La fétida realidad
del racismo
Narración autobiográfica de una luchadora afromericana
Por José Giménez Corbatón
Dios parece blanco en el estado sudista de la Norteamérica de los años treinta donde crece la niña Marguerite Johnson, o Ritie, o Maya Angelou. La raza negra de la que forma parte ya no es esclava, pero sigue trabajando en la recolección de algodón a diez centavos la libra, o a ocho, o a siete, o a cinco, conforme la Depresión impone las rebajas: al menos hay algo que no discrimina. Conviene aprender las únicas lecciones que se dibujan posibles: mostrarse satisfechos con las desigualdades de la vida; temer los linchamientos y las violaciones impunes, las mutilaciones, los sabuesos blancos persiguiendo negros en las ciénagas, las mujeres blancas abofeteando a criadas negras por un simple olvido; dentistas blancos que afirman con orgullo que su norma –«en este mundo hay que tener normas»– les ordena preferir meter la mano en la boca de un perro antes que en la de un negro.
Porque Jesús, aunque sea blanco, está con quienes ejercen la caridad, desde la misma pobreza, con sus semejantes. Y eso lo hacen los negros, no los blancos, ricos egoístas. Ese mismo Jesús separa a las ovejas (los negros) de las cabras (los blancos) cuando se alcanza el Más Allá. Se trata pues de que los negros resistan las fatigas y las penas. Así lo predican las numerosas iglesias que les acompañan, que les informan, que les consuelan, incluso cuando conducen sus torturados huesos hasta ellas en vez de descansarlos en lechos de plumas: «Se me ocurrió la idea de que la mía podía ser una raza de masoquistas, por lo que no solo está- bamos destinados a la vida más pobre y dura, sino que, además, nos gustaba».
A los ojos de la niña, ya casi adolescente, pronto madre prematura, que es Maya Angelou, resolver «el rompecabezas de la desigualdad y el odio» constituye una tarea carente de gracia. No duda en admirar a los negros que violan la ley con habilidad y, por qué no, con alegría y orgullo. Acabará entendiendo que la vida que ha de elegir no es la que toman, hasta ese momento, la mayoría de sus compañeros de raza: «Dadme la libertad o la muerte», proclama.
A semejante toma de conciencia contribuirán su hermano Bailey, para el que se hace muy pronto evidente que todo hombre en sus circunstancias «debe partir del muelle de la seguridad hacia el mar azaroso»; su Yaya, dispuesta siempre a vencer frente a los vientos y las mareas de la cotidianeidad; y, sobre todo, su madre, quien le infunde una lección de vida imprescindible: es fundamental que cada uno asuma la existencia «con la esperanza de lo mejor, preparado para lo peor», y al tiempo se oponga a dejarse sorprender o vencer por lo que no sea ni lo uno ni lo otro.
‘Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado’ se editó originalmente en 1969, y fue el inicio de una serie de libros en los que Maya Angelou (1928-2014) expuso su deriva vital, consagrada en buena parte a la lucha en el seno del movimiento por los derechos civiles de los negros junto a personajes tan relevantes como Martin Luther King o Malcolm X. Es una narración exuberante de matices, de gran dureza al tiempo que rica en emociones, en la que las presencias en torno a la narradora están también dibujadas con hondura. Recrea el periodo de su vida hasta los dieciséis años en el contexto social de los lugares donde reside: una peque- ña población de Arkansas, San Luis, el Sur de California, San Francisco, una incursión en territorio mexicano… Y también en el polí- tico –la intervención de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo–; sin olvidar sucesos tan expresivos como el combate del mítico boxeador negro Joe Louis contra un contrincante blanco, en el que aquél resulta vencedor. En un momento de desfallecimiento del púgil, Maya Angelou describe así la angustia de sus seguidores: «Mi raza gimió». Claro que, después, tampoco se arriesgan a festejar demasiado su victoria: «No convenía que un hombre negro y su familia fueran sorprendidos por un solitario camino rural en una noche en que Joe Louis había demostrado que éramos el pueblo más fuerte del mundo».
¿Cabe añadir que se trata de un libro que, por desgracia, conserva una extraordinaria actualidad?
La fétida realidad del racismo
Narración autobiográfica de una luchadora afromericana
YO SÉ POR QUÉ CANTA EL PÁJARO ENJAULADO Maya Angelou. Traducción de Carlos Manzano, Barcelona, Libros del Asteroide, 2016, 348 páginas, 21,95 euros.
Tomado de http://www.librosdelasteroide.com/-articulo-sobre-yo-se-por-que-canta,1696
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