domingo, 28 de febrero de 2010

Preparando mi corazón



"El principito volvió al día siguiente.

-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejempló, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunça sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios."


Fragmento de El principito de Antoine de Saint-Exupery

Genéricas (Artista en igualdad)


En el marco del Día Internacional de la Mujer se llevará a cabo la inauguración de la exposición “Genéricas (Artistas en igualdad)”. En la misma se exhibirán obras de artistas pertenecientes a diferentes regiones y países (Galicia, Canarias, Extremadura, Perú, México, Brasil, Argentina), que establecen un diálogo intercultural a partir de distintas corrientes estéticas y lenguajes contemporáneos (instalación, fotografía, performance, video, objetos, etc.) en torno a la condición femenina.







En esta exposición intervienen María María Acha, Luisa Brandt, Yolanda Castaño, Luz Darriba, Viviana Debicki, Fátima Fortea, Isabel León, Estefanía Novo y Marta Prieto, y es impulsada por la Diputada María Elena Naddeo, del Bloque Diálogo por Buenos Aires.



Agradecemos la difusión de esta información.





Organiza

Dirección General de Cultura

Legislatura CABA







Inauguración: Lunes 8 de marzo a las 15.00 hs.

Cierre: Viernes 19 de marzo.



Perú 160. Salón de Exposiciones de la Legislatura. Subsuelo.

Horario de visita: 12.00 a 20.00 horas.

Quizás no fue coincidencia

COLGANDO EN TUS MANOS. CARLOS BAUTE


Quizá no fue coincidencia encontrarme contigo,
Tal vez esto lo hizo el destino.
Quiero dormirme de nuevo en tu pecho
Y después me despierten tus besos.

Tu sexto sentido sueña conmigo
Se que pronto estaremos unidos.
Esa sonrisa traviesa que vive conmigo
Se que pronto estaré en tu camino.

Sabes q estoy colgando en tus manos
Así q no me dejes caer
Sabes que estoy colgando en tus manos.

Te envió poemas de mi puño y letra
Te envió canciones de 4.40
Te envió las fotos cenando en marbella
Y cuando estuvimos por Venezuela
Y así me recuerdes y tengas presente
Que mi corazón esta colgando en tus manos
Cuidado, cuidado que mi corazón esta colgando en tus manos.

No perderé la esperanza de hablar contigo,
No me importa que dice el destino.
Quiero tener tu fragancia conmigo,
Y beberme de ti lo prohibido.

Sabes q estoy colgando en tus manos
Así q no me dejes caer
Sabes que estoy colgando en tus manos.

Te envió poemas de mi puño y letra
Te envió canciones de 4.40
Te envió las fotos cenando en marbella
Y cuando estuvimos por Venezuela
Y así me recuerdes y tengas presente
Que mi corazón esta colgando en tus manos
Cuidado, cuidado que mi corazón esta colgando en tus manos.

Cuidado, cuidado mucho cuidado, cuidado
No perdere la esperanza de estar contigo
Cuidado mucho cuidado
Quiero beberme de ti todo lo prohibido
Cuidado mucho cuidado
Quiero amanecer besando toda…
Toda tu ternura mi niña mi vida te necesito

Te envió poemas de mi puño y letra
Te envió canciones de 4.40
Te envió las fotos cenando en marbella
Y cuando estuvimos por Venezuela
Y así me recuerdes y tengas presente
Que mi corazón esta colgando en tus manos
Cuidado, cuidado que mi corazón esta colgando en tus manos.

sábado, 27 de febrero de 2010

Hoy lo sacó afuera







Mi gata está un poco chapita. Ha tenido un maternidad complicada. De su primer embarazo tuvo 8 (tres más de lo normal en su especie) y se le murieron todos. Sepelios y llantos familiares durante un mes. De su segundo embarazo abortó tres diez días antes y de los dos que le nacieron sobrevivió uno. Este uno está gordito y sanito, por suerte, criado entre la cama de Rafa y los trapos entre las patas de las sillas. Pero hoy me levanté y no lo encontraba por ningún lado. La madre lo había llevado afuera. ¿A pastorear? La cosa es que el bebé ya camina y cuando lo devolví a su trapito en cuarto de Rafa, la loca lo volvió a sacar. ¿Lo querrá hacer scout? Porque lo está paseando por todo el patio.

viernes, 26 de febrero de 2010

Tobías, mi sobri nuevo





Marcelo Cohen y su formidable novela Casa de Ottro

Marcelo Cohen y su formidable novela Casa de Ottro


“Tal vez se trate de dejar la menor cantidad de basura”


Su libro no sólo juega con los conceptos y significados de la política, sino también con la idea de herencia: “Somos supervivientes, duramos a la muerte de otros. Y no hay más remedio que heredar, una casa, un carácter, una sociedad, un país, una lengua”.


