Sebastián Fiorilli
21 min · Sonseca, Castilla-La Mancha, España ·
Cuando un hijo duerme no ocurre el mundo ni el poema,
apenas sopla un aire primitivo,
de hospicio lejano,
de tren que se detiene en la lluvia.
No estamos preparados ni hechos para la calma,
para el llanto que espera silbando en su ramita.
Habrá que admitir el vacío y la entrelínea,
la verdadera y única inclemencia
de que nada suceda;
si en realidad es cierto que los hijos duermen,
y que ya no ocurre el mundo,
ni el poema.
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