Proyecto VOX
Ya esta en las librerías Habeas Corpus, traducciones de textos latinos de Gabriela Marron, con joyitas como ésta.
CATULO
Poema 16
Me los voy a coger y me la van a chupar, Furio, pedazo de puto, y Aurelio, flor de maricón. Como mis versitos son apasionados, pensaron que yo era indecente. El poeta debe ser juicioso y virtuoso, pero no tienen por qué serlo sus versos. Estos resultan más picantes y sabrosos precisamente cuando son apasionados e impúdicos, porque entonces pueden incitar el ardor del deseo, no digo que en los jóvenes sin bozo, pero sí en esos viejos peludos que ya no pueden ni mover la cintura. ¿Así que ustedes leyeron "millares de muchos besos" y pensaron que yo era menos macho? La tienen adentro, sigan mamando.
pedicabo ego vos et irrumabo, / Aureli pathice et cinaede Furi, / qui me ex versiculis meis putastis, / quod sunt molliculi, parum pudicum. / nam castum esse decet pium poetam / ipsum, versiculos nihil necessest; / qui tum denique habent salem ac leporem, / si sunt molliculi ac parum pudici / et quod pruriat incitare possunt, / non dico pueris, sed his pilosis, / qui duros nequeunt movere lumbos. / vos, quod milia multa basiorum / legistis, male me marem putatis? / pedicabo ego vos et irrumabo.
martes, 30 de abril de 2013
lunes, 29 de abril de 2013
Puig en Banfield
Proyección de Boquitas pintadas con presentación y debate a cargo de mi amiga Yanina Calligaris en el Conplejo cultural Ensemble de Banfield (zona de origen de la mencionada amiga).
Me vinieron a buscar con Ariel Bohn a la puerta de casa, conocimos a otra amiga joven y exitosa, miramos la peli (yo con licuado de banana) y, aunque la vi mil veces, me encantó la pantalla gigante, los detalles que una aprecia cuando no tiene que hacer de profe ante los coespectadores y se tiene la disposición de mirar con el libro "puesto" para ver logros y similitudes y diferencias (que sabíamos que al final Yani nos iba a interpelar).
Muy interesantes las diferentes visiones sobre la época, sobre lo que debería ser el cine (nacional), sobre hipocresías masculinas y femeninas, pasadas, presentes y eternas, sobre objetos en desuso (zulki, incinerador, radioteatro, medias de seda, cejas demasiado depiladas).
Yo comenté algo que no había percibido anteriormente: La música (ausente obviamente en el libro, aunque no tan ausente...) es la que logra, en la peli, el efecto más kitsch y melodramático: nunca puedo evitar pucherear durante la muerte de Juan Carlos y el sueño de Nené en el cementerio. Y es la música la que lo logra. Se extraña que falte el tango, tan presente en la novela, y tan central para la construcción del imaginario de la época.
Me vinieron a buscar con Ariel Bohn a la puerta de casa, conocimos a otra amiga joven y exitosa, miramos la peli (yo con licuado de banana) y, aunque la vi mil veces, me encantó la pantalla gigante, los detalles que una aprecia cuando no tiene que hacer de profe ante los coespectadores y se tiene la disposición de mirar con el libro "puesto" para ver logros y similitudes y diferencias (que sabíamos que al final Yani nos iba a interpelar).
Muy interesantes las diferentes visiones sobre la época, sobre lo que debería ser el cine (nacional), sobre hipocresías masculinas y femeninas, pasadas, presentes y eternas, sobre objetos en desuso (zulki, incinerador, radioteatro, medias de seda, cejas demasiado depiladas).
Yo comenté algo que no había percibido anteriormente: La música (ausente obviamente en el libro, aunque no tan ausente...) es la que logra, en la peli, el efecto más kitsch y melodramático: nunca puedo evitar pucherear durante la muerte de Juan Carlos y el sueño de Nené en el cementerio. Y es la música la que lo logra. Se extraña que falte el tango, tan presente en la novela, y tan central para la construcción del imaginario de la época.
sábado, 27 de abril de 2013
Así somos
Irupé
Significado:
Bella como la flor. De origen guaraní.
Características:
Es emprendedora y activa. Suele crear una
atmósfera de calma y satisfacción a su alrededor.
Amor:
Da todo de sí a la persona que ama.
Bueno, puede ampliarse diciendo que vivimos haciendo la plancha o con el culo mojado, que nos dejamos llevar por la corriente o tenemos las raíces escondidas (mis nociones rudimentarias de botánica me están limitando la capacidad de metaforizar)
Significado:
Bella como la flor. De origen guaraní.
Características:
Es emprendedora y activa. Suele crear una
atmósfera de calma y satisfacción a su alrededor.
Amor:
Da todo de sí a la persona que ama.
Bueno, puede ampliarse diciendo que vivimos haciendo la plancha o con el culo mojado, que nos dejamos llevar por la corriente o tenemos las raíces escondidas (mis nociones rudimentarias de botánica me están limitando la capacidad de metaforizar)
jueves, 25 de abril de 2013
Un Yo fragmentario, un Yo entre rejas
"El Yo lírico es un Yo fragmentario, un Yo entre rejas, experto en fugas,consagrado a la tristeza. Siempre espera su hora, aquella en que se caldea por un instante ,
aguarda el el complejo mediterráneo con su "valor de excitación", o sea valor de embriaguez, en el que se alcanza a traspasar la red de las conexiones, o sea a hacer añicos la realidad, y ello crea espacio libre para la poesía -por medio de las palabras-."
Gottfried Benn. En "Problemas de la lírica".
aguarda el el complejo mediterráneo con su "valor de excitación", o sea valor de embriaguez, en el que se alcanza a traspasar la red de las conexiones, o sea a hacer añicos la realidad, y ello crea espacio libre para la poesía -por medio de las palabras-."
Gottfried Benn. En "Problemas de la lírica".
miércoles, 24 de abril de 2013
Sólo la magia puede hacernos felices
Walter Benjamin dijo una vez que la primera experiencia que el niño tiene del mundo no es que "los adultos son más fuertes, sino su incapacidad de hacer magia". La afirmación, efectuada bajo el efecto de una dosis de veinte miligramos de mescalina, no es por esto menos exacta. Es probable, en efecto, que la invencible tristeza en la cual se sumergen cada tanto los niños provenga precisamente de esta conciencia de no ser capaces de hacer magia. Aquello que podemos alcanzar a través de nuestros méritos y de nuestras fatigas no puede, de hecho, hacernos verdaderamente felices. Sólo la magia puede hacerlo. Esto no se le escapó al genio infantil de Mozart, quien en una carta a Bullinger señaló conprecisión la secreta solidaridad entre magia y felicidad: "Vivir bien y vivir felices son dos cosas distintas; y la segunda, sin alguna magia, no me ocurrirá por cierto. Para que esto suceda, debería ocurrir alguna cosa verdaderamente fuera de lo natural".
Giorgio Agamben en Profanaciones
Giorgio Agamben en Profanaciones
No hay nada más simple y humano que desear
No hay nada más simple y humano que desear. ¿Porqué, entonces, precisamente nuestros deseos nos resultan inconfesables? ¿Porqué nos es tan difícil volcarlos en palabras? Tan difícil que terminamos por tenerlos escondidos; construimos para ellos,en alguna parte de nosotros, una cripta donde permanecen embalsamados,en espera.
Giorgo Agamben, en Profanaciones.
Giorgo Agamben, en Profanaciones.
Sueño macabro casi cifi
No recuerdo el inicio. Sí, la sensación de estar siendo penetrada sexualmente y de que eso no era una violación pero sí algo demoníaco. La persona que se apartaba de mí era una mujer. ¿Una bruja? No sé con qué me había penetrado pero yo sabía que era urgente extraer de mi cuerpo su "semilla". Lo que sacaba, sin que nadie lo notara, de mi vagina era como un tubérculo, un huevo, algo duro que había quedado enganchado en un adminículo tipo preservativo femenino que yo había colocado (no sé cuándo ni por qué, ni si eso era usado en forma común o natural o yo ya estaba prevenida contra lo sucedido). Sacaba con mi mano todo un aparato con alambres y uniones de alta tecnología que me había librado de "incubar" lo que me había sido inoculado.
martes, 23 de abril de 2013
Nadia en casa
Mi hermana se sabe nada más que el inicio de "Había una vieja virueja virueja" y me la hace cantarla completa a mí. Siempre quise ser la tía bigotuda y patética. Menos mal que la nena todavía no habla.
Mi hermana vio cuatro capítulos de la primera temporada de GOT y dice que ya se va a poner a leer los lbros porque su amigo y yo ya le quemamos la cabeza. Qué poder de convicción lectora ¿no?
Mi hermana me dice que no ponga en feis todas las boludeces que ella dice. Mijita le informa que también las ha puesto en twitter.
Mi hermana cree que ella es yeta porque esta mañana no me arrancó el auto y al mediodía se rebalsó el lavarropas. Cosas de todos los días.
Mi hermana me pregunta hasta cuánto bajo cero aguanta la sube. -7, le digo, tranquicientoveinte.
Mi hermana almuerza pizza con licor de maracuyá (mi licor olvidado en una alacena porque no me gustaba pero quedó riquísimo con hielo y un poco de agua)
Mi hermana me hace comer las papas con cáscara y la sopa con apio.
Mi hermana vio cuatro capítulos de la primera temporada de GOT y dice que ya se va a poner a leer los lbros porque su amigo y yo ya le quemamos la cabeza. Qué poder de convicción lectora ¿no?
Mi hermana me dice que no ponga en feis todas las boludeces que ella dice. Mijita le informa que también las ha puesto en twitter.
Mi hermana cree que ella es yeta porque esta mañana no me arrancó el auto y al mediodía se rebalsó el lavarropas. Cosas de todos los días.
Mi hermana me pregunta hasta cuánto bajo cero aguanta la sube. -7, le digo, tranquicientoveinte.
Mi hermana almuerza pizza con licor de maracuyá (mi licor olvidado en una alacena porque no me gustaba pero quedó riquísimo con hielo y un poco de agua)
Mi hermana me hace comer las papas con cáscara y la sopa con apio.
lunes, 22 de abril de 2013
De vieja con dodge a vieja con dodge
En el estacionamiento del super veo a una señora que maniobra con un auto igual al mío. La miro y me dice por la ventana: No puedo dar vuelta este auto. Es muy grande. ¿Sabés cuántos años tengo yo? 84 tengo. Le digo que le dé todo para un lado y luego para el otro, le hago señas, la convenzo de que el dodge se la banca. Lo logra. Me hace cahu con la manito.
Los finde tienen cosas lindas
Me fui 14 horas de mi casa y no sé cómo hicieron todos estos que viven comigo para meter una mesa de dibujo y una lámpara de pie de mi mamá, correr el placard de tres cuerpos y baulera, ubicar en mi pieza el escritorio con alzada de tres estantes y la vieja pentium 1, tirar una tele vieja y la bici fija que jamás usé y reacomodar todos mis papeles. ¡Quedó buenísimo!!!!
Mi hermana pretende salir con mijita ¡en remís! ¡En remís!!!! 18 años taladrando cerebro infantil para transmitir el miedo y el resentimiento materno para que venga ésta y me descalabre el mecanismo en una noche de sábado apurado.
A las 12 de la noche se fueron las yeguas de mijita y la amiga con mi hermana y su amiga (nada de remís che, que las vinieron a buscar). A la 1.30 de la mañana llamó el menor para avisar que se quedaba en lo del amigo (ni me había avisado a dónde iba). Al rato (ya no me cabían precisiones horarias), la bebé grita llamando a la madre y me paso a su cama con un "Mamá está con la tía Guada, dormí" (a la taercra repetición funcionó el mantra). A no sé que hora (dicen que las 4 de la mañana) volvieron las bailanteras y yo me volví mecánicamente a mi cama. A las 7 ya se escuchaban los pasitos y cuchicheos de la nena. Igual a mí no me sacaron de la cama hasta las 10. Menos mal que tengo el sueño fácil y duermo casi en el aire.
Domingo, asado. Me lo merezco. Tanto tiempo esperando que mis hermanos se dignaran caer por mis casas. Finalmente hago de anfitriona y los mando a comprar y a lavar y no le busco al denso de mi hermano no sé qué cartón que quiere para la parrilla. De fondo: Fido se monta a Carucha.
Mi hermana pretende salir con mijita ¡en remís! ¡En remís!!!! 18 años taladrando cerebro infantil para transmitir el miedo y el resentimiento materno para que venga ésta y me descalabre el mecanismo en una noche de sábado apurado.
A las 12 de la noche se fueron las yeguas de mijita y la amiga con mi hermana y su amiga (nada de remís che, que las vinieron a buscar). A la 1.30 de la mañana llamó el menor para avisar que se quedaba en lo del amigo (ni me había avisado a dónde iba). Al rato (ya no me cabían precisiones horarias), la bebé grita llamando a la madre y me paso a su cama con un "Mamá está con la tía Guada, dormí" (a la taercra repetición funcionó el mantra). A no sé que hora (dicen que las 4 de la mañana) volvieron las bailanteras y yo me volví mecánicamente a mi cama. A las 7 ya se escuchaban los pasitos y cuchicheos de la nena. Igual a mí no me sacaron de la cama hasta las 10. Menos mal que tengo el sueño fácil y duermo casi en el aire.
Domingo, asado. Me lo merezco. Tanto tiempo esperando que mis hermanos se dignaran caer por mis casas. Finalmente hago de anfitriona y los mando a comprar y a lavar y no le busco al denso de mi hermano no sé qué cartón que quiere para la parrilla. De fondo: Fido se monta a Carucha.
miércoles, 17 de abril de 2013
Basta exponer al aire del poema una ramita de tamarisco
Uno de Mario Ortiz
De El libro de las formas que se hunden, Gog y Magog, 2010.
Entonces digamos
que los barcos se llaman entre sí:
esa es una de las primeras leyes que respetan
al traspasar las delgadas membranillas porosas
que separan al agua del lenguaje
otros son los principios de química lingüística
que se agitan en el batido de aletas y mitocondrias
Un sentido se une a otro por sus cargas de valencia
y la palabra "barco" atrajo a otras
que entran al texto todavía mojadas
sacudiéndose la sal.
Basta exponer al aire del poema una ramita de tamarisco
para que una bandada de gaviotas se le adhiera
con un fondo de playa y graznen
Basta agitarla con levedad
para que la rama salpique plumitas en todas direcciones
y termine de formarse el mundo
donde todo es líquido
como en el principio de todas las historias
el sentido es el ritmo
éste es el primer motivo para trabajar
¿me entendés?
sí
y el ritmo llama a los grumos de significado escandido
¿entendés esto también?
sí
ahora entonces el verso en modo cantabile
Tomado de http://edicionesgogymagog.blogspot.com.ar/2010/11/uno-de-mario-ortiz.html
Vine a dar clase de Lengua y Literatura
Mario Ortiz / De "Cuadernos de lengua y literatura. Volumen IV"
Virginia
La ciudad del verano se vacía en invierno.
Si tuviera que pensarla en una imagen
diría que es un viejo que se ha encogido de reuma
o una niña jugando con la ropa gigante de su madre
y monta un teatrino en el momento ufano de la escena mayor
niña primma-donna de la ópera imaginaria
lady Macbeth con capelina como sombrero de mariachi
Vine a dar clase de Lengua y Literatura en la Escuela Media
porque no conseguían profesor.
Me dieron un departamento en un edificio completamente vacío,
el ascensor funcionaría solamente para mí
si no fuese porque prefiero la escalera para subir al 5° piso
Durante el invierno no importa verdaderamente
que el sol salga y se ponga en el mar como dice la propaganda
pero hoy levanto la vista de unos ejercicios de concordancia
hacia la ventana que quedó abierta
y veo a Lucianita con su abuelo sentados en la rambla
envueltos en una frazada violeta mirando el atardecer
dos líneas rojas: el verbo señala a un sujeto explícito
el mar violeta se funde con la frazada
otro ejercicio de concordancia
se ve poco
alcanzo a señalar un sujeto elidido
una penumbra morada comienza a invadir las cosas
cuando prendo la luz
la niña y su abuelo ya no están
Mario Ortiz (Bahía Blanca, 1965), El libro de las formas que se hunden (Cuadernos de lengua y literatura. Volumen IV), Ediciones Gog y Magog, Buenos Aires, 2010
Tomado de http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/2011/04/mario-ortiz-de-cuadernos-de-lengua-y.html
Virginia
La ciudad del verano se vacía en invierno.
Si tuviera que pensarla en una imagen
diría que es un viejo que se ha encogido de reuma
o una niña jugando con la ropa gigante de su madre
y monta un teatrino en el momento ufano de la escena mayor
niña primma-donna de la ópera imaginaria
lady Macbeth con capelina como sombrero de mariachi
Vine a dar clase de Lengua y Literatura en la Escuela Media
porque no conseguían profesor.
Me dieron un departamento en un edificio completamente vacío,
el ascensor funcionaría solamente para mí
si no fuese porque prefiero la escalera para subir al 5° piso
Durante el invierno no importa verdaderamente
que el sol salga y se ponga en el mar como dice la propaganda
pero hoy levanto la vista de unos ejercicios de concordancia
hacia la ventana que quedó abierta
y veo a Lucianita con su abuelo sentados en la rambla
envueltos en una frazada violeta mirando el atardecer
dos líneas rojas: el verbo señala a un sujeto explícito
el mar violeta se funde con la frazada
otro ejercicio de concordancia
se ve poco
alcanzo a señalar un sujeto elidido
una penumbra morada comienza a invadir las cosas
cuando prendo la luz
la niña y su abuelo ya no están
Mario Ortiz (Bahía Blanca, 1965), El libro de las formas que se hunden (Cuadernos de lengua y literatura. Volumen IV), Ediciones Gog y Magog, Buenos Aires, 2010
Tomado de http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/2011/04/mario-ortiz-de-cuadernos-de-lengua-y.html
Ortiz también mira crecer el pasto
: Presentaciones ::
Ejercicios
16-04-2013 | Mario Ortiz, Valeria Tentoni
El texto que Valeria Tentoni leyó en la presentación de los Cuadernos de Lengua y Literatura de Mario Ortiz en Bahía Blanca.
Por Valeria Tentoni.
«Leí tus libros, hormiguita», dice la maestra de Al pie de la letra, y por respuesta recibe: «Son ejercicios de un alumno: no el poema como algo acabado, sino un momento provisorio del lenguaje».
Un momento provisorio del lenguaje.
Mario Ortiz me dijo en una entrevista que hicimos hace poco, en la plaza de Villa Mitre, que si otro escritor no le hubiese ganado de mano, le hubiese gustado llamar a sus poemas «ejercicios». Eso está en línea directa con otra cosa que me dijo: que la poesía no es, la poesía funciona. Cito, de la desgrabación: «La poesía no es una sustancia sino una función, que se puede materializar variablemente en distintos formatos textuales de acuerdo a la necesidad». También dijo algo de eso en el primer estudio de Crítica de la imaginación pura. Y siguió, en esa plaza, completando lo que iba a ser para mí una clase magistral: «Todo material puede y debe ingresar a la amalgama de lo que es la poesía»[1].
Después y antes de esa mañana maravillosa seguía hablando en sus libros, convocando al universo desde un yuyo malcontento en una esquina, desde el cartel de una panadería o con unos cacharros oxidados medio máquinas del tiempo que encontró en un gallinero. Pedaleando como un E.T. extraviado, elevándose hacia las estrellas despacito, con el dedo índice extendido, señalando a las cosas y diciendo ¡ahí hay una palabra, y allá otra! A poco de conocer a Mario cualquiera se da cuenta de que vino impermeabilizado contra la gravedad que a nosotros nos aplasta, y que un poco flota o levita, astronauta infiltrado acomodándose los anteojos para camuflarse, y a mí me parece que lo que levanta a este Félix Baumgartner, también, es el enorme corazón que no se sabe cómo entra en su cuerpo, inflamado de nubes.
Luis Sagasti asegura que Mario vive en estado poético. Me habló de eso que ahora se convirtió en la imagen de portada de esta exquisita edición de Eterna Cadencia. Me contó que una vez le dijo: «Hoy encontramos un televisor viejo en la calle, lo llevamos a casa, lo tiramos en el patio y vimos crecer el pasto por televisión con los chicos». Yo le doy a la razón a Luis en eso y también en otra cosa: en que Mario es un genio[2].
Todas las veces que tuve el tremendo gusto de conversar con él me traje versos diamantinos que largó sin mayor escándalo, como quien dice qué lindo día o qué frío se puso. Y así en sus Cuadernos, también, la belleza irrumpe sin ostentaciones, de un modo tan natural que uno está tentado a creer que siempre estuvo ahí y no se explica cómo tardó tanto en verla recién ahora que él la señala, rodeándola de una melodía dulcísima.
En el volumen nuevo, Mario entra en función con un yuyo y dice: «Yo me transformo en objeto para volver a ser sujeto. Literalmente: letra por letra». En este Tratado de Fitolingüística, que define como un «tratado de herboristería verbal», se exploran los límites de «los diversos reinos en que acostumbramos a separar a la naturaleza y la cultura, la indagación de sus porosidades y conductos, el calibre del tramado por donde se filtran vibraciones lexicales y orgánicas y el registro musical que emiten no bien se produce el salto de órbita. Pero todo esto en un ámbito muy pequeño y modesto».
Ortiz, quien advierte que es especialista en su pava, donde calienta el agua para el mate, («uno de los pocos ámbitos en el que pueda afirmar sin dudas, sin vanagloria, que soy un experto») cuando mira y escribe lo que mira convierte, efectivamente, a todas las cosas en tesoros de un reino holográfico. El pequeño mundo que se conoce por experiencia directa puede espejar lo que se sospecha inabarcable. Mario escribe himnos para lo diminuto con orquestas maravillosas. Himnos celestiales para lo pequeño y modesto.
Así sus libros, espirales absorbentes, reciben al infinito desde vértices insólitos. Un yuyo en el ojo de la tormenta, en esa inmovilidad aparente, alrededor del cual todo empieza a girar. Pero, en seguida; ¿es el yuyo o es la palabra ‘yuyo’ lo que hay en el centro? El lenguaje, que ya empieza a emitir sus vibraciones, «es la traducción del deseo. Aceleración y desaceleración de una hélice verbal que nos arrastra».
A veces, me ha tocado el caso de tener que guiar a los taxistas que me traían a casa. Recién comenzaban en el oficio, argumentaban. Entonces, yo conducía sin tocar el volante, sólo con palabras, hasta que en determinado momento llegábamos a una calle conocida; el taxista recuperaba el dominio de su auto y me quedaba callado otra vez.
«Las cosas despiertan un relato que nos permite ubicarlas en un espacio y un tiempo, y de esta forma se vuelven materia transmisible; o acaso al revés: el hombre emite palabras que se dirigen a los objetos y de los objetos vuelven a su cuerpo para transformarlo. Entonces, la metamorfosis no está al inicio, sino precisamente al final: es el relato que los hombres se dan a sí mismos porque quizá la materialidad cruda y pura de las cosas resulta intratable», escribe.
Hay líneas completas de Mario que podrían tranquilamente cantarse en el estribillo de un tema de Spinetta: «Y mientras sigo escribiendo es como si cantase una melodía para despertar, y compruebo que todavía estoy acá».
Para mí él es el Capitán Beto por el espacio, o está en el submarino amarillo, rastrillando con esa hermosa nave que son sus Cuadernos de Lengua y Literatura el fondo de un océano siempre recién hecho, en una fascinación que es imposible no nos contagie. Enorme maestro, enorme poeta, nos convierte a todos nosotros, yuyitos, en mejores lectores.
Tengo un corchete abierto, instalado en la cabeza. Los libros de Mario Ortiz lo pusieron ahí, con cuidado y generosidad, para cerrarlo nunca. Y por eso voy a estarle agradecida para siempre.
Notas
1. Mario, poeta, ocupa cada vez más las páginas como un narrador, dice, porque “sintió la necesidad de hacerlo para poder expresar ciertas cosas”. A su vez, dice que Bellas Artes, de Luis Sagasti, no le resulta tan inclasificable como a la crítica. Para él es, claramente, poesía. Omar Chauvié, a mi costado, sonríe ante estas (felices) acusaciones mutuas y me las comenta. Marcelo Díaz continúa a Chauvié diseccionando la manera de Ortiz, para explicar por qué podría leerse como poesía.
2. En este punto de la presentación Mario dejó caer su cabeza sobre sus brazos, como si la palabra lo hubiese derrotado de golpe. Después, cuando le tocó hablar, dijo algo así como que desconfía de la idea del poeta genio –tengo mala memoria, no sé bien cómo lo dijo. Me parece lógico; una reacción distinta hubiese anulado por completo la tesis. Mario no leyó ningún texto del libro. Lo que sí hizo fue hablar del esfuerzo colectivo, del encastre de varios grupos de trabajo en la ciudad y de la necesidad de profundizar ese camino. Advirtió que, desde el acompañamiento de su familia hasta el de sus amigos, colegas, editores y lectores, todas son condiciones de posibilidad de sus Cuadernos. Al día siguiente de la presentación, posteó en Facebook una cita de Lautréamont: “La poesía debe ser hecha por todos”. Por decir cosas así en momentos así es que sostengo esa palabra que nos trae a la nota al pie, definida por la RAE como la “Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”. Estoy segura de que, además, Mario inventó varios lectores. Hay algo en la manera en la que él se refiere a la literatura que es contagioso, inspirador y estimulante. Es más, acaba de llegarme un mensaje de un amigo que fue a la presentación que dice: “Ortiz explotó algo en mi cabeza”.
Tomado de http://blog.eternacadencia.com.ar/archives/2013/28183
Ejercicios
16-04-2013 | Mario Ortiz, Valeria Tentoni
El texto que Valeria Tentoni leyó en la presentación de los Cuadernos de Lengua y Literatura de Mario Ortiz en Bahía Blanca.
Por Valeria Tentoni.
«Leí tus libros, hormiguita», dice la maestra de Al pie de la letra, y por respuesta recibe: «Son ejercicios de un alumno: no el poema como algo acabado, sino un momento provisorio del lenguaje».
Un momento provisorio del lenguaje.
Mario Ortiz me dijo en una entrevista que hicimos hace poco, en la plaza de Villa Mitre, que si otro escritor no le hubiese ganado de mano, le hubiese gustado llamar a sus poemas «ejercicios». Eso está en línea directa con otra cosa que me dijo: que la poesía no es, la poesía funciona. Cito, de la desgrabación: «La poesía no es una sustancia sino una función, que se puede materializar variablemente en distintos formatos textuales de acuerdo a la necesidad». También dijo algo de eso en el primer estudio de Crítica de la imaginación pura. Y siguió, en esa plaza, completando lo que iba a ser para mí una clase magistral: «Todo material puede y debe ingresar a la amalgama de lo que es la poesía»[1].
Después y antes de esa mañana maravillosa seguía hablando en sus libros, convocando al universo desde un yuyo malcontento en una esquina, desde el cartel de una panadería o con unos cacharros oxidados medio máquinas del tiempo que encontró en un gallinero. Pedaleando como un E.T. extraviado, elevándose hacia las estrellas despacito, con el dedo índice extendido, señalando a las cosas y diciendo ¡ahí hay una palabra, y allá otra! A poco de conocer a Mario cualquiera se da cuenta de que vino impermeabilizado contra la gravedad que a nosotros nos aplasta, y que un poco flota o levita, astronauta infiltrado acomodándose los anteojos para camuflarse, y a mí me parece que lo que levanta a este Félix Baumgartner, también, es el enorme corazón que no se sabe cómo entra en su cuerpo, inflamado de nubes.
Luis Sagasti asegura que Mario vive en estado poético. Me habló de eso que ahora se convirtió en la imagen de portada de esta exquisita edición de Eterna Cadencia. Me contó que una vez le dijo: «Hoy encontramos un televisor viejo en la calle, lo llevamos a casa, lo tiramos en el patio y vimos crecer el pasto por televisión con los chicos». Yo le doy a la razón a Luis en eso y también en otra cosa: en que Mario es un genio[2].
Todas las veces que tuve el tremendo gusto de conversar con él me traje versos diamantinos que largó sin mayor escándalo, como quien dice qué lindo día o qué frío se puso. Y así en sus Cuadernos, también, la belleza irrumpe sin ostentaciones, de un modo tan natural que uno está tentado a creer que siempre estuvo ahí y no se explica cómo tardó tanto en verla recién ahora que él la señala, rodeándola de una melodía dulcísima.
En el volumen nuevo, Mario entra en función con un yuyo y dice: «Yo me transformo en objeto para volver a ser sujeto. Literalmente: letra por letra». En este Tratado de Fitolingüística, que define como un «tratado de herboristería verbal», se exploran los límites de «los diversos reinos en que acostumbramos a separar a la naturaleza y la cultura, la indagación de sus porosidades y conductos, el calibre del tramado por donde se filtran vibraciones lexicales y orgánicas y el registro musical que emiten no bien se produce el salto de órbita. Pero todo esto en un ámbito muy pequeño y modesto».
Ortiz, quien advierte que es especialista en su pava, donde calienta el agua para el mate, («uno de los pocos ámbitos en el que pueda afirmar sin dudas, sin vanagloria, que soy un experto») cuando mira y escribe lo que mira convierte, efectivamente, a todas las cosas en tesoros de un reino holográfico. El pequeño mundo que se conoce por experiencia directa puede espejar lo que se sospecha inabarcable. Mario escribe himnos para lo diminuto con orquestas maravillosas. Himnos celestiales para lo pequeño y modesto.
Así sus libros, espirales absorbentes, reciben al infinito desde vértices insólitos. Un yuyo en el ojo de la tormenta, en esa inmovilidad aparente, alrededor del cual todo empieza a girar. Pero, en seguida; ¿es el yuyo o es la palabra ‘yuyo’ lo que hay en el centro? El lenguaje, que ya empieza a emitir sus vibraciones, «es la traducción del deseo. Aceleración y desaceleración de una hélice verbal que nos arrastra».
A veces, me ha tocado el caso de tener que guiar a los taxistas que me traían a casa. Recién comenzaban en el oficio, argumentaban. Entonces, yo conducía sin tocar el volante, sólo con palabras, hasta que en determinado momento llegábamos a una calle conocida; el taxista recuperaba el dominio de su auto y me quedaba callado otra vez.
«Las cosas despiertan un relato que nos permite ubicarlas en un espacio y un tiempo, y de esta forma se vuelven materia transmisible; o acaso al revés: el hombre emite palabras que se dirigen a los objetos y de los objetos vuelven a su cuerpo para transformarlo. Entonces, la metamorfosis no está al inicio, sino precisamente al final: es el relato que los hombres se dan a sí mismos porque quizá la materialidad cruda y pura de las cosas resulta intratable», escribe.
Hay líneas completas de Mario que podrían tranquilamente cantarse en el estribillo de un tema de Spinetta: «Y mientras sigo escribiendo es como si cantase una melodía para despertar, y compruebo que todavía estoy acá».
Para mí él es el Capitán Beto por el espacio, o está en el submarino amarillo, rastrillando con esa hermosa nave que son sus Cuadernos de Lengua y Literatura el fondo de un océano siempre recién hecho, en una fascinación que es imposible no nos contagie. Enorme maestro, enorme poeta, nos convierte a todos nosotros, yuyitos, en mejores lectores.
Tengo un corchete abierto, instalado en la cabeza. Los libros de Mario Ortiz lo pusieron ahí, con cuidado y generosidad, para cerrarlo nunca. Y por eso voy a estarle agradecida para siempre.
Notas
1. Mario, poeta, ocupa cada vez más las páginas como un narrador, dice, porque “sintió la necesidad de hacerlo para poder expresar ciertas cosas”. A su vez, dice que Bellas Artes, de Luis Sagasti, no le resulta tan inclasificable como a la crítica. Para él es, claramente, poesía. Omar Chauvié, a mi costado, sonríe ante estas (felices) acusaciones mutuas y me las comenta. Marcelo Díaz continúa a Chauvié diseccionando la manera de Ortiz, para explicar por qué podría leerse como poesía.
2. En este punto de la presentación Mario dejó caer su cabeza sobre sus brazos, como si la palabra lo hubiese derrotado de golpe. Después, cuando le tocó hablar, dijo algo así como que desconfía de la idea del poeta genio –tengo mala memoria, no sé bien cómo lo dijo. Me parece lógico; una reacción distinta hubiese anulado por completo la tesis. Mario no leyó ningún texto del libro. Lo que sí hizo fue hablar del esfuerzo colectivo, del encastre de varios grupos de trabajo en la ciudad y de la necesidad de profundizar ese camino. Advirtió que, desde el acompañamiento de su familia hasta el de sus amigos, colegas, editores y lectores, todas son condiciones de posibilidad de sus Cuadernos. Al día siguiente de la presentación, posteó en Facebook una cita de Lautréamont: “La poesía debe ser hecha por todos”. Por decir cosas así en momentos así es que sostengo esa palabra que nos trae a la nota al pie, definida por la RAE como la “Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”. Estoy segura de que, además, Mario inventó varios lectores. Hay algo en la manera en la que él se refiere a la literatura que es contagioso, inspirador y estimulante. Es más, acaba de llegarme un mensaje de un amigo que fue a la presentación que dice: “Ortiz explotó algo en mi cabeza”.
Tomado de http://blog.eternacadencia.com.ar/archives/2013/28183
domingo, 14 de abril de 2013
Amas de casa en equilibrio
Momento de crisis con mi hermana: ¿Cuántas hijas tenés, nena, que me llenaste el tenderito de ropa de gnomo? Guada, su amiga, intentó ayudar con otro tender en préstamo pero no sé qué condiciones extramaternales impidieron su llegada a casa. Final feliz: soguita sobre el patio como no se veía desde hace años.
Acá hay fotos donde, además, podemos apreciar el trabajo de reparación de mueble encontrado hace ocho años en la calle y que, por fin, está recibiendo lo que se merece. Rafa y mi delantal como detalle que indica que no discriminamos por género.
Acá hay fotos donde, además, podemos apreciar el trabajo de reparación de mueble encontrado hace ocho años en la calle y que, por fin, está recibiendo lo que se merece. Rafa y mi delantal como detalle que indica que no discriminamos por género.
Pobres, hermosos y magníficos
"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos."
HERMANN HESSE
HERMANN HESSE
Zombis, hombres lobos o lombrices de tierra
Seas carnívoro, vegetariano, vegano, crudívoro o te alimentes por fotosíntesis, esta nueva serie inglesa puede ser para ti
Por Patri Tezanos
Padecemos zombitis. Y sí, tal y como indica el sufijo -itis, significa que tenemos zombis hasta en la sopa. Pero así funciona la industria. Falta que triunfe algo para que otras producciones aparezcan justo en su trasero como perros en celo para aprovechar el rebufo de su trayectoria. Personalmente, esas prácticas me parecen deleznables. Me gusta la originalidad y me espanta el chupacabrismo que caracteriza al sector cultural, pero, ¡ay, amigo!, las cosas van así cuando están en juego cifras millonarias.
Los últimos fenómenos de este tipo son 50 Orgasmos para Amas de Casa Sombras de Grey y los mencionados zombis. AMC y su The Walking Dead ha conseguido lo que no había conseguido nadie en la historia: que los zombis sean cool, que cualquier hipster de Fuencarral sea capaz de hablar contigo de algo. Parafraseando a Kevin Smith en una reciente entrega de Comic Book Men, se trata de un “lubricante social”. Aunque este show man se refería a lo que fue Star Wars en su generación, The Walking Dead sin duda es un “lubricante social” de la nuestra, de la temporada al menos: ha conseguido que los “normales” compartan un cachito de universo con los “frikis”, que los prepúberes de nuestra calaña tengan algo por lo que acercarse a la “popu” de la clase en vez de pasarse el curso explotando sus hormonas como plástico de burbujitas.
¿Y qué rémoras ha atraído The Walking Dead al calor de su vientre? Rémoras de todo tipo: desde el resurgir de la literatura zombi, la producción oportuna de películas como Guerra Mundial Z hasta nuevas series. Y en concreto, hasta una nueva serie británica.. Y es de ésta de la que vengo a hablar porque, claro, ya sabemos cómo son los británicos: no se conforman con cualquier cosa y derrocharán orgullo patrio y creatividad con tal de no ser tan rémoras, ¡y menos de los americanos! La serie viene a colación de esta Época Dorada Z, sí, pero no hay que tratarla como al resto porque han tenido la vergüenza de ir un poco más allá, no copiar y crear su propia historia. La BBC no se ha limitado a recoger las migas del fenómeno TWD, a diferencia de otros; cosa que se agradece. Mucho. ¿Cómo no nos van a simpatizar los ingleses?
In the Flesh es el nombre de esta nueva producción británica. Apenas acabó la segunda temporada de Black Mirror, ya estaba entre nosotros para contarnos una historia zombi desde otro punto de vista: ¿cómo sería el mundo después de una invasión zombi en donde los zombis, perdón, los infectados por el Síndrome de Muerte Parcial, han sido curados?
In the Flesh se centra en un pequeño pueblecito de la Pérfida Albión (ya está, ya he cumplido con esa especie de norma no escrita que dicta que en cualquier texto que se hable de UK debe llamársela al menos una vez “Pérfida Albión”) que constituye una buena muestra de cómo son las cosas después de un miniholocausto no narrado, El Alzamiento: facilidad casi refleja para empuñar un arma, milicias con mucho tiempo que ocupar una vez acabada la guerra contra los que se pudren, rencores y rencillas vecinales porque el de enfrente se comió a la amiga del de abajo, porque el hijo de tal mató al zombi del hijo de pascual (es decir, lo típico de los pueblos pero en torno al tema de los Parcialmente Muertos), y dos bandos enfrentados: los que odian y los que no.
Esta serie nos devuelve a algo así como los años del Apartheid y de la lucha por los derechos de las minorías junto con el auge del sida en los años 80, sumado al impacto social que supone que personas fallecidas vuelvan a un estado raro de vida por el que no tienen por qué comer ni por qué morir a menos que se lleven una lesión severa en el cerebro. Familias que vuelven a recuperar a sus hijos muertos, maridos que recuperan a sus mujeres infartadas… Y todo sólo por el módico precio de una inyección al día (al estilo diabético), un aspecto pálido y unos ojos carentes de color (aunque estos dos últimos temas los arreglan con autobronceador y lentillas, al puro estilo choni; ¡me encanta!).
La chicha de la serie está, pues, en el tema social: ¿cómo reaccionan los vivos al reecontrarse con sus muertos? ¿Cómo sobrellevan los afectados por el Síndrome de Muerte Parcial haber sido monstruos devoradores de carne? ¿Cómo actúan sabiéndose un poco más inmortales que el resto? ¿Cómo será la convivencia con estas milicias guerrilleras? Ah, y no hay que olvidar que algunos zombis no curados aún siguen ocultos en el bosque.
A mí la serie me ha enganchado. Por usar palabras carnívoras, me ha parecido una inesperada veta de carne jugosa en la a veces insípida y poco audaz masa televisiva, con muchos temas que si siguen por buena senda supondrán un plato de gran gusto. Me ha regalado ya más de dos y de tres escenas memorables. Pero que nadie se engañe y llegue a ella buscando un sustituto a The Walking Dead. La serie no se recrea en las cacerías, en el terror o en la acción. Se trata de un drama vecinal, digno de Puertohurraco, sí; pero el tema zombi queda reducido bastante a la excusa (daría igual que fuesen zombis que hombres lobo o lombrices de tierra). La cuestión que importa es cómo se las va a apañar la humanidad para reintegrar a estas personas y hasta qué punto va a llevar cada uno el extremismo de sus ideas.
Originalidad, drama y gente suelta con escopetas. Infectados quedáis.
Tomado de http://www.cabezascortadas.com/in-the-flesh-la-jugosa-serie-inglesa-de-zombis-sin-zombis-no-spoilers/
Por Patri Tezanos
Padecemos zombitis. Y sí, tal y como indica el sufijo -itis, significa que tenemos zombis hasta en la sopa. Pero así funciona la industria. Falta que triunfe algo para que otras producciones aparezcan justo en su trasero como perros en celo para aprovechar el rebufo de su trayectoria. Personalmente, esas prácticas me parecen deleznables. Me gusta la originalidad y me espanta el chupacabrismo que caracteriza al sector cultural, pero, ¡ay, amigo!, las cosas van así cuando están en juego cifras millonarias.
Los últimos fenómenos de este tipo son 50 Orgasmos para Amas de Casa Sombras de Grey y los mencionados zombis. AMC y su The Walking Dead ha conseguido lo que no había conseguido nadie en la historia: que los zombis sean cool, que cualquier hipster de Fuencarral sea capaz de hablar contigo de algo. Parafraseando a Kevin Smith en una reciente entrega de Comic Book Men, se trata de un “lubricante social”. Aunque este show man se refería a lo que fue Star Wars en su generación, The Walking Dead sin duda es un “lubricante social” de la nuestra, de la temporada al menos: ha conseguido que los “normales” compartan un cachito de universo con los “frikis”, que los prepúberes de nuestra calaña tengan algo por lo que acercarse a la “popu” de la clase en vez de pasarse el curso explotando sus hormonas como plástico de burbujitas.
¿Y qué rémoras ha atraído The Walking Dead al calor de su vientre? Rémoras de todo tipo: desde el resurgir de la literatura zombi, la producción oportuna de películas como Guerra Mundial Z hasta nuevas series. Y en concreto, hasta una nueva serie británica.. Y es de ésta de la que vengo a hablar porque, claro, ya sabemos cómo son los británicos: no se conforman con cualquier cosa y derrocharán orgullo patrio y creatividad con tal de no ser tan rémoras, ¡y menos de los americanos! La serie viene a colación de esta Época Dorada Z, sí, pero no hay que tratarla como al resto porque han tenido la vergüenza de ir un poco más allá, no copiar y crear su propia historia. La BBC no se ha limitado a recoger las migas del fenómeno TWD, a diferencia de otros; cosa que se agradece. Mucho. ¿Cómo no nos van a simpatizar los ingleses?
In the Flesh es el nombre de esta nueva producción británica. Apenas acabó la segunda temporada de Black Mirror, ya estaba entre nosotros para contarnos una historia zombi desde otro punto de vista: ¿cómo sería el mundo después de una invasión zombi en donde los zombis, perdón, los infectados por el Síndrome de Muerte Parcial, han sido curados?
In the Flesh se centra en un pequeño pueblecito de la Pérfida Albión (ya está, ya he cumplido con esa especie de norma no escrita que dicta que en cualquier texto que se hable de UK debe llamársela al menos una vez “Pérfida Albión”) que constituye una buena muestra de cómo son las cosas después de un miniholocausto no narrado, El Alzamiento: facilidad casi refleja para empuñar un arma, milicias con mucho tiempo que ocupar una vez acabada la guerra contra los que se pudren, rencores y rencillas vecinales porque el de enfrente se comió a la amiga del de abajo, porque el hijo de tal mató al zombi del hijo de pascual (es decir, lo típico de los pueblos pero en torno al tema de los Parcialmente Muertos), y dos bandos enfrentados: los que odian y los que no.
Esta serie nos devuelve a algo así como los años del Apartheid y de la lucha por los derechos de las minorías junto con el auge del sida en los años 80, sumado al impacto social que supone que personas fallecidas vuelvan a un estado raro de vida por el que no tienen por qué comer ni por qué morir a menos que se lleven una lesión severa en el cerebro. Familias que vuelven a recuperar a sus hijos muertos, maridos que recuperan a sus mujeres infartadas… Y todo sólo por el módico precio de una inyección al día (al estilo diabético), un aspecto pálido y unos ojos carentes de color (aunque estos dos últimos temas los arreglan con autobronceador y lentillas, al puro estilo choni; ¡me encanta!).
La chicha de la serie está, pues, en el tema social: ¿cómo reaccionan los vivos al reecontrarse con sus muertos? ¿Cómo sobrellevan los afectados por el Síndrome de Muerte Parcial haber sido monstruos devoradores de carne? ¿Cómo actúan sabiéndose un poco más inmortales que el resto? ¿Cómo será la convivencia con estas milicias guerrilleras? Ah, y no hay que olvidar que algunos zombis no curados aún siguen ocultos en el bosque.
A mí la serie me ha enganchado. Por usar palabras carnívoras, me ha parecido una inesperada veta de carne jugosa en la a veces insípida y poco audaz masa televisiva, con muchos temas que si siguen por buena senda supondrán un plato de gran gusto. Me ha regalado ya más de dos y de tres escenas memorables. Pero que nadie se engañe y llegue a ella buscando un sustituto a The Walking Dead. La serie no se recrea en las cacerías, en el terror o en la acción. Se trata de un drama vecinal, digno de Puertohurraco, sí; pero el tema zombi queda reducido bastante a la excusa (daría igual que fuesen zombis que hombres lobo o lombrices de tierra). La cuestión que importa es cómo se las va a apañar la humanidad para reintegrar a estas personas y hasta qué punto va a llevar cada uno el extremismo de sus ideas.
Originalidad, drama y gente suelta con escopetas. Infectados quedáis.
Tomado de http://www.cabezascortadas.com/in-the-flesh-la-jugosa-serie-inglesa-de-zombis-sin-zombis-no-spoilers/
Qué más querés: puto, suicida, muerto-vivo
sábado, 13 de abril de 2013
Masa Encefálica Crítica
Por Daniel Link para Perfil
Harto de la realidad (inundaciones, reforma judicial, tasas de interés bancarias, declaraciones impositivas, salario familiar, bicicleteadas, metrobuses y peatonalización del microcentro, la muerte de la Thatcher, el misterio de Tinelli, los secretos de Boudou) me refugio en una miniserie nueva, más sombría que nada de lo que haya visto hasta ahora, pero que interroga con una radicalidad desconocida la cualidad de lo viviente. Y la presento hoy, un día 13 del año 13, dejándome arrastrar por las delicias de la superstición.
In the Flesh*, producida y emitida por la BBC3, fue imaginada por Dominic Mitchell, quien cuenta el proceso de escritura en el blog asociado al sitio del show.
La premisa es la siguiente: hay zombies, pero éstos son considerados por el Estado como enfermos que sufren de PDS (“Partially Deceased Syndrome”, Síndrome de Parcialmente Muerto). Sometidos a un tratamiento de rehabilitación y debidamente medicalizados (una inyección diaria en la base del cráneo) son reintegrados (con un set de maquillaje y lentes de contacto de colores que a medias disimulan su condición) a la sociedad, a la familia, al mundo, donde se enfrentarán con el odio de los otros y donde circula también un llamamiento zombie clandestino a la no medicalización.
El protagonista de la serie es Kieren Walker, afectado por el síndrome y vuelto a su casa en un remoto pueblo rural de la Inglaterra profunda.
Lo que se sospecha desde el comienzo se verifica casi de inmediato: Kieren es gay y se suicidó cuando el amor de su vida se topó con la muerte en una de esas guerras imperialistas de Medio Oriente (qué más querés: puto, suicida, muerto-vivo, su ruta). No se explica el origen del síndrome, que aparentemente no sobreviene por contagio (mordedura), y que sostiene a los que deberían haber muerto en ese umbral indiscernible donde la chispa de vida es apenas una emoción inducida por un medicamento.
Más allá de la trama, el argumento es sombrío porque precisamente subraya el modo en que el Estado interviene en relación con la posibilidad de vida (o de muerte), condicionando incluso aquello que se opone a su soberanía por principio. Kieren quiere morir de amor como un joven Werther pero el Estado se lo impide, devolviéndole la memoria que el PDS había borrado de su cerebro arrasado por la enfermedad y el hambre caníbal.
Quise escapar de la realidad pero me doy cuenta de que no llegué muy lejos: me encuentro de nuevo con el Estado y su regulación de lo viviente (inundaciones), el ejercicio demente del poder (integración) y, sobre todo, la Masa (encefálica) Crítica.
*Ah sí, Pink Floyd...
Tomado de http://linkillo.blogspot.com.ar/2013/04/masa-encefalica-critica.html#comment-form
Masa Encefálica Crítica
Por Daniel Link para Perfil
Harto de la realidad (inundaciones, reforma judicial, tasas de interés bancarias, declaraciones impositivas, salario familiar, bicicleteadas, metrobuses y peatonalización del microcentro, la muerte de la Thatcher, el misterio de Tinelli, los secretos de Boudou) me refugio en una miniserie nueva, más sombría que nada de lo que haya visto hasta ahora, pero que interroga con una radicalidad desconocida la cualidad de lo viviente. Y la presento hoy, un día 13 del año 13, dejándome arrastrar por las delicias de la superstición.
In the Flesh*, producida y emitida por la BBC3, fue imaginada por Dominic Mitchell, quien cuenta el proceso de escritura en el blog asociado al sitio del show.
La premisa es la siguiente: hay zombies, pero éstos son considerados por el Estado como enfermos que sufren de PDS (“Partially Deceased Syndrome”, Síndrome de Parcialmente Muerto). Sometidos a un tratamiento de rehabilitación y debidamente medicalizados (una inyección diaria en la base del cráneo) son reintegrados (con un set de maquillaje y lentes de contacto de colores que a medias disimulan su condición) a la sociedad, a la familia, al mundo, donde se enfrentarán con el odio de los otros y donde circula también un llamamiento zombie clandestino a la no medicalización.
El protagonista de la serie es Kieren Walker, afectado por el síndrome y vuelto a su casa en un remoto pueblo rural de la Inglaterra profunda.
Lo que se sospecha desde el comienzo se verifica casi de inmediato: Kieren es gay y se suicidó cuando el amor de su vida se topó con la muerte en una de esas guerras imperialistas de Medio Oriente (qué más querés: puto, suicida, muerto-vivo, su ruta). No se explica el origen del síndrome, que aparentemente no sobreviene por contagio (mordedura), y que sostiene a los que deberían haber muerto en ese umbral indiscernible donde la chispa de vida es apenas una emoción inducida por un medicamento.
Más allá de la trama, el argumento es sombrío porque precisamente subraya el modo en que el Estado interviene en relación con la posibilidad de vida (o de muerte), condicionando incluso aquello que se opone a su soberanía por principio. Kieren quiere morir de amor como un joven Werther pero el Estado se lo impide, devolviéndole la memoria que el PDS había borrado de su cerebro arrasado por la enfermedad y el hambre caníbal.
Quise escapar de la realidad pero me doy cuenta de que no llegué muy lejos: me encuentro de nuevo con el Estado y su regulación de lo viviente (inundaciones), el ejercicio demente del poder (integración) y, sobre todo, la Masa (encefálica) Crítica.
*Ah sí, Pink Floyd...
Tomado de http://linkillo.blogspot.com.ar/2013/04/masa-encefalica-critica.html#comment-form
Toti y cía
Sigue creciendo mi ecosistema: Primero se sumaron hermana, sobrina y perra llamada Carucha. Ahora tenemos a Toti. Solamente lo ve mi sobrinita de casi dos años pero es bueno saber que a veces está sentado en mi sillón, a veces duerme en mi cama y va al jardín de la esquina.
miércoles, 10 de abril de 2013
A lomos de una yegua sombría
Calle MelancolÍa
Joaquin Sabina
Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía
Dibujando los abismos de mi amor
Oh Melancolia
Mercedes Sosa
Hoy viene a mi la damisela soledad
con pamela impertinentes y botón
de amapola de oleaje de sus vuelos,
hoy la voluble señorita es amistad
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.
Por eso hoy, gentilmente te convido a pasear
por el patio hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos,
hoy el ensueño es como el musgo en el brocal
dibujando los abismos de mi amor
melancólico, sutil, pálido cielo.
Viene a mí avanzada, viene tan despacio,
viene con una danza leve del espacio
cedo, me hago lacio y ya vuelo ave, se mece la nave
lenta como el tul en la brisa, suave niña del azul . . .
Oh melancolia, novia silenciosa
intima pareja del ayer,
oh melancolia, amante dichosa
siempre me arrebata tu placer,
oh melancolia, señora del tiempo,
beso que retorna como el mar,
oh melancolia, rosa del aliento
dime quien me puede amar.
Hoy viene a mi la damisela soledad
con pamela impertinentes y botón
de amapola de oleaje de sus vuelos,
hoy la voluble señorita es amistad
y acaricia finamente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.
Por eso hoy, oh melancolia, señora del tiempo,
beso que retorna como el mar,
oh melancolia, rosa del aliento
dime quien me puede amar.
Era yo otro tiempo un pastor de estrellas
Ramón María del Valle-Inclán
Rosa de Melancolía
Era yo otro tiempo un pastor de estrellas,
y la vida, como luminoso canto.
Un símbolo eran las cosas más bellas
para mí: la rosa, la niña, el acanto.
Y era la armoniosa voz del mundo,
una onda azul que rompe en la playa de oro,
cantando el oculto poder de la luna
sobre los destinos del humano coro.
Me daba Epicuro sus ánforas llenas,
un fauno me daba su agreste alegría,
un pastor de Arcadia, miel de sus colmenas.
Pero hacia el ensueño navegando un día,
escuché lejano canto de sirenas
y enfermó mi alma de Melancolía.
Rosa de Melancolía
Era yo otro tiempo un pastor de estrellas,
y la vida, como luminoso canto.
Un símbolo eran las cosas más bellas
para mí: la rosa, la niña, el acanto.
Y era la armoniosa voz del mundo,
una onda azul que rompe en la playa de oro,
cantando el oculto poder de la luna
sobre los destinos del humano coro.
Me daba Epicuro sus ánforas llenas,
un fauno me daba su agreste alegría,
un pastor de Arcadia, miel de sus colmenas.
Pero hacia el ensueño navegando un día,
escuché lejano canto de sirenas
y enfermó mi alma de Melancolía.
Un escritor es algo extraño
"Un escritor es algo extraño. Es una contradicción y también un sinsentido. Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un escritor es algo que descansa, con frecuencia, escucha mucho. No habla mucho porque es imposible hablar a alguien de un libro que se ha escrito y sobre todo de un libro que se está escribiendo. Es imposible. Es lo contrario del cine, lo contrario del teatro y otros espectáculos. Es lo contrario de todas las lecturas. Es lo más difícil. Es lo peor. Porque un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza en las direcciones que creíamos haber explorado, avanza hacia su propio destino y el de su autor (…) Un libro abierto también es la noche."
Marguerite Duras
Marguerite Duras
La soledad se hace
"La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada del estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir."
Marguerite Duras, en Escribir.
Marguerite Duras, en Escribir.
Mi habitación no es una cama
"Mi habitación no es una cama, ni aquí, ni en París, ni en Trouville. Es una ventana determinada, una mesa determinada, ritos de tinta negra, huellas de tinta negra inencontrables, es una silla determinada. Y determinados ritos a los que siempre vuelvo, a donde quiera que vaya, dondequiera que esté, incluso en los lugares donde no escribo."
Marguerite Duras
Marguerite Duras
Qué miedo y qué amor
"Esta casa, esta casa es el lugar de la soledad, sin embargo da a una calle, a una plaza, a un estanque muy antiguo, al grupo escolar del pueblo. Cuando el estanque está helado, hay niños que vienen a patinar y me impiden trabajar. Les dejo hacer. Los vigilo. Todas las mujeres que han tenido hijos vigilan a esos niños, desobedientes, locos, como todos los niños. Pero, qué miedo, cada vez, el peor de los miedos. Y qué amor."
Marguerite Duras
Marguerite Duras
domingo, 7 de abril de 2013
Tablao flamenco
Hacía tanto tanto que quería ir a un lugar así. Por fin llegó de la mano de Silvana y de Juan. Maravillosa noche en San Telmo. Maravilloso el show de Perro Andaluz.
Después fuimos a comer pizza y tomar cerveza a un bar sobre Plaza Dorrego. También muy lindo lugar y la mina que cantaba y sus músicos unos genios (un poco melanco el repertorio pero una pena no saber el nombre de la banda).
Aquí somos renosotros... (pero sacamos malas fotos)
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...