sábado, 29 de noviembre de 2014

Los hijos de Felix, las avispas y la matrix

Dice en feis Felix Bruzzone
3 min · 
Lo malo de tener hijos en una casa con avispas es que ellas los pican. Pero eso también es bueno, porque ellos se curten. Antes de venirme a Guadalajara picaron un ojo y una nuca. El ojo se hinchó. En la nuca quedó un agujero. Al tomar el avión tenía una hija Tyson y un hijo Neo. Le pregunté a Neo si ahora que iba a salvar al mundo podía por favor empezar a hacer fuerza para evitar que en Guadalajara me picaran los escorpiones. Obvio, dijo. Él es el autor de "asado sin lechuga", así que si pudo componer ese tema puede con todo. Hizo unos gestos con los brazos. Una especie de imposición de manos muy sofisticada, y le creí absolutamente todo. A las estrellas de rock uno les cree todo. Y si tienen el agujero en la nuca que los separó de la Matrix muchísimo más. Gracias avispa, seguí así.
Lo malo de tener hijos en una casa con avispas es que ellas los pican. Pero eso también es bueno, porque ellos se curten. Antes de venirme a Guadalajara picaron un ojo y una nuca. El ojo se hinchó. En la nuca quedó un agujero. Al tomar el avión tenía una hija Tyson y un hijo Neo. Le pregunté a Neo si ahora que iba a salvar al mundo podía por favor empezar a hacer fuerza para evitar que en Guadalajara me picaran los escorpiones. Obvio, dijo. Él es el autor de "asado sin lechuga", así que si pudo componer ese tema puede con todo. Hizo unos gestos con los brazos. Una especie de imposición de manos muy sofisticada, y le creí absolutamente todo. A las estrellas de rock uno les cree todo. Y si tienen el agujero en la nuca que los separó de la Matrix muchísimo más. Gracias avispa, seguí así.

Mensaje que NO voy a mandarte:

¿Seguís "raro"? Se dice "enamorado", tonto, y no tiene arreglo. Relajate. Lo nuestro es inevitable. Te quiero.

Héroes, heroínas y tributos de sangre

Yo, que siempre soñé con un hombre que le pintara a una las ventanas de negro, si una es una vampira y está a punto de amanecer (Ver escena en Underword, la peli), lo veo a él estirar la mano (la misma con que se agarra a mis tetas) y matarme un mosquito, o dos, o todos los que revolotean sobre nosotros en mi camita estrecha. El pequeño cadáver cae sobre mi cara y él me pregunta: "¿Lo maté?"

Me vacío de mi vida y aún queda mi vida

Lo que queda 


Mark Strand



Traducción de Ezequiel Zaidenwerg




Me vacío de los nombres de los otros. Vacío mis bolsillos.
Vacío mis zapatos y los dejo al lado del camino.
Cuando se hace de noche atraso los relojes.
Abro el álbum de fotos familiares y me miro de chico.
¿De qué sirve? Las horas hicieron su trabajo.
Digo mi propio nombre. Me despido.
A las palabras se las lleva el viento, volando una tras otra.
Yo amo a mi mujer, pero quisiera que se fuera lejos.
Mis padres se levantan de sus tronos, y suben
a las lácteas estancias de las nubes. ¿Cómo voy a cantar?
El tiempo me revela lo que soy, y cambio y soy el mismo.
Me vacío de mi vida y aún me queda mi vida.

No vi mis flores de cactus. Todo mal

Uno de mis cactus dio dos flores juntas por primera vez y no las vi hasta que las vi ya marchitas. Rafa las vio y no me dijo nada. Magda dice que creyó que yo ya sabía. Las desgracias de estar todo noviembre con el culo al norte y sin poder aterrizar.

Adios


Elogio de la lentitud

Girar lentamente en la cama, esperar un rato más, abrir un solo ojo, cerrarlo, abrir el otro. Sacar, quizás, una pierna de debajo de la sábana, tantear las ojotas al pie de la cama, ir al baño, mirarse, sonreirse, lavarse, no peinarse, quedarse hermosos minutos sentada en el inodoro. Ir hasta la cocina, poner la pava, abrir el fondo, mirar, mirar, mirar, comerse dos frambuesas, cinco almendras, una banana. Mate con pan dulce Don Satur y encender la compu, que ande lenta, hoy no importa.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Permanente

No me peino por dos meses. Pienso que estoy igual que Ana Prada. Je.

Mis estados feisbukeanos de noviembre ya son un clásico del mal humor

Me cuesta tanto salir de casa (de cama) para ir a enfrentar a todos esos mostros y sus trimestres, que la única forma es prometiéndome a mí misma que vuelvo enseguida, que un ratito y ya me doy el premio de volver. Aquí voy de nuevo...


