¡No sobran tzures!
Bernardo Erlich
3 days ago
Dicen que las idishe mames son el arquetipo de la madre obsesiva. No te sabría decir: a mí me tocó nacer en la colectividad, así que no conozco otro tipo de madre. Eso sí: me consta que hay gente que también tiene madre, y que se lleva con ella como yo con la mía, de modo que me da por sospechar que en todas las casas se cocina lo mismo y no tenés que andar comiendo porquerías antes de almorzar, porque se te quita el apetito.
Me acuerdo de que en Historias de New York Woody Allen lleva a su madre a un espectáculo de magia, la hacen desaparecer en el truco del armario, y la mujer se esfuma, pero en serio. Al día siguiente reaparece gigante, en el cielo, y desde ahí sigue incordiando al hijo. Con la diferencia de que esta vez la escucha todo el mundo. No he visto hasta el día de hoy mejor representación de la pesadilla que puede llegar a ser una idishe mame.
Miento, sí la he visto: esa mujer es Cristina.
El otro día prendí la tele y estaba dando el discurso con el que inauguró el nuevo hangar de Aerolíneas Argentinas. Me corrió un sudor frío por la espalda. Me sentí Pérsico cuando dijo que si critican a la presidenta siente que le pegan a la mamá. Te juro que experimenté lo mismo: el pánico y la desazón de ver a mi vieja con un micrófono en la mano. No recuerdo exactamente las palabras, pero decía algo como que ¡a mí ya el cuerpo no me da y vos me tratás así! ¿Qué te creés? ¿Que no me duele lo que me hacés? ¡Mirá si te viera tu padre! ¿Por qué se tuvo que ir y dejarme sola con estas tzures? Dejá, dejá, no me digas nada. Cuando ya no esté me vas a extrañar y va a ser tarde.
No lo podía creer. Me restregaba los ojos, como en las malas traducciones españolas, pero ella seguía ahí. Lo señalaba a Recalde y decía miralo a él qué lindo chico que es. Joven, de buena familia, y sobre todo respetuoso. Eso es lo que te falta a vos ¡respeto! Por eso lo elegí. Sí, sí: YO lo elegí. No fue Dios, con Dios no te metas, que también estás en falta. Lo elegí porque él sí es agradecido y me trata como hay que tratar a una madre. No como vos, que te portás conmigo como si yo fuera una cualquiera. Con las “otras” comportate como quieras, pero a mí me tratás bien, eh. ¡Tratame bien!
Quería que me tragara la tierra, hibernar debajo de la alfombra. ¿Qué hacía mi mamá en la tele haciéndome pasar vergüenza en cadena? ¡Y además se metió a ventilarme los números! ¡Mirá cuánto ganás y encima me hacés problemas! ¡Qué miserable! Otros hijos a sus madres las tienen como reinas y vos te quejás. ¿De qué te quejás? ¿No ha sido buena la vida con vos? ¿Tenés idea de lo que es sufrir? ¡Mirame a mí, que apenas me tengo en pie y tengo que andar desarmando los líos que me armás!
Me agarró fiebre. Me metí en la cama y me tapé hasta arriba para escapar del papelón, pero era imposible. Desde la ventana se me colaba su voz – no pude distinguir si desde la tele del vecino o desde el cielo de Woody Allen – pero seguía ahí, pródiga en decibeles: ¡Ah, si te viera Él! ¿Qué pensaría de vos, eh? ¿Por qué se fue y me dejó? ¡por qué! ¡YO me debería haber ido con ÉL y ahí te quería ver ahora! Ay, mejor me siento porque a mí me va a dar algo.
A duras penas me dormí. Soñé con cosas que no me acuerdo, pero debieron ser moviditas porque me levanté cansado y con dolor de cabeza. Prendí la radio y decían que a Cristina le va a tomar juramento la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich. Te lo juro: ¡una bobe nuestra, de Tucumán, le va a tomar juramento a la Idishe Mame de la Nación!
No sé qué harás vos, pero yo salgo a dar una vuelta para digerir la idea de los años de culpa que se me vienen encima. Y me llevo un saquito por si refresca.
Tomado de http://www.bonk.com.ar/tp/
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