Siempre lo deseé y lo necesité: esta y mis otras blogas son producto y testigues. Hoy más que nunca y en comunidad: todes registramos lo que hacemos, sentimos, sentipensamos, opinamos. Porque hay conciencia de inicio y de fin, de época rara, de apocalipsis o pachacuti. Como dejar nuestros fósiles concientes, como cambiar de piel.
Llueve y me mareo. Físicamente mareada. tengo que cumplir tareas escolares y me voy. Me vengo hacia acá.
Ayer escuché por youtube una charla de dos horas en Filosofía a la gorra por Diego Singer: el tema muy muy genial, la forma de mostrarlo más que medio densa (Alguien debería decirle al filósofo que cuanto más nervioso se pone, más repite, casi cada dos palabras, esa muletilla odiosa del "¿no?"). El título era "Giorgio Agamben y JUlio Cortázar: Infancias y larvas". Empezó leyendo "Axolot" completo, lo que no hacía falta pero ya que estamos, escuchamos.Luego, "trabajando" el cuento (odio que digan así, tanto como odio otras frases de moda en lo académico: "hay tensiones", "pasan cosas", "es interesante pensar", "pensando en términos de", un espanto que te abulta la cabeza). Y cuando llegaba lo más groso, lo que necesito que un filósofo me explique porque sola se me escapa, el texto de Agamben, fue como una maraña de la que logré sacar un pescado enorme y deslumbrante que seguiré tratando de ver en algún otro momento: Les humanes, como especie, seríamos una larva, un desarrollo infantil, de algo que nunca llega a su estadía adulto. Como el axolot no llega a ser salamandra.
Me gustar gustaron mucho las referencias a ficciones de Primo Levi (buscaré) en que un humano que viviera mucho más años llegaría a ser un mono. Y el poema de un mexicano que no anoté el nombre y ya veo si googleo con el nobre del poema "Cada quien su axolot".
No entendí lo de la cultura como juego, como producción del ser en sí. ¿Como variación no codificada por la especie? Se me va la cabeza y la cuerpa se rebela.
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