De 7.30 a 8.30 cerré un curso. Ahora estoy en hora libre cumpliendo todas mis funciones vitales en casa (a veces me las olvido) y vuelvo al ruedo: De acá a las 3 de la tarde tengo que cerrar 4 cursos y corregir lo que tengo que entregar mañana de los últimos 2.


"Antígona actúa presionada por el sentido del beber". Se copian y encopetados.


El verbo "así" ¿lleva PSO?


Profe, le llevo los trabajos a su casa.
Ni se le ocurra o le suelto los perros.


Profe, le llevo los trabajos a la otra escuela.
Eeeeehhhh... ¿qué otra escuela?


Profe, hoy va a tener que "linchar" conmigo toda la hora.
(????)


¿Aprobé, aprobé, aprobé? (No, nene, no aprobaste, vino papanuel adelantado)


¿Y cuándo me toma la integradora?
Ya pasó la fecha, si quiere le tomo la raspadita mañana.


Los que no hacen integradora se van a biblioteca, al bufett, al patio, se desintegran en el aire o se quedan en el fondo mudos.


¿Me corrige la carpeta? No.
¿Puedo dar lección? No.
¿Qué puedo hacer para aprobar? .... (Reiniciar, buscar la máquina del tiempo, el reloj de Hermione, la varita de Harry)


Pero usted no dio los temas para diciembre.
Sí, mijo, desde marzo que los estoy dando.


Aaaaaa... un pequeño mostro de tercerito me regaló un jazmín!!!! Después que aprobó la integradora, después de que le dije que tenía la materia aprobada y mientras le decía a los cumpas por lo bajo: "Al pedo estaba completando la carpeta."


Soy el pánico de las preceptoras. Si me interrumpís en medio del jaleo de cierre de trimestres te desintegro con la mirada.


Hola, profe, ¿cómo está?
Lo que queda de mí está bien.


¿Todo va a tomar en diciembre? Yo pensé que con dos libritos ya estaba.


La nena se tiene que sacar 8 y me trae un trabajo atrasado en el que claramente noto que se ha copiado del compañerito porque deja espacios en blanco donde no le entendió la letra.


Me faltan corregir la mitad de las monogarfías del curso que tengo mañana a las 7.30. Pero no tengo más ganas. Viviré mañana el minuto a minuto de la entrega-correción-cierre en vivo y en simultáneo.


Alupnos, exalupnos y vecinos me dicen "Teneles piedad a tus alumnos" "Pobres, no los hagas sufrir" Pero si la única que sufre acá soy yo!!!!!!


Justo en este momento me habla por chat una exalupna rencorosa: Dice que yo se la hice llevar.


Llego a casa arrastrándome, demolida, sin ojos, descerebrada. Y mijita me grita del cuarto: "Ma, vení a corregirme el informe para la facu". Noooooooooooo...


Puse a andar a Wenceslao, el lavarropas, que finalizó su proceso después de patearlo un par de veces porque no sé qué quiere, y cuando lo abro para colgar me doy cuenta de que no había cerrado el cajoncito del jabón.


La gente tira cuetes. ¿Es porque terminé de corregir?


Más cuetes... ¿Y ahora qué hice?


El vecino enloqueció y me golpea la pared en medio de la lluvia de cuetes. Y eso que a su nieto lo aprobé el año pasado.

Después nos vemos

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Ir de la mano con el otro: Bellesi por Masin

Dice en feis Claudia Masin:
Comparto con todos/as el prólogo que escribí para Crucero ecuatorial de Diana Bellessi. 


