Los poemas de Pedro Mairal expusieron esa diferencia de tonos. Aplaudido por el impacto de sus "Pornosonetos" en la lectura nocturna del bar, caló mucho más hondo con la cadencia de "Cipriano", su larga elegía al "último paisano", en la sesión vespertina del Centro Cultural Fontanarrosa: "Y yo que no sé quién soy, mi cara sin historia,/ siguiendo transparente su cajón, su cuerpo que ahora sí/ se queda quieto,/ pero usted sigue moviéndose, viajando en mi recuerdo,/ mudándose y mudándose, Cipriano,/ muerto nómade,/ difunto golondrina".
http://www.lanacion.com.ar/1734255-en-rosario-la-poesia-da-su-batalla-en-vivo
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