lunes, 25 de enero de 2016

La hechicera de Han Suyin

Estoy feliz leyendo esta novela. Ni sé de dónde la saqué. Mi típica firma en el inicio dice "Marzo 2013", seguramente la compré en alguna mesa de saldos o en la feria del libro atraída por su poco precio y sus 400 y pico de páginas. Porque la tapa no dice nada, incluso la silueta de una mujer china no tiene nada que ver con el contenido.
Desde el inicio es original y deslumbrante: dos hermanos gemelos que se comunican mentalmente pero que deciden su fidelidad de formas diferentes: Bea hacia su madre, su abuela y las tradiciones ocultas en el bosque, Colin hacia su padre que fabrica relojes y muñecos mecánicos. Recién acabo de leer el episodio de la típica invasión de los pobladores supersticiosos con reverendo loco al frente para quemar a los herejes y es fenomenal. Sigo.



Han Suyin, escritora de la China más pasional

Sus novelas mezclan la historia de su país con el amor

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El Hong Kong colonial y los ecos de la revolución china fueron la mezcla explosiva que cimentaron la reputación de Han Suyin, fallecida el 2 de noviembre a los 95 años. La película que se realizó a partir de su libro A many-sploured thing podría haber sido un clásico lacrimógeno, pero la novela original fue un impacto en Hong Kong por la trama de sus amoríos con un hombre casado y su simpatía por el llamamiento que hacía el comunismo a los millones de oprimidos en China.
Su defensa de la Revolución Cultural de Mao, de la que luego se retractó, ensombreció en parte su talento literario. La ambigüedad de su identidad como hija de un ingeniero chino y una madre belga, siempre salía a la superficie. Elizabeth Kuangu Chow —su verdadero nombre— nació en Xinyang en 1917. Uno de sus recuerdos de niña era el paseo hasta la escuela en una calesa tirada por un hombre mientras veía los cadáveres de aquellos que habían muerto de hambre. Con 12 años quiso ser médica, en contra de los deseos de su madre, que la instaba a casarse con un extranjero.
Tras dejar la escuela acudió a la Universidad pequinesa de Yenching para aprender a escribir a máquina. Más tarde consiguió una beca para estudiar Medicina en Bruselas. Volvió a China en 1938 para trabajar en un hospital francés de Yunnan, pero se distrajo con un atractivo oficinista llamado Tang Pao Huang, que la introdujo en la versión nacionalista del patriotismo.
Se casaron ese año y se dirigieron a Chongqing en el mismo barco que el líder nacionalista Chiang Kai Sheck. Allí se animó a escribir la historia de su viaje con Pao. La intención era atraer a los estadounidenses a la causa china nacionalista. Más tarde se arrepintió de lo que llamaba “su versión idealizada de la realidad”. Pero los ideales eran algo corriente en la época: Bertrand Rusell dijo que Destination Chunking —publicado con el nombre de Han Suyin— le contaba más sobre China que un viaje de un año al gigante asiático.
En 1942 cuando Pao fue enviado a Londres como agregado militar, ella lo siguió y reanudó sus estudios de Medicina dos años después. A través de su editor, Jonathan Cape, se unió al círculo de los intelectuales progresistas de Asia que agrupaba a Kingsley Marin o Dorothy Woodman.
Pao fue enviado a Washington y más tarde al frente de Manchuria, donde murió luchando contra los comunistas en 1947. Han Suyin permaneció en Londres para hacer los exámenes finales y después se mudó a Hong Kong. Allí conoció a Ian Morrison, corresponsal del Times, con quien tuvo un apasionado romance. Era una historia de amor sin tapujos: las escenas de las colinas contemplando el puerto se encuentran tanto en el libro como en la película Love is a many-splendoured thing (1955). Es una muestra de sátira social, el libro pone de relieve el mundo absurdo del expatriado de Hong Kong.
Revisó su vida desde una nueva perspectiva en una autobiografía publicada en tres volúmenes: El árbol herido, Una flor mortal (1967) y Birdless summer (1968). Cayó en desgracia en la nueva China de Deng Xiaoping, a cuyo Gobierno culpó, en 1989, de dejar pasar “una gran oportunidad” para “rejuvenecerse”. Han Suyin se asentó posteriormente en Lausana, donde vivió hasta su muerte.
© Guardian News & Media 2012


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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...