Ayer dije en un taller de runas gitanas que yo no necesitaba saber quién soy ni encontrar lo que me hace más auténtica o más feliz. Yo lo se desde siempre. Solo que me daba verguenza, lo escondía, creía que me hacía rara, soberbia, mala.
Recién ahora, de a poco, dejo de necesitar contar mi vida, mis esfuerzos, mis dolores, las maldades que he sufrido. Ahora casi estoy logrando contar otra cosa, inventar, crear. Con mis materiales de siempre, mi vida de siempre, pero masticada y procesada de forma que no dé lásima, no pida disculpas ni permiso, no sme haga la graciosa ara gustar, para ser perdonada por el pecado de fantasear, de viajar, de leer y crear con palabras otros mundos y modificar este mundo mismo. Soy la puta ama. Tengo el poder de la alquimia (Todavía estoy repitiéndolo acá con pudor, todavía me suena rimbombante y grandilocuente, loco, flashero, volado, todavía). Sigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario