miércoles, 16 de diciembre de 2015

La serpiente que bailaba en el cuerpo de Dolores


Miguel Idelfonso: poemas inéditos


La Virgen Loca con final de Edward Norton






Dolores Alanis O’Connor

velaba por el cuerpo de Dante que se extraviaba por Florencia *

Los punks y los vampiros se atravesaban por el corazón del poeta

casi un mínimo verso lo mantenía en vilo

Un sonido cómplice del mar lo rescataba, embarrado ebrio

hacia su sino desconocido

Dante sabía que Dolores Alanis O’Connor velaba su destino

como si no existiera otro mundo que el del internet

Es el S. XXI, decía, no hay ficción, ni es la carta XXI del tarot

Los vampiros del mar corrían trayendo mensajes funestos de su país

Oh es el exilio, decía, un frío que recorre estos versos

Pero cuántas veces Dante perdió su inocencia en las nubes

en la eclosión del sol, tras la ventana de cualquier cantina

y la seguía perdiendo hasta con el bostezo de un cuculí

Podría petrificar su corazón bajo la calamina de su agrietada memoria, un rayo de sol

Sin embargo, ya no había poesía en Florencia

Dolores Alanis O’Connor se le presentó en el bar

Los punks y los vampiros llenaban de sangre y ácido los bosques de humo

El naualth que se fundía en el humo se convertía en la serpiente

que bailaba en el cuerpo de Dolores, desnuda

La ciudad de Florencia apestaba

todos los peces muertos en el mar, todas las aves muertas en el aire

Y la poesía, como ya se dijo, bajo la tierra agostada de Eliot

Podría ser que las estrellas aún girasen por ese Amor

Pero ella se desnudó frente al poeta, porque la angustia

es del ser que ha abandonado su alma, y porque así era su amor

Tiempo atrás, un niño se había comido el corazón de Dante

entonces ese niño empezó a escribir tercetos en italiano, lengua vulgata, profana

y con su obra se hizo más niño, porque había alcanzado

mediante el amor, ese estado anterior a todos los idiomas

Ah los vampiros y los punks se fueron con el alba

dejando las mesas manchadas por la verdad poética

Florencia seguía estallando, pues los anárquicos querían luchar hasta el final

Dolores Alanis O’Connor yacía en la tina, con los vellos

de sus piernas por afeitar, los senos congelados como icebergs

En los periódicos sólo se hablaba de la guerra, se hablaba tanto

que parecía tratarse de una guerra muy lejana

Dante, en su locura, cayó en la esquina, asesinado por la sociedad

idolatrado por unos cuantos druidas

Un niño se le acercó, y tras escribir el último terceto, se miró en el espejo

y empezó a decir:

“Al diablo, Beatrice,

le di mi confianza

y ella me apuñaló por la espalda

me vendió arriba del río Rímac

Maldita, perra

Fuck you!

Y al diablo tú, Dante
lo tenías todo y lo tiras por la borda

Maldito idiota!”




**




NYC






Ay de ti

tu sonido desde el Brooklyn Bridge

para alimentar a las ratas domesticadas de tu corazón.

Entonces de las gotas que hacía salpicar el Rímac

salían raperos a soliviantar las luces de Manhattan

& las luces lloraban por la muerte de la Estatua

yo mientras tanto vivía en el segundo piso

del New York Inn en la 8va Av.

& mi alma se rehusaba a cumplir con el mandato de la mar

que es volver a la página del amor

El mapa que compré a 4 dólares me llevaba a la Stigia de Caronte

junto a los negros que pescaban llaves oxidadas / aves muertas /

tiempos sembrados de látigos…

era así hasta que caía la lluvia

& ellos se iban refunfuñando sus viejos nombres

yo los miraba desde el fondo del Hudson

verde que te quiero verde

entre el musgo de las anclas

_ así como el lenguaje brilla en su antigüedad _

aferrado a una nube silente en el Brooklyn Bridge

& ella la verde Estatua también se lamentaba por brindar su áurea

a los turistas que releían la Guía de Teléfonos

& no entendían estas páginas que las nubes dejaban

en los tristes, en los nostálgicos, en los impuros…

(_de qué te quejas, hijo

Madre, a ella se la llevó el Hudson.