La intensidad de aquel fuego
Acerca de Crucero ecuatorial, de Diana Bellessi


Algo de aquel fuego quema todavía, escribe Diana Bellessi en el primer verso del primer poema de Crucero ecuatorial. Pero ¿cómo de intenso tuvo que haber sido aquel fuego -encendido hace tantos años- para mantenerse vivo y seguir irradiando semejante calor a su alrededor?
Salí hacia Chile con una mochila, un sueldo de maestra, y algunas intenciones no muy definidas. Cuando llegué decidí dar una vuelta por todo el continente y empecé a vagabundear por distintos países, recuerda Diana Bellessi en una entrevista. Ella tenía 24 años y el vagabundeo terminaría durando desde 1969 hasta 1975. Este libro cuenta la historia de ese recorrido, a la manera en que cuenta una historia la poesía, es decir, a partir de fragmentos, de pequeñas escenas, de frases, de imágenes que terminan enlazándose unas con otras hasta formar el relato al que siempre -pero siempre- le falta una parte.
Se trata de un texto en el que tienen fuerte presencia los retazos del discurso de aquellos que han formado parte, por un rato, de la travesía, y dejan su marca en el poema (‘Yo no me saco mi manta’/ No te la sacás Antonia,/ me repetía, entre los barquinazos del camión/ las latas de gasolina, las cabras,/ no te la sacás/ no te vas de tu tierra, ni de tu raza.), así como los giros lingüísticos propios del habla popular, las expresiones coloquiales, y un tono narrativo que a su vez convive con una impronta lírica apenas velada.
Si bien los poemas de Crucero ecuatorial son, de alguna manera, una rara avis dentro de la obra de Bellessi -un libro de viajes en el marco de una obra que ha tendido más y más a lo largo de los años a una exploración del mundo próximo, de lo íntimo, de aquello que puede ser encontrado en el lugar en que se vive, o a pocos pasos de él- en este libro ya aparecen muchas de las marcas de la mirada bellessiana del mundo. Entre ellas, la comprensión de la constante, indisoluble y profundísima conexión entre todo lo que existe.
Este libro no es una crónica de viajes, sino que fue escrito años después de la aventura transamericana. Quizás porque Diana, como todo buen viajero, nunca termina de irse de ningún lugar; aunque vuelva al camino, eso que ha vivido ha transformado su voz y su modo de estar en el mundo de tal manera que ya no tiene sentido la distinción entre aquí y allá, entre el yo y el otro. Su poesía nos lo revela: de la mano va con las tres mujeres de su poema (la muchacha rubia, pálida, del ataúd de vidrio, la bella durmiente ecuatoriana; la mulata colombiana de la que nunca supo el nombre; la lavandera mestiza que en México era golpeada públicamente por su marido.) A las tres las tuve en mi memoria/ les dí la mano,/ para atravesar juntas,/ una vasta, interminable galería/ de retratos. De la mano va con la multitud de compañeras y compañeros que el camino le fue dando en el larguísimo viaje: con los siete pescadores del puerto salobre de Antofagasta que con dinamita sacaban la carnada, con la Antonia envuelta en su manta guajira negra, con el guitarrero de las Galápagos, ciego y contador de historias, con los jóvenes ladrones que robaban para chuparse y bailar en los carnavales porque el carnaval curaba/ de necesidad, de amores, de deseo, ¿pero/ cómo gozarlo sin un peso.?
¿De qué se trata, en la poesía, ese ir “de la mano con” el otro, con lo otro? Si tuviéramos que descifrarlo a partir de la obra de Bellessi, podría decirse que está vinculado con el hecho de acercarse con humildad y delicadeza al mundo ajeno y permitir que impregne el nuestro, hasta que ya no sea posible discernir quién es quién, de quién es la voz que habla, de quién la historia que se narra. Hasta que se revele como una ilusión –y explote, y se desintegre- la vieja y devastadora idea de que pertenecemos, unos y otros, a universos separados, macizos e impenetrables. La poesía de Bellessi restituye en acto ese estado de fusión constitutivo, en el que nada ni nadie puede existir solo. Y lo hace a través de un decir modesto, sencillo, que rehúye lo altisonante. (Diana habla, en el ensayo La pequeña voz del mundo, de desatarse de lo aprendido que debe previamente aprenderse, y disminuir así los ecos de las voces altas para dejar oír la pequeña voz del mundo.)
La poesía de Bellessi ha sido -a mi juicio- en todos estos años, un largo camino hacia la sencillez, hacia el despojamiento que ya estaban presentes en este, uno de sus primeros libros. Pero se sabe que la sencillez no es algo fácil de alcanzar: todas las extraordinarias dotes técnicas y musicales que Diana posee han estado, según creo, dirigidas desde el comienzo a encontrar ese decir límpido y cristalino, esa aproximación amorosa y compasiva a las cosas, que sea capaz de tocar a los otros y al mundo y dejar en ellos la reverberación de ese contacto. Escribe Diana en el ensayo antes citado: ¿Y qué detesto más? Que me digan en algún momento que estoy rescatando algo, giros del habla de la gente con la que me crié, o cantos de culturas condenadas, las de los pueblos indígenas, por ejemplo. Como si me picara una víbora salto y digo: ellos me rescatan a mí. En realidad me han construido, no habría, si no, identificación emocional posible, y la lengua del poema sería lengua muerta.
Y en consonancia con esta idea que Diana iba a formalizar muchos años después de haber escrito este libro, en Crucero ecuatorial las otras y los otros cuyas voces resuenan en los poemas no son extraños al yo poético, no son observados con condescendencia (ese vicio tantas veces confundido con la compasión) sino visitados desde la empatía, como se visita a un viejo amigo cuya compañía nos es entrañable y cuyas historias nos conmueven.
La Latinoamérica que Bellessi recorre está atravesada por el despertar de las luchas de liberación que comenzaban a desatarse en el continente y que iban a ser ahogadas por la emergencia de las muchas y feroces dictaduras militares que vendrían, aún más sangrientas que las que históricamente habían refrenado hasta entonces cualquier movimiento de emancipación. Pero aun es el momento de la revuelta y de la fiesta: Corría el año 1970/ y los jóvenes se preparaban/ para el amor y la guerra. Los grandes temas de Crucero ecuatorial (el viaje, la revolución, el deseo, la poesía, el amor) son todos ellos rotundos gestos de curiosidad y desobediencia frente a lo instituido: a la idea del otro entendido como enemigo, competidor o presa, a la idea de lo útil y lo productivo como lo deseable, o del mundo existente como el mejor posible. La reedición actual del libro, si bien no es la primera, tiene una particularidad insoslayable: se produce en una época en la que Latinoamérica ha recuperado algo de aquel espíritu de Patria Grande, en un tiempo extrañamente afín –tantos años después de la primera edición- a aquel espíritu. Un momento histórico en que, por fin, en nuestra Argentina no tan blanca (como desearía) se ha comenzado a manifestar el orgullo de muchos/as de pertenecer a un continente mestizo y la reivindicación de una historia común, llena de fracasos pero también de victorias que a veces podrían parecer pequeñas, pero solo si ignoramos la magnitud de aquellas derrotas.
En otras palabras, la Latinoamérica mestiza, bella, injusta, excesiva, solidaria, oprimida, rebelde, esperanzada, que Diana recorrió hace varias décadas con el corazón desbocado, de deseo está tan exuberantemente viva en este libro como lo sigue estando hoy. Es ella -esta tierra y esta gente de la que formamos parte, tantas veces sometida pero que siempre logra ponerse de pie, rebelarse, recuperar su dignidad- la que, como señala Diana, nos rescata una y otra vez del cinismo y la desesperación. Como la poesía misma, nos muestra que cantar es la mejor manera de conjurar el dolor y de celebrar la belleza, y que en definitiva, alguien siempre va a escuchar ese canto que es de júbilo y de queja al mismo tiempo, y lo va a acompañar. Alguien como Diana Bellessi, que sabe bien que cantar es igual de importante, a veces, que hacer silencio y –simplemente- escuchar.


