Siempre me pareció mezquino lo de "guardarme", "cuidarme", no exponerme sin dobleces ni secretos. Pero ahora me doy cuenta de que también había mucho de víctima, de mártir en esa entrega incondicional, de autoprofecía cumplida cuando recibía el cachetazo o el globo pinchado. Así que voy cachando la onda del misterio y el vivir sin contarle a nadie lo que hago, lo que pienso, lo que quiero. Raro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario