cacharla y me explotó todo: los kentukis son la única tecnología de estos universos que todavía no existen (o casi) y que nos permiten clasificar estas historias como CF. Todo lo demás es realismo del más crudo, del más doloroso, del que habla de nuestros dolores comunicativos, nuestros manotazos de ahogados para conseguir algo de amor: seamos viejos en un geriátricos, esposas mantenidas por un gran artista, adolescentes huérfanos de madre encerrados por el padre a estudiar, madres jubiladas ignoradas por el hijo exitoso, hijo exitoso que se cree que va a poder lucrar con el invento, hermanos con kentukis gemelos que se enamoran entre sí.
Muy muy genial. Y recién voy por la mitad.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...