Claudia Masin


“Crucero ecuatorial”, de Diana Bellessi; un libro emblemático vuelve de la mano de Viajero Insomne. Se presentará junto a “Corazón sagrado”, de Enrique Solinas y a “Fiel a una sombra” de Osvaldo Bossi.
25 de noviembre en "Casa de la Lectura". No te pierdas este lanzamiento. Pronto, más información.

La gran novedad

Que yo lo quise no es novedad. Que puedo volver a quererlo me sorprende pero no tanto, nunca pude odiarlo, siempre necesité más de él. Lo nuevo nuevo es que él me quiere, me quiso siempre. Ya sé que es una pavada, que quizás todos lo hayan visto antes que yo pero yo misma me sentía tan poco amada... Siempre decía que yo sabía qué era amar pero no sabía cómo era sentirse amada. No voy a llamarme ingrata pero casi. Él me quiere, siempre me amó. Y 10 años después veo hacia atrás sus gestos desesperados, sus modos torpes de demostrármelo, de hacer conmigo lo que él quería sin entender cómo nos destrozábamos.

Un ejemplo tonto: Ayer, hablando con Silvana (suelo tener epifanías hablando con esta mujer)de su propia pareja, del irse o el quedarse en el momento de la crisis, de la pelea, yo estaba diciendo que envidiaba a las parejas que podían discutir y quedarse, que yo odiaba el modo de él de abandonarme, de jugar con mi pánico a perderlo en vez de agarrarnos a piñas. Y en el momento mismo en que se lo decía a Sil, lo vi quedarse, no irse sino quedarse, a él, a quien yo llamé abandónico durante tantos años, lo vi quedarse en su auto, en el garage, en el piso en construcción de arriba, quedarse ahí porque estábamos peleados, quedarse. Y no lo pude creer.

Quizás por eso escribo acá o donde sea: las verdades se me diluyen si no las fijo.

En la presentación de Viajero Insomne

Ayer estuve en la presentación de tres libros geniales, en un lugar genial. Hace mil que quería pispear estas ediciones (la primera serie incluyó uno de mi compañera de facu Verónica Yattah) y conocer ese lugar y a Osvaldo Bossi con quien me estuve escribiendo para integrarme a su taller. La Bellesi siempre es una potencia deslumbrante y a Solinas me llevaba el cariño feisbuqueano y los amigos compartidos en Antidomingo.
Así que fui feliz. Y además salí en muchas fotos...




