Plata y escama de Mario Castells es la cartografía de uno de los tantos mundos que existen en este planeta. Picante, divertida, oscura y podrida también, las escenas que componen esta novela te atrapan y no te dan permiso ni siquiera pa tomar un vaso e vino. En sus líneas, Castells pone el sello lacrado de la experiencia en el oficio de escribir logrando episodios tan fluidos como el rio incontrolable que los atraviesa. La lengua guaraní de registro culto y el castellano de las provincias con su berretin callejero son el vehículo en que se transporta ese mundo en proceso de mutacion.
El Tarta, Darío y el Wachin se embarcan en una aventura nómade acuática por el delta entrerriano, entre el gran Rosario y el departamento de Victoria. Un ecosistema inhóspito que resiste los embates del extractivismo y la opulencia depredadora del capitalismo. Un ecosistema, que al parecer solo le muestra algo de hospitalidad a quien por generaciones y a diario ha venido interactuando con el y con los seres que en el habitan, pero eso es un simulacro, como ya veremos.
Cada uno de los protagonistas sabe que se escapa y reconocerlo les costara mucho más que convivir con sus diferencias, les costara sumergirse introspectivamente en el barro de sus fracasos.
Como navegante guiado por las estrellas Castells va directo al cuajo y no escatima en ofrecer datos precisos que denotan un extenso trabajo de campo para crear imágenes de profunda belleza en un escenario vivo musicalizado por la naturaleza.
Plata es una experiencia plenamente sensorial, una obra cinematográfica impresa en papel. Quien quiera ver que lea.
Miguel Silva no es reseñista ni crítico literario. Es amigo y compañero de tragos del autor.
Con Miguel Silva
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