Mijita bajó del avión desde Neuquén ayer a las 23.30 y hoy me mandó mensajito desde el tren a Retiro rumbo a la costa a las 11 de la mañana. Dice que aterrizó como dos horas en la cama. A mí más me parece que sigue en vuelo rasante o como chicharra de un ala. Qué bueno que no haya heredado mis miedos.
Me acuerdo de haber tenido 20 años y los esfuerzos de mi mamá por detenerme, por hacerme bajar las revoluciones, por lograr que me tranquilizara. Ahora extraño esa energía desprovista de freno, sin excusas, sin cobardías ni pros ni contra. Amo ese irse a la mierda sonriendo y de mi parte sólo me alegra extrañar a mijita de lejos y sin estorbar.
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