Texto de presentación. Patricio Foglia:

La idea fue pensar qué sentido tenía esta noche, esta presentación: es decir, qué significaba para mí, que estemos acá, hoy, reunidos en torno a estos tres libros y sus autores.
Entonces surgió una pregunta, tan tonta como cualquier otra, pero que se me imponía: Y la pregunta era :
¿En qué sentido Osvaldo Bossi, Enrique Solinas, Diana Bellessi,
eran viajeros insomnes?
Entonces, pensé,
Osvaldo Bossi, es un viajero insomne,
poeta, maestro, editor,
discípulo y admirador de Sandro Penna, Osvaldo Bossi
Osvaldo, viajando en taxi
de Caseros a Capital, sin un peso,
con sus cuentas, hechas un desastre
sus bolsillos, con agujeros
Pero no importa, porque lo importante es
recorrer la ciudad
recorrer la ciudad como se recorre un cuerpo deseado
el cuerpo del ser amado y que sea fuego contra fuego:
Fiel a una sombra: Fervor de Buenos Aires
Y que el deseo calme, con su vitalidad
la fiebre que atormenta.
Porque, ustedes saben,
Fiel a una sombra, es un libro afiebrado.
Espero me entiendan, el lenguaje es opaco:
es difícil hacerse entender: lo que estoy diciendo no es un recurso literario,
Esto, no es una metáfora: Cuando digo fiebre, quiero decir fiebre,
Quiero decir fiebre de amor, fiebre de enfermedad,
Fiebre y lírica desesperada, durante más de un año.
Entonces, se lo pueden imaginar:
Realmente, Osvaldo Bossi, en un cuarto de hospital, solo
tomando una máscara, y después otra y otra
se necesita de todos, de cada uno de los personajes de Shakespeare
escribiendo este libro para calmar esa fiebre,
una fiebre que todavía persiste
atenuada, agazapada, como un volcán dormido o como un lago,
un lago de aguas cálidas, muy cálidas, que queman,
un lago en el cual Osvaldo se sumerge,
hasta el fondo de su lecho ardiente
Para volver, después de todos estos años,
con esta pieza única, con esta máscara, su libro en la mano.
¿Y Enrique Solinas?
Enrique Solinas es un viajero insomne, vestido impecable,
¿lo notaron? Enrique Solinas siempre está vestido para la ocasión,
y frente a él, es imposible no sentirse a salvo
gracias a su porte, gracias a su presencia:
Quiero decir, el vestuario de Enrique, es sumamente significante, es un signo
sobre el cual podemos descansar, porque es amable y dulce su ligera extravagancia: una manera de decirnos, esto que está pasando acá, es un momento extraordinario: un momento con su propia liturgia, con su ritmo, con una leve pátina del orden de lo sagrado. Pero la pregunta es, en este caso, ¿hacia dónde o desde dónde viaja Enrique Solinas, para traernos sus poemas?
Yo creo que viaja a la infancia. Pero esto no es decir mucho.
Quiero ser más específico: creo que viaja a un espacio de su infancia, a un momento exacto:
Enrique Solinas, ahora,
en su cuarto, en la casa de su infancia. Se escucha una voz, a lo lejos
-Enrique… ¿Estás listo? Pregunta su madre
- Sí, estoy listo, contesta Enrique
Y sale de su casa, impecable,
tomado de la mano protectora de su madre, en la mañana del domingo, en el silencio del barrio, bajo el sol, directo hacia la parroquia, para celebrar la Santa Misa: Para celebrar la Santa Misa, con goce y recogimiento, Homilía Salmo Comunión: Corazón Sagrado, un credo, un canto que viaja por el tiempo y llega directo hasta nosotros.
¿Y Diana? Diana, lo sabemos:
viene de Zabala, provincia de Santa Fe:
su infancia en el campo, y después
el borde de las carreteras de América:
Honduras El Salvador Guatemala
Puerto Ángel: Oaxaca,
el Expreso Imaginario, la ciudad de Nueva York,
el inglés el portugués el feminismo
los talleres en las cárceles,
una isla, en Paraná: patria chica, en los años de plomo;
encabalgando, encabal
gando: trote y galope, el ritmo de su respiración
un corte de ruta, principios de milenio:
piqueteros carajo y Diana, de pies urgentes
con sus poemas al calor del asfalto
la militancia y la palabra, la lírica volviendo a casa,
buena travesía, buena ventura, Viajera insomne Diana,
Diana, a la vera del río, con Basho,
tomando mate charlando
Y Basho le dice: “cada día
es un viaje, y el viaje mismo
nuestra casa”
Entonces, de lugares y tiempos muy distintos, Llega
Diana Bellessi,
Con el brillo de la alegría deleuzeana: agotando la potencialidad del ser,
Hoy, otra vez Crucero ecuatorial, diario de poesía
bendecido por el sol y la lluvia y la luna
de la lucha de América Latina

