Ayer le decía a Sil mi teoría sobre Aira aplicada a Liñán y ahora, que acabo de leer la entrevista que te pegué en la entrada anterior, veo que no me equivoqué y retitulo mi hipótesis sobre ambos creadores. Digo que eso que se le critica a Aira de escribir y publicar tanto y ser una máquina de echar a andar historias que no tienen buenos desenlaces o no llegar a corregir, a mí me parece genial. Porque lo imagino teniendo una idea genial de esas que tenemos todes cuando soñamos algo o vemos algo o recordamos algo que puede dar para un cuento o una novela y decimos "mirá qué bueno" o "esto tendría que escribirlo o filmarlo", pero los comunes, en vez de hacer como Aira y mandarse a meterle rosca a esa pequeña genialidad, la olvidamos y seguimos nuestras horribles vidas no geniales. Yo me imagino a Aira dedicado dos días, tres, una semana, un mes, a seguir ese hilo apenas vislumbrado para ver a dónde lleva y no ponerse fóbica como yo que a los 40 minutos de estar escribiendo salto de la silla porque no me banco seguir.
Bueno, eso, Aira, y ahora sé que también Liñán, tienen fe en sus propias genialidades y le meten toda la leña que necesitan para ser obras de arte llenas de pasión.
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