Siento mucho mucho el amor del mundo: mijito corta el pasto, el otro me dice que me tome la presión, mi nieta me dice que la deje en paz, mijita me manda mensaje para ir a ver a Sushi Shock, mi amiga me pide recomendaciones para leer, mi ex quiere no quiere cobrarme en dinero el arreglo del auto, una señora por la calle me sonríe, un alupne me mira con cara de qué bueno que llegó.
Siento mucho mucho mucho el odio del mundo: mijito se olvida de mí, el otro me grita que no le rompa las pelotas, mi nieta no quiere que le saque otra foto, la gente en la calle está fea y enojada, mis colegas son todes unes forres mediocres, mi amiga no me llama, mis alupnes prefieren tener hora libre y no hicieron la tarea, mi ex no entiende nada.
Mi cuerpo de piedra se siente adolorido de los vaivenes. No es que tenga un día bueno y uno malo sino que, la misma cosa, de repente es horrible y de repente genial. No puedo manejar mi humor ni pedirle a nadie que me tolere. Se me cierra el pecho de angustia, me da taquicardia o me aletargo porque me duele la espalda con contracciones de mi sistema reproductivo que se niega a sosegarse que ya no hace falta que produzca ni reproduzca nada más.
Así estamos. Mejor no te lo cuento de nuevo porque hago pucheros.
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