Pero, no quiero demorarlos más,
miren, ya están llegando
los viajeros,
con sus poemas como perlas, frutos
de un recorrido que es vida y escritura,
así que, recibámoslos con honores,
porque son nuestros poetas,
regalémosles, con toda justicia,
este fuerte fuerte aplauso.

martes, 25 de noviembre de 2014

Mi plan era cogermeló pero viene con fritas

Mi idea no es guardarme sino entregarme toda pero toda yo, como no lo hice nunca, no darle la versión de mí que yo creo que quiere (ya sé que él entiende cualquier otra cosa y todo sale mal) sino darle toda yo y ver qué pasa. Hasta ahora ha pasado todas las pruebas que le tiré.

Su mirada

Cuando él me mira el mundo se me vuelve maravilloso, te juro que no me duele nada, que todo lo entiendo.

La experiencia no es la misma

"Ante todo, el amor es una experiencia compartida por dos personas, pero esto no quiere decir que la experiencia sea la misma para las dos personas interesadas. Hay el amante y el amado, pero estos dos proceden de regiones distintas. Muchas veces la persona amada es sólo un estímulo para todo el amor dormido que se ha ido acumulando desde hace tiempo en el corazón del amante. Y de un modo u otro todo amante lo sabe. Siente en su alma que su amor es algo solitario. Conoce una nueva y extraña soledad, y este conocimiento le hace sufrir. Así que el amante apenas puede hacer una cosa: cobijar su amor en su corazón lo mejor posible; debe crearse un mundo interior completamente nuevo, un mundo intenso y extraño, completo en sí mismo."




Carson McCullers

lunes, 24 de noviembre de 2014

Yo elegí la 3




El test de la luna.
La luna, además de linda y misteriosa, también podría definir aspectos de tu vida y tu personalidad.

Mira las seis lunas, elige tu favorita y a continuación descubre su significado.

1. Eficiente y orientado al logro: Te caracterizas por ser una persona enérgica, optimista y con mucha seguridad en sí misma. Sientes que debes trabajar constantemente en búsqueda de seguridad y deseas crear una base de bienestar material, pues consideras que la seguridad viene como resultado del trabajo y de un hogar estable. Tu principal reto radica en ser más tolerante contigo mismo, pues puedes llegar a ser un juez implacable y estricto. Pon atención en cómo te tratas cuando cometes un error (las palabras que empleas, las cosas que haces) respétate, acepta tus errores y trabaja con amor y empeño en solucionarlos. Es mucho mejor convertirte en el patrocinador de tus sueños que en tu propio verdugo.

2. Creativa y perceptiva: Te caracterizas por ser una persona práctica, bondadosa, emocional y que disfruta de las cosas más exquisitas de la vida. Estas muy conectada con la sensualidad del mundo material y te gusta construir entornos estéticos y emotivos. Tienes la tendencia a incurrir en excesos: quedarse hasta la madrugada viendo películas o escuchando música, comer de más, disminuyendo tus niveles de energía. Un poco de moderación en la intensidad con que asumes la vida y un poco más de organización de tu tiempo y energía te ayudarán a intensificar el brillo de tu vida, tu trabajo y todo aquello que creas.

3. Enérgica y templada: Te caracterizas por ser una persona que anhela tener confianza, fuerza de carácter y ser importante en su mundo. Eres un gran proveedor que intenta siempre mantener las condiciones para asegurar tu bienestar y el de tus seres más queridos. Consideras la amistad como un pacto de protección mutua, lo cual te hace ser decididamente leal y tener mucho miedo a ser traicionado, y de ahí justamente nace tu gran reto: confiar. Desconfiar constantemente además de ser un signo de debilidad es terriblemente desgastante. Te caracterizas por elegir muy bien tu compañía, por lo tanto bríndate a los demás sin miedo, con confianza, bondad y sin reserva, pues todo aquello que das, siempre volverá a ti. De este modo tu vida será mucho más tranquila, plena, alegre y feliz.

4. Sensible y compasiva: Tienes un gran deseo de caer bien y ser aprobado, por lo tanto, te convertiste en una persona muy bondadosa que generalmente se centra en atender las necesidades de los demás, algunas veces no descansado suficiente, ni dedicando tiempo para tus propios deseos y necesidades. Muchas veces construiste tu imagen a través de los demás, lo que podría generar algún tipo de dependencia, y es justamente ahí donde radica tu gran reto: reconocer tu importancia, tus talentos y tu valor. Eres una persona dotada de talentos y sentimientos maravillosos, permítete explorarlos, emplearlos y construir cosas maravillosas para tu vida con ellos. Tu naturaleza es ayuda, pero podrás ayudar más y mejor en la medida en que tu estés bien, plena, satisfecha y feliz.