Por Silvina Friera

“La estructura de la novela es un peaje al realismo. Los caballos disparaban para todos lados, me costó lograr cierta intimidad.”

En Freire y Echeverría, en el primer piso de un café con vista a la estación Belgrano R, Marcelo Cohen desmenuza su maravilloso “plan de evasión” con el entusiasmo de un estratega que no se cansa de explorar el Delta panorámico y esa inquietante red de islas, un mundo concebido como duplicación de lo real que se revela inagotable. Su nueva y extraordinaria novela, Casa de Ottro (Alfaguara), transcurre en la isla Ushoda, donde los políticos son una especie menguante y los pocos que alguna vez han tenido algún poder mínimamente aceptable, estuvieron al borde de caer aplastados por los consorcios económicos. Fronda Pátegher, asesora de campaña y de gobierno de Collados Ottro, ex regente de esta isla que gobernó durante más de tres años, es una narradora extremadamente nerviosa, una mente en crisis por el incómodo legado con el que le toca lidiar, la casa de este empresario que decidió incursionar en la política –“una mezcla de Ibarra y Macri”, lo define el escritor–, y que fue su suegro. Disgustada con la herencia que recibe, el hogar de un coleccionista incontinente, y acompañada por Cañada –una ciborgue que se encarga de las tareas domésticas–, anota sus reflexiones en papelitos sobre su malograda experiencia política, su relación con el hijo de Ottro, del cual se separó, y con su hijo, Riscos, un joven cínico malcriado por su abuelo en la “satisfacción incesante”, que funda el “pervopolimofismo”, una estrafalaria y cruel forma de rebeldía contra la gerontocracia imperante en la isla. Ex rebelde revolucionaria formateada por su educación en los laboratorios sociales, Fronda, devenida en consultora privada del “vivir juntos”, encarna el melodrama (o la tragicomedia) del intelectual progresista que asesoró a su suegro por “entrismo”. Creyó que era posible que ese hombre tomara el poder para implementar reformas imperecederas.

“La estructura de esta novela es un peaje al realismo, porque el pensamiento en estado de shock de Fronda me permitía acompañar el despelote de la mente del personaje y hacer de cuenta que las ocurrencias, los recuerdos y los incidentes de la vida presente surgieran un poco imprevistamente, como le surgen a ella”, explica Cohen en la entrevista con Página/12. “Y lo conseguí mientras escribía; lo cual convirtió a la escritura en un auténtico desbarajuste. Los caballos disparaban todos para lados distintos y me costó mucho lograr cierta intimidad con ese mundo. Todavía no conozco del todo bien a la novela; es con la que tengo menos intimidad. Hay cosas que surgieron imprevistamente, y aunque después la corregí, al ser el producto de un momento, de chispazos, luego se olvida. Casi nunca releo mis libros, pero esta novela tuve que reelerla porque había cosas de las que no me acordaba”, confiesa el escritor y traductor.

Hace mucho que Cohen tenía el berretín de escribir una novela modulada por la intimidad de la política como Casa de Ottro. “En realidad no empezó por la política sino por la herencia”, aclara el escritor. “Además coincidió con el comienzo del kirchnerismo y este curioso reavivar de ascuas que produjo. No me importa ahora discutir y hacer las dos listas sobre las cosas positivas que han hecho estos dos gobiernos y las cosas negativas. No quiero hacer cuentas de almacenero de la política, porque no me parece que haya que hacerlo de esa manera. Me causa mucho fastidio y muchas veces defiendo estas gestiones más enardecidamente de lo que querría. Pero el kirchnerismo reinstauró la discusión sobre el destino inmediato de la sociedad en términos muy prácticos. Yo tenía la idea de la novela, alguien hereda una casa llena de cosas que no le gusta. Después pensé que sería interesante que fuera la casa de un político e inmediatamente apareció el viejo deseo de hablar de la intimidad de un político, qué pasa por la cabeza cuando está solo, en su habitación, después de un día de múltiples entrevistas, reuniones, desaguisados y problemas difíciles de resolver, enormes cargas graves y situaciones fútiles.”

–En un momento Fronda plantea que el ideal del “teatron” político habría consistido en una distancia generalizada, distancia de los actores con sus textos, del público entre sí; distancia como un ámbito para la calma y la lucidez. ¿Por qué ella no puede tomar distancia?

