Magdalena me les había hecho escuchar hace como tres años (cuando vivía en casa, nif). Yo sabía que erran de la zona y que el guitarrista era quien iba a dar el taller de composición de canciones al que me anoté en bok y al final no se hizo.
Así que me fui el viernes sola a bok a verles aunque entre mis amigues y mis hijes me deprimieron porque nunca logran cubrir completas mis necesidades de compañía, comunión, fusión y ansiedad por verlo, escucharlo y hacerlo todo a la vez.
Bok siempre me redondea con sus empanadas de cebollas, su cerveza y mis propios libros y banderines al crochet ocupando el espacio creativo.
La grupa fue más de lo que esperaba: muy bellas canciones propias en las que pude ver qué hacía la guitarra, la percu, cada una de las voces; muy bellas versiones de folklore peruano y paraguayo (Qué linda "Dónde están ahora cuñataí") y la alegría de compartir con el público (muy familiar y amiguero) el aniversario de diez años tocando.
Siempre me duele no tener con quién compartir mis epifanías. Irme a mi casa a componer mis propias canciones y no mostrárselas a nadie. A veces pienso que exagero, como siempre, que el amor y la amistad que yo digo que deseo es imposible, que estos raptos de amor y amistad son los verdaderos y que debo dejarme de joder con la fusión total con otre. Pero bué.
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