5. Inquieto e investigador: Te caracterizas por ser una persona culta, noble observadora, curiosa y muy objetiva que aunque puede ser amigable y entablar conversaciones, prefiere permanecer con sus personas más queridas, o sencillamente pasar tiempo de calidad a solas. En tu mente normalmente hay un gran flujo de ideas y por esta razón puedes llegar a padecer ligeros casos de insomnio y estrés. Tu principal reto es creer más en tu intuición (la voz de tu corazón que escuchas en tu mente) y prepara tu mente para vivir en positivo, pues cuanto más lo hagas, más rápido eliminaras de tu vida los obstáculos y la ideas que te impiden ser una persona íntegra, plena y satisfecha. Recuerda que si permites que tu corazón sea tu brújula, tu mente sea tu mapa y tu alma sea tu guía, nunca estarás perdido.

6. Armoniosa y agradable: Te caracterizas por ser una persona paciente, que valora muchísimo la tranquilidad (en algunos casos prefieres tener tranquilidad que tener la razón) y que disfruta mucho de los placeres sencillos de la vida: quedarse en casa a ver una película, reunirte en un parque tranquilo con la familia o con los amigos, ir a un restaurante pequeño y cercano. Eres una persona muy activa y hábil, pero que desea evadirse de los conflictos del mundo y su agitado ritmo. Pasas mucho tiempo pensando acerca del futuro, lo cual te genera mucha ansiedad y es ahí reside tu gran reto. ¿Cuantas veces has arruinado un buen día pensando en cosas que realmente nunca sucedieron? Permanecer pensando en el futuro disminuye tu felicidad, efectividad y energía, mientras que conectarte con tu presente te ayudará a ser dueño de tu vida, más independiente y a experimentar paz y ecuanimidad en cada una de tus acciones.

http://www.serfelizesgratis.org/

Juan ¡Amigo hermosooooo!!!

"Este es mi amigo el Puma, dueño del corazón de todas las mujeres que sueñan con su amor"




