(No entiendo el recorte del autor de los comentarios alrededor del culo de la mujer. Yo veo cuerpo completo ¿no? Pero las fotos y algunas de las ideas del obnubilado redactor de los textos están buenas)
Dante con Instagram
Posted by nmavrakis
febrero 28, 2013
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Murad Osmann encierra algo trascendente. No hay que dejarse engañar por la obviedad. En ese plano, Murad Osmann representa el culo de su bella novia rusa a través de distintos paisajes que pretenden completar un mapa del mundo. Como un Aleph construido sobre las bellas bases del tejido graso, muscular y óseo en perfecta armonía, el culo femenino es así uno de los puntos (o agujeros) del espacio que contienen todos los puntos. Pero lo importante de las fotos de Murad Osmann no es el culo sino la mano masculina guiada por la mano femenina que emerge del mismo cuerpo que muestra el culo.
La materialidad del mundo a través de sus sistemas de representación. Los cuerpos y el turismo. La belleza espacial del mundo como galería de paisajes y la belleza humanística del cuerpo femenino como versión sintética de la armonía estética del Universo. Murad Osmann es un artista prácticamente medieval. Definitivamente marianista. El hombre que recorre el mundo tras los pasos de una mujer. Dante con Instagram.
Algo del orden de la postmasculinidad también se resuelve en estas fotos. La subjetividad masculina resuelta a través del trazo de los pasos de la mujer que lo guía. El mundo develado gracias a su avance. El hombre que sigue sus pasos de la mano como un estúpido crío. Murad Osmann oscila entre una iconografía cristiana aggiornada y el infantilismo del candid.
El proceso de la imagen es importante para Murad Osmann. Los filtros, las luces, los contrastes. El juego entre la belleza del paisaje y la belleza del cuerpo termina por hablar de un mundo únicamente domesticado por la fuerza de la voluntad. El trabajo arquitectónico, la planificación, el esfuerzo físico y moral para elevar a la especie por sobre el desamparo de la Naturaleza. Esas ciudades no se hicieron en un día. Y el culo de la novia rusa de Murad Osmann tampoco. Esa es la lección trascendente. Porque el arte de Murad Osmann también es pedagógico.
Tomado de http://revistapaco.com.ar/2013/02/28/dante-con-instagram/comment-page-1/#comment-351
jueves, 28 de febrero de 2013
miércoles, 27 de febrero de 2013
El río convocante de la literatura
Miércoles, 27 de febrero de 2013
LITERATURA › LA SEGUNDA EDICION DEL FILBA NACIONAL SE REALIZARA EN SANTA FE
Un río que nunca es el mismo
El festival literario itinerante estará dedicado a Juan L. Ortiz y Juan José Saer, escritores emblemáticos de la región atravesada por el Paraná. Participarán Carlos María Domínguez, Diana Bellessi, Claudia Piñeiro y José María Brindisi, entre otros.
Por Silvina Friera
“¡Qué bien extraño/ el otoño!”, escribió el hombre de largos cabellos blancos, que vivió y murió en Paraná, venerado por poetas y narradores santafesinos. “Vaga el alma perdida en su melancolía/ como en el sueño/ íntimo y lejano/ de una melodía/ que llora.” Juan L. Ortiz y Juan José Saer eran íntimos y cercanos; aún se cruzan y dialogan haciéndoles zancadillas a las “sedas frágiles del tiempo”. “Nosotros, sus amigos de Santa Fe, tuvimos la suerte de verlo a menudo –recuerda Saer en el prólogo de En el aura del sauce–. A veces, era él quien cruzaba el río, con un bolso cargado de libros, manuscritos, tabaco y anfetaminas –para aumentar su lucidez y energía y aprovechar más horas de trabajo– y pronto nos juntábamos en algún lado, en lo de Hugo Gola, en el motel de Mario Medina, o en mi propia casa de Colastiné, alrededor de un asado y de un poco de vino, quedándonos a conversar el día entero, la noche entera, la madrugada entera.” El próximo 21 de marzo llegará el otoño y empezará el Filba Nacional en Santa Fe, que estará dedicado a Juanele y Juanito, como aún lo llaman a Saer los amigos y también muchos lectores cuando conversan con sus mejores páginas. La segunda edición de este festival literario itinerante será inaugurada por Hebe Uhart, “la mejor escritora argentina”, como señaló Fogwill en más de una oportunidad. Y es para celebrar –o alquilar balcones– que uno de los invitados sea el poeta Hugo Gola, gran amigo de los dos escritores homenajeados en esta ocasión. El programa se completa con la participación de Carlos María Domínguez, Diana Bellessi, Claudia Piñeiro, José María Brindisi, Aníbal Jarkowski, Florencia Abbate, Romina Paula, Damián Tabarovsky, Hernán Ronsino, Selva Almada, Ariel Magnus, Patricia Suárez, Damián Ríos, Mario Ortiz, Marilyn Contardi, Francisco Bitar, Sonia Scarabelli, Carlos Bernatek, Luciano Lamberti, Beatriz Vignoli y Ricardo Romero, entre otros.
El Filba Nacional se prolongará hasta el 24 de marzo en varias sedes santafesinas: el teatro Municipal, la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Litoral, el Foro Universitario y la librería Palabras Andantes, entre otros espacios neurálgicos de la trama urbana de Santa Fe. El objetivo principal de este festival nacional es “salir de la Capital –plantea Pablo Braun, presidente de la fundación Filba, organizadora de esta movida itinerante que empezó el año pasado en Bahía Blanca–, que la literatura, los libros, los autores, circulen en otros lugares del país”. Patricio Zunini, coordinador general del Filba Nacional, dice que el conocimiento de la literatura y del país que tiene Uhart, gran narradora y “viajera crónica”, hace que sea “muy valiosa” su palabra en la apertura de esta edición. “Hebe toma la literatura desde lugares un poco impensables y eso le va a dar mucha vitalidad al festival, y un discurso más novedoso.” Saer optó por inscribir una serie de marcas y huellas insoslayables en Santa Fe y su entorno costero, escenarios medulares de sus ficciones. El autor de El limonero real es central en la literatura argentina. “Sale Saer” es una intervención urbana –una camioneta– que realizará un recorrido por la ciudad de miércoles a viernes, siguiendo el itinerario de muchos de sus textos, como las 21 cuadras que van desde Boulevard y San Martín –por San Martín– hasta el Parque Sur, el recorrido que hacen Angel Leto y el Matemático en Glosa. Florencia Abbate, Marilyn Contardi, Francisco Bitar y Damián Ríos reflexionarán sobre los vínculos, lecturas, influencias y contaminaciones recíprocas entre Saer y Juan L. Ortiz, “dos figuras que abordan lo local y lo universal”, agrega Zunini. La música del pensamiento saereano, otro de los paneles destinados al homenajeado, hilvanará aportes de Rafael Arce, Hernán Ronsino y Aníbal Jarkowski.
Aunque la literatura sea el río convocante, el Filba Nacional, como su pariente inmediato, el Internacional, se caracteriza por entrelazar y mestizar disciplinas. Entre las películas que se proyectarán durante el festival se destaca la adaptación desacralizadora que hizo el santafesino Patricio Coll de la novela Cicatrices, de Saer,y La intemperie sin fin, del cineasta Juan José Gorrasureta, un documental sobre Juanele con la voz en off del propio poeta compaginando vida y obra. El Filba Nacional será el ámbito propicio para estrenar El jardín secreto, un documental sobre Diana Bellessi. “Juanele Cantado” es la propuesta artística por partida doble del cantautor entrerriano Carlos “Negro” Aguirre: un taller (con inscripción previa) y un espectáculo más diálogo que incluirá la canción “El diminuto Juan”. En el bar Monte Líbano, Diego Arbit y Sagrado Sebakis arremeterán con una performance poética. Y habrá dos talleres más: de narrativa, a cargo de José María Brindisi y sobre escritura teatral, con Romina Paula. Hay temas ríspidos y complejos; son como el lado inquietante o incómodo de la fiesta literaria, que no queda más remedio que explorar. Selva Almada, Fernando Callero, Carlos Bernatek y Beatriz Vignoli tirarán del hilo de las tensiones regionales santafesinas. Y Tabarovsky, Callero y Ricardo Romero harán lo mismo, pero con las tensiones editoriales.
Cada edición del Filba Nacional es como un río que repite un fluir que –según el aforismo heraclitano– nunca es el mismo.
Tomado de http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-27932-2013-02-27.html
martes, 26 de febrero de 2013
Todo esto escuché en el día de hoy
Yo: Bien. (Me había narrado correctamente el argumento) ¿Qué elementos de la sociedad te parece que critica esta novela? (Las aventuras de Huckleberry Finn)
Él: ...
Yo: ¿De qué sociedad estamos hablando, primero?
Él: ...
Yo: ¿Dónde sucede la historia? ¿De qué nacionalidad es al autor? ¿Dónde había esclavitud? ¿Dónde queda el río Missisippi?
Él: Pero, profe, también me va a tomar geografía!
Yo (en modo ya entregada): ¿Qué leíste de Héroes medievales?
Él: El de Arturo.
Yo: A ver, contame.
Él: Bueno,estaba Arturo que era un ayudante de un caballero.
Yo: ¿Cómo un ayudante de un caballero?
Él: Sí, bueno, no sé qué era Arturo (El texto se llama El "rey" Arturo). Lo que sé es que sacaba la espada de la piedra. (Si le llego a preguntar el nombre de la espada va a andar diciendo por ahí que le tengo bronca)
Hablame de las leyendas urbanas que leímos.
Leí una sola. Las otras 5 no la encontré.
¿Y Martín Fierro leíste?
Por la mitad.
¿Y las tres historias de Héroes Medievales?
Una sola.
¿Y cómo querés aprobar así?
Y bueno, algo me sé.
Ella (en el escrito): El minotauro es un montruo mitad hombre y mitad mujer que nació así porque su madre se acostó con un toro.
Yo: ¿por qué no hiciste este punto?
Ella: Porque no me acuerdo.
Yo: Pero el examen es con el libro.
Ella: Pero no lo tengo.
Yo: ¿Cómo que no lo tenés? ¿Y de dónde leíste?
Ella: Me lo prestaron y lo devolví.
Yo: ¿Y por qué no lo pedís en biblioteca?
Ella: ¿Qué? ¿Lo puedo pedir ahora en biblioteca? Graaaaaaacias, profe, ¿me tiene la prueba que ya vengo?
Yo: ¿Qué personajes simbólicos aparecen en Bodas de sangre?
Él: ...
Yo: ¿Quiénes aparecen en el bosque cuando ellos huyen?
Él: ...
Yo: La luna, por ejemplo ¿qué función cumple?
Él: ...
Yo: ¿Te acordás que copiamos el monólogo de la luna y explicamos las metáforas: "Cisne redondo en el río, ojo de las catedrales..."
Él: ...
Yo: ¿Te acordás que aparece una vieja...?
Él: ...
Yo: La mendiga, ¿te acordás qué representa?
Él: Aaaaaaahhhhh, síiiiiii, la mendiga... es una vieja que está en el bosque.
Yo: Bueno, sí, una vieja, en el bosque, mendiga, ellos dos se van a pelear, es una tragedia ¿qué representa?
Ël: ...
Yo (verde): ¿Qué puede representar una vieja en un bosque en una tragedia? ¿Te acordás que analizamos los simbólos en García Lorca?
Él: ¿En dónde?
(Y éste era el libro que más leyó. Todavía debe estar pensando por qué desaprobó)
La literatura gauchesca es de origen santafesina y fue compuesta por los juglares en el siglo X, (aproximadamente, ojo).
¿Cuál es el verbo en esta oración?
Sombra.
(??????)
¿Se acuerdan de las dos nenas que me tocaron la puerta el 20 de enero para pedir los temas de examen? Seguro Ana Lopez se acuerda. Bueno: en la mesa de 3ero desaprobaron las dos porque de lo que yo les dije que había que estudiar estudiaron un cuarto (y me corrías con "mala la actitú, profe"). Hoy, en la mesa de 4to, una entregó en blanco y la otra me hizo todo un planteo porque la desaprobé: que le volviera a tomar, que "no sea mala", que la semana que viene "por ahí me operan" y me hizo sentir remal cuando ella no había ni conseguido los libros. Odio que me psicopateen, que no se hagan cargo de su parte cuando yo pongo más de lo que debería de mi parte.
Él: Profe, ya me arrepentí de lo que usté me dijo.
Yo: (asustada, vaya a asaber una qué barabridades dice en el mes de diciembre) ¿De qué?
Él: De no estudiar antes. Y de juntarme con todos los que vienen a molestar.
Yo: Ahhhhhhhh
Él: Profe, si pongo "la mamá" ¿ya tengo un MD y Núcleo?
Yo: Sí, muy bien (nene tenés 14 años ¿no sabés algún sustantivo un poco más "complicado")
Él: Si le agrego "de Axel" ¿ya es MI?
Yo: Sí, (nene ¿hace falta hablar de vos y tu mamá en esta oración?)
Él: ¿Y cómo le agrego un MD más?
Yo. Ponele un adjetivo a "la mamá"
Él: ...
Yo: Digo: linda, buena, alta...
Él: ¿Se puede mentir?
Yo: Sí, quedate tranquilo que no voy a ir a mirarte la mamá.
Yo: ¿Leíste todo para el oral?
Él: Todo no, El centroforward sí, Poe sí, pero de los otros leí resúmenes.
Yo: ¿Y qué te dije yo que no me dijeras nunca en la mesa de examen?
Él: No sé, no me acuerdo.
Induciendo los aprendizajes en mesa de examen:
Yo: ¿por qué pertenece al género dramático?
Él: Porque hay diálogos.
Yo: Bien, ¿diálogos para qué?
Él: ...
Yo: ¿Diálogos que nos cuenta un narrador?
Él: Nooooo...
Yo: Hay diálogos, hay parlamentos ¿y qué más tiene el texto dramático?
Él: ...
Yo: Eso que se escribe entre paréntesis...
Él: Ah, que dice cómo se mueven los actores...
Yo: Bueno, sí. ¿Cómo se llama eso donde dice qué movimientos hacen los actores?
Él: ¿Lo que se mueve? ¿Telón?
Él: ...
Yo: ¿De qué sociedad estamos hablando, primero?
Él: ...
Yo: ¿Dónde sucede la historia? ¿De qué nacionalidad es al autor? ¿Dónde había esclavitud? ¿Dónde queda el río Missisippi?
Él: Pero, profe, también me va a tomar geografía!
Yo (en modo ya entregada): ¿Qué leíste de Héroes medievales?
Él: El de Arturo.
Yo: A ver, contame.
Él: Bueno,estaba Arturo que era un ayudante de un caballero.
Yo: ¿Cómo un ayudante de un caballero?
Él: Sí, bueno, no sé qué era Arturo (El texto se llama El "rey" Arturo). Lo que sé es que sacaba la espada de la piedra. (Si le llego a preguntar el nombre de la espada va a andar diciendo por ahí que le tengo bronca)
Hablame de las leyendas urbanas que leímos.
Leí una sola. Las otras 5 no la encontré.
¿Y Martín Fierro leíste?
Por la mitad.
¿Y las tres historias de Héroes Medievales?
Una sola.
¿Y cómo querés aprobar así?
Y bueno, algo me sé.
Ella (en el escrito): El minotauro es un montruo mitad hombre y mitad mujer que nació así porque su madre se acostó con un toro.
Yo: ¿por qué no hiciste este punto?
Ella: Porque no me acuerdo.
Yo: Pero el examen es con el libro.
Ella: Pero no lo tengo.
Yo: ¿Cómo que no lo tenés? ¿Y de dónde leíste?
Ella: Me lo prestaron y lo devolví.
Yo: ¿Y por qué no lo pedís en biblioteca?
Ella: ¿Qué? ¿Lo puedo pedir ahora en biblioteca? Graaaaaaacias, profe, ¿me tiene la prueba que ya vengo?
Yo: ¿Qué personajes simbólicos aparecen en Bodas de sangre?
Él: ...
Yo: ¿Quiénes aparecen en el bosque cuando ellos huyen?
Él: ...
Yo: La luna, por ejemplo ¿qué función cumple?
Él: ...
Yo: ¿Te acordás que copiamos el monólogo de la luna y explicamos las metáforas: "Cisne redondo en el río, ojo de las catedrales..."
Él: ...
Yo: ¿Te acordás que aparece una vieja...?
Él: ...
Yo: La mendiga, ¿te acordás qué representa?
Él: Aaaaaaahhhhh, síiiiiii, la mendiga... es una vieja que está en el bosque.
Yo: Bueno, sí, una vieja, en el bosque, mendiga, ellos dos se van a pelear, es una tragedia ¿qué representa?
Ël: ...
Yo (verde): ¿Qué puede representar una vieja en un bosque en una tragedia? ¿Te acordás que analizamos los simbólos en García Lorca?
Él: ¿En dónde?
(Y éste era el libro que más leyó. Todavía debe estar pensando por qué desaprobó)
La literatura gauchesca es de origen santafesina y fue compuesta por los juglares en el siglo X, (aproximadamente, ojo).
¿Cuál es el verbo en esta oración?
Sombra.
(??????)
¿Se acuerdan de las dos nenas que me tocaron la puerta el 20 de enero para pedir los temas de examen? Seguro Ana Lopez se acuerda. Bueno: en la mesa de 3ero desaprobaron las dos porque de lo que yo les dije que había que estudiar estudiaron un cuarto (y me corrías con "mala la actitú, profe"). Hoy, en la mesa de 4to, una entregó en blanco y la otra me hizo todo un planteo porque la desaprobé: que le volviera a tomar, que "no sea mala", que la semana que viene "por ahí me operan" y me hizo sentir remal cuando ella no había ni conseguido los libros. Odio que me psicopateen, que no se hagan cargo de su parte cuando yo pongo más de lo que debería de mi parte.
Él: Profe, ya me arrepentí de lo que usté me dijo.
Yo: (asustada, vaya a asaber una qué barabridades dice en el mes de diciembre) ¿De qué?
Él: De no estudiar antes. Y de juntarme con todos los que vienen a molestar.
Yo: Ahhhhhhhh
Él: Profe, si pongo "la mamá" ¿ya tengo un MD y Núcleo?
Yo: Sí, muy bien (nene tenés 14 años ¿no sabés algún sustantivo un poco más "complicado")
Él: Si le agrego "de Axel" ¿ya es MI?
Yo: Sí, (nene ¿hace falta hablar de vos y tu mamá en esta oración?)
Él: ¿Y cómo le agrego un MD más?
Yo. Ponele un adjetivo a "la mamá"
Él: ...
Yo: Digo: linda, buena, alta...
Él: ¿Se puede mentir?
Yo: Sí, quedate tranquilo que no voy a ir a mirarte la mamá.
Yo: ¿Leíste todo para el oral?
Él: Todo no, El centroforward sí, Poe sí, pero de los otros leí resúmenes.
Yo: ¿Y qué te dije yo que no me dijeras nunca en la mesa de examen?
Él: No sé, no me acuerdo.
Induciendo los aprendizajes en mesa de examen:
Yo: ¿por qué pertenece al género dramático?
Él: Porque hay diálogos.
Yo: Bien, ¿diálogos para qué?
Él: ...
Yo: ¿Diálogos que nos cuenta un narrador?
Él: Nooooo...
Yo: Hay diálogos, hay parlamentos ¿y qué más tiene el texto dramático?
Él: ...
Yo: Eso que se escribe entre paréntesis...
Él: Ah, que dice cómo se mueven los actores...
Yo: Bueno, sí. ¿Cómo se llama eso donde dice qué movimientos hacen los actores?
Él: ¿Lo que se mueve? ¿Telón?
A todos en calzoncillos
2011-05-13
Machitos ilustrados
ANDRÉS NEUMAN
Muchos escritores que se consideran interesados en las relaciones entre escritura y política tienen algo en común: jamás indagan en el pensamiento de género. Su discurso admite toda clase de reflexiones poscoloniales, revisiones históricas, desmontajes del mercado literario, análisis sociológicos de la tecnología. Pero suele callar, o salir corriendo, o reaccionar con furia, ante cualquier planteamiento feminista. Su escritura omite de entrada las relaciones entre ficción y patriarcado, entre las transformaciones de los roles de género y sus tensiones en los personajes o el punto de vista narrativo.
Muchos escritores que se consideran militantemente posmodernos mantienen una actitud similar. Son capaces de fascinarse (y con razón) ante el cambio de paradigma que traen las pantallas, de experimentar con estructuras audiovisuales, de reinterpretar el lenguaje en clave pop. Pero el pensamiento de género, ni mencionarlo. Lo curioso es que, si uno admira a David Foster Wallace, debiera recordar su memorable ensayo en Hablemos de langostas, dedicado a quienes él denominaba los Grandes Narcisistas Masculinos: Mailer, Updike, Roth y sus epígonos. ¿Ese posmodernismo no nos interesa? ¿O esa parte del libro no la leímos?
Más allá de su especificidad teórica, el pensamiento de género (parece mentira tener que decirlo) concierne a mujeres y hombres. Y afecta por igual al modo en que conforman su autoimagen y proyectan su identidad, cuya faceta de género es tan sometible a crítica como la política o la estética. El feminismo nada tiene que ver con una presunta concesión que se les hace a las mujeres. El feminismo es también, en su aplicación siglo 21, una vía de autoconocimiento masculino. De liberación íntima. Y una forma de profundizar en la escritura. Así como la idea de identidad nacional aplicada a la cultura entró en crisis hace tiempo, la postura del machito ilustrado en la literatura nos va a dejar a todos en calzoncillos, si seguimos fingiendo que esto es un tema de mujeres.
Machitos ilustrados
ANDRÉS NEUMAN
Muchos escritores que se consideran interesados en las relaciones entre escritura y política tienen algo en común: jamás indagan en el pensamiento de género. Su discurso admite toda clase de reflexiones poscoloniales, revisiones históricas, desmontajes del mercado literario, análisis sociológicos de la tecnología. Pero suele callar, o salir corriendo, o reaccionar con furia, ante cualquier planteamiento feminista. Su escritura omite de entrada las relaciones entre ficción y patriarcado, entre las transformaciones de los roles de género y sus tensiones en los personajes o el punto de vista narrativo.
Muchos escritores que se consideran militantemente posmodernos mantienen una actitud similar. Son capaces de fascinarse (y con razón) ante el cambio de paradigma que traen las pantallas, de experimentar con estructuras audiovisuales, de reinterpretar el lenguaje en clave pop. Pero el pensamiento de género, ni mencionarlo. Lo curioso es que, si uno admira a David Foster Wallace, debiera recordar su memorable ensayo en Hablemos de langostas, dedicado a quienes él denominaba los Grandes Narcisistas Masculinos: Mailer, Updike, Roth y sus epígonos. ¿Ese posmodernismo no nos interesa? ¿O esa parte del libro no la leímos?
Más allá de su especificidad teórica, el pensamiento de género (parece mentira tener que decirlo) concierne a mujeres y hombres. Y afecta por igual al modo en que conforman su autoimagen y proyectan su identidad, cuya faceta de género es tan sometible a crítica como la política o la estética. El feminismo nada tiene que ver con una presunta concesión que se les hace a las mujeres. El feminismo es también, en su aplicación siglo 21, una vía de autoconocimiento masculino. De liberación íntima. Y una forma de profundizar en la escritura. Así como la idea de identidad nacional aplicada a la cultura entró en crisis hace tiempo, la postura del machito ilustrado en la literatura nos va a dejar a todos en calzoncillos, si seguimos fingiendo que esto es un tema de mujeres.
Sedienta
Estou tão sedenta do maravilhoso que só o maravilhoso tem poder sobre mim. Qualquer coisa que não pode se transformar em algo maravilhoso, eu deixo ir.
-Anaïs Nin
-Anaïs Nin
Al borde de la tercer materia
Del muro de feis de Esteban Herrera
Hacer las actas de examen para la llamada ¨tercer materia¨, me hizo recordar una vez más que la educación en este país es una mentira. Ahí está la pretendida reforma educativa del kirchnerismo: números que se convierten en bla, bla y más bla...
Mientras tanto, la Ley Nacional de Educación sigue sosteniendo los parametros de financiación de la Ley Federal de Educación del menemismo y Cristina se da el lujo de deshacerse del cadáver de Danielito...
Esteban Herrera Y la frutilla del postre: el SUTEBA de Baradel llama al paro contra el gobierno provincial, mientras se baja los pantalones en la paritaria nacional... vergonzoso!
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Jorgelina Dell Abate El producto del análisis que hacés de la política educativa es más palpable todavía... la repitencia, la berretización de los contenidos, el desinterés de los chicos( y no tan chicos) por todas las ramas de la educación salvo aquello que tenga que ver con "el arte", léase presentarse a un casting en la tele para cantar, hacer música, hacerse el cocinero transgresor o actuar en alguna obrucha de mala muerte donde se hace apología de lo soez y del humor barato. Así estamos, no me acostumbro...
Hace aproximadamente una hora · Me gusta · 1
Esteban Herrera Igual quiero corregir algo y decir que ¨LA POLÍTICA EDUCATIVA DE ESTE PAÍS ES UNA MENTIRA¨, porque hay muchos que siguen trabajando por la eduación, desde su lugar de todos los días.
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Jorgelina Dell Abate Se entiende... Don Quijote vivió y murió luchando contra los molinos de viento, no? (Creo que me estoy poniendo algo pesimista)
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Diego Obetko welcome to the jungle...Ver traducción
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Pablo Peez Klein Nene, definite. O la remás como profe y te embarrás en el lodo de la realidad material o te dedicás a investigador y mientras laburás de otra cosa. Pero quejarse todo el tiempo por todo... sarna con gusto no pica y eso no quiere decir que sea legítimo el reclamo de salario más alto el contenido, pero realmente patalear por todo y seguir nadando en la sopa educativa es incoherente.
Yo personalmente pienso plantearme como profesor tratando de mejorar la realidad pero sin quejarme de todo, porque lo único que conseguís así es desgastarte interiormente y no poder brindarle a los alumnos lo mejor de vos (más allá de las necesidades reales y materiales que existen).
Hace 48 minutos · Me gusta
Pablo Peez Klein Y te lo digo con afecto, sabés que sos mi amigo... pero el palo diario a la educación... no sirve. Mirala a Maca ella está dando clases también y valora el alma de perseverancia del profesor a pesar de las dificultades, ve el vaso medio lleno. Claro, el marxista siempre verá el vaso medio vacío porque está inmerso en una realidad que no le conforma y que espera el GRAN momento para que las cosas cambien. Una vez Boris Matías Grinchpun recuerdo en la bibiloteca tiró un paralelismo en muchos puntos entre el marxismo y el catolicismo... fue genial.
Hace 46 minutos · Me gusta
Paula Irupé Salmoiraghi Quejarse (no por todo sino por lo que está mal) NO es un "palo diario" es parte de nuestro trabajo: si no hacés un dianóstico adecuado de la situación NO podés mejorarla, si aceptás todo lo que te dicen tampoco podés mejorar nada. Quejarse NO es llorar sino criticar y analizar los fundamentos de eso que molesta. (Bueno, lo de "el marxista" lo dejo de lado porque a esta altura del siglo y en la Argentina que vivimos y dentro de la insitución escolar es hasta gracioso)
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Hacer las actas de examen para la llamada ¨tercer materia¨, me hizo recordar una vez más que la educación en este país es una mentira. Ahí está la pretendida reforma educativa del kirchnerismo: números que se convierten en bla, bla y más bla...
Mientras tanto, la Ley Nacional de Educación sigue sosteniendo los parametros de financiación de la Ley Federal de Educación del menemismo y Cristina se da el lujo de deshacerse del cadáver de Danielito...
Esteban Herrera Y la frutilla del postre: el SUTEBA de Baradel llama al paro contra el gobierno provincial, mientras se baja los pantalones en la paritaria nacional... vergonzoso!
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Jorgelina Dell Abate El producto del análisis que hacés de la política educativa es más palpable todavía... la repitencia, la berretización de los contenidos, el desinterés de los chicos( y no tan chicos) por todas las ramas de la educación salvo aquello que tenga que ver con "el arte", léase presentarse a un casting en la tele para cantar, hacer música, hacerse el cocinero transgresor o actuar en alguna obrucha de mala muerte donde se hace apología de lo soez y del humor barato. Así estamos, no me acostumbro...
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Esteban Herrera Igual quiero corregir algo y decir que ¨LA POLÍTICA EDUCATIVA DE ESTE PAÍS ES UNA MENTIRA¨, porque hay muchos que siguen trabajando por la eduación, desde su lugar de todos los días.
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Jorgelina Dell Abate Se entiende... Don Quijote vivió y murió luchando contra los molinos de viento, no? (Creo que me estoy poniendo algo pesimista)
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Pablo Peez Klein Nene, definite. O la remás como profe y te embarrás en el lodo de la realidad material o te dedicás a investigador y mientras laburás de otra cosa. Pero quejarse todo el tiempo por todo... sarna con gusto no pica y eso no quiere decir que sea legítimo el reclamo de salario más alto el contenido, pero realmente patalear por todo y seguir nadando en la sopa educativa es incoherente.
Yo personalmente pienso plantearme como profesor tratando de mejorar la realidad pero sin quejarme de todo, porque lo único que conseguís así es desgastarte interiormente y no poder brindarle a los alumnos lo mejor de vos (más allá de las necesidades reales y materiales que existen).
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Pablo Peez Klein Y te lo digo con afecto, sabés que sos mi amigo... pero el palo diario a la educación... no sirve. Mirala a Maca ella está dando clases también y valora el alma de perseverancia del profesor a pesar de las dificultades, ve el vaso medio lleno. Claro, el marxista siempre verá el vaso medio vacío porque está inmerso en una realidad que no le conforma y que espera el GRAN momento para que las cosas cambien. Una vez Boris Matías Grinchpun recuerdo en la bibiloteca tiró un paralelismo en muchos puntos entre el marxismo y el catolicismo... fue genial.
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Paula Irupé Salmoiraghi Quejarse (no por todo sino por lo que está mal) NO es un "palo diario" es parte de nuestro trabajo: si no hacés un dianóstico adecuado de la situación NO podés mejorarla, si aceptás todo lo que te dicen tampoco podés mejorar nada. Quejarse NO es llorar sino criticar y analizar los fundamentos de eso que molesta. (Bueno, lo de "el marxista" lo dejo de lado porque a esta altura del siglo y en la Argentina que vivimos y dentro de la insitución escolar es hasta gracioso)
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lunes, 25 de febrero de 2013
De la mano de la desvirilización
Dice Javier Calvo respecto de este artículo que de tan ridículo (lo que puede llevar a hacer el sensacionalismo periodístico ¿o el resentimiento de quién basado en vaya una a hacer qué?)causa más pena que indignación:
"Esto me ha enloquecido muchísimo. Los de Alerta Digital, ¿van en serio? ¿Son unos bromistas? ¿Son nazis? ¿Son anarquistas? ¿Son reclusos psiquiátricos con acceso a Internet? ¿Son el apocalipsis? ¿Qué coño son??"
Ediciones de Alerta Digital
Madrid
Andalucía
Baleares
Cataluña
Castilla y León
C. Valenciana
Galicia
Vascongadas
|
RSS y redes sociales de AD
REDACCION | 19692 lecturas
La feminización de la sociedad
LTY.- La feminización de la sociedad llega de la mano de la desvirilización del hombre contemporáneo. Se trata aquí de las dos caras de una misma moneda. Es un fenómeno del cual la Historia nos ofrece muchos ejemplos: cuando las sociedades declinan, las mujeres suben, cuanto más se achatan aquellas, más se levantan estas. El vacio dejado, el sitio desertado por unos hombres reblandecidos y amorfos al punto de no tener ya de hombres ni las ideas, ni las actitudes, ni el carácter y apenas la apariencia (y no siempre) permite a las mujeres reinar por fin. Cuando las sociedades se transforman en rebaños destinados al matadero y los hombres en caricaturas de hombres, suena entonces la hora de la mujer. Del desorden y de la confusión, surge esta con la despreocupada alegría y la liviandad de su sexo, dispuesta a instaurar “el reino de la hembra que, hasta el día de hoy, en los siglos de los siglos, no ha inventado más que el punto de cruz y las fundas para los sillones”, al decir del escritor francés Paul Guth (1910-1997) en “Le mariage du Naïf”, 1957. La victoria del mundo-mujer.
Pero su triunfo es de corta duración, ya que la decadencia en medio de la cual establece su soberanía es una etapa efímera y sin mañana, apenas la antecámara de la caída final. La mujer (y sus aliados naturales, los homosexuales y la beatería bienpensante, más todos los enfaldonados de logia y sinagoga; estos últimos, más que aliados, amos en toda circunstancia) no reina nunca más que sobre un mundo desecho abocado al derrumbe próximo.
El imperio de la mujer, sobre el trono abandonado del hombre, es siempre el del capricho, de la “real gana”, del “porque yo lo valgo”, de la preferencia, de la preeminencia de la Gracia sobre la Ley, de la emoción sobre la razón, del sentimiento sobre la inteligencia, de los intestinos sobre el cerebro. Sobre este punto, Hermann von Keyserling (1880-1946) nos aporta una luz definitiva: ” El orden emocional es el orden natural en el cual las mujeres viven, ya que estas reaccionan en primer lugar a su sensibilidad, y nunca son tocadas en el fondo por aquello que es intelectual. (…) Es en ese sentido que el hombre más primitivo encarna, a diferencia de la mujer, el principio racional”. (“Meditaciones sudamericanas”, 1932).
La feminización es un producto de la decadencia, y al mismo tiempo un acelerador de la misma. Esta surge siempre en un contexto de crisis terminal, en una fase de inversión completa de los roles y de los valores, en el capítulo de la universal corrupción moral y del profundo trastocamiento de las creencias, es decir en el desbarajuste general propio de las sociedades que se vienen abajo, incapaces en esa etapa de su decaimiento de distinguir el día de la noche. En un ambiente tal se instala una extrema tolerancia hacia todo lo que mina, todo cuanto socava los fundamentos del edificio tambaleante de la civilización. El Mal se vuelve el Bien, la Fealdad reemplaza la Belleza, lo Falso destrona lo Verdadero, lo Grotesco destierra lo Sublime. Es el espíritu hembra, verdadero rey de nuestra epoca, que inunda con su pegajosa influencia un mundo que termina, como una gallina decapitada, en una carrera absurda y enloquecida hacia ninguna parte.
Hay dos grandes verdades acerca de esta cuestión. 1) Todo poder de la mujer es una concesión del hombre; y 2) la mujer utiliza invariablemente este poder concedido contra el hombre, es decir contra su obra: la sociedad, la cultura, el orden establecido, los valores, la Ley. Esto puede parecer profundamente misógino, y sin embargo no es menos cierto. No incluyo en este fenómeno deletéreo algunos casos, de mujeres excepcionales. (Aquí hablo de ese tipo de mujeres como las del actual gobierno español. Son legión). Algunas mujeres de élite han jugado un gran papel en la historia del mundo y en el gobierno de sus naciones (Catalina la Grande, por no nombrar más que una en la serie de las Catalinas, la Reina Victoria, Margareth Thatcher, por ejemplo…), pero siempre dentro de un sistema masculino, viril, no en un proceso de feminización como el que estamos viviendo actualmente.
Lo que importa realmente no es la mujer en el poder en sí, sino el contexto de feminización de la sociedad en que tiene lugar esta toma de poder (o del poder).
Por otra parte, para despejar equívocos, digamos que la femenidad no es una cuestión de sexo en el sentido estricto del término. Hay mujeres del sexo femenino (todavía la mayoría, pero mermando) y mujeres del sexo masculino (cada día hay más hombres que han quedado en estado de feminidad permanente), eso es todo. Oscar Wilde decía (y debía estar bien enterado de eso, pues era homosexual) que: “Un francés será siempre más mujer que una inglesa”. Ese fenómeno, el hombre femenino, consecuencia obligada de la pérdida de virilidad, se está universalizando en esta fase de decadencia que prefigura el fin de una civilización que parece tener los días contados.
"Esto me ha enloquecido muchísimo. Los de Alerta Digital, ¿van en serio? ¿Son unos bromistas? ¿Son nazis? ¿Son anarquistas? ¿Son reclusos psiquiátricos con acceso a Internet? ¿Son el apocalipsis? ¿Qué coño son??"
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La feminización de la sociedad
LTY.- La feminización de la sociedad llega de la mano de la desvirilización del hombre contemporáneo. Se trata aquí de las dos caras de una misma moneda. Es un fenómeno del cual la Historia nos ofrece muchos ejemplos: cuando las sociedades declinan, las mujeres suben, cuanto más se achatan aquellas, más se levantan estas. El vacio dejado, el sitio desertado por unos hombres reblandecidos y amorfos al punto de no tener ya de hombres ni las ideas, ni las actitudes, ni el carácter y apenas la apariencia (y no siempre) permite a las mujeres reinar por fin. Cuando las sociedades se transforman en rebaños destinados al matadero y los hombres en caricaturas de hombres, suena entonces la hora de la mujer. Del desorden y de la confusión, surge esta con la despreocupada alegría y la liviandad de su sexo, dispuesta a instaurar “el reino de la hembra que, hasta el día de hoy, en los siglos de los siglos, no ha inventado más que el punto de cruz y las fundas para los sillones”, al decir del escritor francés Paul Guth (1910-1997) en “Le mariage du Naïf”, 1957. La victoria del mundo-mujer.
Pero su triunfo es de corta duración, ya que la decadencia en medio de la cual establece su soberanía es una etapa efímera y sin mañana, apenas la antecámara de la caída final. La mujer (y sus aliados naturales, los homosexuales y la beatería bienpensante, más todos los enfaldonados de logia y sinagoga; estos últimos, más que aliados, amos en toda circunstancia) no reina nunca más que sobre un mundo desecho abocado al derrumbe próximo.
El imperio de la mujer, sobre el trono abandonado del hombre, es siempre el del capricho, de la “real gana”, del “porque yo lo valgo”, de la preferencia, de la preeminencia de la Gracia sobre la Ley, de la emoción sobre la razón, del sentimiento sobre la inteligencia, de los intestinos sobre el cerebro. Sobre este punto, Hermann von Keyserling (1880-1946) nos aporta una luz definitiva: ” El orden emocional es el orden natural en el cual las mujeres viven, ya que estas reaccionan en primer lugar a su sensibilidad, y nunca son tocadas en el fondo por aquello que es intelectual. (…) Es en ese sentido que el hombre más primitivo encarna, a diferencia de la mujer, el principio racional”. (“Meditaciones sudamericanas”, 1932).
La feminización es un producto de la decadencia, y al mismo tiempo un acelerador de la misma. Esta surge siempre en un contexto de crisis terminal, en una fase de inversión completa de los roles y de los valores, en el capítulo de la universal corrupción moral y del profundo trastocamiento de las creencias, es decir en el desbarajuste general propio de las sociedades que se vienen abajo, incapaces en esa etapa de su decaimiento de distinguir el día de la noche. En un ambiente tal se instala una extrema tolerancia hacia todo lo que mina, todo cuanto socava los fundamentos del edificio tambaleante de la civilización. El Mal se vuelve el Bien, la Fealdad reemplaza la Belleza, lo Falso destrona lo Verdadero, lo Grotesco destierra lo Sublime. Es el espíritu hembra, verdadero rey de nuestra epoca, que inunda con su pegajosa influencia un mundo que termina, como una gallina decapitada, en una carrera absurda y enloquecida hacia ninguna parte.
Hay dos grandes verdades acerca de esta cuestión. 1) Todo poder de la mujer es una concesión del hombre; y 2) la mujer utiliza invariablemente este poder concedido contra el hombre, es decir contra su obra: la sociedad, la cultura, el orden establecido, los valores, la Ley. Esto puede parecer profundamente misógino, y sin embargo no es menos cierto. No incluyo en este fenómeno deletéreo algunos casos, de mujeres excepcionales. (Aquí hablo de ese tipo de mujeres como las del actual gobierno español. Son legión). Algunas mujeres de élite han jugado un gran papel en la historia del mundo y en el gobierno de sus naciones (Catalina la Grande, por no nombrar más que una en la serie de las Catalinas, la Reina Victoria, Margareth Thatcher, por ejemplo…), pero siempre dentro de un sistema masculino, viril, no en un proceso de feminización como el que estamos viviendo actualmente.
Lo que importa realmente no es la mujer en el poder en sí, sino el contexto de feminización de la sociedad en que tiene lugar esta toma de poder (o del poder).
Por otra parte, para despejar equívocos, digamos que la femenidad no es una cuestión de sexo en el sentido estricto del término. Hay mujeres del sexo femenino (todavía la mayoría, pero mermando) y mujeres del sexo masculino (cada día hay más hombres que han quedado en estado de feminidad permanente), eso es todo. Oscar Wilde decía (y debía estar bien enterado de eso, pues era homosexual) que: “Un francés será siempre más mujer que una inglesa”. Ese fenómeno, el hombre femenino, consecuencia obligada de la pérdida de virilidad, se está universalizando en esta fase de decadencia que prefigura el fin de una civilización que parece tener los días contados.
Choque de reyes
Genial el domingo de hoy con Ariel, Yani, Agustín y Celia. Buenísimo estar todo el día metida en Invernalia, Aguas dulces, Desembarco del rey, el Muro y más allá, con esta gente que se entusiasma tanto o más que yo.
La serie en general es magnífica, muy buenas resoluciones de episodios y situaciones complicadas. Algunas cosas para mí que no se entienden sin el libro pero dicen que sí (o soportan, como Celia, mis reposiciones). Me dejaron desconformes la batalla contra Stannis con el fuego valyrio y sin cadena, la falta de detalles en el cruce de dioses nuevos y antiguos y la no aparición de los personajes verdes que son tan importantes para los sueños de lobo de Bran.
Todas mis quejas se olvidan cuando me devuelven por un rato, en el último capítulo, a Drogo (aunque no esté en el libro ¿no?)
La serie en general es magnífica, muy buenas resoluciones de episodios y situaciones complicadas. Algunas cosas para mí que no se entienden sin el libro pero dicen que sí (o soportan, como Celia, mis reposiciones). Me dejaron desconformes la batalla contra Stannis con el fuego valyrio y sin cadena, la falta de detalles en el cruce de dioses nuevos y antiguos y la no aparición de los personajes verdes que son tan importantes para los sueños de lobo de Bran.
Todas mis quejas se olvidan cuando me devuelven por un rato, en el último capítulo, a Drogo (aunque no esté en el libro ¿no?)
Maratón GOT
La jornada se realizará acorde al siguiente programa:
9:00 Acreditación
9:15 Desayuno
9:30 - 12:30 Capítulos:
1: "El norte no olvida"
2: "Las tierras de la noche"
3: "Lo que está muerto no puede morir"
12:30 Receso, almuerzo y debate.
13:30 - 17:30 Capítulos
4: "Jardín de Huesos"
5: "El fantasma de Harrenhal"
6: "Los dioses antiguos y los nuevos"
7: "Un hombre sin honor"
17:30 Receso: merienda
18:00 - 21:00 Capítulos:
8: "El príncipe de Invernalia"
9: "Aguasnegras"
10: "Valar Morghulis"
21:00 Brindis de camaradería y menciones y premios a los espectadores.
21:15 Cena.
22:30 Fin de jornada.
Los alimentos y bebidas se abonarán según la milenaria tradición plebeya latina, o como se denomina popularmente, "a la romana".
9:00 Acreditación
9:15 Desayuno
9:30 - 12:30 Capítulos:
1: "El norte no olvida"
2: "Las tierras de la noche"
3: "Lo que está muerto no puede morir"
12:30 Receso, almuerzo y debate.
13:30 - 17:30 Capítulos
4: "Jardín de Huesos"
5: "El fantasma de Harrenhal"
6: "Los dioses antiguos y los nuevos"
7: "Un hombre sin honor"
17:30 Receso: merienda
18:00 - 21:00 Capítulos:
8: "El príncipe de Invernalia"
9: "Aguasnegras"
10: "Valar Morghulis"
21:00 Brindis de camaradería y menciones y premios a los espectadores.
21:15 Cena.
22:30 Fin de jornada.
Los alimentos y bebidas se abonarán según la milenaria tradición plebeya latina, o como se denomina popularmente, "a la romana".
sábado, 23 de febrero de 2013
Venecia en La Herrería
Dentro del Festival de teatro del conurbano noroeste. El Grupo Emciones de Tres de Febrero. Lisandro Quiroz nos dijo, a Rafa y a mí, en la puerta, que íbamos a ver un clásico y no nos quiso adelantar nada.
Yo había leído cuentos de Jorge Accame y sabía que la obra se había puesto muchas veces en Baires pero no me esperaba la alegría y la tristeza tan mezcladas.
Me encantaron las 4 mujeres, el Chato (cliente y gondolieri) y las apariciones fantasmales en medio del humo, la nieve jujeña y mis lágrimas. El tema de Charles Aznavour me hacía un nudo en la garganta y el sueño de amor de las putas que, dice Rafa, era previsible en desarrollo y desenlace, a mí (siempre tan buena espectadora que todo me sorprende y no hipotetizo sobre nada) me pareció magníficamente creativo y dulce en su dolor.
Lindas la Rita, la Marta, la Gracielita y la Gringa.
Yo había leído cuentos de Jorge Accame y sabía que la obra se había puesto muchas veces en Baires pero no me esperaba la alegría y la tristeza tan mezcladas.
Me encantaron las 4 mujeres, el Chato (cliente y gondolieri) y las apariciones fantasmales en medio del humo, la nieve jujeña y mis lágrimas. El tema de Charles Aznavour me hacía un nudo en la garganta y el sueño de amor de las putas que, dice Rafa, era previsible en desarrollo y desenlace, a mí (siempre tan buena espectadora que todo me sorprende y no hipotetizo sobre nada) me pareció magníficamente creativo y dulce en su dolor.
Lindas la Rita, la Marta, la Gracielita y la Gringa.
Una góndola va
Venecia sin ti
Qué profunda emoción
recordar el ayer
cuando todo en Venecia me hablaba de amor
ante mi soledad
en el atardecer
tu lejano recuerdo me viene a buscar
qué callada quietud
qué tristeza sin fin
qué distinta Venecia si me faltas tú
una gondola va
cobijando un amor
el que yo te entregué dime tú dónde está.
qué tristeza hay en ti
no pareces igual
eres otra Venecia más fría y más gris
el sereno canal
de romántica luz
ya no tiene el encanto que hacía soñar.
Cómo sufro al pensar que en Venecia murió
el amor que jurabas eterno guardar
sólo queda el adios
que no puedo olvidar
hoy Venecia sin ti
qué triste y sola está.
Qué profunda emoción
recordar el ayer
cuando todo en Venecia me hablaba de amor
ante mi soledad
en el atardecer
tu lejano recuerdo me viene a buscar
qué callada quietud
qué tristeza sin fin
qué distinta Venecia si me faltas tú
una gondola va
cobijando un amor
el que yo te entregué dime tú dónde está.
qué tristeza hay en ti
no pareces igual
eres otra Venecia más fría y más gris
el sereno canal
de romántica luz
ya no tiene el encanto que hacía soñar.
Cómo sufro al pensar que en Venecia murió
el amor que jurabas eterno guardar
sólo queda el adios
que no puedo olvidar
hoy Venecia sin ti
qué triste y sola está.
C'est trop triste Venise
Que c'est triste Venise
Au temps des amours mortes
Que c'est triste Venise
Quand on ne s'aime plus
On cherche encore des mots
Mais l'ennui les emporte
On voudrais bien pleurer
Mais on ne le peut plus
Que c'est triste Venise
Lorsque les barcarolles
Ne viennent souligner
Que des silences creux
Et que le coeur se serre
En voyant les gondoles
Abriter le bonheur
Des couples amoureux
Que c'est triste Venise
Au temps des amours mortes
Que c'est triste Venise
Quand on ne s'aime plus
Les musées, les églises
Ouvrent en vain leurs portes
Inutile beauté
Devant nos yeux déçus
Que c'est triste Venise
Le soir sur la lagune
Quand on cherche une main
Que l'on ne vous tend pas
Et que l'on ironise
Devant le clair de lune
Pour tenter d'oublier
Ce qu'on ne se dit pas
Adieu tout les pigeons
Qui nous ont fait escorte
Adieu Pont des Soupirs
Adieu rêves perdus
C'est trop triste Venise
Au temps des amours mortes
C'est trop triste Venise
Quand on ne s'aime plus
Au temps des amours mortes
Que c'est triste Venise
Quand on ne s'aime plus
On cherche encore des mots
Mais l'ennui les emporte
On voudrais bien pleurer
Mais on ne le peut plus
Que c'est triste Venise
Lorsque les barcarolles
Ne viennent souligner
Que des silences creux
Et que le coeur se serre
En voyant les gondoles
Abriter le bonheur
Des couples amoureux
Que c'est triste Venise
Au temps des amours mortes
Que c'est triste Venise
Quand on ne s'aime plus
Les musées, les églises
Ouvrent en vain leurs portes
Inutile beauté
Devant nos yeux déçus
Que c'est triste Venise
Le soir sur la lagune
Quand on cherche une main
Que l'on ne vous tend pas
Et que l'on ironise
Devant le clair de lune
Pour tenter d'oublier
Ce qu'on ne se dit pas
Adieu tout les pigeons
Qui nous ont fait escorte
Adieu Pont des Soupirs
Adieu rêves perdus
C'est trop triste Venise
Au temps des amours mortes
C'est trop triste Venise
Quand on ne s'aime plus
viernes, 22 de febrero de 2013
Ha optado por olvidar
La gente de Región ha optado por olvidar su propia historia: muy pocos deben conservar una idea veraz de sus padres, de sus primeros pasos, de una edad dorada y adolescente que terminó de súbito en un momento de estupor y abandono. Tal vez la decadencia empieza una mañana de las postrimerías del verano con una reunión de militares, jinetes y rastreadores dispuestos a batir el monte en busca de un jugador de fortuna, el donjuán extranjero que una noche de casino se levantó con su honor y su dinero; la decadencia no es más que eso, la memoria y la polvareda de aquella cabalgata por el camino del Torce, el frenesí de una sociedad agotada y dispuesta a creer que iba a recobrar el honor ausente en una barranca de la Sierra, un montón de piezas de nácar y una venganza de sangre. A partir de entonces la polvareda se transforma en pasado y el pasado en honor: la memoria es un dedo tembloroso que unos años más tarde descorrerá los estores agujereados de la ventana del comedor para señalar la silueta orgullosa, temible y lejana del Monje donde, al parecer, han ido a perderse y concentrarse todas las ilusiones adolescentes que huyeron con el ruido de los caballos y los carruajes, que resucitan enfermas con el sonido de los motores y el eco de los disparos, mezclado al silbido de las espadañas al igual que en los días finales de aquella edad sin razón quedó unido al sonido acerbo y evocativo de triángulos y xilófonos. Porque el conocimiento disimula al tiempo que el recuerdo arde: con el zumbido del motor todo el pasado, las figuras de una familia y una adolescencia inertes, momificadas en un gesto de dolor tras la desaparición de los jinetes, se agita de nuevo con un mortuorio temblor: un frailero rechina y una puerta vacila, introduciendo desde el jardín abandonado una brisa de olor medicinal que hincha otra vez los agujereados estores, mostrando el abandono de esa casa y el vacío de este presente en el que, de tanto en tanto, resuena el eco de las caballerías.
Cuando la puerta se cerró -en silencio, sin unir el horror a la fatalidad ni el miedo a la resignación- se había disipado la polvareda; había salido el sol y el abandono de Región se hizo más patente: sopló un aire caliente como el aliento senil de aquel viejo y lanudo Numa, armado de una carabina, que en lo sucesivo guardará el bosque, velando noche y día por toda la extensión de la finca, disparando con infalible puntería cada vez que unos pasos en la hojarasca o los suspiros de un alma cansada, turben la tranquilidad del lugar.
Juan Benet. Volverás a Región.
Cuando la puerta se cerró -en silencio, sin unir el horror a la fatalidad ni el miedo a la resignación- se había disipado la polvareda; había salido el sol y el abandono de Región se hizo más patente: sopló un aire caliente como el aliento senil de aquel viejo y lanudo Numa, armado de una carabina, que en lo sucesivo guardará el bosque, velando noche y día por toda la extensión de la finca, disparando con infalible puntería cada vez que unos pasos en la hojarasca o los suspiros de un alma cansada, turben la tranquilidad del lugar.
Juan Benet. Volverás a Región.
jueves, 21 de febrero de 2013
Traviesa: Literatura hispanoamericana
Un nuevo sitio para la literatura hispanoamericana
Posted on 21/02/2013
Se presentó la revista Traviesa, dirigida por Rodrigo Fuentes (Guatemala) y Rodrigo Hasbún (Bolivia).
Según la Real Academia Española, traviesa, del latín transversus, es un adjetivo usado para definir una entidad “bulliciosa, revoltosa e inquieta” o a quien vive distraída en vicios, “especialmente el de la sensualidad”. Hoy, la palabra puede remitirnos a un nuevo sentido, el de “proyecto que explora los lugares afectivos, geográficos y mentales, desde donde se escribe la literatura en español”.
Traviesa presenta cinco secciones fijas, que se actualizarán regularmente: Entrevista, Un día en la vida, Lugar, Hallazgos, Intercambio y Antología. Por medio de ellas, el sitio propone una red alternativa para que la literatura escrita en español circule entre los países que comparten el idioma. Pensando en lectores de otros ámbitos, aparece además íntegramente traducido al inglés.
La primera entrevista nos deja conocer algo de la vida del escritor Horacio Castellanos Moya (El Salvador), que responde a las preguntas via Skype desde su residencia en la ciudad de Iowa. En la sección Intercambio, Traviesa publica una correspondencia entre los escritores Mario Bellatín (México) y Edmundo Paz Soldán (Bolivia). Comentando una experiencia de este último, escribe Bellatín: “Me parece que si ponemos el punto de centro en lo personal somos capaces de hallar más sorpresas”. En Un día en la vida, el sitio ofrece textos inéditos de la argentina Natalia Moret (narrando la muerte del campo, a veces larga, a veces limpia), del colombiano Juan Sebastián Cárdenas (encandilado por una muchacha en una galería de arte madrileña) y de la uruguaya Inés Bortagaray (contanto dónde duele el amor), tres autores que nos narran cómo fue para ellos un mismo día en sus vidas. En Lugar y Hallazgos, se revelan secretos respectivos de Mercedes Cebrían (España) y Betina González (Argentina).
Paralelamente, Traviesa ofrece antologías curadas por escritores invitados. En la primera de estas antologías, Federico Falco (Argentina) explora el universo de “lo trucho” a través de textos de su compatriota Hernán Vanoli, el colombiano Javier González, el mexicano Federico Guzmán Rubio y el chileno Diego Zúñiga. Estas antologías se ven- den a menos de cuatro dólares y, siguiendo un modelo justo de regalías, los ingresos se redistribuyen casi íntegramente entre los escritores y traductores que participan.
Tomado de http://hablandodelasunto.com.ar/?p=16268
Motivos
Motivos lindos por los que un hombre se me vuelve imposible:
1. Es gay
2. Es muy joven
3. Todavía quiere reproducirse
Motivos feos por los que un hombre se me vuelve imposible:
1. Es típicamente macho
2. Es muy viejo
3. No sabe que existo.
1. Es gay
2. Es muy joven
3. Todavía quiere reproducirse
Motivos feos por los que un hombre se me vuelve imposible:
1. Es típicamente macho
2. Es muy viejo
3. No sabe que existo.
miércoles, 20 de febrero de 2013
Descatalogados
"La vida es complicada porque tiene sótanos llenos de bichos no catalogados por la ciencia. En ese sentido , yo estoy descatalogado"
Manuel Vilas. En España.
Manuel Vilas. En España.
Manuel Vilas es Tarantino
MANUEL VILAS publica en Anagrama "AIRE NUESTRO"
9 nov
aire-nuestro
Texto de Agustín Fernández Mallo en su blog:
http://www.alfaguara.santillana.es/blogs/elhombre
Me resulta difícil hablar de uno de los libros más extraordinarios que he leído en años. Aire nuestro, de Manuel Vilas (Alfaguara, 2009). Un libro que me deja en estado de shock. Hace un mes que lo tengo, y no he podido parar de releerlo, ni de mirar su portada (Kent Ave B, original del ilustrador israelita Tomer Hanuka) elegida por el propio Vilas: Manhattan visto desde una esquina llena de basura de Brooklyn, basura profundamente bella, basura del otro lado del río. Esa otra orilla de la realidad, de la literatura, es la es la que nos propone Vilas.
Spinoza, el gran panteísta, decía que Dios vivía en todas las cosas, Manuel Vilas también parece advertir una presencia en todas las cosas: la Vida, nuestra vida. Manuel Vilas celebra la Vida desde la singularidad, desde lo raro, algo que pocos escritores son capaces de hacer. En Aire nuestro nos lo muestra todo: de la MTV a Zapatero metido a profesor de inglés de la ESO, del coche de Tony Lomas perdido en un desierto de Marruecos a un surreal Johnny Cash recorriendo la España de los años 70 en un Dodge y empeñado en cantar en la Catedral de Santiago He Turned The Water Into Wine ante el arzobispo, quien acto seguido encarga todos los discos de Cash y llora amargamente recordando a su madre, también nos habla Vilas del Vaginismo, particular movimiento de liberación sexual encabezado por una tal Manuela Vilas (primer caso de cambio de sexo en las letras españolas), y de un ciego -que es él- que viaja a Nueva York, invitado por la Cofradía de Los Poetas Latinos del Último Don para una misión muy especial, y que en el curso de ese viaje se empeña en conocer a la madre de Lou Reed y de Frank Zappa, y las conoce y habla con ellas, y ellas le hablan de sus hijos como quien habla de una piedra preciosa perdida para siempre en el fondo de un lago, y también nos habla Vilas de Sergio Leone en el Purgatorio, allí con John Ford, con Kurosawa y Orson Welles, y Tarantino, y en ese purgatorio Dámaso Alonso y Laín Entralgo observan una foto de Carla Bruni, y tienen un método para poder oír los pensamientos de los retratados en las fotos, y hacen un descubrimiento increíble: los pensamientos de Carla Bruni son una hoja en blanco, puro silencio, y Paul Bowles compra coches españoles, Seat 850, y se los lleva a Nueva York, y el Che se le aparece a Fidel, y hay dos americanos interesados en las propuestas del Nuevo Vaginismo, y estos americanos organizan una cena con intelectuales entre los que se encuentran Simon & Garfunkel, Ana Belén y Víctor Manuel, Paulina Rubio, Paul Auster y Miquel Barceló. Y su particular visión de los últimos días de Machado, también están en Aire nuestro los últimos días de Machado.
Todo esto y mucho más, muchísimo más, pasa por las páginas del libro. Y en todo lo que cuenta hay una celebración de las cosas, en el sentido de que hasta en el paisaje más distópico siempre hay algo humano, algo que nos lleva a la empatía, al poema, al delirio común que hay en todas la cosas, delirio que finalmente se nos hace no sólo creíble, sino necesario. O a la inversa, muestra la racionalidad que hay en todo delirio; da igual, el territorio de Aire Nuestro -nuestro aire-, es un fluido de ida y vuelta: no hay poro por el que no se nos cuele y allí, en buena metáfora, haga su trabajo. Y todo es narrado con la sensibilidad, frialdad y precisión del también extraordinario poeta que es. Resulta difícil saber cómo se las apaña para, en toda esa extravagancia, en toda esa sátira y fractura de la realidad, descubrirnos aquello que nos conmueve a todos. Ése es el objetivo de toda literatura bien hecha. Cómo es posible conmoveros ante un viejo y lloroso fantasma de Elvis, aparecido a los pies de la cama de un tal Manuel Vilas para hablarle de una conspiración planetaria, "una máquina diabólica que engorda cuerpos a la velocidad de la luz." Del humor a la conmoción, -y viceversa- hay un paso, el paso Vilas. Impresionante.
Manuel Vilas, es, sin duda, el Tarantino de nuestras letras, ése que, haga lo que haga, siempre sorprende con piruetas 100% Vilas, es nuestro ciberpunk buñuelista, como si Buñuel se hubiera metido a ciberpunk, o como si Ballard regentara un chiringuito en Benidorm, pero sobre todo es un narrador inmenso, de esos que no pueden imitarse sin caer en el ridículo, y con los que siempre te estás preguntando, ¿cómo es posible que pueda dar un paso más, qué será lo siguiente que haga? Y siempre lo hace, siempre consigue dar ese paso adelante con una inteligencia y humanidad fuera de lo común. Y enmudeces. Porque los libros de Vilas son humanos, muy humanos. Aire Nuestro es, en mi opinión, su mejor libro, la confirmación -para todo aquel despistado que aún la necesitara- de que Vilas ha construido lo propio de todos los creadores de altura: un cosmos único, un territorio irrepetible, un estilo inimitable. Y poético, muy poético. Algo que ya nos había dejado claro con su anterior novela España (DVD ediciones). Aire nuestro, nuestro aire, ¿es que puede haber un título que nos hable más claramente de algo que nos atañe a todos?: los pulmones.
Aire Nuestro, según nos cuenta el primer capítulo, es una cadena de televisión, la primera cadena de televisión que "es un proyecto humano tan definitivo como la circularidad de la Tierra".
Así empieza:
AENE TELEVISIÓN
Aire Nuestro televisión es un proyecto humano tan definitivo como la circularidad de la Tierra. Aire Nuestro surge cuando nuestro fundador advirtió la naturaleza irreal de la circularidad de la Tierra. Las masas oceánicas no se desparraman por el universo -con su crema de langostinos y ballenas y tiburones y langosta infestando el cosmos- debido a esa fuerza universal a la que llamamos gravedad, y que no solo es una fuerza física, es también una fuerza moral. La gravedad física del planeta tierra tiene una dimensión histórica insoslayable: aquí estamos, rodando. Nos es muy grato presentar a continuación la programación que los guionistas de la multicadena de televisión hiperrealista "Aire Nuestro" han diseñado para este fin de semana, para este terrible fin de semana en que esperamos que el mundo se transforme en futuro, que el mundo mute en antimundo, soñando siempre con el desparramamiento de las masas oceánicas. Como se sabe, "Aire Nuestro" es una cadena de alta cultura televisiva y también de alta costura de las enfermedades del futuro. Una cadena que busca al espectador inteligente, capaz de afrontar los nuevos retos de nuestra sociedad con espíritu crítico. Estamos pensando en esos grandes retos de la sociedad de mediados del siglo XXI. Un espectador informado que huye de los tópicos y busca la verdad desnuda. "Aire Nuestro" es la respuesta televisiva e incluso enciclopédica, y también diabólica, a nuestro tiempo. "Aire Nuestro" es televisión revisionista. "Aire Nuestro" es historicista. Es un ojo que ve cosas hermosamente humanas. Es nuestra televisión. Creemos en la Historia. Creemos en la Visión. Somos televisionarios. Hemos luchado mucho para que llegase la televisión irracional a nuestras vidas. Porque la televisión irracional otorga racionalidad a la Historia. Por eso, muchos de nuestros canales son documentos históricos, elaborados con fuentes de primera mano. Suponemos que la historia del siglo XX es fundamental para entender nuestro siglo XXI. Por eso, en "Aire Nuestro" intentamos dar a conocer cómo fue el siglo XX; cómo fue, sobre todo, el final del siglo XX, o más exactamente, o más aenísticamente: cómo pudo haber sido el final del siglo XX. Incluimos grandes reportajes y programación musical, magazines desinhibidos, telediarios con sabor a cine independiente, entrevistas con cantantes del pasado, sin olvidar el cine de Hollywood, entrevistas a los nuevos famosos en Telepugarorio, entrevistas a hombres del futuro, documentales de carácter social, biografías de dirigentes políticos, fútbol inteligente, teleseries de carácter filosófico, reposiciones de programas clásicos de la televisión de la pasada centuria, reportajes sobre el nuevo terrorismo que asola nuestras ciudades decimonónicas; todo ello sin renunciar a nuestros clásicos de programación: nuestros celebérrimos Reality Shows de orientación neomística o nuestra habitual sección de madrugada de cine X, música en directo en MTV, documentales sobre fenómenos paranormales y mesas redondas sobre posfeminismo y sobre la nueva ciencia ficción, sin olvidar ese entretenido mundo de los objetos sofisticados (que incluye productos tanto materiales como espirituales) en el canal de Teletienda. Aene TV es televisión mística y neofamiliar: nos gusta que nuestros reporteros hablen con sus seres queridos delante de la cámara, que hablen con sus familiares desaparecidos. Porque nada desaparece del todo, ese es el credo televisionario de Aene TV. Hacemos misticismo gonzo. Nos gusta que nuestros periodistas estén muertos y hablen desde los micrófonos del Paraíso. Nos gusta entrevistar a los reyes moribundos del futuro, a los monarcas españoles que vivirán en tiempos desfigurados y atroces, pero también románticos. Aene TV es monstruosamente auténtica. Aene TV televisa cosas que no han sucedido ni sucederán jamás, pero eso importa poco: también la televisión del siglo XX emitía ficciones y eran ficciones reales. Televisamos partidos de fútbol que ocurrirán dentro de trescientos años, y televisamos vidas del siglo XX que nunca ocurrieron en la realidad pero que ocurren ahora, en la pantalla. Además, si tocas la pantalla, tocas también la carne de los seres humanos que te hablan solo a ti. Si la materia es televisable, la materia existe. Creemos en esa gente que elige estar en la pantalla antes que estar en la realidad. Porque nuestra pantalla nos libera del tiempo. En la liberación del tiempo estallan otras liberaciones: sin tiempo, no hay Estado. No hay orden en la televisión fantasmagórica. No somos vampiros. Somos periodistas avanzados. Somos periodistas religiosos. Somos el periodismo que retransmite el pasado porque el pasado no tuvo la oportunidad televisiva que le correspondía en justicia. Aene TV supera el tiempo de la realidad. Porque la realidad tal como fue entendida en la pasada centuria sólo tenía significado político, pero no plenamente televisivo. Aene TV supera los estados ideológicos. La política ha sido superada. No somos políticos, somos teledioses. Somos telemesías. Somos telemarxistas. Somos telecatedráticos. Somos telediablos. Somos telebrujos. Somos teleterroristas. Somos teleobispos. Somos telelibertadores. Somos telecolonizadores. Somos los teletaxis de la Eternidad. Nuestros receptores han visto cuanto había que ver. Damos al espectador un ojo sin presente, pasado o futuro. Damos revoluciones. Damos la destrucción de la realidad. Porque somos teleplatónicos. Alguna vez había que superar las genealogías morales. Aene TV es la muerte del bien y del mal, la muerte de la riqueza y de la pobreza, la muerte de la igualdad y de la desigualdad. El estallido de todas las instituciones simbólicas sociales de la tierra, eso somos. Si somos capaces de matarte de gozo con uno de nuestros canales, lo habremos logrado. Aene TV está a la vanguardia de las noticias que genera la Monarquía Española. Puedes ver en tu pantalla a tus abuelos viendo la pantalla de la televisión del siglo XX. Cualquiera de estos 11 canales puede servir tanto para tu distracción culta como para revulsivo moral de tu pensamiento. Puedes ver los 11 canales a la vez por el procedimiento de inserción en pantalla absoluta. Puedes zapear con el procedimiento de pantalla telepática (la pantalla averiguará tus deseos audiovisuales aunque estés muerto y seas solo un cadáver corrompiéndote delante de una televisión). Pero, en el fondo, somos unos clásicos: amamos la música de Johnny Cash. Amamos la poesía de Federico García Lorca. Creemos en los grandes hombres del pasado. Por eso televisamos sus vidas. Da igual que la televisión no existiera en vida del poeta norteamericano Walt Whitman, nosotros mandamos un reportero al Purgatorio y allí conseguimos filmar a Whitman, un día en la vida de Whitman: puedes verlo en Telepurgatorio. Fuimos capaces de televisar al espíritu errante del Che Guevara. Fuimos capaces de televisar la agonía de Juan Carlos III. Mandamos un reportero de Teletienda al futuro para que entrevistase a Juan Carlos III. El reportero se enganchó a Teletienda. Nos gusta que nuestros reporteros se destruyan televisando las cosas. El futuro es algo que vale la pena tener ya, tener ahora. Lo absurdo del futuro es no poder gozar de él en este instante. Por eso decidimos comprar el futuro. Hacer del futuro una tienda. Porque el futuro es una tienda. Fuimos capaces de televisar una versión de Serie B de la Capilla Sixtina. Tenemos reporteros que se juegan el alma inmortal por traernos imágenes del otro mundo, de todos los mundos, porque la televisión es infinita. Las imágenes de nuestros canales están en continua mutación. No somos una televisión inorgánica. Somos pantalla viva. Somos carne revolucionaria. Somos visión de todo cuanto ha sido, es, y será. Dios es Aene TV. Tenemos proyectos: queremos televisar el Big Bang; queremos entrevistar a Jesucristo, televisar su enigmática frase final :"Padre, perdónalos porque nunca han salido por la televisión"; queremos televisar un discurso de Lenin en directo. Queremos a Lenin en un plató de televisión. Queremos mejorar su imagen. Porque Lenin es un monstruo televisivo todavía sin explotar. Imaginad qué sería de los Presidentes de los Estados Unidos si no existiera la televisión. Lenin se merece un regreso televisivo. Cristo también. Nadie creyó en la resurrección de Cristo por el simple hecho de que no fue televisada. Estamos en ello, estamos en ello. Todo es tan televisable. Parece mentira que la Historia siga vigente sin un repertorio audiovisual en condiciones. Dudamos de la existencia de San Pablo porque nadie televisó sus discursos a los Tesalonicenses. En Aene TV pensamos que el estadio humano definitivo es una infinitud de canales emitiendo al mismo tiempo, una ebriedad de imágenes ilimitadas, una fiesta de la realidad interminable. Estamos trabajando para lograr la repetición de la Historia en altos canales de televisión. Filmaremos tu vida entera y la emitiremos eternamente. Filmaremos la vida que quisiste vivir. Televisaremos tu degradación ejemplarizante. Televisaremos a quien decidió televisarte. Televisaremos cientos de vidas que emanan de tu vida. Televisaremos tu concepción. Esos altos canales de televisión se proyectarán sobre el firmamento. Miles de cadenas de televisión emitiendo al unísono sobre el cielo terrestre. El aire convertido en una pantalla. Y he aquí lo más importante: sólo estamos televisando los cimientos de lo que televisaremos en el futuro. Los 11 canales que te ofrecemos tienen un solo objetivo: son una demo. Si quieres más, habrá más. Tenemos más. No te puedes imaginar lo que vendrá después de esta demo.
Los que hacemos "Aire Nuestro" no pensamos en satisfacerle a usted, sino que pensamos en satisfacer a su inteligencia. Elíjanos. Elija "Aire Nuestro", la mejor cadena de la nueva televisión española independiente. Atrévase. Somos los mejores. 11 canales a su entera disposición. 11 canales intercambiables, manipulables. 11 canales que se alejan de la televisión de siempre. Esta es la televisión del futuro que no habla del presente ni del pasado, sino del único tiempo posible: El Tiempo Sin límites.
Paisaje sonoro
La lluvia sobre la chapa, contra la vereda, y la guitarra del Rafa desde la pieza del fondo.
Uso violento del lenguaje
"Usar el lenguaje de manera digna ha de hacerse si tienes una vida digna, y esa la da el dinero. De modo que en los económicamente pobres está permitido el uso violento del lenguaje"
Manuel Vilas. En España.
Manuel Vilas. En España.
En eso estamos
"Realizar una lectura crítica feminista significa abordar políticamente el texto literario, en el sentido inaugurado por Kate Millet (Millet, 1970) ; es decir, interpelar al texto literario desvelando las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, insertas en el orden simbólico. Así, abordamos la ficción sin reverencias hacia la lectura prevista por su autor/a o dirigida desde el orden social dominante. Nos convertimos, en palabras de Laura Borrás (Borràs, 2000), en “relectoras resistentes”, que proyectan desde la perspectiva lectora la deconstrucción del texto literario para someterle a la “lectura doble” a la que se refiere Iris M. Zavala (Zavala, 1993): practicamos una lectura reveladora del proceso de construcción textual al servicio del patriarcado y una lectura resistente que responda a la aplicación del enfoque crítico de género, tal como este último es planteado por Alicia Puleo en el terreno de la filosofía (Puleo, 2000): identificando en el texto la construcción social de las identidades de género, de las relaciones de poder y dominación de un género sobre el otro y denunciando el discurso doctrinal de la hegemonía masculina, que inferioriza o excluye a la mitad de la especie.
Una lectura crítica feminista puede proporcionarnos claves de desenmascaramiento de estos itinerarios narrativos del metarrelato patriarcal."
Eva Antón. "SOLDADOS DE SALAMINA. Guerra y sexismo: otro ejemplo narrativo de la reacción patriarcal"
Una lectura crítica feminista puede proporcionarnos claves de desenmascaramiento de estos itinerarios narrativos del metarrelato patriarcal."
Eva Antón. "SOLDADOS DE SALAMINA. Guerra y sexismo: otro ejemplo narrativo de la reacción patriarcal"
El viento suficiente
temblar de recuerdo
es fácil/ hay que
izar una florcita/
a un mástil/ y quedarse/
parado/a la intemperie/
el viento suficiente/
hasta que/
ese perfume/ cante
Valeria Pariso
es fácil/ hay que
izar una florcita/
a un mástil/ y quedarse/
parado/a la intemperie/
el viento suficiente/
hasta que/
ese perfume/ cante
Valeria Pariso
martes, 19 de febrero de 2013
Que no sabía escribir
no para soñar/ sino
para hacer memoria/
para tender al sol
como trapitos/ los días y las noches
yo/que no sabía escribir/
te besaba los dedos
Valeria Pariso
para hacer memoria/
para tender al sol
como trapitos/ los días y las noches
yo/que no sabía escribir/
te besaba los dedos
Valeria Pariso
¿Podré clonarme este año?
Un ciclo de literatura con clases magistrales
febrero 10th, 2013 Categoría LITERATURA0 Comentarios
El área de Letras del Centro Cultural San Martín pondrá en marcha una serie de clases magistrales con escritores y ensayistas destacados. El martes 5 de marzo, con entrada libre y gratuita, el escritor Ricardo Piglia (foto) dará la clase inaugural “Una mirada sobre Rodolfo Walsh”.
Luego, durante los 4 miércoles de marzo, a las 19, el escritor Martín Kohan hablará de “Literatura argentina y guerra”: los modos en que la idea y la práctica de la guerra aparece en la producción de ficciones a lo largo de las últimas décadas en la Argentina.
En abril, Damián Tabarovsky, también los días miércoles a las 19, estará a cargo del seminario “Fogwill: estado de la cuestión”, sobre uno de los autores argentinos más leídos de la actualidad y con mayor poder de influencia en la nueva generación de escritores locales. A dos años y medio de su muerte, este seminario es el primero que se le dedica a su obra.
El martes 7 de mayo, a las 19, Elvio Gandolfo dará una clase magistral sobre “Vidas y obras de Mario Levrero”, un repaso de todos los géneros que el escritor uruguayo cultivó en sus cuentos y novelas, del policial a la ciencia ficción.
En los meses siguientes, hasta diciembre, los seminarios estarán a cargo de los escritores María Moreno, Daniel Link, Alan Pauls, Luis Gusmán, Luis Chitarroni, Beatriz Sarlo, Carlos Gamerro y Marcelo Kohen. Y la tercera clase magistral, en agosto, estará a cargo de Roberto Herrscher.
Las charlas magistrales son gratuitas y los seminarios tienen un costo de 150 pesos las 4 clases (www.centroculturalsanmartin.com).
lunes, 18 de febrero de 2013
domingo, 17 de febrero de 2013
En lo de mis viejos
Frases que escuché mucho tiempo y ahora ya no escucho:
Querer la chancha, los 20 y la máquina de hacer chorizos.
Estar más boleado que perro en cancha de bochas.
Dar más vueltas que perro que va a hacer caca.
Andar sin ton ni son.
A alguien le cuca el pilo (por estar loco).
Ser el último orejón del tarro.
Estar al pedo como oreja de sordo.
Tener sangre de horchata.
Esto es como un parto laborioso.
Hacer de su culo un pito.
No tener vela en este entierro.
Meter las narices donde no le da el sol.
No cortar ni pinchar.
Hacer las cosas al tun tun.
Tener la sartén por el mango.
La verdad de la milanesa.
A mamá mono con bananas verdes.
Querer la chancha, los 20 y la máquina de hacer chorizos.
Estar más boleado que perro en cancha de bochas.
Dar más vueltas que perro que va a hacer caca.
Andar sin ton ni son.
A alguien le cuca el pilo (por estar loco).
Ser el último orejón del tarro.
Estar al pedo como oreja de sordo.
Tener sangre de horchata.
Esto es como un parto laborioso.
Hacer de su culo un pito.
No tener vela en este entierro.
Meter las narices donde no le da el sol.
No cortar ni pinchar.
Hacer las cosas al tun tun.
Tener la sartén por el mango.
La verdad de la milanesa.
A mamá mono con bananas verdes.
Manos
Mañana, con qué manos
me lavaré la cara
si las mías quedaron
levantando castillos
bien cerquita del mar.
Valeria Pariso
http://tantotequeria.blogspot.com.ar/
me lavaré la cara
si las mías quedaron
levantando castillos
bien cerquita del mar.
Valeria Pariso
http://tantotequeria.blogspot.com.ar/
viernes, 15 de febrero de 2013
La tarde es un atajo
Poeta argentino, nacido en La Plata, en 1929. Publicó Institución de la tristeza (1966), Lo abstracto y lo concreto (1973), La razón migratoria (1977), El ojo y la piedra (1981), Lo real, nuestra casa (1991), Oscura memoria (1992), Zona de entendimiento (1999) y Silencio de hierba (2001). En 1981 recibió la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Letras.
Zona de entendimiento
A veces pensamos que la soledad
es una cosa que podemos manejar
como si fuera una materia inerte.
Vemos la claridad desde la ventana
mientras la brisa mueve las cortinas.
El perro duerme debajo de la silla
y las horas pasan
como un ciego tanteando las baldosas.
En la mesa se amontonan libros y papeles.
Entonces nos acomodamos en un rincón
y buscamos imágenes de un paisaje ignorado.
Todo el silencio regresa de la calle
y se sitúa en la casa.
Nada se mueve, nadie habla.
La tarde es un atajo,
una zona de entendimiento
que nos mira desde la eternidad.
(De Zona de entendimiento, 1999)
Horacio Preler
Tomado de http://artesanosliterarios.blogspot.com.ar/2011/02/horacio-preler.html
Gracias a Héctor Ramón Cueyna por su recomendación vía feis.
Zona de entendimiento
A veces pensamos que la soledad
es una cosa que podemos manejar
como si fuera una materia inerte.
Vemos la claridad desde la ventana
mientras la brisa mueve las cortinas.
El perro duerme debajo de la silla
y las horas pasan
como un ciego tanteando las baldosas.
En la mesa se amontonan libros y papeles.
Entonces nos acomodamos en un rincón
y buscamos imágenes de un paisaje ignorado.
Todo el silencio regresa de la calle
y se sitúa en la casa.
Nada se mueve, nadie habla.
La tarde es un atajo,
una zona de entendimiento
que nos mira desde la eternidad.
(De Zona de entendimiento, 1999)
Horacio Preler
Tomado de http://artesanosliterarios.blogspot.com.ar/2011/02/horacio-preler.html
Gracias a Héctor Ramón Cueyna por su recomendación vía feis.
Uno se lleva todo
Nuestra casa, 1991.Horacio Preler
Alguien alguna vez hará el inventario de las cosas,
levantará papeles, abrirá los cajones de un escritorio
antiguo, revisará bibliotecas, estanterías,
muebles, aparatos usados, buscando explicación
a tanta fantasía.
Nada perdurará para dar testimonio.
Uno se lleva todo. Sus historias,
la clave de sus miedos, la lóbrega codicia,
la indiferencia, el odio,
los almanaques viejos.
Entonces encontrarán escobas en todos los rincones,
trapos de piso, humedad,
los restos de comida que han quedado en el plato.
Alguien alguna vez hará el inventario de las cosas,
levantará papeles, abrirá los cajones de un escritorio
antiguo, revisará bibliotecas, estanterías,
muebles, aparatos usados, buscando explicación
a tanta fantasía.
Nada perdurará para dar testimonio.
Uno se lleva todo. Sus historias,
la clave de sus miedos, la lóbrega codicia,
la indiferencia, el odio,
los almanaques viejos.
Entonces encontrarán escobas en todos los rincones,
trapos de piso, humedad,
los restos de comida que han quedado en el plato.
Prado (que aún no leo) hace referencia a Hrabal
Bohumil Hrabal y el espíritu del siglo XX
Monika Zgustova 21 JUL 2007
El autor de títulos como Una soledad demasiado ruidosa es uno de los escritores checos más singulares de la Europa del siglo pasado. La revisión de su obra, una década después de su muerte, realza el acierto de su mirada sobre el alma de una centuria ruinosa para la humanidad. Bohumil Hrabal buscó el arte en la decadencia, la marginación, la dejadez, la derrota y en la miseria urbana visual y verbal en que el hombre había convertido al hombre.
Hace diez años que Bohumil Hrabal (1914-1997) sorprendió a decenas de miles de lectores en toda Europa con su insondable muerte: ¿se cayó casualmente por la ventana mientras daba de comer a los pájaros, como lo quisieron las primeras noticias sobre el asunto, o se suicidó? Hoy ya sabemos que, con toda probabilidad, Hrabal abandonó la vida por voluntad propia. Ahora, diez años más tarde, Hrabal sigue siendo un escritor de culto; ninguno de sus lectores puede resistirse a la magia de su narración en primera persona y al atractivo de sus personajes inauditos, estrafalarios, originales, esos quijotes de la cotidianidad, provenientes de las fábricas y las cervecerías.
Para Hrabal, la gran literatura universal tiene la tendencia a acercarse al "vertedero de la época": el protagonista, cuanto más baja en la escala social, más gana en carga eléctrica. Según el autor checo, en una época en la que el cielo se había derrumbado y la humanidad sólo dependía de sí misma, el arte y la literatura habían bajado al nivel de la gente corriente y de los marginados. Y por ello, la Praga golpeada por la ocupación nazi y por la Segunda Guerra Mundial, y sometida al comunismo, era el escenario ideal.
Sabía que no tenía que escribir como las llamadas personas correctas, debía transgredir convenciones y tabúes
Hrabal, que vivió el siglo XX de lleno y se apoderó de su estética y de sus grandes contradicciones, deambulaba por la Praga de los cincuenta y sesenta, y le parecía que todo lo que veía existía para iluminarle: cada peatón derrotado era para él una piedra preciosa, cada persiana rota, cada montón de chatarra y los trastos viejos que flotaban mansos sobre el Moldava eran para él el más bello assemblage. Caminaba por Praga y devoraba con la vista las decenas de torres con su pintura desconchada y los centenares de casas cubiertas de oxidados andamios de pies a cabeza... En sus estrechas callejuelas se daba cuenta de por qué la miseria urbana había inspirado a Rimbaud y a Baudelaire, de por qué Lautréamont había inventado la metáfora de lo que para él representaba la belleza: el encuentro insólito de una máquina de coser con un paraguas sobre la mesa de operaciones. Erraba por Praga y le deslumbraban todos esos assemblages y collages y montajes, que habían creado en las calles de la capital checa por error y por dejadez y que podrían considerarse un azar objetivo, capaz de evocar un poema simultáneo, e hizo suya esa estética, tan propia de la segunda mitad del siglo XX, en una apuesta muy cercana a la que, en el ámbito de la pintura, haría en España Antoni Tàpies, a quien Hrabal admiraba.
Se fijaba en los multifacéticos aspectos de aquel desorden no sin estilo para intentar darle forma, al llegar a su casa, a través de la corriente horizontal del hablar vivo, en fragmentos que expresaban el trueno de la calle y el ruido de las muchas soledades que aprendía en los monólogos escuchados cotidianamente en las cervecerías de Praga. Así nacieron los embriones de sus grandes novelas, como Yo que he servido al rey de Inglaterra, Una soledad demasiado ruidosa o Bodas en casa.
Aunque con la publicación de cada libro adelgazaba varios kilos, porque cada vez le asaltaba la mala conciencia de haber insultado o indignado a alguien, Hrabal sabía que tenía que escribir sobre la gente que no hablaba como las llamadas personas correctas, que debía emplear el argot y los vulgarismos y transgredir las convenciones y los tabúes: sabía que debía provocar y luego beber hasta la última gota el cáliz del sufrimiento. Hrabal siempre intentaba robar el fuego, violar las prohibiciones y así crearse a sí mismo y a su obra; sólo así su firmamento podía quedar apaciguado.
Bohumil Hrabal, uno de los autores europeos del siglo XX más lúcido y brillante, en sus textos procuró dejar en segundo término el brillo del intelecto para intentar captar la vivencia y, a través de ella, igualarse al polvo en el que se iba a convertir. Su obra es el testimonio de ello.
Tomado de http://elpais.com/diario/2007/07/21/babelia/1184973435_850215.html
jueves, 14 de febrero de 2013
miércoles, 13 de febrero de 2013
Especialistas
Pequepájaro y jirafaronte
• • • • • EL VUELO DEL PEQUEPÁJARO SOBRE LA JIRAFARONTE
Por Batania (Neorrabioso)
Creo que mide 1`80. No conozco su altura exacta, nunca se lo he preguntado, pero la mujer que amo es larga como una línea de renfe o como una trenza de cebollas amarillas. Ella me jura que ya ha dejado de crecer, pero yo no me fío del todo. Me acerco a su cuerpo con la piel como navaja, queriendo besarla entera y en todos sus azules, pero pronto me voy aburriendo y al de una hora me siento cartón piedra, carne de lunes, derrotado. Quiero besarla al completo pero sólo alcanzo a besarla a trozos.
Al principio quise ocuparla sin mayor cuidado, empezando por cualquier parte, como si aquello fuera un centímetro o una losa menchevique, pero fue a la segunda semana, después de pasarme cinco horas besando su brazo izquierdo y darme cuenta de que aún no había pasado de la muñeca, cuando comprendí que mi novia no es una novia standard. Qué va a ser standard: mi novia es el transiberiano.
No por ello me rendí sino al contrario: comencé a trazarle mapas a bolígrafo, acordoné zonas de su cuerpo, hice cuadrantes, contraté perros y hasta helicópteros, no escatimé en medios, nada me parecía bastante. Hasta me acostumbré a clavar, cada vez que terminaba mi jornada de besos, un letrero en su piel donde decía “Precaución: zona de Natalia YA besada”. Gracias a estos detalles y a los turnos intensivos de quince horas diarias, logré cubrir de besos el 3% de su cuerpo en tan sólo una semana, pero también sufrí la lógica fatiga y hasta algunos desfallecimientos, todos producidos por la magnitud de su territorio. Dos labios dan para mucho, pero sólo son dos labios. Y lo peor es que ella lo notaba, se da cuenta:
–¿Qué te pasa?
–Nada.
–¿Es por mi altura, verdad?
–No, claro, qué tontería.
Nunca le he dicho nada por este motivo, y ello por cuatro razones, que son las siguientes: una, dos, tres y cuatro. Además, su largura también tiene sus ventajas: ¿Sabéis lo maravillosos que son los abrazos de las mujeres largas? ¿Los habéis probado? Cuando una mujer así te rodea con sus brazos hasta dar cinco o seis vueltas sobre tu cuerpo, la sensación es indescriptible, uno se siente más abrazado que nunca. También cuenta con otras ventajas:
–Natalia, ¿Me alcanzas la sal?
–¿Qué sal?
–Aquella. La que está seis mesas a la izquierda.
Y la alcanza, no miento, nunca falla. Sus gadcheto-manos son tan portentosas que llegan a todo objeto situado diez metros a la redonda, aunque también conllevan sus problemas, sobre todo en el metro, donde tengo que controlar sus efusividades. El martes pasado, por ejemplo, dio un manotazo sin querer a un viajero que iba en el vagón siguiente, y eso que le tengo dicho que, al menos en los lugares públicos, debe ir con los pies juntos y los brazos cruzados, pero no siempre me hace caso.
Así es mi vida y mi amor con la mujer longilínea. Parece complicado pero nos vamos acostumbrando. “Tú eres el pequepájaro y yo la jirafaronte”, me dice, siempre traviesa y habilidosa acuñando palabrujerías. Alguna vez le he comentado que quiero escribir algo sobre su largura y ella me ha respondido que bueno, que le parece bien, que escriba lo que quiera a condición de que no exagere. Y yo pienso que eso de que no exagere sobra, ¿no? Porque yo soy un escritor realista y minucioso, casi fotográfico: no se me ocurriría nunca contar un detalle que se desviara un sólo centímetro de la realidad. Como todo el mundo sabe.
Ciclos
Hubo que empezar a trabajar. Terminar el puto ciclo lectivo 2012 con las mesas de febrero para empezar el puto ciclo lectivo 2013 el 4 de marzo. Mejor no teorizar. Creo que nunca estuve más deprimida (o igual a mediados de febrero pasado)
martes, 12 de febrero de 2013
La inutilidad de la literatura y del arte
Cada vez me parece menos cierto que la inutilidad sea un mérito sofisticado de la literatura o del arte. Un libro de poemas puede resultarnos más práctico que un manual de instrucciones a la hora de dilucidar una percepción y un sentimiento, y una buena película mejora sutilmente las condiciones materiales de la vida. La turbia actualidad inmediata se nos amortigua o se nos ilumina a veces gracias a la literatura, y entre una noticia del periódico, una leyenda de la Kábala y uno de los últimos poemas de Borges pueden descubrirse hilos invisibles que se vuelven brillantes por un segundo al trasluz de la rememoración.
Antonio Muñoz Molina
Antonio Muñoz Molina
lunes, 11 de febrero de 2013
Batalla y botín
“No existe narración inocente, ni lectura inocente, así que el texto es a la vez la batalla y el botín”
Antonio Muñoz Molina. En Carlota Fainberg.
Antonio Muñoz Molina. En Carlota Fainberg.
De cuando Fito era menos pelotudo
Gente Sin Swing
Fito Páez
Gente sin swing
Como canciones
Gente sin swing
Lejos del borde
Como un radar
(ciego, sordo, mudo)
Sin direcciones
Cómo serán sus corazones
Gente sin swing
Como ratones
Gente sin swing
Mundo sin soles
Son un poder, como naciones
Siempre estarán hasta que exploten
Y aunque te inviten a su mesa
No estarán de tu lado
Gente sin swing
Prometedores
Gente sin swing
Son como halcones
Pueden fingir hasta que llores
Pero mi amor, son impostores
Y aunque te inviten su mesa,
No estarán de tu lado
Y aunque lo juren y prometan,
No estarán de tu lado
Gente sin swing
Gente sin swing
Gente sin swing
Gente sin swing
Gente sin swing
Gente sin swing
Ya me voy dando cuenta por qué alguna gente me hace sentir tan mal a veces: Hablan de mis virtudes como si fueran defectos.
Las utopías absorven el futuro y el pasado
Las utopías absorben el futuro y el pasado y suponen un principio global. (…) Porque lo que caracteriza a la utopía no es la creencia en la bondad esencial de la naturaleza humana sino la creencia en algún mecanismo global que, aplicado al conjunto de la sociedad, traerá automáticamente el estado de progreso y felicidad.
(…) La utopía es un género global como el mercado, el capitalismo, el neoliberalismo, Internet y la comunicación. Consiste en el ordenamiento topológico de un espacio sin territorio y sirve para hacer presente y para criticar el presente. Es otro instrumento presentista. Ernst Bloch decía que la utopía existe para desordenar y desorientar el presente: nos saca del aquíahora y nos lleva a otra parte.
Josefina Ludmer. Aquí América latina. Una especulación.
(…) La utopía es un género global como el mercado, el capitalismo, el neoliberalismo, Internet y la comunicación. Consiste en el ordenamiento topológico de un espacio sin territorio y sirve para hacer presente y para criticar el presente. Es otro instrumento presentista. Ernst Bloch decía que la utopía existe para desordenar y desorientar el presente: nos saca del aquíahora y nos lleva a otra parte.
Josefina Ludmer. Aquí América latina. Una especulación.
Una historia casi divertida
Otra peli con Rafael y sus conflictos existenciales (Dice si no tengo un libro así y qué difícil es embocar exactamente a lo que él pide, auqnue menos mal que busca solo y hasta "le sirve" para contradecirme que yo nunca acierte en mis recomendaciones).
El prota es un chico de 16 que entra en un psiquiátrico por voluntad propia. Muy lindos los personajes compañeros de internación (el egipcio que está muriendo y sólo sale con música egipcia, el gordito que cita a Bob Dylan, la chica más suicida que el propio prota, el que grita "ya te va a llegar").
Excelente la forma de contar mostrando las imágenes de lo que el chico se imagina y no "la realidad". Muy buenos los fhlasbacks a la infancia del nene y la "monstruosidad" de los pequeños errores y mezquindades de los padres y los amigos.
Muy lindo el final.
"Si no estás ocupado en nacer, seguro estás muriendo."
El prota es un chico de 16 que entra en un psiquiátrico por voluntad propia. Muy lindos los personajes compañeros de internación (el egipcio que está muriendo y sólo sale con música egipcia, el gordito que cita a Bob Dylan, la chica más suicida que el propio prota, el que grita "ya te va a llegar").
Excelente la forma de contar mostrando las imágenes de lo que el chico se imagina y no "la realidad". Muy buenos los fhlasbacks a la infancia del nene y la "monstruosidad" de los pequeños errores y mezquindades de los padres y los amigos.
Muy lindo el final.
"Si no estás ocupado en nacer, seguro estás muriendo."
Robin Hood
La había visto de a ratos (como dice Rafael que suelo ver todas, pero es mentira). Creí que ya sabía la historia y, por un lado, me gustó el enfoque anterior a "la leyenda" y, por otro, me aburrieron algunos momentos demasiado clásicamente épico como la muerte del pelado malvado con flecha lanzada a útimo momento sobre el cuerpo herido de la amada transformada en doncella guerrera.
Pero bien, en general: buena. Lo que más me emociona es que le guste a Rafa y su ansiedad de justicia y sentido universal. Je.
Pero bien, en general: buena. Lo que más me emociona es que le guste a Rafa y su ansiedad de justicia y sentido universal. Je.
domingo, 10 de febrero de 2013
Yo turista
Yani me invitó junto con sus amigos. Ella lo enganchó a Ariel y yo a Rafa. La idea era hacer la caminata shakespereana que salía del Teatro Shakespeare hoy a las 11 de la mañana. A las 5 me desperté asustada: había soñado que eran las 12 del mediodía y se habían ido sin mí.
Pero no. Ariel tocó bocina delante de casa a las 8. 30 y salimos. Una maravilla Buenos Aires calurosa y solitaria a las 10 de la mañana y sentarse en el pasto, caminar en manada, comer bondiola y choripán en los carritos.
El programa shakespereano un poco pobre: el recorrido no tenía mucho que ver con Hamlet ni había actores que nos llevaran de una "estación-acto" a otro. Pero lo más divertido fue que, entre los participantes elegidos para leer algunos fragmentos de la obra, Ariel hizo de Hamlet y estuvo magnífico.
Mi cámara está en Mendoza con Magda así que otro día vendrá con más fotos personales (aunque algunas sacaron las chicas con el celu). Mientras tanto algunas postales de los lugares que recorrimos.
Pero no. Ariel tocó bocina delante de casa a las 8. 30 y salimos. Una maravilla Buenos Aires calurosa y solitaria a las 10 de la mañana y sentarse en el pasto, caminar en manada, comer bondiola y choripán en los carritos.
El programa shakespereano un poco pobre: el recorrido no tenía mucho que ver con Hamlet ni había actores que nos llevaran de una "estación-acto" a otro. Pero lo más divertido fue que, entre los participantes elegidos para leer algunos fragmentos de la obra, Ariel hizo de Hamlet y estuvo magnífico.
Mi cámara está en Mendoza con Magda así que otro día vendrá con más fotos personales (aunque algunas sacaron las chicas con el celu). Mientras tanto algunas postales de los lugares que recorrimos.
Entrevista a Farrés
Carlos Ríos y Mariano Dubin
El órgano de la disgregación
Entrevista a Pablo Farrés
Alrededor de 600 páginas tuvo que escribir Pablo Farrés (1974) para extraer de esa masa textual dos novelas, El punto idiota (2010) y Literatura argentina (2012), ambas publicadas por la editorial Pánico el Pánico. Escribir, sustraer, remixar, expandir y volcar fueron algunas de las acciones que favorecieron la aparición de estos dos libros que asedian la figura de un escritor cuya fuerza reside en la enajenación y el síntoma, la relación de éste con su obra y su razón social: el ingreso a un campo de fuerzas alterado y al borde de la aniquilación por la reproducción anómala y serial de libros.
A partir del imperativo del boceto novelístico que reclama para su existencia la cláusula de la transformación, Literatura argentina genera un mecanismo donde alguien o algo exhibe su imposibilidad de transformación a la vez que despliega toda su potencia transformadora. Esa tensión irresoluble cuyo campo absoluto es el lenguaje segmenta el universo demencial de esta novela. La grieta, la herida, ese vacío, es lo que se lee como una paradoja y la secuela de dos sistemas armados por la infancia y la literatura.
Niños perros, un agente literario que consigue publicar con nombres consagrados lo que Rodenlan, (¿un enfermo mental?) copia y reescribe de memoria, escritores reconocidos que desconocen su propia obra, jóvenes poetas que se apropian de sus maestros, cuya entrega sexual es una concesión “para que la literatura se hiciera, para que hubiera poesía en el futuro y un futuro para la poesía”. Un circuito cerrado en el que alguien, sin tener en claro para qué, escribe y no puede dejar de escribir libros que ingresarán en un sistema donde espera el reconocimiento, el ajuste de cuentas o la utopía violenta de la disgregación.
En Literatura argentina -la novela sobre la que conversamos con Farrés- la desaparición de las identidades por el borramiento de los nombres en el campo literario argentino induce otras desapariciones: las de la escritura pública, la de los textos no permutables, las de las casas editoriales, las de las sociedades de escritores (SAE y SADE), la de la materia Lengua y literatura en las escuelas y su reemplazo por Prácticas del lenguaje, el cierre de la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires y la apertura simultánea de una materia en el programa de seminarios de posgrado llamada Literatura argentina.
Lo que sigue es la primera parte de una charla que duró más de cuatro horas.
***
A mí me surge una primera pregunta, una pregunta que incluye signos de admiración, la pregunta sería ¡¿qué hiciste?!
No lo sé. No lo sé. A ver, tengo que explayarme un poco en esto. Soy un poco caótico con la escritura. Me tomé muchos años para escribir, un plan de vida, digamos, qué quiero hacer, ponerme a estudiar, ser escritor, y hasta que no tenga algo, algo que yo sienta que leo y encuentre algo, no iba a hacer otra cosa. Me puse a escribir, a escribir, mucho, la escritura se fue derivando para muchos lados diferentes, y a fuerza de golpes fui cruzando cosas desde lugares muy lejanos, hasta producir algo que en realidad me excedió, porque no hubo un plan de escritura. En realidad, el libro se construye en función de tres libros diferentes que tenía escritos y que fui desarmando porque no me los bancaba, y sentía que había cosas que interpelaban algo, y los fui haciendo cruzar hasta llegar a esto, por eso hablo de un exceso, es algo que se fue dando. No quiero hablar de método, pero en un punto me pasa esto del caos de escribir mucho y no ir a ningún lado, y después encontrar el punto donde se encuentran estos proyectos, y ahí surge una unidad, cierto estilo de la multiplicidad, vamos a llamarlo así, porque no hay unidad, hay cierta línea que va amigando la multiplicidad.
Ahora este caos que mencionás contrasta con el alto grado de referencialidad que tiene la novela, una novela que se llama Literatura argentina, donde cada capítulo hace referencia a un autor determinado, y es un libro en parte sobre el sistema literario argentino, lo toma como su tema, su objeto, como quieras llamarlo. A la vez, la novela está atravesada por una biografía no exenta de violencia, de violencia física y esquizofrenia. ¿Qué intereses tuviste para asumir estos materiales y no buscar el camino de la novela realista? ¿Cuáles son las implicancias de esta elección?
Yo hablaría de cruce en términos de literatura e infancia. Me parece que hay ahí cierto modo en que los dos campos, el literario y el de la infancia aparecen desapareciendo, no hay un sustrato, un suelo a partir del que pisar y decir “ah, esto es la literatura, ah, esta es mi infancia”. No está eso, está siempre deshaciéndose y en ese deshacerse por lo tanto nunca dejando de desaparecer. La infancia que vuelve, y vuelve y vuelve, porque nunca termina de deshacerse, porque es el mismo deshacerse. Y en ese sentido la literatura...
... en un proceso análogo...
Exactamente. La pregunta ¿qué es la literatura? y no tener un campo, un suelo donde definirlo. Es un lenguaje sin una organización previa que le dé sentido, por lo tanto el lenguaje de la literatura se transforma en abismal. Entonces la literatura, en el sentido de no tener estas señales de tránsito, revela el ser más salvaje del lenguaje, el lenguaje porque sí. Las reglas imponen un modo del lenguaje, una ortopedia, digamos, crean un lenguaje ortopédico. El problema de la literatura es justamente el de la infancia ahí donde se está deshaciendo porque no tiene donde aferrarse para responder “qué soy”. Con qué palabra nombrar la totalidad de las palabras, con qué palabra que esté fuera de las palabras poder decir “estas son las palabras”. Esa es la condena, ¿no? Si no tengo una palabra que me señale la finalidad de las palabras, y que esa palabra esté fuera de las palabras, sino no tiene sentido... esa es la infancia, la infancia como un lenguaje siempre al borde de deshacerse, siempre al borde de la afasia. Pero no quiero exagerar en el sentido patológico, si no de esto que me pasa ahora, estoy hablando y me estoy enfrentando al silencio, ¿qué palabra seguiría a esta palabra que estoy enunciando?, eso es un abismo que es el no ser del lenguaje como su propio ser, por llamarlo de esa forma. Lo loco es que esto del lenguaje que se deshace constantemente, del lenguaje de la literatura, tiene un sistema de intercambio, un sistema de circulación, que vuelve quizás hasta paródico porque es un sistema sobre nada, evidentemente no hay sistema literario que no sea una farsa, un ritual de gestos payasescos, la conciencia del gesto payasesco afloja la seriedad de creer que estamos legitimándonos.
Hablemos del sistema literario presente en tu novela, que nace de un sujeto psicótico, cuyo padre aparece bajo la figura perturbadora del “conchita demente”, ese hombre que quiere replegarse para hacer su obra y es humillado por una mujer inválida que lo obliga a practicar ciertas lecturas y negar el carácter permutable de las mismas, en tanto cada lectura responde a un apellido concreto de un autor. Y en ese sistema que puede tener o no su correspondencia con el sistema literario que imaginamos por fuera de tu novela, donde no importa quién escribe sino que se vaya escribiendo algo, y la figura de Rodenlan, un sujeto que funciona como un anti Menard, practicando una literatura que posibilite el acto de desvanecerse, de no producirse más, de agotarse, de extenuarse. Hablemos también del canon que se arma en tu novela y su correspondencia con autores conocidos, un canon “masculino” y las mujeres poniéndolo en funcionamiento, a partir de la copia de El limonero real de Juan José Saer, y a la vez de delimitándolo.
No se trata de mujeres u hombres. Estoy trabajando con una novela que en realidad ya está cerrada, se llama El desmadre. Y estoy trabajando con mucho con esta cuestión que aparece también acá de la mujer en tanto agujero, pensar una ontología del agujero. Son relaciones que uno va armando, mujer-vagina-agujero. Una serie, arbitraria como cualquier otra. Pero me gusta pensar esa serie porque ahí se puede caracterizar esta serie de modos distintos, agujero-vagina-muerte-vida y pensar la ontología del agujero en cuanto aquello que está sin estar. Un agujero es tierra, un agujero en la tierra sigue siendo tierra, una superficie con determinado declive de la tierra, pero tierra. Es una mirada si vos querés panteísta, donde la ausencia no juega, el agujero no existe. El agujero no existe porque la mujer no existe, en todo caso lo que existe como mujer es la vagina, que no hace a la mujer. Me gusta pensar a las mujeres en cuanto agujero, pero la pienso incluso en cuanto madre, la madre de este chico, la madre del niño perro, en cuanto madre de lo imposible, en cuanto madre imposible. Me gusta pensar la mujer en función de la imposibilidad de ser madre, en el acontecimiento tan terrible del parto y del partirse que no puede ser aprehendido y se vuelve mitológico, en la vida de la misma mujer y del que nace. En este sentido el agujero es la mujer, por eso no puedo escribir sobre mujeres y hombres, me da igual, la mujer es ese agujero que no se puede alcanzar porque está siempre deshaciéndose en cuanto agujero. También está bueno pensar lo masculino en ese sentido, la concepción de agujero hace que hombre o mujer, masculino o femenino, escritores masculinos y femeninos, sean todos buscadores del gran agujero del lenguaje, cuando decía que el agujero no existe en la tierra, es porque el agujero existe en cuanto es nombrado como agujero, existe como agujero en el lenguaje, por tanto la búsqueda del agujero es la búsqueda del agujero en el lenguaje, y en cuanto búsqueda de agujero, ser hombre o mujer da exactamente lo mismo. La verdad es que no es algo a lo que yo le haya prestado atención, pero en el final [de la novela] cuando aparece esa hecatombe esquizoide que no tiene un lugar preciso pero cuenta esta historia de los jóvenes nuevos poetas o los futuros jóvenes poetas que vienen a buscar al maestro que fundó, escribió y fundió la literatura argentina y estos nuevos jóvenes poetas se cogen al maestro, se cogen a la literatura argentina, y ahí no importa lo femenino y lo masculino. La literatura argentina como el nombre que engloba a todos estos nombres que son César, que son Rodolfo, que son Ricardo. Le chupan la verga a los poetas del futuro y encuentran su caca, sus heces, claro, es la fuerza de la infancia que arrastra a comer sus propias heces, hasta que se comen a los futuros poetas, hasta que se terminan comiéndose entre ellos buscando lo que no está. Me parece eso, lo masculino y lo femenino importa demasiado poco, lo que importa es ese deseo de comerse a sí mismo, y que no termina más, y por no terminar más tal vez hay que seguir escribiendo.
Lo visible del campo son las relaciones entre escritores que quedan materializadas en la mierda, en tanto cada escritor come la suya o la de otros, y entre estos escritores argentinos la figura de Osvaldo Lamborghini, cuya mierda nadie puede comer...
Es el incomible total. No quiero exagerar ni nada por el estilo. Hay algo en la literatura de Lamborghini que es el devenir mujer de la escritura, esta cuestión del agujero. Quizás ahí venga la definición de incomible en cuanto un agujero que no se puede aprehender. Me parece que ahí está la maravilla de Lamborghini, ese devenir hacia lo imposible, su propio devenir mujer. Es apabullante.
Hay un pasaje que describe las interrelaciones entre comer, hablar y defecar. Nos gustaría que hicieras referencia a ese círculo y cómo desde allí se abre una lectura posible del sistema literario presente en tu novela y de la escritura como un estímulo sanitario que se convierte en síntoma.
Va a sonar a chiste lo que voy a decir. Hay una utopía nunca formalizada, que es la de poder vivir de nosotros mismos. Si el hombre pudiese comer de su propia mierda y con eso alimentarse, no necesitaríamos más nada que eso para existir. Es una utopía que en algún punto es literaria, en el sentido de que implica cierto movimiento reflexivo del sistema sobre sí mismo comiéndose a sí mismo. Y en realidad esa lógica es la de esta literatura que intenta atraparse a sí misma diciéndose, es el comerse a sí mismo. Lo que pasa que ahí hay una materialidad de esta utopía infantil, “qué es esto que soy yo que sale de mi cuerpo y que deja de ser yo”, y que me dicen “no, eso no sos vos, eso no se toca, eso no”. No me importa la caca, me importa ese “no”, ese “no sos vos, pero cómo no soy yo”, y a la literatura le pasa lo mismo, la pregunta acerca de qué mierda estoy diciendo cuando estoy diciendo, qué mierda es esta palabra que estoy buscando y que estoy escribiendo, quién es este que me escribe, quien es éste que está hablando cuando yo no estoy eligiendo lo que te estoy diciendo, hay algo de lo autorreferencial en este sentido que encuentra su punto de contacto. Es evidente que no se trata de revelar la ciencia antropológica con esto, no estoy diciendo “la infancia define al hombre”, para nada, podría decir lo contrario, directamente, o decir la relación con la mierda podría definir otros hábitos como el de hablar, como si estuviéramos masticando una mierda que nos han quitado, que es lo que plantea una parte del libro. Se trata de formar series, no hay revelación antropológica. De ninguna manera. Formar series frente a qué pasa con ese niño perro que habla como comiéndose su propia mierda, qué pasa con este niño perro que habla como si estuviese comiéndose la mierda que le robaron... Armar series que vayan generando el sentido en la relación de las series. La serie misma del lenguaje no es una serie que venga a revelar ninguna verdad, es una serie que puede permitir determinados desplazamientos, es decir fugas, poder fugarnos, poder avanzar en la fuga, es decir avanzar dejando atrás eso que hicieron de nosotros, eso que nosotros hemos sido y somos. Eso es lo que la literatura del algún modo permite, por lo menos permite la evidencia. Insisto: sin antropologizar, sin anunciar verdades, no hay pretensión.
En relación a esto de la biografía, cómo los escritores cuando ingresan estos discursos de la literatura se borra la biografía, en este caso lo más fuerte de ellos es ese escritor esquizofrénico que los escribe. Cómo pensar la literatura en relación a la biografía, como es ese salto en relación a esta idea del sujeto, lo animal y ese otro que todo el tiempo quiere nombrar quién sos...
Me concentro en esta noción de biografía y literatura. De modo contradictorio, voy a decir. Puedo caer en el gesto canchero de decir que la literatura se hace sin biografía, y estaría bueno, inclusive hay escritores que siguen esa línea y son geniales. Está la otra parte que pone el acento en la biografía y entonces ahí está el gesto de que la literatura es las experiencias vividas. La verdad es que ni una cosa ni la otra. Mis experiencias vividas son demasiado chiquititas y triste para darles una relevancia literaria. El problema es que cuando la literatura avanza siempre choca con lo biográfico, por lo menos con ciertas partes imaginarias de lo biográfico. Y la relación con eso es el miedo. El miedo a mí mismo, a no saber de qué estoy hablando. Hay un encuentro con cierta interrogación de por qué esto y no otra cosa. ¿Por qué tanto de literatura e infancia? ¿Por qué esto y no otra problemática? No las elijo, se me vienen. ¿Por qué no podría escribir sobre otra cosa? No puedo. Entonces no soy un escritor inteligente, soy un escritor idiota. Eso, un escritor idiota. Con lo cual no sé responder muy bien esto de la relación entre biografía y literatura.
El silencio puede ser también una utopía válida, es decir, escribimos para que después ya se deje de escribir. De algún modo, ese pronóstico dice que caído el edificio textual, todo lo demás se viene abajo…
Sí, dos cosas dejame decir en relación a esto. Me pregunto por qué esta tentación de plantear siempre la literatura en relación con la muerte, me digo “sí, evidentemente leo literatura, escribo literatura en función de este lugar de enunciación o de revelación de la muerte de la literatura en cuanto a tal”. Ahora bien, el problema es pensarlo, cómo pensar eso que yo llamo muerte de la literatura. Y lo pienso no en un modo cronológico, no tiene sentido, sería un absurdo pensar la muerte de la literatura en términos sociológicos...
Sí, porque la muerte ocurre…
El problema es que la muerte es estructural al lenguaje literario, en la medida en que el lenguaje literario no tiene finalidad, no va a ningún lado, no le dicen de dónde arranca, no le dicen que esto es literatura y esto no es literatura. En ese sentido es un lenguaje que está siempre como al borde de su propio límite, al borde de su propio silencio. Por lo cual la literatura va arrastrando su propia muerte todo el tiempo, pero no tiene que ver con una cuestión sociológica o cronológica. Escribir una línea y frenarte y decir “¿y ahora?”. Ese “y ahora” es el silencio en el que el lenguaje está constantemente jugando, eso por un lado. Hay una concepción ahí de la literatura, jugar un poco con la noción de muerte de la literatura que aparece en el libro y que de algún modo está definiendo la literatura, la literatura no se puede concebir sino como un siempre estar finalizando, siempre a finalizar. Me cuesta leer un libro que no sea el que acaba con la literatura o que no arranca desde ese lugar de “me enfrento a un fin” que es “me enfrento a un fin que no termina porque es el último motor que me impulsa”, “porque es el abismo desde donde escribo de ningún lado”. Justamente éste es el lugar afásico donde paradójicamente se habla. Por otro lado, es esta posición que juega el libro acerca del lenguaje literario borrando el nombre del autor. Remite a ciertas discusiones que se fueron dando durante cincuenta años, donde evidentemente Borges jugó algo en todo esto, pero que más allá de los discursos de moda o no, entiendo que remite a una instancia fundamental y es que somos hablados, que difícilmente podamos sostener el lugar de donde comenzamos a hablar y más que nada en la literatura, donde la literatura funciona en términos de murmullo, es eso que va sonando en vos todo el tiempo, cuando te levantás, cuando dormís, cuando escribís, cuando te estás bañando, eso que suena pero en cuanto a murmullo. Un murmullo: ¿quién es el autor? En realidad el autor es el efecto de ese murmullo y es un efecto que ni siquiera corresponde a la literatura en tanto tal, sino a un sistema ortopédico que detiene a la literatura en unidades homogeneizadas que asocian a una biografía que se llama autor, y todos jugamos ese juego, yo mismo lo juego. Es una experiencia escribir sin nombre, es una experiencia brava, es una experiencia donde se te borra todo, se te borra lo que constituye aquello a lo que tu nombre remite. Escribimos desde un nombre que en realidad es una invitación al juego, jugamos a que escribimos con este nombre cuando sabemos de fondo que no lo elegimos ni sabemos a dónde nos lleva y en ese sentido la experiencia de disociación de la literatura sigue funcionando aún cuando existe el nombre.
Pensando en términos de campo, el campo busca restringir su intemperie. Chejfec escribe bajo el techo de Saer, por así decir, Saer permite que Chejfec sea Chejfec, el prestigio de la frase, ese trabajo que hace con el lenguaje... porque existe el otro. Y a su vez también el otro existe porque éste a su vez puede continuar la escritura. Tiene un poco esa conexión de textos de un “sin nombre”, con uno que está en bambalinas y puede ir produciendo este tipo de relaciones, ¿no?
En realidad el sistema de nombres en la literatura es un modo de organizar ese caos de la literatura en cuanto a tal, es una organización absolutamente arbitraria que podría haber sido otra y como fue otra en otro momento y como quizás lo sea en un futuro. Igualmente el libro impone una ajenidad con respecto a quien lo escribe que de algún modo está como ya desnudando la distancia entre el nombre y lo que se escribe, digamos, “¿quién soy yo en relación a esto?”, “¿qué tiene que ver esto con mi vida biográfica?”. Me gusta también lo de la disociación, que nombrabas, mi nombre real no es éste [Pablo Farrés]. Es un seudónimo al que le es tan ajeno eso que escribe, como me es ajeno a mí, a mí en cuanto a papá de dos hijos, en cuanto a ser humano que se comunica y esas cosas, por ahí va, tiene que ver con esas cosas y a partir de ahí cuando vos ingresás a un sistema literario y te das cuenta cómo funciona un sistema literario decís: “bueno, ¿qué tiene que ver esto con la literatura?” y después empezás a jugar, digo, el juego de Borges con respecto a Menard es eso mismo; y ahí quizás haya una puerta como para radicalizarlo un poco y decir “ojo che, estaba esta pulsión del yo haciéndose el propietario del Quijote”. Hay, también, posibilidades de radicalizar esto con la desapropiación absoluta, que es Rodenlan con estos libros que escribe de memoria, errándola.
Y dando pie para que se vaya armando el campo
Sí, claro, y además no deja de ocurrir. Porque vos recién nombrabas a Lamborghini, bueno ¿y por qué no reescribirlo de un modo tal que surja esto? O peor… digo Lamborghini porque es una lectura cercana a mí, pero con una lectura muy ajena, también poder llegar a esto. Se trata de copiar mal, no es un mal método.
Lamborghini decía que toda novela se podía resumir en una frase. Yo me quedé pensando en un tipo de oración, un tipo de enunciado que aparece en la novela, hablando de diferentes cosas: el que tiene hambre está imposibilitado de escribir sobre eso y a su vez el que está en condiciones de escribir sobre el hambre del otro está imposibilitado de tener hambre. Entonces ese enunciado, casi silogístico, que se muerde la cola. Aparecen varios enunciados de estas características, ¿cómo funciona para vos ese círculo, esa frase? Porque es una marca importante...
El sueño de comerse, que la oración se coma a sí misma.
La materialidad, ¿no?
Sí, que la misma oración llegue a tomarse a sí misma, es un trabajo, decir que es un trabajo de estilo es una pelotudez, porque en realidad es casi un efecto hasta indeseado, te diría, de un modo de pensar. En ese sentido yo siempre hago el chiste de que el mejor novelista del siglo XIX fue Hegel. Es una literatura extraordinaria la de Hegel: son oraciones que se comen a sí mismas. Ojalá yo pudiera escribir eso, en vez de hablar del ser indeterminado, hablar de “José”, pero “José” como ser indeterminado comiéndose a sí mismo. Eso es un sueño que no está nada mal.
Me quedé pensando esto de la muerte y de los cuerpos... como el cuerpo muerto de la madre que es imposible de aunar, ¿no? Una unidad que ni siquiera es posible en vida, ¿cómo funcionaría la literatura en relación a los cuerpos desmembrados?
El cuerpo desmembrado y el nombre que le daba unidad a ese cuerpo desmembrado quizás es la misma relación entre biografía, nombre de autor y literatura. La literatura como ese cuerpo desmembrado al que organizamos en términos de nombre, que le damos el nombre, lo llamamos “literatura argentina”, cuando en realidad lo que hay es un cuerpo que tiene dos penes, tiene cuatro brazos, tiene tres ojos y… nada… lo que unos humanizaron en términos de una nomenclatura fácil, la clasificamos, esto es “literatura argentina”, todo esto que escribió Aira se llama Aira, todo lo que escribió Saer se llama Saer. No lo sé y no me hago el tonto en relación a que no lo sé, no se trata de que Aira no haya escrito sus libros, sino de cómo esa unidad llamada libro es tan arbitraria. Porqué un escritor que haya pasado por la experiencia de escribir sabe que darle un cierre a eso llamado novela es contingente, en realidad se sigue escribiendo siempre y en realidad estás siempre siendo escrito y eso no termina sino con una decisión...
Rodenlan presenta una paradoja: lo más propio de los escritores es su ajenidad, es decir, lo que lo hace a Aira ser Aira, lo que lo hace a Saer ser Saer, lo que lo hace a Piglia ser Piglia es justamente ese escritor anónimo, la ajenidad es su esencia.
Yo pienso lo siguiente: pienso que se podrían escribir libros con el método Rodenlan. Tomo El limonero real, cuento cuántas comas hay, cuántos puntos hay, cuántas palabras hay en cada frase... y escribir un libro con el mismo método de puntuación con otro contenido. Creo que se podría, el problema que tengo ahí es que no tiene que ver con mis intereses, lo entendería como un gesto vanguardista.
Esa clase de utopía de una obra que desde un molde pueda ser asumida por cualquier persona...
Ahí en ese punto lo que me interesa no es el objeto producido. No me interesa escribir Nadie, nada, nunca, me interesa, sí, la experiencia del equívoco... cómo es la experiencia, cómo es el devenir idiota del lector, cómo es el devenir idiota del escritor, no en cuanto a un producto final, sino en esto de cómo el error se transforma en sistema. Por eso ya no habla un escritor en cada uno de nosotros, porque ahí donde el error se transforma en sistema ya no hace falta hablar de verdad o falsedad, porque si no hay falsedad no hay verdad y si no hay verdad no hay falsedad. Se puede hablar de otra cosa que es muy diferente a vivir en función de la mentira, escribir un libro y lo plagio o lo robo con estos métodos vanguardistas o bien escribo algo ligado al campo de lo verdadero. No, ni una cosa ni la otra, es la experiencia del equívoco. Esta cuestión que define a la ficción.
Entraña su singularidad, digamos.
Su singularidad, el entre...
En la novela estaría la lógica del equívoco, de indagar los sistemas narrativos ajenos ¿no? El primer capítulo con El matadero, y sucesivamente con Borges, Saer y Lamborghini.
Pero es el sistema, ahora mi cuestión no es volver a El matadero, mi cuestión no es volver a escribir “Pierre Menard...”, no es volver a escribir “La causa justa” de Lamborghini. Mi cuestión es ¿qué es lo que genera el desplazamiento?, ¿cuál es la experiencia del desplazamiento? Y en ese sentido la experiencia del desplazamiento la ubico en el punto idiota, la ubico concretamente en la idiotez, en este devenir idiota del escritor, y en la literatura argentina la ubico en termino de qué pasa ahí con una existencia que no es animal, pero que tampoco es hombre, ésa no definición del ser ¿no?
Un niño perro, un niño que no es perro porque es perro y un perro que no es niño porque es perro, porque no es humano, pero tampoco es animal, entonces ese signo de pregunta, esa interrogación que uno hace que permite el desplazamiento es el que permite la experiencia del otro matadero, es el que permite la experiencia del otro Menard, es el que permite ir uniendo el matadero con Menard.
¿Y esa resolución del suspenso? Porque en un momento o tiene que ser niño o tiene que ser perro, no puede ser una cosa o la otra, tiene que ser a o b, tiene que ser una cosa siempre, ¿no?
Es lo que se reclama “¿quién sos?”. Y de nuevo el sistema literario: “¿quién sos?”. “¿Cómo es tu nombre?”, “quiero identificarte”. Y cuando decís “bueno, no soy ni un niño ni un perro, no sé”. No juego a eso, no juego en el sentido de relación a mi propia infancia. Digo, puedo escribir esto, porque no sé, puedo escribir acerca de una infancia así, tan alocada, porque no sé qué es mi infancia, o sea, si mi infancia hubiese sido alocada no hubiese necesitado escribir nada.
Hay un punto, yo lo venía charlando con Mariano, donde está la novela de la infancia , la novela del sistema literario, su armado, el tema del nombre... ¿Cuál es el punto de conexión entre esos bloques que están totalmente interconectados pero que uno va hasta la memoria del niño-perro y por otro lado a la cuestión Rodenlan y esta especie de agente literario que va gestionando el campo? Hay un punto de enlace de estas historias que tiene que ver con el personaje de Ana, cuando ella con un cuchillo se empieza a escribir en su cuerpo “la obra”. Ahí me parece que entra la cuestión de la violencia física con una cuestión artística que pasa también cuando uno quiere y dice “bueno, lo que escribo es esa cosa que está ahí, es esa mierda” o como quieras denominarla, no importa llamarla mierda o literatura o libro. ¿Qué pasa cuando eso sucede en el cuerpo? Lo ligaba con toda esta cuestión de la violencia que puede tener que ver con la infancia y con ese punto de máxima exasperación, donde todo sucede en el cuerpo y no en otro lugar que en el cuerpo, ¿no?
A partir de esto que vos decís se arma cierto criterio de lectura del sistema literario, en término de pasado, es decir, la literatura en función de quién puede comerse a sí mismo, la literatura en función de eso, de quién puede comerse su propia mierda.
Escribir una literatura en el propio cuerpo, grabarla en el propio cuerpo, de alguna manera es tratar de evitar eso, de comerse la propia mierda, ¿no?
Quizás el nombre del autor y toda esta milonga juegue en función de no llegar a eso, quizás necesitemos de este sistema que por un lado se basa en el absurdo y por otro lado nos cuida, nos cuida de que no terminemos en una pieza escribiendo nuestro propio cuerpo.
Si en la novela la literatura surge de esa enajenación de no reconocerse en eso que uno escribe, de no reconocerlo como propio, y que en un punto es necesario y en un punto es esa relación psicótica, desconocerlo y reconocerlo al mismo tiempo, la literatura que se formaliza en el propio cuerpo es cómo un acto de locura que se libera de un acto de locura interior.
Está bueno porque entra dentro de otro sistema. La verdad, nunca lo pensé a eso y me cuesta pensarlo… está bueno, claro… escribe su propio cuerpo.
Así como se dice que “un clavo saca a otro clavo”, este momento, cuando una persona empieza a escribir su propio cuerpo con un cuchillo, puede ser un momento totalmente demencial, pero visto de otro lado puede ser un momento de cordura.
Escribirse el cuerpo es no poder ir más allá. Yo entiendo la posición, lo positivo que ves en eso frente a la otra tentación que planteaba Rodenlan. Frente a eso, bueno, “me escribo el cuerpo”, el cuerpo presentaría un límite ahí como fatal.
Y en la novela aparece la palabra “fatal”.
En realidad yo lo veo ahí desde el punto en que estábamos hablando antes, donde es que te toca, narración y vida y ahí es un punto central. Es el punto en que te toca narración y vida, escribirse a uno mismo y más de esa forma, pero te tengo que ser sincero con esto, encuentro ahí mi propio límite, quiero escribir para no llegar a eso, no quiero dar mucha vuelta…
La biografía sería, también, una forma de controlar la locura. Saer para poder ser Saer, para escribir, tiene que dejar de ser Saer, pero también para seguir viviendo como Saer tiene que dejar la locura aparte, lo que le pasa al escritor es que esa locura se expandió. El método Rodenlan atravesó de alguna manera la biografía que lo protegía…
Sí. Rodenlan no tiene la posibilidad de decir “yo soy Rodenlan” porque el soy no funciona, o sea no es niño ni es perro. Está todo el tiempo manejando estas oposiciones, no es ni uno ni el otro y se queda en ese lugar de diferencia radical, ¿no? Y en ese sentido no tiene esa posibilidad, me lo digo para mí mismo, yo tengo esa posibilidad, la locura no está buena, por eso uno escribe... está bueno tener claro que lo que está loco es la literatura, ¿no?, no es uno, por eso Rodenlan es la literatura argentina porque está loco, pero es Rodenlan: no es niño, no es humano y no es animal.
(Actualización septiembre-octubre 2012/ BazarAmericano)
El órgano de la disgregación
Entrevista a Pablo Farrés
Alrededor de 600 páginas tuvo que escribir Pablo Farrés (1974) para extraer de esa masa textual dos novelas, El punto idiota (2010) y Literatura argentina (2012), ambas publicadas por la editorial Pánico el Pánico. Escribir, sustraer, remixar, expandir y volcar fueron algunas de las acciones que favorecieron la aparición de estos dos libros que asedian la figura de un escritor cuya fuerza reside en la enajenación y el síntoma, la relación de éste con su obra y su razón social: el ingreso a un campo de fuerzas alterado y al borde de la aniquilación por la reproducción anómala y serial de libros.
A partir del imperativo del boceto novelístico que reclama para su existencia la cláusula de la transformación, Literatura argentina genera un mecanismo donde alguien o algo exhibe su imposibilidad de transformación a la vez que despliega toda su potencia transformadora. Esa tensión irresoluble cuyo campo absoluto es el lenguaje segmenta el universo demencial de esta novela. La grieta, la herida, ese vacío, es lo que se lee como una paradoja y la secuela de dos sistemas armados por la infancia y la literatura.
Niños perros, un agente literario que consigue publicar con nombres consagrados lo que Rodenlan, (¿un enfermo mental?) copia y reescribe de memoria, escritores reconocidos que desconocen su propia obra, jóvenes poetas que se apropian de sus maestros, cuya entrega sexual es una concesión “para que la literatura se hiciera, para que hubiera poesía en el futuro y un futuro para la poesía”. Un circuito cerrado en el que alguien, sin tener en claro para qué, escribe y no puede dejar de escribir libros que ingresarán en un sistema donde espera el reconocimiento, el ajuste de cuentas o la utopía violenta de la disgregación.
En Literatura argentina -la novela sobre la que conversamos con Farrés- la desaparición de las identidades por el borramiento de los nombres en el campo literario argentino induce otras desapariciones: las de la escritura pública, la de los textos no permutables, las de las casas editoriales, las de las sociedades de escritores (SAE y SADE), la de la materia Lengua y literatura en las escuelas y su reemplazo por Prácticas del lenguaje, el cierre de la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires y la apertura simultánea de una materia en el programa de seminarios de posgrado llamada Literatura argentina.
Lo que sigue es la primera parte de una charla que duró más de cuatro horas.
***
A mí me surge una primera pregunta, una pregunta que incluye signos de admiración, la pregunta sería ¡¿qué hiciste?!
No lo sé. No lo sé. A ver, tengo que explayarme un poco en esto. Soy un poco caótico con la escritura. Me tomé muchos años para escribir, un plan de vida, digamos, qué quiero hacer, ponerme a estudiar, ser escritor, y hasta que no tenga algo, algo que yo sienta que leo y encuentre algo, no iba a hacer otra cosa. Me puse a escribir, a escribir, mucho, la escritura se fue derivando para muchos lados diferentes, y a fuerza de golpes fui cruzando cosas desde lugares muy lejanos, hasta producir algo que en realidad me excedió, porque no hubo un plan de escritura. En realidad, el libro se construye en función de tres libros diferentes que tenía escritos y que fui desarmando porque no me los bancaba, y sentía que había cosas que interpelaban algo, y los fui haciendo cruzar hasta llegar a esto, por eso hablo de un exceso, es algo que se fue dando. No quiero hablar de método, pero en un punto me pasa esto del caos de escribir mucho y no ir a ningún lado, y después encontrar el punto donde se encuentran estos proyectos, y ahí surge una unidad, cierto estilo de la multiplicidad, vamos a llamarlo así, porque no hay unidad, hay cierta línea que va amigando la multiplicidad.
Ahora este caos que mencionás contrasta con el alto grado de referencialidad que tiene la novela, una novela que se llama Literatura argentina, donde cada capítulo hace referencia a un autor determinado, y es un libro en parte sobre el sistema literario argentino, lo toma como su tema, su objeto, como quieras llamarlo. A la vez, la novela está atravesada por una biografía no exenta de violencia, de violencia física y esquizofrenia. ¿Qué intereses tuviste para asumir estos materiales y no buscar el camino de la novela realista? ¿Cuáles son las implicancias de esta elección?
Yo hablaría de cruce en términos de literatura e infancia. Me parece que hay ahí cierto modo en que los dos campos, el literario y el de la infancia aparecen desapareciendo, no hay un sustrato, un suelo a partir del que pisar y decir “ah, esto es la literatura, ah, esta es mi infancia”. No está eso, está siempre deshaciéndose y en ese deshacerse por lo tanto nunca dejando de desaparecer. La infancia que vuelve, y vuelve y vuelve, porque nunca termina de deshacerse, porque es el mismo deshacerse. Y en ese sentido la literatura...
... en un proceso análogo...
Exactamente. La pregunta ¿qué es la literatura? y no tener un campo, un suelo donde definirlo. Es un lenguaje sin una organización previa que le dé sentido, por lo tanto el lenguaje de la literatura se transforma en abismal. Entonces la literatura, en el sentido de no tener estas señales de tránsito, revela el ser más salvaje del lenguaje, el lenguaje porque sí. Las reglas imponen un modo del lenguaje, una ortopedia, digamos, crean un lenguaje ortopédico. El problema de la literatura es justamente el de la infancia ahí donde se está deshaciendo porque no tiene donde aferrarse para responder “qué soy”. Con qué palabra nombrar la totalidad de las palabras, con qué palabra que esté fuera de las palabras poder decir “estas son las palabras”. Esa es la condena, ¿no? Si no tengo una palabra que me señale la finalidad de las palabras, y que esa palabra esté fuera de las palabras, sino no tiene sentido... esa es la infancia, la infancia como un lenguaje siempre al borde de deshacerse, siempre al borde de la afasia. Pero no quiero exagerar en el sentido patológico, si no de esto que me pasa ahora, estoy hablando y me estoy enfrentando al silencio, ¿qué palabra seguiría a esta palabra que estoy enunciando?, eso es un abismo que es el no ser del lenguaje como su propio ser, por llamarlo de esa forma. Lo loco es que esto del lenguaje que se deshace constantemente, del lenguaje de la literatura, tiene un sistema de intercambio, un sistema de circulación, que vuelve quizás hasta paródico porque es un sistema sobre nada, evidentemente no hay sistema literario que no sea una farsa, un ritual de gestos payasescos, la conciencia del gesto payasesco afloja la seriedad de creer que estamos legitimándonos.
Hablemos del sistema literario presente en tu novela, que nace de un sujeto psicótico, cuyo padre aparece bajo la figura perturbadora del “conchita demente”, ese hombre que quiere replegarse para hacer su obra y es humillado por una mujer inválida que lo obliga a practicar ciertas lecturas y negar el carácter permutable de las mismas, en tanto cada lectura responde a un apellido concreto de un autor. Y en ese sistema que puede tener o no su correspondencia con el sistema literario que imaginamos por fuera de tu novela, donde no importa quién escribe sino que se vaya escribiendo algo, y la figura de Rodenlan, un sujeto que funciona como un anti Menard, practicando una literatura que posibilite el acto de desvanecerse, de no producirse más, de agotarse, de extenuarse. Hablemos también del canon que se arma en tu novela y su correspondencia con autores conocidos, un canon “masculino” y las mujeres poniéndolo en funcionamiento, a partir de la copia de El limonero real de Juan José Saer, y a la vez de delimitándolo.
No se trata de mujeres u hombres. Estoy trabajando con una novela que en realidad ya está cerrada, se llama El desmadre. Y estoy trabajando con mucho con esta cuestión que aparece también acá de la mujer en tanto agujero, pensar una ontología del agujero. Son relaciones que uno va armando, mujer-vagina-agujero. Una serie, arbitraria como cualquier otra. Pero me gusta pensar esa serie porque ahí se puede caracterizar esta serie de modos distintos, agujero-vagina-muerte-vida y pensar la ontología del agujero en cuanto aquello que está sin estar. Un agujero es tierra, un agujero en la tierra sigue siendo tierra, una superficie con determinado declive de la tierra, pero tierra. Es una mirada si vos querés panteísta, donde la ausencia no juega, el agujero no existe. El agujero no existe porque la mujer no existe, en todo caso lo que existe como mujer es la vagina, que no hace a la mujer. Me gusta pensar a las mujeres en cuanto agujero, pero la pienso incluso en cuanto madre, la madre de este chico, la madre del niño perro, en cuanto madre de lo imposible, en cuanto madre imposible. Me gusta pensar la mujer en función de la imposibilidad de ser madre, en el acontecimiento tan terrible del parto y del partirse que no puede ser aprehendido y se vuelve mitológico, en la vida de la misma mujer y del que nace. En este sentido el agujero es la mujer, por eso no puedo escribir sobre mujeres y hombres, me da igual, la mujer es ese agujero que no se puede alcanzar porque está siempre deshaciéndose en cuanto agujero. También está bueno pensar lo masculino en ese sentido, la concepción de agujero hace que hombre o mujer, masculino o femenino, escritores masculinos y femeninos, sean todos buscadores del gran agujero del lenguaje, cuando decía que el agujero no existe en la tierra, es porque el agujero existe en cuanto es nombrado como agujero, existe como agujero en el lenguaje, por tanto la búsqueda del agujero es la búsqueda del agujero en el lenguaje, y en cuanto búsqueda de agujero, ser hombre o mujer da exactamente lo mismo. La verdad es que no es algo a lo que yo le haya prestado atención, pero en el final [de la novela] cuando aparece esa hecatombe esquizoide que no tiene un lugar preciso pero cuenta esta historia de los jóvenes nuevos poetas o los futuros jóvenes poetas que vienen a buscar al maestro que fundó, escribió y fundió la literatura argentina y estos nuevos jóvenes poetas se cogen al maestro, se cogen a la literatura argentina, y ahí no importa lo femenino y lo masculino. La literatura argentina como el nombre que engloba a todos estos nombres que son César, que son Rodolfo, que son Ricardo. Le chupan la verga a los poetas del futuro y encuentran su caca, sus heces, claro, es la fuerza de la infancia que arrastra a comer sus propias heces, hasta que se comen a los futuros poetas, hasta que se terminan comiéndose entre ellos buscando lo que no está. Me parece eso, lo masculino y lo femenino importa demasiado poco, lo que importa es ese deseo de comerse a sí mismo, y que no termina más, y por no terminar más tal vez hay que seguir escribiendo.
Lo visible del campo son las relaciones entre escritores que quedan materializadas en la mierda, en tanto cada escritor come la suya o la de otros, y entre estos escritores argentinos la figura de Osvaldo Lamborghini, cuya mierda nadie puede comer...
Es el incomible total. No quiero exagerar ni nada por el estilo. Hay algo en la literatura de Lamborghini que es el devenir mujer de la escritura, esta cuestión del agujero. Quizás ahí venga la definición de incomible en cuanto un agujero que no se puede aprehender. Me parece que ahí está la maravilla de Lamborghini, ese devenir hacia lo imposible, su propio devenir mujer. Es apabullante.
