El último viernes antes de receso invernal todavía tuve que soportar dos horas de pastoreo con alumnado completo a fuera por amenaza de bomba. El jueves me había rateado sin ni siquiera avisar en el momento ni buscar justificativo. Antes de salir tomé estas fotos preguntándome a mí misma por qué, teniendo cama y tanto para leer, tenía que ir a trabajar.
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