"En un momento el gigante me pregunta algo, pero su voz es tan grave que no le entiendo y le pido que me diga otra vez. Acerco mi oreja a su boca. El gigante es Mumra o Mostaza Merlo. Entiendo todavía menos. Y debe ser que él está acostumbrado a que no lo entiendan porque no insiste más, solo hace un ademán de fastidio con los brazos, algo muy tenue y desganado, aunque suficiente para poner nervioso al perrito, que empieza a ir y venir, a dar vueltas, a asomarse a la puerta abierta del vagón, hasta que así, de la nada, toma carrera y salta afuera y la noche se lo come. Fin del perro."
Felix Bruzzone
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