martes, 5 de enero de 2016

Poesía y ciencia-ficción en Jotaele Andrade

Leí anoche el poema que voy a copiarles ya aquí abajo. Dentro del libro Los metales terrestres que me había deslumbrado hace unos días en mi media lectura y ahora terminó de volarme la peluca. Pensé qué rara era para mí esta poesía enorme, grandilocuente porque es grande y se agranda en el decir, llena de cositas diminutas que se unen para explotarte adentro y afuera y por todos lados. Pensé que mi poesía nunca es así de decidida, que me escondo en la ironía, incluso en la alegría y en la burla, que nunca mi poesía dice sin pudor, así como la de Andrade, tan desnuda y entregada.

En este poema en particular me llamó la atención, primero, el verso casi final que habla de "planetas extintos". A partir de él empecé a ver que tenía muchos elementos CF: elementos maquínicos, futuristas, utópicos, distópicos, paisajes interestelares, imágenes terroríficas, dobles realidades, resoluciones fantásticas, aires apocalípticos. Se los copio y después vemos:


La infinita soledad


a Penélope Carrera


pregunto como si diera
cuchilladas
en la vida

como si hurgara
en mi propia carne
buscando el hueso

¿hubo una vez una música
que no reventara como un globo
o una fruta
contra la cara de mis días?

¿hubo ya
un hombre en mí
que desandara
hasta su niño
y le pidiera perdón
por ser él
-yo mismo
apenas un grito
entre el chirrido de las máquinas
que montan y desmontan
cada día
los escenarios del mundo?

oh amor
el desconsuelo bate sus alas imprecisas

hace frío

hace mucho frío

y no pregunto por el sol
por la fogata donde cantan
y beben
amados inciertos o perdidos

no pregunto por el aire herido por las balas

yo sé que si pudiera
arrastrar la tierra de mí mismo
acabaría en mí

y habrían los mismos paisajes
el mismo caballo dando vueltas
alrededor de su sombra

el mismo niño
azorado por las arañas
y el paso de la muerte

bien sé que me llevo
con la resignación de aquello que se amó
y ha muerto
y permanece
todavía
como un sueño
como un roce furtivo

como una memoria que se reconoce
todavía

oh si las orejas fueran rotatorias
la música se escucharía diferente

seguiríamos el sonido del misterio
ya no como una moneda que resuena hasta silenciarse
ya no como un crujido en la tiniebla

sino como un cántico que nos canta
y que cantamos
al unísono

y acaso
entonces
nos bastara
comprender
que preguntamos por todos los planetas extintos
a lo largo de la infinita soledad
que nos habita





Cada vez que lo leés es más genial. Mirá:
Yo veo gore cuando dice:


pregunto como si diera
cuchilladas
en la vida

como si hurgara
en mi propia carne
buscando el hueso



Fantástico en:

¿hubo una vez una música
que no reventara como un globo
o una fruta
contra la cara de mis días?



La misma idea de Viaje a la semilla de Carpentier en:


¿hubo ya
un hombre en mí
que desandara
hasta su niño



Mundo ciberpunk:


apenas un grito
entre el chirrido de las máquinas
que montan y desmontan
cada día
los escenarios del mundo?



Distopía del día después del fin del mundo:


hace frío

hace mucho frío

y no pregunto por el sol
por la fogata donde cantan
y beben
amados inciertos o perdidos

no pregunto por el aire herido por las balas



Mundos paralelos:


yo sé que si pudiera
arrastrar la tierra de mí mismo
acabaría en mí

y habrían los mismos paisajes
el mismo caballo dando vueltas
alrededor de su sombra




Terror zombi en el amor muerto que te roza apenas:

aquello que se amó
y ha muerto
y permanece
todavía
como un sueño
como un roce furtivo



Cuerpo cyborg:


oh si las orejas fueran rotatorias
la música se escucharía diferente



Terror:


como un crujido en la tiniebla


Épica mística:


un cántico que nos canta
y que cantamos
al unísono



Mundos futuros o ucrónicos:


todos los planetas extintos
a lo largo de la infinita soledad
que nos habita




Por ahí me animo a escribir sobre esto en el próximo Frikiloquio.

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