–Fronda vive el melodrama o la tragicomedia del intelectual que quiere ser disidente y que tuvo sueños de rebeldía infinita, de mejoramiento, igualdad, libertad, deseos. No se trata de que cayó en el desencanto, sino que se estrelló palmariamente con el hecho de que estaba, como nos pasa hoy a muchos, entre dos trampas de la filosofía histórica de la consumación: la filosofía de las revoluciones, de los cambios radicales, de la redención del hombre en el sentido económico y social, y las filosofías del progreso constante, en el sentido de la acumulación. Está emparedada entre el sueño de un poder liberador y un poder que ya tiene el poder y que utiliza la política exclusivamente como forma de disputa, de rapiña, de dominio, de arbitrariedad, de abuso. Teóricamente para que el público, que en la novela es público y no pueblo, disfrute de esa situación, se va acuñando paulatinamente la idea de que la política transcurre en un teatro. Pero eso es en todas las sociedades; simplemente que en la isla de Ushoda lo han asumido y verbalizado con una ritualidad vacía, chapucera y tramposa que esconde mucha mezquindad. Ella está en el medio de esas dos formas de la política, pero opta por respaldar a este oportunista un poco bienintencionado, un poco fantasma, como Ottro; una mezcla de Ibarra y Macri, sin llegar a ser tan benévolo como Ibarra ni tan pérfido como Macri.

–¿Qué consecuencias tiene esa trampa, que parece remitir a las trampas del país en torno de apoyar “proyectos reformistas” como los que podría representar el kirchnerismo?

–El melodrama de Fronda, que es en parte el de alguno de nosotros, es si es posible, comprensible, justificable, volver una y otra vez a apoyar intentos de reformas, a ilusionarnos, a intervenir, aunque sea de manera tímida en las tentativas de la polis; pensando que a través de ciertos momentos de la política, podemos ayudar a producir cambios que por lo menos frenen la sangría o que contribuyan a cierto reparto mínimo del bienestar mejor que el que hay. O corroboramos una y otra vez que esto es una locura absoluta, que estamos todos locos, que vivimos tolerando un estado de crueldad, de dominio, de desigualdad, de obscenidad que no tiene remedio, y deberíamos apartarnos de esa política que sólo contribuye a perpetrarlo. Es decir, nos marginamos totalmente. He visto cómo mucha gente de mi generación y de las generaciones nuevas se bandea eternamente entre estas alternativas.

–Fronda dice que su formación hizo que se desprendiera de las cuestiones íntimas, como si el peso de la palabra compromiso anulara la intimidad. ¿Es una crítica a cierto tipo de marxismo?

–Sí, me parece que todos nos hemos dado cuenta, los que todavía creemos que el pensamiento marxista es una de las fuentes que valen la pena, que el marxismo en su versión leninista y en todos los derivados de esa versión se desentendió absolutamente de lo que podríamos llamar la metafísica del individuo, las políticas del lenguaje, de la identidad, de la intimidad. El marxismo-leninismo es un avatar laico del cristianismo; por lo tanto, consagra la historia a un futuro que será una consumación. Y como no es así, descuidó, como bien sabemos, el presente y el contacto inmediato con el otro, con el que uno tiene al lado. Y sobre todo le faltó el examen de conciencia. Tomó un sentido de la consumación del cristianismo, pero ni siquiera tomó la confesión. Y no es que esté por la confesión. El único intento moderno de examen profundo del hombre fue el psicoanálisis, que también condena al hombre a mirar con sospecha su deseo. La novela se convierte en un viaje hacia lo cercano y la familia, que es un tema bastante descuidado.

Cohen señala que la literatura es, en sus mejores momentos, “evasión total de este mundo de lógica de la acumulación, de causalidad directa, de confianza en los temas profundos, de apoyo en el prejuicio de que sólo hay dos temas que contar y cinco argumentos posibles”. “Creo que si uno presta atención a las apariencias, los argumentos cambian; las peripecias de la vida humana crean situaciones nuevas que son temas nuevos. Así como en otra época, en los ’60, incluso para mí, era muy importante salir de las filosofías de la acción productiva hacia la contemplación, la meditación, lo gratuito, ahora también pienso que la sociedad humana es un hecho fantástico, en el sentido de maravilloso, y que si bien no mejora, puede funcionar cíclicamente y esto es un extraordinario motivo de contemplación. Miremos la sociedad humana, aunque sea con microscopio, y veamos qué temas hay ahí para frotarnos las manos como novelistas.”

–Y usted se frotó las manos en esta novela con el dilema de la herencia. ¿Cree, como Fronda, que todas las madres tienen que legar lo inacabado?

–Uno se pone a tratar el tema de la herencia y se da cuenta, como dicen algunos filósofos con mucha razón, de que la herencia es un hecho originario. Somos supervivientes, duramos a la muerte de otros. No hay más remedio. Y no hay más remedio que heredar, lo que sea. Una casa, un carácter, una sociedad, un país, una lengua. Después vendrán otros; somos también gente que llegará. ¿Qué hacemos con esa herencia? No digo que haya que hacer algo determinado, pero es un hecho del que uno no se puede desentender. La responsabilidad es pensar qué se hace con esa herencia. Pero nada de lo que podamos intentar deformar se traducirá en una obra acabada; de manera que cuando se trata de lo más inmediato, en cuestión de sangre, piel y tripas, que es el hijo, como en el caso de Fronda en la novela, quizás haya que prestar atención a no cargarlo con un proyecto de lo que él debe hacer, aunque es casi inevitable, y a no pensar que uno le tiene que dejar algo terminado en las manos para que él pueda añadir algo que pueda a su vez terminar. Uno siente pena de dejar un mundo de consignas inacabadas de las cuales el otro se tendrá que hacer cargo como uno se hizo cargo de las anteriores. Tal vez se trate de dejar la menor cantidad de basura detrás de uno, ahorrar el trabajo.

–¿Pensó como una ironía o una crítica solapada hacia la “literatura del yo” el programa de televisión de Ushoda llamado Mi novela soy yo?

–Sí, por supuesto, es una ironía. Es muy curioso que buena parte de la ficción y de la literatura de los últimos dos siglos ha estado intentando librar al sujeto de la carga de una personalidad fija, abrirlo a la multiplicidad de posibilidades, al reconocimiento de que es un montón de cosas y que al mismo tiempo no es nada, porque no hay un suelo sino un abismo, y las formas ficticias lo hayan revertido en una afirmación de la forma más palmaria y obvia de la personalidad, quizá porque el mundo es inclemente. Me importa un bledo la historia lineal de una personalidad. Yo prefiero tener una personalidad episódica, que la gente se olvide partes de su vida y que se acuerde de otras tal como titilen las partes del cerebro y los acontecimientos de la vida. Uno es distintas personas a lo largo de la vida, no tiene sentido la personalidad fija. Mientras aumenta esta solidificación del yo, decae la pericia para contar historias con matices, con frases levemente complicadas que expresen variaciones de sentimiento.

–En la novela se nota cierta simpatía a lo que se denomina “inconformistas activos”, tildados como “libertacos”.

–Pero sí, más bien que uno tiene simpatía, en contraposición a lo que genera ese magma de clase media, no necesariamente muy acomodada, que se ha unido a la camándula agrario-financiera y se visten con versiones contemporáneas de la ropa campera. Yo los llamo el Jockey Club expandido, es decir el Jockey Club para el medio pelo. Entre las muchas cosas de las cuales se han apropiado para tergiversarlas, como justificación por su despreocupación y por su egoísmo, está el amor por los pobres. Por supuesto que es una manera de arrebatarle el terreno a un gobierno que ha hecho consigna de favorecer a los pobres. Dejemos de lado las amarguras y dulzuras que nos causa este gobierno. Estos, los del Jockey Club expandido, son unos hipócritas de tomo y lomo; les importa un pito los pobres. Pero ahora se lavan la conciencia y sobre todo han encontrado una manera de hacer propaganda moral a través del pobretismo. Cómo no voy a tener simpatía por esa gente, incluido yo, que por idiotas que hayamos sido, de todas maneras teníamos una auténtica piedad equivocadamente cristiana, pero bastante enternecedora. Si me dijeran que la revolución sexual, el hippismo o la rebeldía del ’68 causó muchas desgracias en los hijos, puedo sentarme a conversar porque me parece que hay bastante de verdad en eso. Pero de ninguna manera voy a ceder en la convicción de que después de los años ’60, ha habido en la vida de las sociedades un notable aumento de libertad para los jóvenes y las mujeres, y de paridad entre padres e hijos. La paradoja del progresista consiste en querer cumplir con todos los postergados sin poder hacerlo, y sin que esa impotencia impida disfrutar de un montón de privilegios.


Link a la nota:
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/espectaculos/4-16095-2009-11-23.html

Casa de Ottro, de Marcelo Cohen


Tomado de http://inrockslibros.wordpress.com/2010/01/22/marcelo-cohen-casa-de-ottro/

Desde hace alrededor de una década, la obra de Marcelo Cohen parece haberse corrido progresivamente de eje: de lo secuencial, de historias en las que a pesar de su característica complejidad era posible reconocer una evolución, una serie de movimientos que solían impulsar a sus personajes hacia un determinado destino o fatalidad, a lo circular, es decir tramas en las que por supuesto hay sucesos insoslayables y por supuesto hay una mirada hacia atrás cargada de significados, pero que sin embargo es como si se dejaran llevar, como si una marea las arrastrara y sólo les permitiera llegar hasta cierto punto, como un estribillo incansable o un mantra. Se trata de aproximaciones, más bien; modos obsesivos de acercarse a un centro, de rodearlo, de intuir hasta dónde se puede llegar y padecer sus límites, o su misterio irresoluble. Una escritura concéntrica, entonces, circular, acaso más frágil y, por tanto, más intensa: un salto de lo diacrónico a lo sincrónico. Esa metamorfosis elige hacer a un lado lo temporal con todos los riesgos que ello implica (respecto de poner a prueba la resistencia del lector, en el fondo siempre perezoso), para desplazarse en las arenas movedizas del espacio.

Podríamos decir, parafraseando a Wittgenstein, que sólo puede ser feliz quien logre vivir fuera del tiempo, en el filo del presente. Esa búsqueda, que en realidad no tiene principio ni fin sino que consiste en saber abandonarse, está detrás de todos los textos de Cohen de la última década, de Los acuáticos a esta parte. De aquellos relatos en adelante, sus protagonistas se mueven con pies de plomo entre los límites de un universo vastísimo, sí, que los contiene pero también los enferma, los relativiza, los deconstruye; la aventura ha pasado a ser casi un acto de resistencia. Del eje-tiempo al eje-espacio: como si luego de haber recuperado el suyo, el espacio propio, es decir luego de retornar a la Argentina después de veinte años, se le hubiesen impuesto a Cohen otras necesidades, una relación diferente con sus modos de contar historias, todavía más profunda y abrasiva. Una literatura que con frecuencia se muestra como un trabajo de reconocimiento, suerte de cartografía esbozada a partir de lo sensitivo, de los temores, las fijaciones y también los deseos que habitan su mundo.

Pero si no hay progresión o, para ser más precisos, si la historia no se despliega en esencia a caballo de un eje temporal, lo que se da entonces es algo así como un repliegue, un desarrollo en espirales que lleva, siempre, a la implosión. Y es allí donde entra a jugar un factor esencial de toda su obra, que lo sitúa en el centro de la literatura argentina de las últimas décadas porque nadie, al menos desde que ha muerto Juan José Saer, puede rivalizar con él en ese terreno: la relación privilegiada que mantiene con el lenguaje, una lucha cuerpo a cuerpo que se da en el plano semántico pero también en lo rítmico, en el entramado entre un párrafo y otro, en la cadencia de las palabras y de las frases. No estamos hablando de lo bello, simplemente, ni de lo raro, ni tampoco de su debilidad por las minucias –como él mismo ha reconocido alguna vez–, sino de una tensión, un ejercicio asfixiante, a fin de cuentas de una declaración de principios: es preciso apoderarse del lenguaje, reinventarlo, vencer nuestro automatismo perceptivo para evitar que las palabras se mueran, y con ellas nuestra capacidad de observar, de juzgar y de actuar con libertad.

Esa dimensión claramente política no es nueva en Cohen; sólo que ha tomado nuevos bríos, como si él mismo hubiese terminado de convencerse de que ésa es su arma, o más allá, que acaso sea ésa su única posibilidad –o la mejor– de intervenir, de hacer su parte. Es que en este caso el qué y el cómo resultan inseparables; y uno se pregunta una vez más, con un dejo de culpa, silbando bajito, si la literatura puede modificar algo. Si como señaló alguna vez Miguel Vitagliano “se escribe para inventar posibilidades futuras”, Cohen fantasea o murmura esas posibilidades en un mundo que es otro pero que, sin duda, se parece demasiado a este que conocemos. No tanto el futuro, la perspectiva que en alguna medida todo lo redime, ni la alegoría que aligera la anécdota o la reduce a poco más que un enunciado; una dimensión paralela, en verdad, que es como una sombra, que permite observar la realidad –nuestra realidad– haciéndonos los distraídos hasta que se nos impone por su propio peso.

En lo que concierne a lo estrictamente argumental, su nueva novela es cristalina: Fronda Pátegher, una mujer que se ha movido a sus anchas en los recovecos del poder, se muda por un tiempo a la casa de quien fuera su jefe y mentor y suegro, el ex-Regente de la isla Ushoda Collados Ottro –nuevo desembarco en el territorio paradójicamente opresivo del Delta Panorámico–, para revisar, clasificar y darle destino a todo lo que allí se encuentra. Pero esa mansión, en la que Fronda ha pasado innumerables veladas y jornadas de trabajo, se torna desde un comienzo un paisaje abrumador, un imposible, a partir de sus infinitos recovecos y enigmas, y de las interminables posesiones de Ottro entre las que se encuentra, como la promesa de una revelación, “su bien más preciado”. Mientras hace lo que puede para soportar el peso de su herencia, de su mandato, Fronda revisa los términos en que se ha desarrollado su vida pero, sobre todo, repasa la carrera política de Ottro, es decir el camino que en buena medida supieron hacer juntos. Aunque a cada momento le reprocha –y se reprocha– la perversión eufemística de su discurso, hay una brecha que se abre y en la que se cuela lo político como posibilidad, como horizonte, como práctica efusiva y noble. Y es en esa dualidad en la que Ottro, y Fronda misma, no logran hacer pie; y sin embargo algo queda.

Claro que para Cohen la novela es, siguiendo las tablas de la ley faulkneriana –una filiación que suele ser pasada por alto extrañamente cuando se considera su obra–, “un problema a resolver”. En ese sentido, es notorio –y notable– cómo prefiere huir de la superficie de la trama para trabajar en sus intersticios, cómo a medida que avanza las pocas certezas que uno cree que tenía se evaporan, o se reagrupan en un sistema mucho más complejo y activo en el que los hechos son, apenas, una guía de viaje. Como también el mismo Cohen ha precisado en un par de ocasiones, el germen de Casa de Ottro surgió de la efervescencia política de estos años, de la doble interrogación acerca del rol –o la utopía– del político y el rol del escritor: en qué medida el primero puede ser diferente, y hasta dónde tiene sentido que el segundo lo sea. En última instancia, como reza en el muro de una famosa librería porteña, siempre estarán los libros, pase lo que pase. Y entre ellos, esta indiscutible obra maestra.

José María Brindisi

jueves, 25 de febrero de 2010

Post cbc

Qué linda es la vida cuando una ya terminó el cbc (Maravilloso 9 ayer en Filosofía)

miércoles, 24 de febrero de 2010

Mutantes

Recomendaciones mutantes de Susana Sussman que tendré que buscar:

Hablando de mutantes, hay mucho en la literatura de CF para comentar.
Voy a poner algunos mutantes de los que me acuerdo, que no será ni una
mísera fracción de lo que hay por allí.

CUENTOS:

1) "Los mutantes" de Alberto Vanasco

"A veces era en barrios enteros de una ciudad donde nacían chicos con
mentes o espíritus o conocimientos extraordinarios, que no tardaban en
escapar de sus casas y desaparecer. Se supo más tarde que se reunían
en sitios predeterminados y se ponían de acuerdo, los de un país y
otro, y luego se instalaban en lugares apartados y deshabitados del
globo. (...) Parecían tener conocimientos que a los demás hombres les
habían sido negados desde siempre: conocían el principio del tiempo y
de la materia, sabían de dónde había venido la vida, qué era el
espacio, qué era la conciencia. Además, estos mutantes, como les
decían, vivían aparentemente, en una armonía desconocida por los
antiguos, como ellos llamaban a los otros."

2) "Week-end" de Abelardo Castillo

"–Los chicos tienen la mirada amarilla –dijo Barbieri–. Hay hasta de
ojos dorados, pero menos. De las gallinas no me acuerdo bien. Los de
ojos dorados son los monstruos propiamente dichos; los otros, me
inclino a creer que forman una especie intermedia. Algo así como
mutantes. No, fuera de broma, hay chicos de una belleza increíble."

3) "Matador de gigantes" de A. Bertram Chandler

"–No –dijo ella con lentitud–, no es mi cuerpo. Lo que resulta
diferente está en mi cabeza. Yo misma no lo supe hasta hace poco, unas
dos manos de comida. Pero ahora puedo decir lo que pasa dentro de tu
cabeza, o en la cabeza de cualquier miembro del Pueblo."

NOVELAS:

1) "Radix" de A. A. Attanasio

"Eran simbio-mutantes; es decir, sus mutaciones eran un componente
necesario de sus vidas. Usaban frecuentes gestos y expresiones con las
orejas y el cuero cabelludo que un humano no distorsionado sería
incapaz de producir. Eso era posible, anotó mentalmente, sólo por
causa de un cambio de fase genético. Las mutaciones no eran
aleatorias. Al menos la mayoría no lo eran. Una quinta parte de los
distors que había visto hasta ahora tenían disfunciones que fácilmente
se podrían haber vuelto contra ellos sin el apoyo de la tribu: como
aquella mujer sin piernas en el umbral de su cabaña y el hombre ciego
bajo el árbol con la red de pescar en el regazo. ¿Acaso una tribu lo
bastante avanzada para cultivar andróginos comprendía los beneficios a
largo plazo de los privilegios vitales selectivos? ¡Bah! No merece la
pena preocuparse."

2) "Tiempo de mutantes" de Robert Silverberg y Karen Haber

"Andie pensó que aquel asunto de los mutantes inquietaba a mucha
gente. Precisamente por eso había decidido trabajar para Jacobsen. Si
mutantes y no mutantes no aprendían a colaborar, nunca desaparecería
aquel temor a lo desconocido. (...) ¡Pobre Seth! ¿Una víctima del odio
a los mutantes? ¿O de los mutantes y su deseo de obtener un escaño en
la arena pública? (...) Los mutantes no habían sido aceptados nunca. Y
nunca lo serían."

3) "Mutante" de Henry Kuttner

Contratapa: "La famosa saga de los Calvos, los nuevos mutantes
telépatas, en la que se aborda con seriedad y profundidad el tema del
surgimiento de una nueva especie de telépatas y los problemas de
supervivencia del nuevo grupo minoritario debido a la vida en común
con el Homo Sapiens. Kuttner, uno de los fecundos autores de la época
dorada de la ciencia ficción, nos ofrece una visión
socio-antropológica y adulta no exenta del tono de aventura que era
típico de los años cuarenta. Un clásico indiscutible."

Ojalá que estas muy pocas sugerencias les abran el apetito. Si es así,
añado una más: "Mutante", una antología de cuentos compilada por
Domingo Santos, que contiene los siguientes cuentos:

* Nacido de hombre y mujer. Richard Matheson
(Born of Man and Woman, 1950)

* Talentos raros S. A. Robert Sheckley
(Wild Talents, Inc., 1953)

* Los mutilados. R. C. Wingfield
(The Mutilants, 1954)

* Asilo. Daniel F. Galouye
(Sanctuary, 1954)

* Factor de limitación. Theodore R. Cogswell
(Limiting Factor, 1954)

* La cuestión mutante. Forrest J. Ackerman
(La pregunta silente (The Mute Question), 1949)

* Conversación bajo el árbol. Marcel Battin
(Conversation sous l'arbre, 1966)

* ¿Dónde están mis hermanos? Graham Doar
(Who Knows His Brother, 1952)

* Bobby tiene tres años. Theodore Sturgeon
(Baby Is Three, 1952)

* Caliban. Robert Silverberg
(Caliban, 1972)

* La gran caravana. Fritz Leiber
(The Big Trek, 1957)

* Los ojos no sólo sirven para ver. Isaac Asimov
(Eyes Do More Than See, 1965)

* Extraño. Domingo Santos
(1967)

martes, 23 de febrero de 2010

Fragmentos seleccionados de El MF ordenado

PABLO KATCHADJIAN



EL MARTÍN FIERRO ORDENADO ALFABÉTICAMENTE

(2007)

(fragmentos seleccionados: el comienzo, los 'como', los 'Dios', los 'es', los 'pido', los 'pucha' y el final)