Hay un pasaje que describe las interrelaciones entre comer, hablar y defecar. Nos gustaría que hicieras referencia a ese círculo y cómo desde allí se abre una lectura posible del sistema literario presente en tu novela y de la escritura como un estímulo sanitario que se convierte en síntoma.
Va a sonar a chiste lo que voy a decir. Hay una utopía nunca formalizada, que es la de poder vivir de nosotros mismos. Si el hombre pudiese comer de su propia mierda y con eso alimentarse, no necesitaríamos más nada que eso para existir. Es una utopía que en algún punto es literaria, en el sentido de que implica cierto movimiento reflexivo del sistema sobre sí mismo comiéndose a sí mismo. Y en realidad esa lógica es la de esta literatura que intenta atraparse a sí misma diciéndose, es el comerse a sí mismo. Lo que pasa que ahí hay una materialidad de esta utopía infantil, “qué es esto que soy yo que sale de mi cuerpo y que deja de ser yo”, y que me dicen “no, eso no sos vos, eso no se toca, eso no”. No me importa la caca, me importa ese “no”, ese “no sos vos, pero cómo no soy yo”, y a la literatura le pasa lo mismo, la pregunta acerca de qué mierda estoy diciendo cuando estoy diciendo, qué mierda es esta palabra que estoy buscando y que estoy escribiendo, quién es este que me escribe, quien es éste que está hablando cuando yo no estoy eligiendo lo que te estoy diciendo, hay algo de lo autorreferencial en este sentido que encuentra su punto de contacto. Es evidente que no se trata de revelar la ciencia antropológica con esto, no estoy diciendo “la infancia define al hombre”, para nada, podría decir lo contrario, directamente, o decir la relación con la mierda podría definir otros hábitos como el de hablar, como si estuviéramos masticando una mierda que nos han quitado, que es lo que plantea una parte del libro. Se trata de formar series, no hay revelación antropológica. De ninguna manera. Formar series frente a qué pasa con ese niño perro que habla como comiéndose su propia mierda, qué pasa con este niño perro que habla como si estuviese comiéndose la mierda que le robaron... Armar series que vayan generando el sentido en la relación de las series. La serie misma del lenguaje no es una serie que venga a revelar ninguna verdad, es una serie que puede permitir determinados desplazamientos, es decir fugas, poder fugarnos, poder avanzar en la fuga, es decir avanzar dejando atrás eso que hicieron de nosotros, eso que nosotros hemos sido y somos. Eso es lo que la literatura del algún modo permite, por lo menos permite la evidencia. Insisto: sin antropologizar, sin anunciar verdades, no hay pretensión.
En relación a esto de la biografía, cómo los escritores cuando ingresan estos discursos de la literatura se borra la biografía, en este caso lo más fuerte de ellos es ese escritor esquizofrénico que los escribe. Cómo pensar la literatura en relación a la biografía, como es ese salto en relación a esta idea del sujeto, lo animal y ese otro que todo el tiempo quiere nombrar quién sos...
Me concentro en esta noción de biografía y literatura. De modo contradictorio, voy a decir. Puedo caer en el gesto canchero de decir que la literatura se hace sin biografía, y estaría bueno, inclusive hay escritores que siguen esa línea y son geniales. Está la otra parte que pone el acento en la biografía y entonces ahí está el gesto de que la literatura es las experiencias vividas. La verdad es que ni una cosa ni la otra. Mis experiencias vividas son demasiado chiquititas y triste para darles una relevancia literaria. El problema es que cuando la literatura avanza siempre choca con lo biográfico, por lo menos con ciertas partes imaginarias de lo biográfico. Y la relación con eso es el miedo. El miedo a mí mismo, a no saber de qué estoy hablando. Hay un encuentro con cierta interrogación de por qué esto y no otra cosa. ¿Por qué tanto de literatura e infancia? ¿Por qué esto y no otra problemática? No las elijo, se me vienen. ¿Por qué no podría escribir sobre otra cosa? No puedo. Entonces no soy un escritor inteligente, soy un escritor idiota. Eso, un escritor idiota. Con lo cual no sé responder muy bien esto de la relación entre biografía y literatura.
El silencio puede ser también una utopía válida, es decir, escribimos para que después ya se deje de escribir. De algún modo, ese pronóstico dice que caído el edificio textual, todo lo demás se viene abajo…
Sí, dos cosas dejame decir en relación a esto. Me pregunto por qué esta tentación de plantear siempre la literatura en relación con la muerte, me digo “sí, evidentemente leo literatura, escribo literatura en función de este lugar de enunciación o de revelación de la muerte de la literatura en cuanto a tal”. Ahora bien, el problema es pensarlo, cómo pensar eso que yo llamo muerte de la literatura. Y lo pienso no en un modo cronológico, no tiene sentido, sería un absurdo pensar la muerte de la literatura en términos sociológicos...
Sí, porque la muerte ocurre…
El problema es que la muerte es estructural al lenguaje literario, en la medida en que el lenguaje literario no tiene finalidad, no va a ningún lado, no le dicen de dónde arranca, no le dicen que esto es literatura y esto no es literatura. En ese sentido es un lenguaje que está siempre como al borde de su propio límite, al borde de su propio silencio. Por lo cual la literatura va arrastrando su propia muerte todo el tiempo, pero no tiene que ver con una cuestión sociológica o cronológica. Escribir una línea y frenarte y decir “¿y ahora?”. Ese “y ahora” es el silencio en el que el lenguaje está constantemente jugando, eso por un lado. Hay una concepción ahí de la literatura, jugar un poco con la noción de muerte de la literatura que aparece en el libro y que de algún modo está definiendo la literatura, la literatura no se puede concebir sino como un siempre estar finalizando, siempre a finalizar. Me cuesta leer un libro que no sea el que acaba con la literatura o que no arranca desde ese lugar de “me enfrento a un fin” que es “me enfrento a un fin que no termina porque es el último motor que me impulsa”, “porque es el abismo desde donde escribo de ningún lado”. Justamente éste es el lugar afásico donde paradójicamente se habla. Por otro lado, es esta posición que juega el libro acerca del lenguaje literario borrando el nombre del autor. Remite a ciertas discusiones que se fueron dando durante cincuenta años, donde evidentemente Borges jugó algo en todo esto, pero que más allá de los discursos de moda o no, entiendo que remite a una instancia fundamental y es que somos hablados, que difícilmente podamos sostener el lugar de donde comenzamos a hablar y más que nada en la literatura, donde la literatura funciona en términos de murmullo, es eso que va sonando en vos todo el tiempo, cuando te levantás, cuando dormís, cuando escribís, cuando te estás bañando, eso que suena pero en cuanto a murmullo. Un murmullo: ¿quién es el autor? En realidad el autor es el efecto de ese murmullo y es un efecto que ni siquiera corresponde a la literatura en tanto tal, sino a un sistema ortopédico que detiene a la literatura en unidades homogeneizadas que asocian a una biografía que se llama autor, y todos jugamos ese juego, yo mismo lo juego. Es una experiencia escribir sin nombre, es una experiencia brava, es una experiencia donde se te borra todo, se te borra lo que constituye aquello a lo que tu nombre remite. Escribimos desde un nombre que en realidad es una invitación al juego, jugamos a que escribimos con este nombre cuando sabemos de fondo que no lo elegimos ni sabemos a dónde nos lleva y en ese sentido la experiencia de disociación de la literatura sigue funcionando aún cuando existe el nombre.
Pensando en términos de campo, el campo busca restringir su intemperie. Chejfec escribe bajo el techo de Saer, por así decir, Saer permite que Chejfec sea Chejfec, el prestigio de la frase, ese trabajo que hace con el lenguaje... porque existe el otro. Y a su vez también el otro existe porque éste a su vez puede continuar la escritura. Tiene un poco esa conexión de textos de un “sin nombre”, con uno que está en bambalinas y puede ir produciendo este tipo de relaciones, ¿no?
En realidad el sistema de nombres en la literatura es un modo de organizar ese caos de la literatura en cuanto a tal, es una organización absolutamente arbitraria que podría haber sido otra y como fue otra en otro momento y como quizás lo sea en un futuro. Igualmente el libro impone una ajenidad con respecto a quien lo escribe que de algún modo está como ya desnudando la distancia entre el nombre y lo que se escribe, digamos, “¿quién soy yo en relación a esto?”, “¿qué tiene que ver esto con mi vida biográfica?”. Me gusta también lo de la disociación, que nombrabas, mi nombre real no es éste [Pablo Farrés]. Es un seudónimo al que le es tan ajeno eso que escribe, como me es ajeno a mí, a mí en cuanto a papá de dos hijos, en cuanto a ser humano que se comunica y esas cosas, por ahí va, tiene que ver con esas cosas y a partir de ahí cuando vos ingresás a un sistema literario y te das cuenta cómo funciona un sistema literario decís: “bueno, ¿qué tiene que ver esto con la literatura?” y después empezás a jugar, digo, el juego de Borges con respecto a Menard es eso mismo; y ahí quizás haya una puerta como para radicalizarlo un poco y decir “ojo che, estaba esta pulsión del yo haciéndose el propietario del Quijote”. Hay, también, posibilidades de radicalizar esto con la desapropiación absoluta, que es Rodenlan con estos libros que escribe de memoria, errándola.
Y dando pie para que se vaya armando el campo
Sí, claro, y además no deja de ocurrir. Porque vos recién nombrabas a Lamborghini, bueno ¿y por qué no reescribirlo de un modo tal que surja esto? O peor… digo Lamborghini porque es una lectura cercana a mí, pero con una lectura muy ajena, también poder llegar a esto. Se trata de copiar mal, no es un mal método.
Lamborghini decía que toda novela se podía resumir en una frase. Yo me quedé pensando en un tipo de oración, un tipo de enunciado que aparece en la novela, hablando de diferentes cosas: el que tiene hambre está imposibilitado de escribir sobre eso y a su vez el que está en condiciones de escribir sobre el hambre del otro está imposibilitado de tener hambre. Entonces ese enunciado, casi silogístico, que se muerde la cola. Aparecen varios enunciados de estas características, ¿cómo funciona para vos ese círculo, esa frase? Porque es una marca importante...
El sueño de comerse, que la oración se coma a sí misma.
La materialidad, ¿no?
Sí, que la misma oración llegue a tomarse a sí misma, es un trabajo, decir que es un trabajo de estilo es una pelotudez, porque en realidad es casi un efecto hasta indeseado, te diría, de un modo de pensar. En ese sentido yo siempre hago el chiste de que el mejor novelista del siglo XIX fue Hegel. Es una literatura extraordinaria la de Hegel: son oraciones que se comen a sí mismas. Ojalá yo pudiera escribir eso, en vez de hablar del ser indeterminado, hablar de “José”, pero “José” como ser indeterminado comiéndose a sí mismo. Eso es un sueño que no está nada mal.
Me quedé pensando esto de la muerte y de los cuerpos... como el cuerpo muerto de la madre que es imposible de aunar, ¿no? Una unidad que ni siquiera es posible en vida, ¿cómo funcionaría la literatura en relación a los cuerpos desmembrados?
El cuerpo desmembrado y el nombre que le daba unidad a ese cuerpo desmembrado quizás es la misma relación entre biografía, nombre de autor y literatura. La literatura como ese cuerpo desmembrado al que organizamos en términos de nombre, que le damos el nombre, lo llamamos “literatura argentina”, cuando en realidad lo que hay es un cuerpo que tiene dos penes, tiene cuatro brazos, tiene tres ojos y… nada… lo que unos humanizaron en términos de una nomenclatura fácil, la clasificamos, esto es “literatura argentina”, todo esto que escribió Aira se llama Aira, todo lo que escribió Saer se llama Saer. No lo sé y no me hago el tonto en relación a que no lo sé, no se trata de que Aira no haya escrito sus libros, sino de cómo esa unidad llamada libro es tan arbitraria. Porqué un escritor que haya pasado por la experiencia de escribir sabe que darle un cierre a eso llamado novela es contingente, en realidad se sigue escribiendo siempre y en realidad estás siempre siendo escrito y eso no termina sino con una decisión...
Rodenlan presenta una paradoja: lo más propio de los escritores es su ajenidad, es decir, lo que lo hace a Aira ser Aira, lo que lo hace a Saer ser Saer, lo que lo hace a Piglia ser Piglia es justamente ese escritor anónimo, la ajenidad es su esencia.
Yo pienso lo siguiente: pienso que se podrían escribir libros con el método Rodenlan. Tomo El limonero real, cuento cuántas comas hay, cuántos puntos hay, cuántas palabras hay en cada frase... y escribir un libro con el mismo método de puntuación con otro contenido. Creo que se podría, el problema que tengo ahí es que no tiene que ver con mis intereses, lo entendería como un gesto vanguardista.
Esa clase de utopía de una obra que desde un molde pueda ser asumida por cualquier persona...
Ahí en ese punto lo que me interesa no es el objeto producido. No me interesa escribir Nadie, nada, nunca, me interesa, sí, la experiencia del equívoco... cómo es la experiencia, cómo es el devenir idiota del lector, cómo es el devenir idiota del escritor, no en cuanto a un producto final, sino en esto de cómo el error se transforma en sistema. Por eso ya no habla un escritor en cada uno de nosotros, porque ahí donde el error se transforma en sistema ya no hace falta hablar de verdad o falsedad, porque si no hay falsedad no hay verdad y si no hay verdad no hay falsedad. Se puede hablar de otra cosa que es muy diferente a vivir en función de la mentira, escribir un libro y lo plagio o lo robo con estos métodos vanguardistas o bien escribo algo ligado al campo de lo verdadero. No, ni una cosa ni la otra, es la experiencia del equívoco. Esta cuestión que define a la ficción.
Entraña su singularidad, digamos.
Su singularidad, el entre...
En la novela estaría la lógica del equívoco, de indagar los sistemas narrativos ajenos ¿no? El primer capítulo con El matadero, y sucesivamente con Borges, Saer y Lamborghini.
Pero es el sistema, ahora mi cuestión no es volver a El matadero, mi cuestión no es volver a escribir “Pierre Menard...”, no es volver a escribir “La causa justa” de Lamborghini. Mi cuestión es ¿qué es lo que genera el desplazamiento?, ¿cuál es la experiencia del desplazamiento? Y en ese sentido la experiencia del desplazamiento la ubico en el punto idiota, la ubico concretamente en la idiotez, en este devenir idiota del escritor, y en la literatura argentina la ubico en termino de qué pasa ahí con una existencia que no es animal, pero que tampoco es hombre, ésa no definición del ser ¿no?
Un niño perro, un niño que no es perro porque es perro y un perro que no es niño porque es perro, porque no es humano, pero tampoco es animal, entonces ese signo de pregunta, esa interrogación que uno hace que permite el desplazamiento es el que permite la experiencia del otro matadero, es el que permite la experiencia del otro Menard, es el que permite ir uniendo el matadero con Menard.
¿Y esa resolución del suspenso? Porque en un momento o tiene que ser niño o tiene que ser perro, no puede ser una cosa o la otra, tiene que ser a o b, tiene que ser una cosa siempre, ¿no?
Es lo que se reclama “¿quién sos?”. Y de nuevo el sistema literario: “¿quién sos?”. “¿Cómo es tu nombre?”, “quiero identificarte”. Y cuando decís “bueno, no soy ni un niño ni un perro, no sé”. No juego a eso, no juego en el sentido de relación a mi propia infancia. Digo, puedo escribir esto, porque no sé, puedo escribir acerca de una infancia así, tan alocada, porque no sé qué es mi infancia, o sea, si mi infancia hubiese sido alocada no hubiese necesitado escribir nada.
Hay un punto, yo lo venía charlando con Mariano, donde está la novela de la infancia , la novela del sistema literario, su armado, el tema del nombre... ¿Cuál es el punto de conexión entre esos bloques que están totalmente interconectados pero que uno va hasta la memoria del niño-perro y por otro lado a la cuestión Rodenlan y esta especie de agente literario que va gestionando el campo? Hay un punto de enlace de estas historias que tiene que ver con el personaje de Ana, cuando ella con un cuchillo se empieza a escribir en su cuerpo “la obra”. Ahí me parece que entra la cuestión de la violencia física con una cuestión artística que pasa también cuando uno quiere y dice “bueno, lo que escribo es esa cosa que está ahí, es esa mierda” o como quieras denominarla, no importa llamarla mierda o literatura o libro. ¿Qué pasa cuando eso sucede en el cuerpo? Lo ligaba con toda esta cuestión de la violencia que puede tener que ver con la infancia y con ese punto de máxima exasperación, donde todo sucede en el cuerpo y no en otro lugar que en el cuerpo, ¿no?
A partir de esto que vos decís se arma cierto criterio de lectura del sistema literario, en término de pasado, es decir, la literatura en función de quién puede comerse a sí mismo, la literatura en función de eso, de quién puede comerse su propia mierda.
Escribir una literatura en el propio cuerpo, grabarla en el propio cuerpo, de alguna manera es tratar de evitar eso, de comerse la propia mierda, ¿no?
Quizás el nombre del autor y toda esta milonga juegue en función de no llegar a eso, quizás necesitemos de este sistema que por un lado se basa en el absurdo y por otro lado nos cuida, nos cuida de que no terminemos en una pieza escribiendo nuestro propio cuerpo.
Si en la novela la literatura surge de esa enajenación de no reconocerse en eso que uno escribe, de no reconocerlo como propio, y que en un punto es necesario y en un punto es esa relación psicótica, desconocerlo y reconocerlo al mismo tiempo, la literatura que se formaliza en el propio cuerpo es cómo un acto de locura que se libera de un acto de locura interior.
Está bueno porque entra dentro de otro sistema. La verdad, nunca lo pensé a eso y me cuesta pensarlo… está bueno, claro… escribe su propio cuerpo.
Así como se dice que “un clavo saca a otro clavo”, este momento, cuando una persona empieza a escribir su propio cuerpo con un cuchillo, puede ser un momento totalmente demencial, pero visto de otro lado puede ser un momento de cordura.
Escribirse el cuerpo es no poder ir más allá. Yo entiendo la posición, lo positivo que ves en eso frente a la otra tentación que planteaba Rodenlan. Frente a eso, bueno, “me escribo el cuerpo”, el cuerpo presentaría un límite ahí como fatal.
Y en la novela aparece la palabra “fatal”.
En realidad yo lo veo ahí desde el punto en que estábamos hablando antes, donde es que te toca, narración y vida y ahí es un punto central. Es el punto en que te toca narración y vida, escribirse a uno mismo y más de esa forma, pero te tengo que ser sincero con esto, encuentro ahí mi propio límite, quiero escribir para no llegar a eso, no quiero dar mucha vuelta…
La biografía sería, también, una forma de controlar la locura. Saer para poder ser Saer, para escribir, tiene que dejar de ser Saer, pero también para seguir viviendo como Saer tiene que dejar la locura aparte, lo que le pasa al escritor es que esa locura se expandió. El método Rodenlan atravesó de alguna manera la biografía que lo protegía…
Sí. Rodenlan no tiene la posibilidad de decir “yo soy Rodenlan” porque el soy no funciona, o sea no es niño ni es perro. Está todo el tiempo manejando estas oposiciones, no es ni uno ni el otro y se queda en ese lugar de diferencia radical, ¿no? Y en ese sentido no tiene esa posibilidad, me lo digo para mí mismo, yo tengo esa posibilidad, la locura no está buena, por eso uno escribe... está bueno tener claro que lo que está loco es la literatura, ¿no?, no es uno, por eso Rodenlan es la literatura argentina porque está loco, pero es Rodenlan: no es niño, no es humano y no es animal.
(Actualización septiembre-octubre 2012/ BazarAmericano)
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...