En concreto, el capitalismo se centra en el crecimiento y en la producción intensiva. No valora los flujos de descanso ni decrecimiento. Ocurre que todo en la naturaleza es cíclico. Los hombres también lo son. Barajo la teoría de que ellos sigan el ciclo solar, con lo que, en el mismo día, van viviendo cambios que se repiten cada día, y en esta repetición entre días puedan dar la falsa imagen de ser lineales.
Erika Irusta
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