jueves, 31 de octubre de 2013

Prueba sólo la imposibilidad de vivir sin amor

Amé dieciocho veces pero recuerdo sólo tres


por Silvina Ocampo



Para una vida de cuarenta años, pensándolo bien, no es mucho: no prueba ni inconstancia ni falta de seriedad amar dieciocho veces. Prueba sólo la imposibilidad de vivir sin amor.

El primer amor fue una pareja que me cuidaba, de modo que yo amaba cuatro ojos en vez de dos, dos bocas en vez de una, cuatro manos en vez de dos, cuatro brazos en vez de dos, cuarenta dedos en vez de veinte, dos cabelleras en vez de una, dos ombligos en vez de uno, dos narices en vez de una, dos lenguas en vez de una, de dientes no sabría decir el número, sabría de los órganos internos y externos y de otros detalles que forman parte del cuerpo humano, pero no entraré en tantos pormenores. Toda esta enumeración parece del todo vana, pero no lo es, si se piensa que cada par de ojos está expuesto a la conjuntivitis, al glaucoma, a la ceguera; cada hígado a la cirrosis o a la hepatitis, cada corazón al infarto o al paro cardíaco; sin contar los males menores que se demoran en las uñas o en las plantas de los pies, como los hongos; en la garganta, como las amígdalas, etc. Que dos personas se entiendan sin que algo ande mal, ya sea físico o psíquico, es muy difícil; que tres personas se entiendan es casi imposible, ya que una sola persona a gatas se entiende. Existen otros males que no mencioné, como la envidia, los celos, la desconfianza, el malentendido; todo esto pesa sobre la vida del amor más perfecto y capaz de sacrificio. En el fondo, ¿quién comprende a quién? Nadie lo sabe. Por eso la Trinidad es una de las más sublimes perfecciones de la religión católica.

Se llamaba Anaisidro a veces, otras veces Isidroana, según la hora en que lo frecuentaba, que era a todas horas. Para hacerme dormir, tocaba el piano a cuatro manos o cantaba a dos voces. El piano obraba como un hipnótico sobre mi organismo, por más que quisiera oír un poco más de lo que había oído, me vencía el sueño totalmente. El dúo ejercía un efecto distinto: me desvelaba, y el llanto que salía de mi garganta reclamaba una bebida inmediata y tibia, que no tardaba en llegar en una botella cuyo color era de piedra de luna.

Por más que digan que la piedra de luna trae mala suerte, a mí me enternece contemplarla porque me recuerda los misterios de la primera nutrición, cuando la garganta sabe que está tragando la vida, la energía, el futuro, el destino. A veces prefería a Isidroana, a veces a Anaisidro, todo dependía del género de la bata o de la vestimenta que llevaban, cuyo colorido cautivaba mi alma hasta hacerme gritar de goce o de terror. Dependía también de un sonajero que representaba el movimiento rítmico de una majada o de un jabón cuyo perfume rosado competía con el gusto de la naranjada o del durazno aplastado con un tenedor sobre un paisaje donde corría un río con cisnes plácidos que yo no sabía que eran cisnes, pero que presentía que estarían ligados a Leda en la mitología griega, con un cuello tan sensual que serviría de brazos, de humano acercamiento, acoplamiento más bien, en un calidoscopio en continuo movimiento. Jugaba conmigo. El juego era muy agradable, cuando no era demasiado violento. Cuatro manos pueden jugar a la pelota con un niño que parece de goma: y así lo hicieron. El júbilo es tan grande que no tiene límites. De aquel juego caí al suelo, muerto: así lo anunciaron los vecinos. Pero la muerte no quiso de mí aquel día. Se arrodilló. Me miró. Y, sin saludarme, se fue en busca de un muerto de frío más digno de sus atenciones.

El segundo amor fue casi una media persona. Para reanimarse, tenía que beber dos litros de leche al día. Le faltaba un brazo; en lugar de brazo tenía una paleta de yeso para escribir a máquina o un gancho para el ping-pong. Le faltaban las dos piernas; esta circunstancia hacía que pareciera una estatua, ya que el resto de su cuerpo era perfecto y lo movía con tanta gracia y aplomo que despertaba la envidia de hombres y mujeres que la contemplaban. Había que visitarla en el Instituto de Rehabilitación, con un permiso especial. Era muy difícil encontrarla, porque volaba por los corredores del Instituto en un cochecito de ruedas. Cuando la encontraba, después de muchas corridas, subidas y bajadas en el ascensor, llegaba girando la dicha prometida en las ruedas de su cochecito, pues me trepaba a sus exiguas faldas. “Servime de brazo.” Corríamos hacia el caramelero. Yo elegía el paquete de caramelos más llamativo. De su bolsillo, de acuerdo con sus indicaciones, yo sacaba la plata y pagaba como una persona importante; desenvolvía el caramelo elegido y, bajo sus órdenes, se lo ponía en la boca; luego ella, con sus ojos, elegía otro para mí, que yo desenvolvía para metérmelo en la boca. “Ahora corré”, me decía. “Mové las ruedas.” De un lado mi mano, del otro la de ella, hacía girar las ruedas del cochecito. Y después venía lo mejor. “Peiname”, me decía. “En mi bolsillo está el peine. Buscalo.” No lo encontraba. “Buscalo, buscalo”, insistía, sacudiendo su melena de león y, cuando yo lo encontraba, le desenredaba el pelo como una madeja de seda negra, para mí sola. Un aplauso me hacía creer que era una gran peluquera, pero el aplauso indicaba el fin de las horas de visita. El día en que me regaló su anillo fue el día de nuestro compromiso; ese día me demoré más tiempo mostrando el anillo a todo el mundo, y salí del edificio cuando el cielo rosado me obligó a comer un helado de frutillas. Se llamaba Rousa Longo.

El tercero era un enano. “Te quiero te quiero te quiero”, cantaba pasando junto a mí, fumando una pipa con un horrible olor a humo negro. Tenía los pies muy grandes. El pelo ensortijado le cubría un ojo azul. ¿Por qué lo amaba si tenía feo olor, además de ser muy malo? Nada justificaba nuestro cariño que, en aquella época, era muy mal visto. Treinta años mayor que yo, tenía nueve hijos y una mujer que había recogido en un terreno baldío, sin documentos de identidad. Es cierto que tocaba bien el violín y que conocía el nombre de todas las estrellas, pero nada justificaba esa fascinación que ejercía sobre mí cuando pasaba por las calles en un automóvil azul oscuro, con un perro amarillo, que ladraba continuamente a quien lo saludara.

Silvina y mis alupnos

Yo sigo con mis experimentos en el aula a pesar del poco apoyo de mis colegas y las referencias irónicas a mi "creatividad", mi "desorden", mi poca regularidad en el cumplimiento de "lo pactado".
Me sigue causando grandes placeres el dar a elegir libros y cuentos a los chicos: En 5to año: Todo un trimestre sobre fantástico que queda tan corto, tan pobre y con tantas ganas de meter de todo: hay Cortázar, hay Borges, hay Levrero y pujan por ser elegidos Lovecraf, Poe, y etc, etc.
Dentro de esta unidad, suelo elegir algunos de Silvina Ocampo, dos o tres, de muestra, pero sin lograr contagiar mis fascinación por ella. Hasta que este año vi la luz (o me la mostraron mis alupnas): Les dije que eligieran tres de sus obras completas, cada uno sus tres, sin ponernos de acuerdo: Una chica se leyó los dos tomos que hay en la biblioteca porque le gustó uno tras otro. Otras chicas me decían "no lo entiendo" y al leerlos en voz alta veíamos que lo genial era "no entenderlos" y buscar puntos en común y elementos fantásticos y dudas y más dudas y no hacer fuerza por explicar sino por platear posibilidades. Juro que vi las sonrisas de deslumbramiento que estaba esperando hace rato.
Algunas de nuestras emociones fantásticas compartidas: "El vástago", "Cielo de claraboyas", "El caballo muerto" y hoy, el genial, "Amé dieciocho veces pero recuerdo sólo tres".

Dentro de mí

Ando de um lado para outro, dentro de mim.
Estou bastante acostumada a estar só, mesmo junto dos outros.



-Clarice Lispector

Le oculto un secreto

Mi papá no está contento conmigo. Me mira más triste que enojado porque sabe que le oculto un secreto. Estás muerto, quisiera decirle. Pero tengo miedo de que no venga más.



ANA MARÍA SHUA

miércoles, 30 de octubre de 2013

Al idiota le gusta el cementerio de elefantes

Caza de conejos
por Mario Levrero



Considerado en su país, Uruguay, como el «Maestro de lo Fantástico», Mario Levrero nació en Montevideo en 1940. Ejerció varias profesiones, ya que, a pesar de su talento, y como ocurre con la mayoría de los escritores en lengua castellana, nunca ha logrado vivir de su pluma. En su haber tiene varias excelentes novelas: La ciudad (1966), Nick Cárter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo (1974), una novela que se halla entre el género policíaco y la ciencia ficción, y tiene también otras novelas: El lugar, París, La cinta de Moebius, todavía inéditas. Entre sus libros de relatos cabe destacar La máquina de pensar en Gladys (1967) y Aguas salobres, aún inédito, del que hemos extraído el relato que sigue. En su trabajo La generación crítica, el ensayista Ángel Rama dice de él: «Mario Levrero maneja una escritura de preciso rigor, con lo cual sigue fielmente los detalles de una prosa constante desconectada en sus tramos significativos, a la manera de la técnica surrealista. A diferencia de otros productos surrealistas y emparentado en esto a la lección kafkiana que es la dominante de la creación de Levrero, sus cuentos se construyen sin que evolucionen internamente, prefiriendo un derivar lateral trasladándose a otros personajes, otras situaciones, otros estados».

