'Llevaba años escribiendo como un hombre y quería volver a ser una mujer'
Laura Fernández | Barcelona
Actualizado domingo 20/11/2011
Fan de Emily Dickinson desde que era adolescente («la leí por primera vez con 15 años y me destrozó»), Siri Hustvedt cree que el feminismo aún es necesario, «por supuesto que sí», pero esa no es la razón de que haya escrito una comedia feminista. La razón de que haya escrito una comedia feminista tiene que ver con el hecho de que «llevaba diez años escribiendo como un hombre y quería volver a ser una mujer». Pero, ¿de qué comedia feminista habla? De su última novela, ‘El verano sin hombres’, la historia de una poeta de mediana edad a la que su marido abandona por una francesa 20 años más joven, a la que califica de Pausa En Su Matrimonio.
‘El verano sin hombres’, de tintes 'hollywoodienses' desde el arranque (no en vano se abre con diálogo entre Cary Grant e Irene Dunne (que fueron pareja en ‘La pícara puritana’, de Leo McCarey) y hasta el punto final, es «como juego imaginativo». Revela Hustvedt que «lo que hice fue jugar a ser Mia Fredrickson, su voz se metió en mi cabeza y disfruté muchísimo con su tono cáustico y a ratos aburrido de todo», cuenta la escritora, que está un poco harta de que a cada nuevo libro que publica se le pregunte si tiene algo de autobiográfico. «Apuesto a que los hombres no se les hacen estas preguntas. Pues bien, ni yo soy Mia, ni Paul (Auster) es Boris, su marido, ni su hija es mi hija. Son personajes de ficción. Me los invento. Tengo una gran imaginación», dice.
Siempre sonriente, la autora de ‘Todo cuanto amé’ radiografía el universo femenino a través de múltiples modelos, el de la protagonista, que acaba de ser abandonada por su marido (y pasa una semana en un psiquiátrico incapaz de aceptar lo que ha pasado); el de la madre joven con una relación complicada (la vecina de la protagonista, Lola, tiene dos niños pequeños y no se lleva nada bien con su marido); el de las adolescentes con problemas (interpretadas por las alumnas de su taller de poesía) y el de las mujeres de la tercera edad al borde de la muerte (la madre de la protagonista y sus amigas, recluidas en una residencia).
Hustvedt, amante de la biología
«La historia de esta novela es muy trivial. No es más que una mujer a la que su marido abandona. Lo que importa es la imaginación de esa mujer. La imaginación como el único poder del ser humano, nuestra capacidad para viajar en el tiempo, al pasado y al futuro, a través de la imaginación, y para ponernos en la piel de otros», cuenta la autora, que es una amante de la neurobiología y la estudia por su cuenta. «En definitiva, mi literatura siempre indagará en la búsqueda de qué nos hace ser cómo somos. Por eso me interesa la biología, porque es una de las piezas que nos constituyen. En parte somos como somos por culpa de algo biológico, además de por otras muchas cosas», dice.
En cualquier caso, lo que tiene de 'auténtico' su literatura, según apunta, «es la verdad emocional». «Yo trato de ponerme en la piel de estos personajes y sentir como ellos. Así que lo que sienten es real. En ese sentido para mí escribir ficción es como recordar lo que no había escrito», añade. Convencida de que las palabras no pueden llegar a todas partes y de que el arte visual «es complementario», la escritora incluye en la novela una serie de dibujos que corresponden con diversos momentos de la historia de su protagonista y que evolucionan de la misma manera en que evoluciona ella. Los homenajes a Jane Austen, por otro lado, son constantes. «Era una narradora excelente. A la vez seria e irónica. Me fascina», concluye.
Tomado de http://www.elmundo.es/elmundo/2011/11/18/cultura/1321627440.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario