Me encanta este artículo
https://www.infobae.com/cultura/2018/06/05/consejos-para-que-la-literatura-argentina-tenga-su-revolucion-en-las-aulas/
porque abre muchos debates que venimos sosteniendo y por los cuales podría llegar asentir algún leve dolor al dejar las aulas secundarias. Cosas como la construcción de canon desde la nacionalidad (me cago en la Argentina y toda otra forma de Estado nacional), o como los clásicos vs lo juvenil, o la unificación de "adolescentes" como categoría única y homogénea, así como la marca de todes aquellos docentes y estudioses que nunca salieron de la general paz (Kohan, claramente) y aquelles que perciben conflictos de género, clase y oportunidad de lectura en un nivel "secundario" que es una bolsa de gatos.
También me gusta mucho verla allí a la Bodoc y mi amada Saga de los Confines (este año intento por primera vez leerla como obligatoria con todes mis alupnes de 4to de escuela pública, antes lo hacía en la privada o la ofrecía como optativa). Me encantó la visión de mi querida jujeña, Alejandar Janín, y cómo parece que fuera de baires entendemos mejor las cosas. Lo que no entiendo es por qué se dice que la literatura juvenil está alejada de toda tradición nacional. Es verdad que algunas sagas pos-Harry Potter se prendieron a la cola de lo épico maravilloso o lo pos-Crepúsculo amoroso, pero esa no es la única literatura juvenil que tenemos en las aulas y en las casas de les chiques (que es lo mejor). En primaria festejo que se lea a De Santis, Elsa Borneman, Márgara Averbach, Ana María Shua, más Bodoc, Marcelo Birmajer, Graciela Cabal, Ema Wolf, Graciela Montes, y que me diga alguien que no puede armarse con eso nada en relación con la bendita "literatura nacional" que tanto les preocupa. (Uy, me antojé de volver a leer El turno del escriba).
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