A Jorge y Elizabeth, Claudia, Marcelo y Cecilia



Hay que inventar liebres para poder hacer de nuestra vida un extenso y luminoso día de caza, y para poder decretar que somos cazadores. JOSÉ PEDRO DÍAZ, Ejercicios Antropológicos


Cuando siento que voy a vomitar un conejito, me pongo dos dedos en la boca como una pinza abierta, y espero a sentir en la garganta la pelusa tibia que sube como una efervescencia de sal de frutas.

Julio Cortázar, Carta a una señorita en París


Perseguirlo armados de dedales, perseguirlo armados de precaución, perseguirlo con tenedores y esperanzas, amenazar su vida con una acción del ferrocarril, atraerlo con sonrisas y jabón.

Lewis Carroll, La caza del Snark


Deseo que conste que, sin deseo de polemizar, yo sostengo la vieja tesis de que la ballena es un pez e invoco en mi ayuda el testimonio del santo Jonás.

Hermán Melville, Moby Dick
Prólogo



Fuimos a cazar conejos. Era una expedición bien organizada que capitaneaba el idiota. Teníamos sombreros rojos. Y escopetas, puñales, ametralladoras, cañones y tanques. Otros llevaban las manos vacías. Laura iba desnuda. Llegados al bosque inmenso, el idiota levantó una mano y dio la orden de dispersarnos. Teníamos un plan completo. Todos los detalles habían sido previstos. Había cazadores solitarios, y había grupos de dos, de tres o de quince. En total éramos muchos, y nadie pensaba cumplir las órdenes.


1

Yo sentía pinchazos en las piernas. Al principio no les daba importancia; lo atribuía al pasto y a los yuyos. Pero luego, cuando el dolor fue subiendo, y un poco más tarde aún, cuando el dolor y el mareo me hicieron vacilar y caer, vi —antes de que la vista se me nublara y cuando mi cuerpo comenzaba a retorcerse en los espasmos de la muerte—, vi la araña con ropas de cazador y sombrero rojo, y mirada perversa y divertida, arrojándome sin pausa los darditos envenenados a través de su pequeña cerbatana.


2

Al oso amaestrado lo habíamos disfrazado de conejo, y bailaba en el bosque, saltaba en el bosque y movía las orejas blancas del disfraz. Era penosamente ridículo.


3

Laura gateaba en el pasto. La cosquilla de los yuyos la excitaba, y entonces aparecía un conejo. Ella lo atrapaba entre sus piernas. Era lindo de ver la cabecita blanca asomando y hociqueando sobre esas nalgas también blancas. Ella decía preferir los conejos a los hombres; que los conejos eran de pelo más suave y cuerpo más cálido. Y si ella apretaba un poco demasiado con sus muslos, al conejo se le nublaban los ojos y moría dulcemente, graciosamente, o aun con indiferencia.


4

Nos gusta el conejo a las brasas, pero nuestra presa favorita es el guardabosques. Los conejos se cazan con paciencia y astucia, con trampas más o menos complejas de ramas y zanahorias; los guardabosques, en cambio, necesitan todo nuestro arsenal. El tiroteo duró hasta el anochecer. Cuarenta guardabosques desnudos colgaron finalmente de cuarenta horcas. Los cuervos les arrancaban los ojos y acudían las hienas al olor de la putrefacción. Los esqueletos de guardabosques colgaron durante años en las horcas, como ejemplo para otros guardabosques, y para los niños.


5

No hay que creer demasiado en la sabiduría de los viejos. «En este bosque —me decía un viejo guardabosques— estuvieron un día todos los conejos del mundo. Era el paraíso de los cazadores y, mientras no llegaron los cazadores, el paraíso de los conejos. Todo el bosque era una masa blanca y nerviosa, peluda y blanda, con infinidad de puntas ondulantes. —Se refería sin duda a las orejas de los conejos, las cuales tienen forma puntiaguda—. Ahora, en cambio, sólo nos queda el recuerdo de los conejos. Esté seguro de que no hallará uno, por más que busque.» Pero a pesar del disfraz, que era perfecto —las ropas, los lentes—, lo reconocí y le dije: «No me engañas, conejo. Huye, porque cuento hasta diez y disparo». Las orejas, cuidadosamente peinadas hacia atrás, se irguieron bruscamente; los redondos anteojos cayeron al suelo y se perdieron entre el pasto. El conejo se alejó dando saltos despavoridos entre los árboles. Conté hasta diez y disparé.


6

Cuando hubimos cazado un número suficiente de conejos como para satisfacer nuestra hambre milenaria, preparamos una fogata con todos los carteles de madera que decían «PROHIBIDO CAZAR CONEJOS» y asamos los conejos a las brasas.


7

Algunos cazan conejos persiguiéndolos sin tregua, a caballo, despiadadamente, dentro y fuera del bosque; en polvorientas carreteras, en praderas enormes, trepando incluso a pedregosas montañas. Cuando el conejo se detiene, loco de fatiga, le destrozan el cráneo con un golpe certero de garrote. Luego se lo comen, crudo y hasta con pelos.

Yo estoy condenado genéticamente a otros procedimientos. Tejo laboriosamente durante varios meses una enorme y casi invisible tela como de araña, y luego me siento a esperar, un poco oculto entre el follaje. A veces pasan otros tantos meses antes de que aparezca un conejo en los alrededores, y a veces otros tantos más para que el conejo caiga en mi tela. Mientras tanto atrapo sin querer moscas y mosquitos, moscardones, avispas, ratones, culebras, mulitas, caballos, pájaros, jirafas y monstruos marinos. Me fatiga mucho despegarlos y recomponer la tela donde ha sido dañada. Es un trabajo agotador y la vigilia es constante. Me destrozo los nervios en esta tensa y eterna espera. Tengo las mandíbulas apretadas, me caigo de sueño, y mis sentidos se agudizan y exasperan en alerta constante. Mi forma de cazar conejos, y no tengo otra, es lo que me ha transformado en un loco.


8

Cuando, rara vez, cae un conejo en mi tela, tiene la piel más suave que los otros, su cráneo queda intacto, su carne no se ha envenenado con la fatiga muscular de una huida interminable y, en fin, es un conejo vivo, alegre, un hermoso compañero de juegos.


9

Elegimos el bosque por dos motivos: porque en el bosque no hay conejos, y porque ignoramos todo acerca de cómo cazarlos. Algunos imitan, en su ingenuidad, el mugido del alce; otros trepan a los árboles y buscan en los nidos; otros rocían con insecticida viejos panales olvidados por las abejas. Los hay que parpan, graznan y cacarean; los hay que agitan un trapo rojo; los hay que usan un contador Geiger.

El idiota va al bosque a imaginar conejos eróticos y masturbarse. Los cree de grandes pechos y ondulantes caderas. Evaristo, el plomero, los imagina con un complejo mecanismo interior de relojería y quisiera atrapar uno para desarmarlo.

Otros, que han leído alguna información errónea sobre el tema, se tienden bajo un árbol a esperar que caigan. Al anochecer, el idiota, agotado por sus masturbaciones, hace sonar largamente su silbato (un sonido cantarino y gorgoteante, por la baba mezclada con el aire que sopla) y todos nos reunimos en un punto predeterminado y volvemos ordenadamente al castillo.


10

Era un día pesado y tormentoso; hicimos una enorme fogata para espantar los mosquitos que nos devoraban. Tuvimos la mala fortuna de que la fogata se extendiera a los árboles vecinos y, rápidamente, el bosque entero fuera pasto de las llamas. Fue así que perecieron casi todos, horriblemente carbonizados. Los sobrevivientes se reúnen noche a noche, desde hace años, en un bodegón del puerto; recuerdan infaltablemente la anécdota y se reprochan la terrible imprudencia. Después, borrachos, se alegran: comienzan a reír. Luego riñen entre ellos y el patrón, ya de madrugada, los echa a la calle. Duermen entre tachos de basura y se revuelven sobre sus propios vómitos.


11

Cuando graniza, o simplemente cae un chaparrón fuerte, el idiota corre con su primita a protegerse bajo el enorme sicómoro que ocupa la parte central del bosque; las ramas del árbol se arquean hasta tocar la tierra, formando una cúpula que más que de la furia de los elementos los protege de las miradas de otros cazadores, o de los guardabosques. El sentimiento de protección es esencial para que la primita se sienta solidaria con el idiota y se deje manosear y cubrir de baba el cuerpo angelical y blanco. Cuando llega el invierno, el sicómoro se cubre de finas plumitas y da la impresión de un pájaro enorme, o tal vez de un cisne con la cabeza metida bajo el ala. En primavera les brinda sus frutos, unos higos que bajo la piel delgada son pura leche dulce. Al anochecer, la lluvia cesa. El idiota y su primita vuelven a la interminable cacería de conejos, pero ahora tienen un fuerte sentimiento de culpa y no se miran a los ojos. El idiota recoge bolitas de granizo y las mira disolverse en su mano con una rapidez que espanta. De madrugada, cuando el campamento duerme y la fogata está casi apagada, el idiota sigue despierto, babeando, sacando nuevos granizos de su faltriquera y mirándolos cómo se disuelven, con una rapidez que espanta, sobre la palma de la mano.


12

Quisiera vivir entre gentes que fueran más buenas, más felices que yo. Así les envidiaría su suerte o su bondad. Pero todos los cazadores son desgraciados, estúpidos e infinitamente perversos. Así, me veo obligado a envidiarles sus pobres bienes materiales. Les tiendo trampas. Cuando alguien me ve fabricando una trampa muy compleja y muy sólida se ríe, porque cree que exagero; por lo general se siente impulsado a explicarme el tamaño y la fuerza reales de un conejo. Yo dejo que me expliquen. No saben, ellos, que es un trampa para cazadores. Los mato y les robo el dinero, las ropas, las armas y algún adorno —collares de dientes de tigre, relojitos antiguos, anillos de compromiso, plumas de colores, billeteras de cuero de cocodrilo—. Los cazadores gustan de adornarse, y a menudo el colorido de estos adornos es su perdición: es fácil distinguirlos entre el follaje y tomarlos por sorpresa.


13

El conejo en celo desprende un aroma muy tenue que sólo es percibido por el finísimo olfato de los cazadores. Llegan de todas partes, siguiendo este aroma en forma inconsciente y compulsiva; no saben adonde van, ni por qué van. El conejo espera entre los matorrales. Cuando el cazador se aproxima, el conejo tensa los músculos y se prepara para el salto. El cazador no ve esos ojos rojos, astutos, brillantes, pendientes de sus menores movimientos. Cuando está muy cerca, el conejo en celo salta, dejando escapar un espantoso rugido que hace estremecer el bosque. El cazador, tomado por sorpresa, queda paralizado y no atina a defenderse. De todos modos, la lucha sería desigual: un par de rápidos manotazos, una dentellada certera, y el conejo se aleja arrastrando un cadáver flojo y sangrante, que será una fiesta para los hambrientos conejitos.


14

En ocasiones me gusta pasarme al bando de los guardabosques; entonces se produce un desequilibrio entre las fuerzas, y los cazadores son derrotados con facilidad. Nosotros, los guardabosques, no sufrimos ninguna baja.


15

Dicen que van a cazar conejos, pero se van de pic-nic. Bailan alrededor de una vieja victrola, se besan ocultos tras los árboles, pescan o fingen pescar mientras dormitan; comen y beben, cantan cuando vuelven al castillo en un ómnibus alquilado que siempre resulta demasiado pequeño para todos. Los conejos aprovechan los restos de comida. También es frecuente que los falsos cazadores, borrachos, olviden su victrola. Entonces los conejos bailan hasta el amanecer, a la luz de la luna, al son de esa música alocada y antigua.


16

Algunos conejos se han hecho expertos en el arte de imitar con gran precisión el grito con que los cazadores suelen llamarse entre ellos cuando se encuentran perdidos o en dificultades. «Ooooooh-eeeeeeh», se oye a la distancia, y luego la respuesta, desde otro extremo del bosque: «Ooooooh-eeeeeeh». Los gritos se repiten, cada vez más próximos. Después hay un silencio, después hay otro grito, distinto, después no se oye nada más.


17

Al idiota le gusta el cementerio de elefantes, no por el valor de los colmillos, ni por el misterio del impulso que lleva al elefante herido a buscar el lugar milenario, ni por el brillo de la luna en el marfil, ni por el aspecto imponente de los esqueletos que semejan barcos antiguos semihundidos en un mar verde oscuro, ni por oír el curioso lamento de agonía de los elefantes que llegan y se tienden, ni por la aventura, sino por el olor a podrido de los elefantes muertos.


18

«Creo haber atrapado un conejo», dije, acariciando la suave vellosidad de Laura, que es tan joven. Ella ríe con una carcajada fresca y huye; yo recomienzo pacientemente la búsqueda.


19

Cuando estoy imposibilitado de moverme, por haber caído en la trampa de otro cazador o haber comido, por error, de las bayas silvestres venenosas de efecto paralizante, un río de conejos de ojillos vivaces salta interminablemente en blanca cascada ante mis ojos, de día y de noche, y al día siguiente, y a la noche siguiente, y siempre.


20

Hay quien caza conejos por amor; yo los cazo por odio. Cuando los tengo en mi poder los voy destrozando lentamente. Los mutilo, tratando de que no se mueran en seguida. Hay otros cazadores que odian a los conejos porque destruyeron su hogar o sus cosechas, porque robaron a sus hijos o mataron sus esperanzas; mi odio es injustificado y atroz. Creo que hay algo de amor en este odio; no dedicaría, de otro modo, tanto esfuerzo a combatirlos con mis armas más arteras.


21

El conejito recién nacido es tal vez el espectáculo más tierno del mundo. Tan blanco y tan indefenso, tan débil y tembloroso, las orejitas sedosas y blandas, la naricita inquieta y rosada, los dientecillos asomando apenas en su hociquito menudo que parece sonreír tímidamente.


22

Cuando en el club de caza se habla de caza, y siempre se habla de caza en este club, yo permanezco obligadamente en silencio. No hay heroísmo en la caza del conejo. Ellos narran aventuras espeluznantes, se exhiben piezas embalsamadas de animales terribles. No hay nada de esto en la caza del conejo, donde todo se desliza suavemente, amablemente. Intervienen la astucia y la paciencia, pero también la imaginación y la simpatía. No hay sordos gruñidos ni carreras dementes; no hay sangre ni estruendos de armas de fuego, Todo es apacible y casi cariñoso; y aunque el peligro es tan grande como el que corren los otros cazadores, de búfalos y tigres, es un peligro tan sutil y tierno, que nadie que no cace conejos podría comprender que es realmente un peligro. Opto, entonces, por cerrar la boca y escuchar, y pasar por tímido o por tonto.




Tomado de http://es.convdocs.org/docs/index-71517.html?page=8

Te canto ahora que me amas

Poemas Chinos



Alberto Laiseca




La Gran Muralla

No es su costumbre,
pero la garza amarilla desplegó sus alas e inició anoche un vuelo nocturno.

No es frecuente en China;
pero a veces ocurre que alguien desarma la Gran Muralla
para que el corazón quede expuesto
y pueda volver a amar.

Yuan Ho. Dinastía Han.




Despedida flotante

Hace once años que partiste.
Nadie toca ese laúd pintado de rojo
pero yo todavía escucho su despedida flotante.
Los caballos pasaron ayer frente a la casa donde vivo;
sin embargo, el coral aún tintinea sobre mi mesa.
La tarde no ha terminado
y el campesino sigue empeñado en el arrozal.
Ni la más severa disciplina logró dispersar la niebla de la mañana,
que conservo en el hueco de mi mano.

Yang Ch'eng. Dinastía T'ang.




El rey Ch'in quema libros y contruye murallas

El rey Ch'in quema libros y contruye murallas;
pero la nieve de las cuatro montañas aún no se ha fundido,
pese al estío.
El rey Ch'in lleva un trozo de jade desde su nacimiento;
pero entre los cañaverales una mujer ha parido.
El rey Ch'in ha escrito la Historia, con finos caracteres,
sobre papel de arroz;
pero Confucio dijo: "Odio el color púrpura
porque se confunde con el color rojo".
Los emperadores Yao y Shun, sonríen.

Yen Ts'anglang. Dinastía Ch'i.




Ayer, no estabas

Oigo la abominable música de Cheng.
Su disonancia convierte mi alma en Reinos Combatientes.
No es música del cielo ni del mundo terrenal.
Detesto la pintura de Foh,
porque sus masas intencionalmente mal balanceadas
arrojan a un Mundo Amarillo.
Veo huecos fundidos
que con insolencia arguyen contra las formas.
Maldigo los excecrables poemas de Tut,
porque dan bríos al puñado de arena del centro del oasis;
así, la mancha en la cosecha crece
hasta tomar dimensiones gigantescas
y la pasta del fondo adquiere magisterio sobre el agua clara.
Ayer, no estabas.

Chung Tshia. Ducado de Ts'in.



Arreglos de paisajes en miniatura


Tomo un puñado de tierra y hago creer a quien mira,
que se trata de una montaña.
Ella toma una copa labrada, llena de agua,
y la convierte en un río.
Ayer la vi
y acordamos transformar algo entre los dos
para burlar a los Seis Demonios del desierto.

Ho Yuan Chen. Dinastía Legendaria.



Conociendo a una persona antes del momento adecuado

Pocas desgracias pueden ser tan formidables,
como la de estar deslizado en el tiempo.
Cinco años puede ser todo lo que hace falta
para la diferencia entre el horror y la felicidad.

Ho Yuan Chen. Dinastía Legendaria.



Pequeño gorrión


Mi amada no conoce jaulas;
va y vuelve cuando se le ocurre.
No te cantaré cuando te hayas ido,
pequeño gorrión salvaje.
Te canto ahora que me amas.


Shen Chin. Dinastía Wei



ESCRIBIENDO UN POEMA


Escribo este poema con una delgada varilla de junco;
la tinta, al deslizarse, produce un ruido ensordecedor.
La clarividencia otorga deslumbramiento
y un pequeño dedal de malaquita
crece hasta contener el Río Amarillo.
En la pared de mi cuarto
está la vieja pintura de una rosa bermellón;
ese inofensivo objeto neutro e indoloro
me aturde con el insoportable perfume de miles de flores.
Todo eso has producido en el corazón de quien espera.


Hwang Tsi Lie. Dinastía Chou.



En aguas bajas


Mis poemas antes tenían
toda la profundidad de la superficie.
Ahora tienen toda la superficialidad
de lo profundo.
Yo sé de la molicie que espera en las aguas bajas.


Shen Chin. Dinastía Wei.

sábado, 26 de octubre de 2013

El poeta y el dramaturgo

"Es poeta aquel que posee la facultad de ver sin cesar muchedumbres aéreas vivientes y agitadas a su alrededor; es dramaturgo el que siente además un impulso irresistible a metamorfosearse él mismo y a vivir y obrar por medio de esos otros cuerpos y esas almas... Verse a sí mismo metamorfoseado ante sí y obrar entonces como si realmente se viviese en otro cuerpo con otro carácter".


Friedrich Nietzsche

El teatro, ese chatarrero

Allí la narrativa y la poesía construyendo desde su herramienta más poderosa: el lenguaje literario, la retórica. Aquí la dramaturgia. Ese chatarrero que hace fortuna con el deshecho: la materia coloquial. Tal vez por eso el descrédito ¿cómo podría hacerse algo digno procesando lo indigno, lo vulgar, aquel sonido monótono que nos acompaña por la vida? El diálogo es residuo puro. Materia despreciable. En el instante mismo de ser proferido cambia su condición conducente por la de basura. Tal vez por eso, por su paso tan fugaz por lo útil, por lo profano, se vuelve en manos del poeta, en sus procedimientos, inmejorable materia sagrada.



Mauricio Kartún

Estanque colmado

EL AMOR QUE CALLA



Gabriela Mistral



Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotundo y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres, tan oscuro!

Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que el entrar en la muerte!

Susana Etcétera y otras chicas del montón

:: LECTURAS ::

La poesía argentina


22-10-2013 | Silvia Baron Supervielle, Susana Thénon, Tamara Kamenszain


El escritor chileno Diego Zúñiga, autor de Camanchaca, propone una lista de grandes poetas para sortear el lugar común que dice: “Literatura argentina = narrativa”.

Por Diego Zúñiga.


Durante mucho tiempo pensé que Susana Thénon era el nombre de una poeta norteamericana. Es cierto que ese tilde arriba de la e podía confundir las cosas, pero no me parecía difícil imaginarla en una antología junto a autoras como Marianne Moore, Elizabeth Bishop, Anne Sexton o Denise Levertov. Podía ser una más de ellas, vivir en algún pueblo americano, retirada de la vida, quizás, escribiendo pequeños y rotundos poemas, como eran los que había leído de ella en alguna columna, en algún ensayo, más o menos a la pasada, sólo unos versos, sin tener más referencias de su vida, de su obra.


Pero me equivocaba. Susana Thénon no era norteamericana, sino argentina, y lo supe cuando leí su poema “La antología”, en el que con una ironía feroz planteaba, justamente, una mirada crítica sobre cómo algunos académicos extranjeros se acercan a la poesía argentina, sudamericana, latinoamericana desde unos prejuicios que a veces dan risa, aunque casi siempre deberían causar indignación.

El poema dice:

¿tú eres
la gran poietisa
Susana Etcétera?
mucho gusto
me llamo Petrona Smith-Jones
soy profesora adjunta
de la Universidad de Poughkeepsie
que queda un poquipsi al sur de Vancouver
y estoy en la Argentina becada
por la Putifar Comissión
para hacer una antología
de escritoras en vías de desarrollo
desarrolladas y también menopáusicas
aunque es cosa sabida que sea como fuere
todas las que escribieron y escribirán en Argentina
ya pertenecen a la generación del 60
incluso las que están en guardería
e inclusísimamente las que están en geriátrico

pero lo que importa profundamente
de tu poesía y alrededores
es esa profesión –aaah ¿cómo se dice?–
profusión de íconos e índices
¿tú qué opinas del ícono?
¿lo usan todas las mujeres
o es también cosa del machismo?

porque tú sabes que en realidad
lo que a mí me interesa
es no sólo que escriban
sino que sean feministas
y si es posible alcohólicas
y si es posible anoréxicas
y si es posible violadas
y si es posible lesbianas
y si es posible muy muy desdichadas
es una antología democrática
pero por favor no me traigas
ni sanas ni independientes.

Susana Thénon publicó este poema en Ova completa, en 1987, el que sería su último libro. Cuatro años después moriría y veinticinco años más tarde recién se compilaría su obra completa en La morada imposible (Corregidor), a cargo de Ana M. Barrenechea y María Negroni, dos tomos en los que encontramos su poesía, pero también sus traducciones, algunas cartas, ensayos, reseñas, fotografías, poemas dispersos y muchos poemas inéditos, breves, que a ratos parecen las anotaciones de un pequeño y difuso diario de vida, sobre todo los que escribió en los 50 y 60.

Escribe en diciembre de 1952:

Yo creo que algún día
he de encontrar lo que busco,
en árbol, en mujer,
en rama, mesa, pájaro,
en ojos, en palabras.
Yo creo que viviré hasta ese día.

Y en junio de 1967:

He aprendido a valerme
como una especie próxima a morir.
Cavo más hondo.
A ras de tierra cruza lo inevitable.

Pienso en el error que da inicio a este texto y pienso, también, en ese lugar común que dice: “Literatura argentina = narrativa”. El desconocimiento es grande y la culpa es de uno, claro, que también viene de otro lugar común: “Literatura chilena = poesía”, lo que puede inducir al error: pensamos que la poesía chilena es la más importante, crecemos leyendo a Neruda y Parra, y nos olvidamos de los otros. Pero debemos asumir eso: el error y la negligencia, la pereza y la desidia con que algunos lectores actuamos a veces. Lo más importante debiera ser siempre la curiosidad, no ceder frente a los lugares comunes, porque detrás de eso podemos encontrarnos, por ejemplo, con la poesía de Susana Thénon, o con la obra de Joaquín Giannuzzi y Ricardo Zelarayán, que son poetas inmensos, pero que fuera de Argentina no han recibido toda la atención que se merecen. Quizás Giannuzzi un poco más: hay algunas ediciones en el extranjero –su Poesía completa, de hecho, se publicó en España, aunque ahora Ediciones del Dock prepara una nueva versión–, Sergio Chejfec le dedicó un ensayo inteligente y emotivo (Sobre Giannuzzi), y Fabián Casas escribió “El poeta maldito de la clase media”, uno de los mejores textos de Breves apuntes de autoayuda, pero la verdad es que con eso no basta. Tampoco con que en México y en España hayan editado la Obra completa de Héctor Viel Temperley, o que Adriana Hidalgo haya publicado la poesía reunida de Silvia Baron Supervielle y Tamara Kamenszain. Son pequeños gestos, los mínimos que en realidad se merece la poesía argentina contemporánea: más allá de Juan Gelman y de Alejandra Pizarnik están estos poetas que escribieron en silencio, sin ninguna mirada predecible, sin un referente particular, construyendo voces muy distintas entre sí, algunas más estridentes que otras, algunas más complejas que otras, pero todas realmente valiosas no sólo por esas diferencias, sino porque consiguen armar una obra realmente misteriosa, difícil de encasillar, difícil de asimilar en muchos casos, porque se resisten a las comparaciones, a lo obvio: la fugacidad de los poemas de Silvia Baron Supervielle no tiene mayor vínculo con el desparpajo de Osvaldo Lamborghini, por ejemplo, ni el lenguaje torcido de Zelarayán con las imágenes diáfanas y desconcertantes de Giannuzzi, ni la lucidez rotunda de Thénon con la respiración de los últimos poemas de Viel Temperley en Hospital Británico o con Tamara Kamenszain, que en 2010 publicó ese libro hermoso y demoledor que es El eco de mi madre, en el que escribe:

No puedo narrar.
¿Qué pretérito me serviría
si mi madre ya no me teje más?
Desmadrada entonces me detengo
ante un estado de cosas demasiado presente:
ser la descuidada que la cuida
mientras otros la descuidan por mí.
Son personas que me sobran
y la gramática se torna un escándalo
cuando ella que olvidó las palabras
adelanta su bebé furioso
con el fin de decirlo todo
aunque no se entienda nada.

Es tentador pensar que en ese primer verso del poema de Kamenszain se esconde una parte del misterio de la poesía argentina: “No puedo narrar”, escribe ella, entonces arma en El eco de mi madre una novela en verso, los fragmentos de una historia –la de una mujer que va perdiendo la memoria– que ella vincula, de hecho, con ese otro libro hermoso y demoledor que es Desarticulaciones, de Sylvia Molloy, una novela que a ratos también parece un libro de poesía, y entonces estamos aquí, en el final de todo, o en el origen: los géneros se difuminan, lo que importa son las palabras que construyen y destruyen, la respiración de una prosa que deviene poesía; podríamos pensar eso: lo narrativo que son estos poetas argentinos, pero la verdad es que el asunto es más complejo que esa imagen. Porque después viene la poesía de los 90 (Rubio, Casas, Gambarotta, Laguna, Raimondi) y las imágenes y los versos se fracturan, todo se vuelve más difuso y aquellas palabras de Kamenszain –“No puedo narrar”- se convierten en una sentencia mucho más ambigua, o la respuesta a ese no poder narrar se torna realmente enigmática.

Pero volvamos al inicio de todo esto, a ese error, a Susana Thénon, que en 1983 escribe en una carta: «Lo que está haciendo Olivero Girondo con las palabras yo estoy haciéndolo con la sintaxis. Yo estoy estirando el lenguaje, rompiéndolo, llevando al máximo todas las posibilidades que puede ofrecerme el español aun con incoherencias y estoy reflejando un estado de cosas al mismo tiempo con esas incoherencias y con esas sinrazones.»

Me atrevería a decir, con absoluta confianza, que la mayor parte de estos poetas argentinos y otros –como Mirta Rosenberg, Irene Gruss, Carrera y Perlongher– han hecho eso: estirar el lenguaje, romperlo, llevarlo al máximo de sus posibilidades. Incluso, cambiar de idioma y luego traducirse, como lo hizo Silvia Baron Supervielle, que pasa del francés al español, y que borra, en el fondo, la lengua, la nacionalidad, para dejar, al final de todo, al poema completamente solo, como debiéramos leer siempre la poesía, la literatura:

He abandonado
mi lengua
y andado mucho
tiempo

hasta el ritmo
de mi paso
he olvidado

hasta el sonido
de mi silencio
he perdido.



Tomado de http://blog.eternacadencia.com.ar/archives/2013/31506#more-31506

Peor el remedio que la enfermedá

Estuve tan loca esta semana, tan descolocada, tan depre, tan triste, tan jodida (aunque casi nadie lo notara, ojo, dije casi) que me puse a pensar si realmente no será de malcogida (ni se les ocurra usar la palabrita freudiana porque les tiro con algo). Pensé que, menopáusica o pre o en edá de ¿merecer? ¿recaer? ¿reiniciar?, quizás necesitaba darle una oportunidad a eso de unir sexo-amor-amistad.
He dicho. Digo: Hacerme ilusiones con. Retomo: Pensar en que es posible eso en lo que digo que creo pero que nunca me salió del todo bien (no, al menos, mientras tuve los ojos abiertos y ningún deseo de autoengaño).

Bueno, eso. Lo pensé por un momento. Ahora casi sé que no, que es imposible.
O que todavía no, ¿o ya no? ¿o no con él?

Semana Carrie

Tuve una semana reCarrie. ¿Estuviste cerca mío y no explotaste en mil pedazos? Agradecele a la vida esta nueva oportunidad...


Ya pasó (casi) ya pasó. Hasta fui al Coto y logré desbloquear la net. Me falta la batería para el auto y hacer de fiscal general el domingo. Pero todo puede mejorar sin utilizar mis poderes destructivos ¿no?



Mi psicoloca siempre me decía que lo más deseado es lo más temido: ¿Que todo vuele por los aires culpa de mis poderes psíquicos de destrucción?

Ya no sé

No. No sé. Qué es enamorarse. Hace tanto... Hace tan mal, tan poco, tan menos, que me parece y huyo, que creo y niego, que me averguenzo, que digo: Ná, es imposible.

Para saber algo que ignora

Perlas de William Ospina
22/10/2013 | CONGRESO VIRTUAL, VI CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA, WILLIAM OSPINA



La utilidad de la luna

William Ospina




“Un creador escribe no para repetir lo que sabe, sino para saber algo que ignoraba”.



“Comprendemos que la ficción no es lo contrario de la realidad, sino que puede ser su síntesis”.



“Sería bonito saber cuál es el libro más leído, pero más bonito aún saber cuál es el más prestado”.



Ospina recuerda que en la Grecia clásica, según el testimonio de Platón, los rapsodas (que se apropiaban de los libros de otros) también eran considerados artistas.



“El verdadero dueño de un libro no es el que lo compra, sino el que lo lee”.



“Montaigne decía que el brío de un potro no está en su velocidad, sino en su capacidad para parar en seco”.



“Sentimos el temor de que la industria editorial y la academia sean los cordiales enemigos de los libros; cordiales, porque están sin duda interesados en que la gente entre en contacto con los libros, pero enemigos porque no siempre son conscientes de la aventura de leer”.



Leer es “un modelo de civilización”, según Ospina.



“La piratería sólo se acabará cuando los libros se hagan para todos, pensando en el poder adquisitivo de todos”.



“Volver la lectura obligatoria o imponerle una finalidad demasiado precisa” son medios torpes para animar a los chicos a la lectura, indica Ospina. “Para ser un lector voluntarioso nada me ayudó tanto como no considerar nunca la lectura como una obligación (…) todo requiere sutileza, todo requiere una pequeña ración de misterio (…) más poderosa es la tentación”.



Cuenta Ospina que Chesterton subió a un tren para ir de Londres a un pueblo de provincia, y sólo cuando arrancó el tren cayó en la cuenta de que no tenía nada para leer. Desesperado, se dedicó a leer las placas que informaban sobre las características técnicas de los vagones y la fecha de construcción del tren. Luego leyó el prospecto de un medicamento, y con eso tuvo suficiente para no enloquecer.



“Es un mal maestro el que cree saber todo lo que va a encontrar una persona en un libro”.



“Leer es leerse (…) lo que se encuentra en los libros depende mucho del lector. El escritor nos ofrece una partitura, el lector es el intérprete que lleva a cabo la ejecución de la música”.



“Memorizar los textos no siempre supone un aprendizaje”.



“Deberíamos ser capaces, de cuando en cuando, como decía Baudelaire, de partir sólo por partir y de leer sólo por leer”.



Tomado de http://seccion2.virtual.cile.org.pa/

lunes, 21 de octubre de 2013

Butler con caracoles y vecinos

Leo a Butler, teorizo sobre feminismo y género. En el medio me acuerdo que la nena me encargó que le consiga algo contra los caracoles que nos devoran lo verde. Salgo a la vereda sin plata y a seducir vecinos que solucionen mis problemas: el ferretero encuentra una casita macabra para que los caracolitos se introduzcan y mueran (precio 2006, 4 pe), el verdulero me encarga babosit a otro tipo por teléfono y me promete cruzarse hasta casa para rociar mi jardín con no sé qué menjunje. Viene, trae rociador casero, prepara líquido, me mira los rosales, me da consejos vegetales, me habla de su exmujer y de su separación. Cumplida mi misión asesina, vuelvo a Butler.

Subordinación sexualizada

Existe una diferencia entre las posturas sexista y feminista sobre la relación entre género y sexualidad: la postura sexista afirma que una mujer únicamente revela su condición de mujer durante el acto del coito heterosexual en el que su subordinación
se convierte en su placer (la esencia emana y se confirma en la subordinacíón sexualizada de la mujer);la posición feminista argumenta que el género debería ser derrocado, suprimido o convertido en algo ambiguo, precisamente porque siempre es un signo de subordinación de la mujer.

Judith Butler. El género en disputa.

El lesbianismo no es

El lesbianismo no supone un regreso a lo que es más importante acerca de ser mujer; tampoco consagra la feminidad ni muestra un mundo ginocéntrico. El lesbianismo no es la realización erótica de una serie de creencias políticas (la sexualidad y la creencia están relacionadas de una forma mucho más compleja y con frecuencia no coinciden).


Judith Butler. El género en disputa.

Cactus sin espinas para mamita

domingo, 20 de octubre de 2013

Regalos

Mis hijos e hijas (naturales y de los otros) cumplen todas los deseos y necesidades de mamita múltiple: Un super gordo libro de Úrsula K. Leguin, un cactus sin espinas pero con flores, dos pensamientos (de colores diferentes), un coral, un paquete de jabón en polvo, un Uvita blanco dulce en cartón, un mes de gym prepago y una carga de celular.

¡Qué bicho complicado es una madre!

Yo reflexionando sobre maternidades justo hoy...

Ayer, en mi seminario de Teoría Queer, hablábamos sobre el impacto del filicidio en La torre de la Defense de Copi. Me quedé sin poder articular ni mi idea ni mi sensación. Volví a casa, releí y creo que no se trata de que la crueldad tenga un límite para una lectura femenina o feminista o maternal o lo que yo pueda hacer (que me gustan las crueldades de Silvina Ocampo y sus niñas y los cuentos de Samantha Sweblin y Mariana Enríquez). Tampoco creo que una mujer no pueda escribir algo así (valgan los anteriores ejemplos). Tampoco lo veo equiparable a historias como Medea, las Troyanas o el mito de Filomena y Progne ya que se trataría de casos de infanticidios motivados por la venganza o la guerra, inscriptos en La Ley del Padre y con la función de cortar la herencia patriarcal.
Me parece que, en esta obra de Copi (ya me dieron muchas ganas de leer más), en medio de las identidades inestables de todos los personajes, la identidad "Madre" no pudiera verse como un devenir sino que tuviera tal grado de fijación de los cuerpos que la única forma de "aliviarla" (es el término usado por Daphnée para explicar qué sintió cuando mató a su bebé) fuera el "corte", la mutilación de aquello que fija a dicha identidad, es decir, la muerte del hijo. La madre dice que la niña "la fastidiaba" y no deja que ni el padre ni los otros personajes varones interfieran en eso que es "entre ella y yo". Los amigos introducen la legalidad social al querer llevarla a la policía o salvarla de la cárcel, ella, en cambio, sólo quiere enterrar a su hija en el lugar donde nació, devolverla al inicio, ella, que le dio vida, quitársela y que fuera como si nada hubiera sucedido: para no quedar fijada, para dejar de ser "madre" y poder ser "una mujer enamorada", como si ambas identidades fueran completamente incompatibles.
Hay otras madres en la obra: La de Micheline que la llama a medianoche para que vaya a desvestirla para acostarse: también fijada en la identidad "madre (cargosa)" y obligando a fijar identidad al hijo ya que sabemos que, de día, en casa, delante de mamita, la travesti es un muchacho de lentes que ayuda a los vecinos.
Aparece también una referencia a la madre de John de quien Daphnée recibió sus rubíes: "lo único que tengo", dice ella. Ahí, no sé, podríamos ver cómo se corta era herencia matrilineal al tener a John de por medio y al matar a la hija que debía continuar la herencia. No sé, no se me ocurre simbolismo para los rubíes, pero seguro veo la identidad "madre" allá fija en la "suegra".

Por otro lado, si miramos la crueldad del infanticidio del lado del cuerpo muerto de la bebé adentro de una valija o expuesto en su cuna en medio de la escena, lavado y preparado igual que otros cuerpos muertos anteriores, podemos hacer serie con el cordero, la serpiente, la rata y la gaviota y organizarlos en dos grupos: los que son comidos, es decir, procesados para ser incorporados, digeridos, incluidos en el cuerpo propio, y los que deben "volar", los que se espera que resuciten sólo si pueden irse, si pueden dejar de estar pegados a mamá (Daphnée se queja de que la nena no se le separa un segundo). Son casi paralelas las escenas de gaviota muerta-Katia muerta y la madre "olvidándose" que está muerta e insistiendo con subirla a un avión para ir al lugar donde nació. La gaviota revive y sale volando para quemarse en la torre en llamas: la bebé es atada al portaequipaje y también se estrella en el fuego.

Bueno, eso, quizás siga pensando en Copi para mis monografías.

sábado, 19 de octubre de 2013

Al ausente

¡Ay del Triste!




José Zorrilla






¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él se abrume
al ausente ha de pesar!

La esperanza es de los cielos
precioso y funesto don,
pues los amantes desvelos
cambian la esperanza en celos.
que abrasan el corazón.

Si es cierto lo que se espera,
es un consuelo en verdad;
pero siendo una quimera,
en tan frágil realidad
quien espera desespera.

En vos

A veces es idiota, muy idiota, pensar en vos. A veces es divertido, muy.
Y qué. ¿Quién necesita decidir lo uno o lo otro?

Narrativa de mujeres


Convocado el
XXVI Premio “Ana María Matute” de Narrativa de Mujeres (2014)

BASES

1º. Podrán concurrir al mismo escritoras de cualquier nacionalidad con relatos en lengua española no premiados anteriormente en ningún otro concurso

2º. Los originales, con libertad de tema, deberán ser inéditos y tener una extensión no superior a 12 folios, con un tamaño de letra mínimo de 11 puntos y 30 líneas máximo por hoja.

3º. Se presentará un ejemplar, en folios impresos a doble espacio, por una sola cara, debidamente numerados y encuadernados, cosidos o grapados. Se admitirá un solo ejemplar por autora.

4º. Los relatos presentados deberán ir firmados por sus autoras, incluyendo en el ejemplar sus datos personales (nombre, domicilio, teléfono y correo electrónico) y una breve reseña bio-bibliográfica.

5º. El envío se hará llegar a Ediciones Torremozas, Apartado 19032, 28080 Madrid, España, indicando en el sobre “Para El Premio Ana María Matute”. El plazo de admisión quedará cerrado el 31 de Diciembre de 2013 (se tendrá en cuenta el matasellos de correos). No se admitirán originales vía correo electrónico.

6º. La dotación del Premio “Ana María Matute” es de 300 euros en metálico. El relato ganador, junto a los finalistas, será publicado en un volumen de la Colección “ETC”. Ediciones Torremozas se reserva los derechos de la edición.

7º. El Jurado estará compuesto por especialistas en literatura cuyo nombre se dará a conocer en el momento de hacerse público el fallo, que será inapelable.

8º. Ediciones Torremozas no mantendrá correspondencia sobre este concurso ni devolverá los originales no premiados, que serán destruidos tan pronto se haya producido el fallo.

9º La presentación al Premio "Ana María Matute" implica la total aceptación de sus bases, cuya interpretación, incluso la facultad de declararlo desierto, queda a juicio del Jurado.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Y bué

A veces me castigo la pendejez, a veces me la perdono.

Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto

Enigma de la deseosa


Gonzalo Rojas



Muchacha imperfecta busca hombre imperfecto
de 32, exige lectura
de Ovidio, ofrece: a) dos pechos de paloma,
b) toda su piel liviana
para los besos, c) mirada
verde para desafiar el infortunio
de las tormentas;
no va a las casas
ni tiene teléfono, acepta
imantación por pensamiento. No es Venus;
tiene la voracidad de Venus.

martes, 15 de octubre de 2013

La huerta y los caracoles

Mijita siembra, transplanta, riega, pone cerco para que los gatos no invadan.
Contra los caracoles, dicen que hay que poner un charquito de cerveza donde los babosos se ahoguen. Mejor que el babosit será ¿no?

lunes, 14 de octubre de 2013

Género ¿épico erótico?

Anoche soñé algo bien narrativo, con personajes de mi serie preferida (Kal Drogo occcccccviamente pero no con seguridad) y secuencias narrativas de género maravilloso. No me acuerdo todo exactamente pero sí una escena (la sexual), unas cuantas sensaciones (eróticas) y las consecuencias de esa escena (que hasta creo que las seguí soñando después de que me desperté y volví a dormirme a la mañana).
La cosa es que yo estaba con un ¿hombre? que era mi ¿marido? Bueno, seguro era alguien (medio Kal Drogo de Juego de tronos, medio Minotauro, medio no sé qué otro animal o gigante) que solía tener sexo conmigo o lo había tenido hacía un rato y quería repetir. Yo sentí la mezcla de sometimiento y placer y algo como ¿verguenza? ¿o responsabilidad? (¿cómo se puede confundir la verguenza con la responsabilidad?) porque se "sumaban" a nuestro acto sexual dos "personajes" más: una mujer más grande, más fuerte, más deseable que yo y un hombre más chico, más flaco, más bajo perfil que el otro. Estábamos como en trencito y sanguchito o qué sé yo y yo escapaba de mi lugar para ¿permitir? ¿lograr? que el hombre gigante penetrara a la otra mujer y yo huir.
Como consecuencia de estos yo terminaba con todos los pantalones de jean mojados (????) y mi ¿marido? me decía, en una escena posterior, que había hecho muy bien en escaparme porque él no quería "sacrificarme" para lograr el efecto logrado: Que la otra mujer, que era como una bruja enemiga, quedara transformada en una tipo ballena gorda, babeante y loca y el hombrecito se hiciera algo como...(sabía la palabra esta mañana y ahora no me sale), algo que tenía poderes mágicos gracias a ese encuentro sexual, algo como "El Dominador" o "El Taumaturgo" o no sé.

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Confiar

Tengo que confiar en mi amor
Tengo que confiar en mis sentimientos.

El que lee

"El que lee está profundamente solo. El que lee no es fácil de manipular. Mientras lee no puede recibir mensajes publicitarios, es inmune a los discursos políticos, no forma parte de su familia ni de ninguna otra. Es un ser asocial, un mal consumidor. Lee, abstraído y feroz".



Ana María Shua

jueves, 10 de octubre de 2013

Carpe Diem a la Mairal

Soneto 18 - Shakespeare



tas más buena que un día de verano
mucho más y además sos más hermosa
el vendaval de enero es inhumano
y el verano es cortito poca cosa
el ojazo del cielo nos aplasta
y el oro de sus rayos devalúa
lo hermoso de lo hermoso se desgasta
porque el tiempo es un chorro con ganzúa
pero el verano tuyo no termina
nadie puede robarte ese secreto
ni la muerte que a todos nos fulmina
porque sos inmortal en mi soneto

mientras siga este mundo respirando
esto sigue viviendo y vos brillando


(traducción: ramón paz)

*

Shall I compare thee to a summer's day?
Thou art more lovely and more temperate:
Rough winds do shake the darling buds of May,
And summer's lease hath all too short a date:
Sometime too hot the eye of heaven shines,
And often is his gold complexion dimm'd;
And every fair from fair sometime declines,
By chance or nature's changing course untrimm'd;
But thy eternal summer shall not fade
Nor lose possession of that fair thou owest;
Nor shall Death brag thou wander'st in his shade,
When in eternal lines to time thou growest:

So long as men can breathe or eyes can see,
So long lives this and this gives life to thee.



Tomado de http://elseniordeabajo.blogspot.com.ar/2013/09/soneto-18-shakespeare.html

Desear señores también es algo que se aprende

Galán de los ochenta


Por Lau Sólimo



La pequeña ginecea tiene un apetito descomunal de ficción y una gran memoria enciclopédica. Ergo, la pequeña ginecea se inicia muy joven en el star system hollywoodense, y antes de empezar a volverse sola en bondi del colegio ya está viciando con E! Entretainment y coleccionando nombres y caras en su cabeza, como en los álbumes de figuritas Cromi que no dejó hace tanto tiempo.

De todos esos personajes que acumula, hay algunos que le caen bien y otros que le caen mal. Y no le gustan los galanes de los ochenta, esos próceres, misteriosamente canónicos. Son feos y musculosos en los lugares incorrectos. Se peinan con fijador.
Todas las señoras los aman: "Ah, Alec Baldwin... ¡Qué buen mozo!". La pequeña ginecea -tengamos en cuenta que por esas épocas es muy probable que guste de Leo Di Caprio o de un boybandero igualmente rubio- lo mira y lo mira y no entiende nada. No entiende el encanto de este señor extraño, mayor que sus padres (véase: padres).
Las señoras dicen "Ah, pero cuando tenía 30 años". La pequeña ginecea engancha una película vieja y le parece todo terriblemente grasa. No logra compenetrarse ni 5 minutos con la historia porque la minusa que baila detrás de la persiana americana le parece tan, pero tan aberrante, que cambió de canal en cuanto escuchó el primer saxo porno (véase: saxo porno).
Las señoras dicen "Nena, si todos los jovatos estuvieran así...". Pero para la pequeña ginecea los sujetos de más de 25 son todos más o menos iguales. Su idea de hombre maduro son los potros de quinto año que, cuando tiene suerte, la chocan por accidente en el pasillo y le dicen "sori" sin mirarla.

Los años no pasan sólo para los galanes de los ochenta. La ginecea va creciendo y su lento despertar erótico-fílmico le permite, muy de a poco, empezar a ver las cosas con nuevos ojos. O mejor dicho, con ojos viejos, porque lo que aprende es a ver las cosas en contexto. Reconoce que el título de galán es histórico, pero también es vitalicio, y eso está bien.
Se pregunta sí, en cierta forma, desear señores también es algo que se aprende.
Y lo más bello es que admirar a los potros de antaño (y esto no se limita a la década del ochenta, en absoluto) es que en cierta forma se siente más cerca de las señoras que (ahora lo comprende) también fueron adolescentes pajeras, y en el fondo lo siguen siendo. Si tiene un mínimo terreno común con ellas es este: los hombres son re lindos. Y Alec Baldwin se actúa todo.



Tomado de http://ginepedia.blogspot.com.ar

Peli para teoría queer

Poison de Todd Haynes



Inspirándose en tres novelas de Jean Genet (Nuestra señora de las flores, El milagro de la rosa y El diario de un ladrón) Todd Haynes construye una obra cinematográfica rica en elementos audiovisuales y decididamente provocadora en su composición estética. La propuesta narrativa entrelaza permanentemente tres historias (HERO, HORROR y HOMO), las cuales evocan de manera directa y como proyección reflexiva, algunas de las temáticas desarrolladas por Genet en aquellos textos.

Sin duda, HOMO, es la que tiene mayor filiación biográfica con Genet. Hay un narrador que nos introduce en los padecimientos de un convicto que ha visitado desde su adolescencia, diversos espacios de control y reclusión, donde ha conocido el abuso, la burla y el sometimiento, y quien al volver de nuevo a la cárcel (cuando ya sobrepasa los treinta años), ve cómo los flujos del deseo aparecen en su propia entidad y lo perturban a diario en la interacción con sus compañeros de presidio.

Con una alta dosis de erotismo, traslucida en los gestos, las miradas, las poses e incluso, en los desafíos cuerpo a cuerpo, Haynes revive los paisajes que acompañaron a Genet en su primer momento creativo. HOMO es, además, la parte más cinematográfica, filmada con mayor rigurosidad; reiterativa en los ambientes claroscuros y enriquecida con actuaciones más complejas, aunque en los tránsitos al pasado, la puesta en escena es más teatral y evocadora de espacios desarrollados por la plástica.




HORROR, está filmada en blanco y negro, con un ritmo que va del frenetismo a la pausa propia del suspenso. Es el fragmento más vanguardista en su estatuto audiovisual, con abundantes contrapicados, tomas inclinadas del personaje, saltos abruptos de la cámara e inesperados desencuadres. Por su parte, la banda sonora está oportunamente insertada para permitir la fluidez del relato, el cual nos presenta a un científico que busca los condicionamientos de la sexualidad humana, quien por accidente, conoce los resultados de su investigación en su propio cuerpo, convirtiéndose en un portador y propagador de la lepra, y por consiguiente, condenado a padecer la exclusión, la persecución y finalmente, el enjuiciamiento.



HERO, también recurre a otro formato audiovisual (el televisivo) para reconstruir a partir de testimonios, la historia de un niño que ha huido tras asesinar a su padre. Las versiones nos permiten descubrir un entorno social lleno de complejos, de lugares comunes, y orientado hacia la descomposición. La madre del niño asesino asegura que su hijo partió volando luego de perpetrar el crimen, pues era un ángel que había venido para enrostrarle su pecado: la infidelidad. Evidentemente, la mecanización y la superficialidad de las vidas en ese pequeño espacio, son las que posibilitan el surgimiento de historias metafísicas que centran sus esperanzas en la creación de héroes aunque sean macabros.




Ahora bien, volviendo a las proximidades con las temáticas de Genet, vemos que Haynes establece de una forma bastante libre, unos certeros vínculos. El científico Graves, quien busca la luz en las penumbras, sólo encuentra la más aguda oscuridad. El padecimiento de la más terrible enfermedad en sus entrañas lo enfrenta a una sociedad que señala, que persigue, que excluye al diferente, es decir, la misma que tuvo que padecer y confrontar Genet con su aguerrida obra.

De similar forma, retoma a Genet en su condición de santo (según la catalogación hecha por Sartre) pero un santo que invierte su condición benévola con la humanidad para retomar y exaltar lo que lo separa del hombre e instaurar así, un ser por fuera de la corporeidad real, que se fortalece con sus caprichos y que es susceptible de convertirse en un héroe. Es el caso del niño Beacon, el héroe que tras matar a su padre logra un carácter angelical que le permite alejarse y olvidarse del hombre.

Así pues, estamos ante un filme que le rinde homenaje a Genet de forma singular y profunda, y que nos revive muchas de las preocupaciones que acompañaron a este escritor maldito, recordado hasta el último momento en el filme con una de sus expresiones: “Un hombre ha de soñar mucho tiempo para poder actuar con grandeza, y el sueño se nutre en la oscuridad”.


Tomado de http://cinesentido.blogspot.com.ar/2010/11/poison-de-todd-haynes.html

Mujeres salvajes en el Botánico

Estoy perdiendo imagen a tu lado

Acá sí bajamos

Jamás me perdonaré no haber bajado a la playa

Tan calientes como pocos

Pornosonetos


de Ramón Paz.



cogíamos en coca allá en el zinco
cogíamos cariño arriba en casa
cogíamos ardiendo en una brasa
pasábamos el tiempo brinco y brinco
cuando éramos felices como locos
caníbales comiéndose a sí mismos
corriéndonos cachondos paroxismos
en tiempos tan calientes como pocos
cuando era cada cosa un arrumaco
un carnaval carioca enloquecido
condones / y un carnal todo curtido
tocándote en un plan de aquí te atraco
qué bien me vi caray madreando al mico
qué importa si era sueño estuvo rico

Pregunta en la espesura

¿QUIÉN ES ESA PRESENCIA QUE DESPIERTA?


de Ramón Paz



¿quién es esa presencia que despierta
se endereza en la cama se levanta
y busca en los placares una manta
y avanza por la sombra sola incierta?
¿quién es esta que abriga el sueño impar
y se mete en la cama de costado
y reanuda su trama su tumbado
descanso lejanísimo su mar?
le envuelvo con un brazo la cintura
y aumenta en su calor ese misterio
mi opuesto y oscurísimo hemisferio
¿quién es esta pregunta en la espesura?
me entrego a la ignorancia enamorado
de este raro animal que duerme al lado

miércoles, 9 de octubre de 2013

Y ahora Azul

VI Jornadas Cervantinas de Azul
4, 5 y 6 de noviembre de 2013


Sedes:
Colegio de Abogados de Azul, Avda. J. D. Perón 514.
Espacio Cultural La Criba, Tucumán 628

Lunes, 4 de noviembre
(Colegio de Abogados de Azul)

8:15-8:45 Inscripción / Acreditación
8:45-9:00 Bienvenida y Acto de Apertura (Sala de Biblioteca, planta baja)
Palabras de los organizadores:
- Laura Giosa (Decana de la Facultad de Derecho - UNICEN)
- José Manuel Lucía Megías (Universidad Complutense de Madrid – Presidente de la Asociación de Cervantistas)

9:00-10:00 Conferencia plenaria
Alicia Parodi (UBA)
“La imagen impresa en el alma de la colección”
Presentador: José Manuel Lucía Megías

10:00 – 11:45 MESA 1: El Quijote (1)
- Celia Mabel Burgos Acosta (UBA): La “máquina mal fundada”: las trampas del libro en los preliminares del Quijote de 1605
- María Isabel Zwanck (Fundación Litterae): Enfoque retórico del Discurso de las Armas y las Letras
- Gustavo Waitoller (FFyL – UBA): Releyendo -una vez más- el discurso de las armas y las letras (I, 37 y 38)
- Clea Gerber (UBA): “No es loco, sino atrevido”: lectura, locura y osadía en el Quijote
Coordinadora: Julia D’Onofrio

11:45 –12:15 Pausa / Café

12:15-14:00 MESA 2. Las Novelas ejemplares (1)
- Verónica Marcela Zalba (Universidad Nacional del Sur): Presencia y función de los refranes con animales en las Novelas ejemplares
- María de los Angeles Vera (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación): La limpieza de sangre y la otredad en las Novelas ejemplares.
- María de los Angeles Calvo (Grupo Gliso – UNMDP): La representación del estamento nobiliario en Las novelas ejemplares.
- Julia D’Onofrio (Universidad de Buenos Aires): “El casamiento/coloquio en la encrucijada de la lectura.”
Coordinadora: Karina Lemes

14.00 – 16.00 Pausa / Almuerzo libre

16.00 – 17:45 MESA 3: Recepción de la obra cervantina
- Martín Ezequiel Calabrese (UNLP- Idhics): Iconografía e ilustraciones en la colección cervantina de la UNLP
- Javier F Dámaso Vicente Blanco (Universidad de Valladolid): Literatura, Marginación y Derecho: Discurso y prácticas de exclusión en el Derecho de extranjería e inmigración (Un estudio desde 'Derecho como literatura')”
- Karina Lemes (FHYCS- UNaM): De encantamientos retóricos y otras divagaciones quijotescas
- María Mercedes Yaben: Ponencia: escribir sobre un lector o “un lector que será muy leído”
Coordinadora: Clea Gerber

18:00 – 19.30 Cursillo (Sala de Biblioteca, planta baja)
- Javier González (UCA-CONICET): “Don Quijote y Martín Fierro: muerte y transfiguración del heroísmo”

MARTES 5 de NOVIEMBRE
Colegio de Abogados de Azul
Espacio Cultural La Criba

09:00 – 10:30 MESA 4: El Quijote (2)
- Paula Irupé Salmoiraghi (UBA): Monstruosidad de la bella que no ama: el caso de la pastora Marcela en el Quijote de 1605
- Mónica Nasif (Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González): La aventura del barco encantado: el reverso de la moneda en el camino de don Quijote
- Vanina Beviglia (UBA): “Al morir Don Quijote”: un análisis de la influencia cervantina.
Coordinadora: Silvina del Bueno

10.30 - 11:00 Pausa / Café

11:00 – 13:15 MESA 5: Las Novelas ejemplares (2)
- Mariana Barrios Mannara (UBA – estudiante): Las relaciones entre la imagen y la palabra en los juegos de apariencias de “El celoso extremeño” de Miguel de Cervantes Saavedra
- Roberto Jesús Sayar (Universidad de Buenos Aires): ¿Argos puede cuidar el jardín de las Hespérides? Acerca de las referencias mitológicas en El celoso extremeño.
- Ana Inés Aldazabal (UBA – Estudiante): Niña mal aconsejada: la educación femenina en “El celoso extremeño”
- Ariel Bohn (UBA): El discurso y la identidad de Berganza en el Coloquio de los perros
Coordinadora: Margarita Ferrer

13:15-14:15 Conferencia plenaria

Michèle Guillemont (Université Charles-de-Gaulle- Lille):
"Molinos de viento y trincheras. El Quijote en Francia en medio de la guerra (1916)"
Presentador: Juan Diego Vila

14:15 – 16:00 Pausa / Almuerzo libre

16:00-17:30: Mesa 6: Otras obras de Cervantes
- Nuria Rodríguez Cartabia (UBA – estudiante): “Melancolía y erotismo en los personajes masculinos de La Galatea de Cervantes”
- Cecilia Caimi (UBA): Migraciones y reescrituras de una figura picaresca: Pedro de Urdemalas y Till Eulenspiegel.
- Alejandro Gastón Ghiglione (Universidad Católica Argentina): Criados y embusteros: el engaño de la apariencia en La Entretenida
Coordinador: Gustavo Waitoller

17:30 – 19:00 Cursillo (Sala de Biblioteca, planta baja)
- Javier González (UCA-CONICET): “Don Quijote y Martín Fierro: muerte y transfiguración del heroísmo”

19:00 Teatros ejemplares. 1. La reina de Castelar (adaptación de La señora Cornelia), por Román Podolsky
(Espacio Cultural La Criba)
Charla previa con Román Podolsky
Presentadora: Almudena Javares (CCEBA)

MIERCOLES 6 de NOVIEMBRE
Colegio de Abogados de Azul
Espacio Cultural La Criba

09:00 – 10:45 MESA 7: Las Novelas ejemplares (3)
- Pablo Martín Humenny (UBA - estudiante): La figura de autor en los prólogos de Miguel de Cervantes.
- Verónica A. Russo (UBA – Estudiante): La representación de las mujeres en Novelas ejemplares y el caso de La ilustre fregona
- Marta Magdalena Ferreyra (UNMdP): Rinconete y Cortadillo: la ejemplaridad de los pícaros
- Ma. Florencia Vallejos Octacio (Universidad de Buenos Aires): La crítica social: Los marginados en Rinconete y Cortadillo
Coordinador: Javier González

10:45 – 11:15 Pausa / Café

11:15 - 13:00 MESA 8: La recepción del Quijote
- Gabriela I. Román I Angélica M. Renaut (UNM- FHyCS): Marco Denevi, un falsificador más del Quijote
- Pablo Martínez Burkett (Universidad Austral): El impostor Macedonio Borges, autor del Quijote.
- María Elena Fonsalido (UNGS): De lectores insensatos. La matriz quijotesca de la locura en Insensatez de Horacio Castellanos Moya
Coordinador: Alejandro Gastón Ghiglione

13:00-14:00: Un río editorial llamado Cervantes (presentación de libros y debate sobre la difusión de la obra cervantina)
El ‘Quijote’ desde su contexto cultural coordinado por Juan Diego Vila (EUDEBA)
Miscelánea ejemplares, editadas por Alicia Parodi y Noelia Vitali (EUDEBA)
Quijote en Azul. 5, editadas por Julia d’Onofrio y Clea Gerber (editorial Azul)
Moderador: José Manuel Lucía Megías

14:00-16:00 Pausa / Almuerzo libre

16’00 – 17:30 MESA 9: Cervantes en la Argentina y la modernidad
- Diego Bentivegna (CONICET, UNTREF, UBA ): Profecía, utopismo y Estado: tres lecturas de Cervantes en la Argentina (Rojas, Marasso, Castellani)
- María Inés Palleiro (CONICET – UBA): Celina Sabor de Cortazar, Cervantes y el Folklore
- Juan Diego Vila (UBA): Operación Barataria: Políticos argentinos y medios masivos de comunicación ante el sirénico desafío de la metaforización cervantina
Coordinadora: Michèle Guillemont

17:30-18:00 horas: Clausura

19:00 Teatros ejemplares. 2. Rinconete y Cortadillo, adaptación de Luis Cano
(Espacio Cultural La Criba)
Charla previa con Luis Cano
Presentadora: Almudena Javares (CCEBA)
















Quiero...

...gritar que te quiero, gritar que me muero por ir a abrazarte.

O pila y media

38 Premio de Novela Corta Gabriel Sijé – 7.000 euros

gabriel-sijePodrán concurrir al Premio Caja Mediterráneo de Novela Corta “Gabriel Sijé” todos los autores españoles o extranjeros que envíen sus obras escritas en lengua castellana, a excepción de aquellos que hubieren obtenido este Premio en ediciones anteriores.

Las obras, de tema libre, deberán ser inéditas.

La dotación económica prevista es de un solo premio , dotado con SIETE MIL EUROS (7.000 €). Este premio estará sujeto a la retención fscal correspondiente según la normativa vigente.

Se participa a través de la web del certamen.

Plazo de presentación: De 30 de Septiembre al 30 de Octubre de 2013

Podéis consultar las bases completas de este concurso literario en la web PremiosLiterariosCajaMediterraneo.es

Otra media pila


01
BASES. 58 PREMIO DE CUENTOS “GABRIEL MIRÓ”
www.premiosliterarioscajamediterraneo.es
58 EDICIÓNPREMIO DE CUENTOS “GABRIEL MIRÓ”
· DEL 30 DE SEPTIEMBRE AL 30 DE OCTUBRE DE 2013
AUTORES
1.

Podrán concurrir al Concurso Caja Mediterráneo de Cuentos “Gabriel Miró”
todos los autoresespañoles o extranjeros que envíen sus
obras escritas en lengua castellana
, a excepción de aquellosque hubieren obtenido este Premio en ediciones anteriores.
OBRAS
2.

Las obras de tema libre deberán ser inéditas
y no debiendo haber sido publicadas ni total niparcialmente, ni haber sido premiadas en ningún otro concurso, certamen o actividad literaria; nosolamente en la echa de su admisión al concurso, si no también en el momento de la proclamacióndel allo,
pudiendo enviar cada concursante cuantos originales desee
.Los cuentos recibidos a este certamen se considerarán concluidos a todos los eectos, no pudiendosus autores realizar modifcaciones con posterioridad a su admisión a concurso.
FORMA DOCUMENTO
3.

Dichos originales tendrán una extensión máxima de ocho páginas numeradas
, debiendo estarescritos en ormato documento DIN A4, a doble espacio en cuerpo de letra de 12 puntos y un máximode 30 líneas por hoja.
Exclusivamente se admitirán originales en ormato pd
.
FORMA DE PRESENTACIÓN
4.

Obligatoriamente, los cuentos se presentarán a concurso en ormato pd y bajo lema oseudónimo
acompañados de plica digital.La plica digital y toda la ayuda para acilitar la participación en el concurso estarán disponibles en laweb
www.premiosliterarioscajamediterraneo.es
que deberá cumplimentarse y enviarse desde lapropia web.
ENVÍO DE LAS OBRAS
5.

Las obras deben enviarse en ormato digital a la web http://www.premiosliterarioscajamediterraneo.es a partir del 30 de septiembre y hasta el 30 de octubre de2013
. Tanto el cuento como la plica digitalizada se remitirán en pd vía web
http://www.premiosliterarioscajamediterraneo.es
. Cualquier envío en ormato ísico o a través de cualquiermedio distinto al señalado quedará automáticamente anulado por incumplimiento de bases.
Caja Mediterráneo garantiza la confdencialidad del proceso

A ver si me pongo media pila

XXXX Concurso de Cuentos Ciudad de Tudela – 3.000 euros

CastelruizOrganizado por el Ayuntamiento de Tudela, a través de la Entidad Pública Empresarial Local Castel-Ruiz, se convoca la XXXX Edición del Concurso de Cuentos Ciudad de Tudela con arreglo a las siguientes B A S E S:

1.- Se establecen el siguiente premio:
· PREMIO “CIUDAD DE TUDELA”, de tema libre, dotado con 3.000 Euros.
A dicho premio se les practicará la retención que estipule el Reglamento del Impuesto sobre la Renta de las personas físicas vigente en el momento del fallo del concurso.

2.- Los cuentos deberán ser escritos en castellano, con una extensión no menor de dos folios ni mayor de cinco, escritos por una sola cara, con 32 líneas y 70 caracteres por línea aproximadamente.

3.- Los trabajos deberán ser originales, estrictamente inéditos (incluido internet), no premiados en otros concursos ni estar pendientes de resolución en otros certámenes. Cada autor puede presentar un máximo de dos cuentos. Los trabajos se presentarán por triplicado, sin firma y con un lema o seudónimo. Junto a las obras se adjuntará un sobre cerrado, en cuyo exterior debe señalarse el seudónimo o lema del cuento y en el interior debe incluirse una fotocopia del D.N.I. o pasaporte, dirección y teléfono. A los ganadores se les solicitará una copia digital de la obra.

4.- Los trabajos que se presenten a este concurso deberán enviarse a:
Castel Ruiz
Plaza Mercadal, 7
31500 TUDELA (NAVARRA)
Especificando en el sobre “Para el XXXX Concurso de Cuentos “Ciudad de Tudela”
El plazo de entrega de originales tendrá lugar del 22 de octubre al 22 de noviembre de 2013. El horario de recepción de trabajos será de lunes a viernes de 9:30 a 13:30 horas.
En los trabajos que sean enviados por correo postal se tendrá en cuenta el matasellos, siendo la fecha límite del mismo el 22 de noviembre de 2013.

5.- Castel Ruiz designará al Jurado y al equipo técnico que realizará la preselección.

6.- El Jurado deliberará exclusivamente sobre los originales preseleccionados.

7.- El Jurado que se designe seguirá para sus deliberaciones el sistema de votaciones sucesivas eliminatorias. El fallo se hará público, si no se producen circunstancias ajenas a la organización, la última semana de Enero de 2014. El mismo día se avisará a los ganadores.

8.- La entrega de premios se realizará también la última semana de Enero de 2014 en el transcurso de un acto público.

9- Los premios podrán quedar desiertos.

10.- Los originales premiados quedarán a disposición de Castel Ruiz, el cual se reserva el derecho a publicarlos. El autor o autora conservará la propiedad intelectual de la obra. Los originales que no resulten galardonados no serán
devueltos y serán destruidos.

11.- La resolución de todas las cuestiones que pudieran surgir o plantearse en la interpretación de estas bases será de exclusiva competencia del Comité Ejecutivo de Castel-Ruiz.

12.- El mero hecho de presentarse al concurso supone la aceptación de estas bases.

13.-De conformidad con el art. 5 de la Ley Orgánica 15/99 de 13 de diciembre se informa que los datos personales obtenidos para la participación en el concurso se incorporarán a un fichero responsabilidad de Castel Ruiz que tiene por finalidad la gestión de las actividades culturales programadas. Los datos necesarios y suficientes podrán comunicarse a los medios de comunicación y publicarse en la Web municipal. En todo caso se tratarán conforme a la normativa de protección de datos vigente. Los interesados podrán ejercitar los derechos de acceso, rectificación, modificación y oposición dirigiéndose a Centro Cultural Castel Ruiz.

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...