_hijo fue por tu bien)

Era entonces cuando yo vivía condenado a esperar a la Libertad

el anhelo como un mal hijo hacía podrir la cimiente

Navíos que llegaban

primero veían la Estatua.

El arte atrás: arte & utilidad de Amerika a la vez

Basta la estadística para convertir a la Estatua en un adorno

un símbolo inconcluso

Entonces, bajo todos estos restos de poder

yo entro al Eyes

allí Paola baila desnuda

más bella que la verde Estatua

ella viene de Fresno

el arte está más vivo en ella que en Grecia:



el arte es el susurro de las almas de Nueva York,

el arte es la Zona Zero

un hueco / invisibilidad de la catástrofe

el concepto del arte en negativo o a la luz infrarroja

crea la utilidad del arte

sólo la idea perdura en los disquects

así como la destrucción sólo es una ilusión

Yo, te dije, buscaba un teléfono

bajé a los puentes negros del Hudson & te vi

te dejaron con la Estatua en el filo del Brooklyn

tu corazón gitano en las aguas del sudor de Dios

pero cuánto vale tu corazón, Federico?

(dijo unos sesenta dólares está bien)

Cuando cayeron las torres de Andalucía

tu pandilla de raperos corrió a la orilla del río

un espectro de Harlem desembocó como tus lágrimas

descendió al subway como versos secretos que van a sus sepulcros:

ah los edificios de Nueva York!

Las ratas del Hudson

las nubes sin destierro

comían el pasto!



Mientras yo dormía en la sombra de un árbol del Central Park*

& veía el Hudson que desembocaba en el Rímac

& yo llevaba una cámara para que me crean los televidentes

& tu herida, Federico, que borraba desiertos, pirámides sin misterio

entre los números & los rastros



* Estaba tirado en mi sepulcro pensando en ella. El desierto se calcinaba arriba de mi tumba rosada. Yo la soñaba en los Santoslugares, en su “Cámara de las Lágrimas”. Toma esta flor, le dije, no me la rechaces; tómala, no me preguntes por qué ni para qué; así es el desierto, no tiene nombre




**




Oración ante el cadáver de Elvis





Dios que habitas en los desiertos

en los espíritus perdidos por calles oscuras

conduce a este cuerpo inerte hacia su paraíso

No lo dejes caer en la tentación de volver

a la vida a los aplausos y las anfetaminas

Si alguna vez lo viste en un bar totalmente

borracho y maldiciendo la suerte de su corazón

perdónalo porque nunca supo lo que hacía

Si lo viste muchas veces hacer lo mismo

en miles de bares de Tennesse perdónalo

mil veces porque así como lo hicieron rey

murió muy solo

igual como murió tu unigénito en el Gólgota

Yo sé que si lo oyeras bailarías sacudiendo

esa barba sureña y cimbreando tu pelvis

al compás del rock de tu cárcel infinita

Dios todopoderoso creador de la música de los 50’s

oye esta oración que es la única que he compuesto



***

Miguel Ildefonso: Lima, 1970. Estudió Literatura en la Universidad Católica del Perú e hizo una Maestría en Creative Writing en la Universidad de El Paso, Texas.

Ha publicado los libros de poesía: Vestigios, Canciones de un bar en la frontera, Las ciudades fantasmas, m.d.i.h., Heautontimoroumenos, Himnos, y Los Desmoronamientos Sinfonicos.

En el 2005 publicó el libro de relatos El Paso (Editorial Estruendomudo) con el que ganó el Premio Nacional de Cuento de la Asociación Peruano-Japonés (2005).

Dirigió la revista virtual El Malhechor Exhausto (www.geocities.com/Elmalhechor7). Codirigió la revista de Literatura Pelícano. En 2006 publicó la novela Hotel Lima.

Ha ganado los premios: Premio de Poesía COPE de Oro 2001, Primer Premio Poesía Juegos Florales Universidad Católica (1995),

Primer Premio Juegos Florales Poesía El Paso- Texas University (2001), Primer Premio Copé de Oro Poesía (2002) y Concurso de Cuento “Alfredo Bryce Echenique” (2003).




Tomado de http://www.eforyatocha.com/2008/11/24/miguel-idelfonso-poemas/

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