Ese vínculo incomprensible, condenable o extraño

El amor es un animal imperfecto

Yann Ándrea y Marguerite Duras, en Trouville, 1991. (Autor de foto no encontrado).
Yann Andréa y Marguerite Duras, en Trouville, 1991. (Autor de foto no encontrado).
Yann Lemée era un tímido estudiante francés de filosofía, nacido en la localidad bretona de Caen, en 1952. Un día leyó la novela Los caballitos de Tarquinia de Marguerite Duras. Su vida cambió para siempre. Decidió que no volvería a leer ningún libro más, a menos que fuera escrito por ella. Devoró su obra completa. Se convirtió en un admirador ferviente.
Una noche de 1975, se exhibió la película India Song en el cine Lux de Caen, la sexta de Duras como cineasta. Hubo una discusión con la presencia de la autora. Lemée estaba en primera fila. Al final del evento, un grupo de asistentes fue con ella a tomar algunas copas, Lemée incluido.
No era un buen momento en la vida de Duras. Vivía sola, se había alejado de la gente y estaba bebiendo su camino hacia la muerte. Los intentos por dejar la bebida habían sido infructuosos. Batallaba con depresiones. Combinaba alcohol con fármacos, decaía, enfermaba, enfurecía, insultaba a todo el mundo, se deprimía aún más. Su vena creativa se había secado. Lo único que escribía en ese entonces eran monólogos dirigidos a un interlocutor imaginario, como posibles apuntes para una novela epistolar.
Esa noche en el bar de Caen, ella bebió un par de whiskies. Cuando Duras decidió irse, Lemée la acompañó hasta el parqueo. Le pidió una dirección a la cual escribirle. Ella se la dio. Subió a su Renault 16. Se despidieron.
Durante los próximos cinco años, él le escribió a ella casi todos los días. Le contaba de su vida, le enviaba poemas, escribía sobre cualquier cosa. Duras jamás respondió pero guardó con esmero cada carta, como hacía con las cartas de todos sus admiradores. Lemée no esperaba respuesta pero estaba convencido de que la columna semanal que publicaba ella en el periódicoLibération eran mensajes secretos de Duras para él.
Después de cinco años de epístolas no contestadas, Duras le envió Un hombre sentado en el pasillo. A Lemée no le gustó esa novela y dejó de escribirle. Después de un mes de silencio, Duras se inquietó. Le escribió. Le preguntó por su silencio. Lemée reanudó la correspondencia.
Duras le envió su número de teléfono. Él la llamó. “Voy a visitarla”, anunció. El 29 de julio de 1980, a las 10:30 de la mañana, él arribó a Trouville, al apartamento de catorce habitaciones en el que Duras vivía sola. Hablaron durante horas. Cuando anocheció, ella le dijo que podía quedarse en el cuarto de su hijo.
Al día siguiente, la conversación interrumpida por el sueño continuó. Esa noche, él durmió en el cuarto de Duras. Hicieron el amor, a pesar de la homosexualidad de Yann. Él tenía 27 años. Ella 65. No volvieron a separarse nunca, hasta la muerte de Duras, 16 años después.
Él se convirtió en secretario, chofer, enfermero, confidente, compañero y amante. Ella recuperó su fluidez creativa. Le dedicó varios de los libros que escribió a partir de entonces. Le cambió el nombre a Yann Andréa Steiner. Él la persuadió de hacer una cura de desintoxicación alcohólica. Ella aceptó. Eso prolongó la vida de Duras, que iba hacia un descalabro seguro. Era obvio que él no era un trepador social y que no buscaba obtener beneficios de su relación con quien entonces era la escritora más importante de la lengua francesa. Yann Andréa fue aceptado por todos.
Pero Duras no era “una perita en dulce”. Amó a Yann de manera posesiva. Lo insultaba furiosamente cuando él desaparecía un par de noches con algún amante masculino. Por mucho menos había mandado al carajo a otras personas en su vida. Un par de veces lanzó sus pertenencias por la ventana. Insultaba a Yann, pero al mismo tiempo, lo enaltecía a través del amor en sus páginas. Yann lo toleraba todo, porque la atracción era más fuerte que la dignidad. Duras escribió entonces su novela más conocida, El amante, que aunque no tenía nada que ver con él, no hubiera podido ser escrita sin sus atenciones, devoción y paciencia.
Hacia el final de la vida de Duras, cuando ella estaba muy frágil incluso para escribir, él anotaba cada cosa que Marguerite le dictaba. Frases inconexas relacionadas con la escritura, la soledad, el dolor y el amor. Así se montó el breve libro Esto es todo, la última publicación de Duras, meses antes de su muerte el 3 de marzo de 1996. Tenía 81 años.
Cuando ella murió, Yann Andréa, deprimido, se encerró dos años en el apartamento que Duras le heredó en París. También lo nombró su ejecutor literario. Yann Andréa escribió una novela, Ese amor, donde cuenta su versión de la relación. Los críticos la despreciaron porque les pareció un calco del estilo de Duras. Yann, que nunca buscó fama propia, desapareció de los círculos literarios e intelectuales, de los cafés de París, de toda actividad pública. Sólo reapareció para pelear contra el hijo de Duras y evitar la publicación de un libro de recetas, porque le parecía indigno de ella. Ni siquiera asistió a las conmemoraciones públicas del centenario del nacimiento de Duras, en abril de este año.
Hace pocas semanas, buscando una información sobre la escritora, descubrí que Yann Andréa fue encontrado muerto el pasado 10 de julio en su apartamento de París. Tenía 61 años. Fue muerte natural, pero la causa exacta del fallecimiento no ha sido revelada. Las pocas notas que dan la noticia se limitan a repetir la historia de su relación con Duras.
Sentí pesar por la invisibilidad de la muerte de Yann, a quien los fans de Duras le debemos tanto, tantísimo. Y pensé también en esos puentes que conectan a dos seres humanos y sus respectivas soledades. Y aunque para los observadores ese vínculo sea incomprensible, condenable o extraño, para quienes lo viven puede ser la única manera, el último recurso para no morir interiormente, la última oportunidad para encontrar algo parecido a la felicidad. Y florecer. Y vivir. Y amar. Aunque el amor sea un animal imperfecto.
(Publicada en la revista Séptimo sentido, La Prensa Gráfica, domingo 23 de noviembre 2014).

Mucho miedo y poco peligro

20
También, en general, detecto
mucho miedo y poco peligro.
No hay peligro suficiente
para tanto miedo como tenemos.
*
María Josefa Martín de la Hoz - Ajo Micropoetisa
(Saldaña, Castilla y León, España) Reside en Madrid
de Micropoemas 2, Arrebato Libros, 2007
http://emmagunst.blogspot.com.ar/2014/11/ajo-8-poemas-8.html
Ilustración de Yelena Bryksenkova

Perras y ostras

29

Microzoología
El día que dejemos de
enamorarnos como perras
nos aburriremos como ostras.
*
María Josefa Martín de la Hoz - Ajo Micropoetisa
(Saldaña, Castilla y León, España) Reside en Madrid
de Micropoemas 2, Arrebato Libros, 2007
http://emmagunst.blogspot.com.ar/2014/11/ajo-8-poemas-8.html
Ilustración de Yelena Bryksenkova

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...