Hace un año estaba en Sevilla y lloraba de felicidad por la aventura, por la belleza, por el miedo atravesado, por la distancia, por la soledad, por la seguridad de ser yo misma tal y cual me imaginé siempre.
Hace un año que no menstruo y este era el límite temporal marcado por la medicina tradicional para declararme menopáusica y por la medicina alternativa para nombrarme plenopáusica. Nunca más cierto eso de los inicios y los finales.
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