sábado, 2 de febrero de 2019

La transición enero-febrero

Dolorosa, como todos los años. Porque no es eterno el calor ni las vacaciones ni las ojotas y la pelopincho, la falta de horarios y la alegría de todo lo que no se puede en el año.

Pero también se termina el paréntesis y se ponen en marcha todos los planes mensuales, anuales, vitales. Arrancan talleres, lecturas, facu, ferias, ediciones, escrituras. Mi colegio es lo de menos, 10 % de mi vida. Mucho más importante es que este año iré al jardín como awela.

Y que no sé si me jubilo en marzo o dentro de tres meses pero me jubilo. Y no sé si me compro casa en 240 cuotas o me voy a vivir a un caño. Y no sé si vendo el dodge y ando a pata o me meto en un OKM y me transformo en la vieja pistera. Y no sé si escribo la última monografía o me curso alguito más. Y no sé si termino mi novela y entro a buscar editores. Y no sé y no sé y no sé.

Pero sé. Je.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...