a andar con los avestruces:
a andar declamando sueldos.
a ayudarles a los piones
A bailar un pericón
a bramar como una loba.
a buscar almas más tiernas
a buscar una tapera,
a cada alma dolorida
A cada rato, de chasque
a cantar un argumento;
a cortarme en un carrillo.
a dar con la coyontura;
a decir lo que pasaba.
a dormir como la gente,
a esperar que me llamaran
a esperar que venga el día,
a golpiar a los salvajes
a guarecerse en la sierra.
a la cocina rumbiaba
A la llegada metió
a la parte más sentida,
a las dos o tres jornadas
a las pobrecitas, vivas.
a llevarlos en carreta."
"A los blancos hizo Dios,
a los brazos de la muerte;
a los de la esposición.
a los indios me refalo.
a los males, compañero,
a los mulatos San Pedro,
a los negros hizo el diablo
a los pobres que murieron;
a los zorros de mi laya;
a meterse en tanto engorro
a mi china la dejé
A mí el Juez me tomó entre ojos
a mí no me gusta el cómo.
A mí no me matan penas
A mis hijos infelices
a naides le debo nada
A naides le dieron armas,
a ninguno lo largaron;
a ninguno me le atrevo
A otro que estaba apurao
A otros les brotan las coplas
a parar esta contienda."
a perseguirlos de atrás;
a pesar de mi inorancia.
a pie y mostrando el umbligo,
A poco andar conocí
a ponerse en mi camino,
a procurar suerte nueva,
¿A qué andar pasando sustos?
a rejuntar caballada
a saber si es avestruza,
a servirles al asao...
a sorprender a la indiada.
a su amigo cuando toma
a tanto gaucho recluta,
a trabajar en sus chacras,
a un gaucho, que pegó el grito
a uno solo, por favor,
a veces creiba que estaba
A veces decía al volver
a veces me hago el sarnoso
a veces nos obligó
a ver la milonga fui.
a ver si la hacía callar;
a vivir en pura calma,
a vivir sin paradero;
abrazándomé a la china.
acabarán de pagar."
acomodando una bola
adrede parece todo
Afigúresé cualquiera
aflojar como un blandito!
aguaitando atrás de un cerro.
aguaitándoló la muerte.
aguante el que está en trabajo:
aguantemos los azotes.
aguardando una ocasión
¡Ah pobre, si él mismo creiba
¡Ah pulpero habilidoso!
¡Ah tiempo... pero si en él
¡Ah tiempos!... ¡Si era un orgullo
"¡Ah, gaucho!", me respondió.
¡Ah, hijos de una...! ¡La codicia
¡Ah, si partía el corazón
Ahi comienzan sus desgracias,
Ahi empezaba el afán,
Ahi lo dejé con las tripas
Ahi no más ¡Cristo me valga!
Ahi no más me tiré al suelo
áhi no más se los comieron.
Ahi nomás pegó el de hollín
áhi principia el pericón,
Ahi quedaban largo a largo
¡ahijuna! y para tragar
¡Ahijuna, si me estiraron
al arbolito que crece
al cimarrón le prendía
al compás de la vigüela,
al darle el entendimiento.
al darle una lengua que habla.
al darle, malicio yo
Al dirme dejé la hacienda
al fin de fiesta el pulpero
al fortín, un enganchao,
Al grito salió de adentro
al hombre más alvertido.
al indio, pues donde dentra
al juir de los gavilanes.
al lao de la blanca oveja
Al mandarnos nos hicieron
al ñudo, y hacer papel:
al pajonal enderiece.
al pichel, y por más señas,
al pie del Eterno Padre;
Al principio nos dejaron
al punto me contestó,
Al punto me santigüé
Al punto nos dispusimos
Al que le daban un chuzaso
al que un cuero le llevaba.
Al rancho le dije adiós,
al suelo para escuchar;
al tranco pa el cañadón.
Al ver llegar la morena,
al ver un bulto que cruza,
Al verse sin compañero
al viejito enamorao.
alcanzando con la punta
Alcé mis ponchos y mis prendas
Alcemos el poncho y vamos.
alguien me hubiera buscao,
algún día hemos de llegar...
algún poquitito muerda,
Allá habrá siguridá
Allá no hay que trabajar,
allí jamás lo sorpriende
allí la proveduría.
allí me desconoció.
allí mis hijos queridos
allí mis pasos dirijo
Allí quedó de mojón
Allí sí se ven desgracias
Allí tuito va al revés:
Allí un gringo con un órgano
Amigazo, pa sufrir
¡Amigo, qué tiempo aquél!
amparan a los cristianos,
anda el gaucho como duende;
anda sirviendo al gobierno;
andaba muy entonao
andarán por áhi sin madre.
Andaremos de matreros
ande enderieza abre brecha
ande estaba el animal
ande hay duraznillo blanco
ande hay tanto que sufrir,
anduve entre los cardales
Anoche al irlo a tomar
Ansí andaba como guacho
Ansí empezaron mis males
Ansí en mi moro, escarciando,
Ansí es que al venir la noche
Ansí estuve en la partida
ansí lastimao y todo,
ansí llega medio muerto
Ansí me hallaba una noche
ansí mi suerte lo quiso.
Ansí pasaron los meses,
ansí se suele portar
ansí, tendido de panza,
Ansina, pues, conociendo
"Antes de cáir al servicio,
antes que la sangre pierda
¡Aparcero, si usté viera
aquel que nació en la selva,
aquello era ratonera
Aquello no era servicio
Aquello no era trabajo,
aquello que Dios me dio:
Aquí me pongo a cantar



......................................



como a buscarme la hebra,
como a perro cimarrón
como a quererme comer;
como a quererme ensartar,
como agua de la virtiente.
como agua de manantial.
como agua de manantial;
cómo andaba la gauchada
cómo andaría de matrero,
como bicho sin guarida;
como burro con la carga.
como carne de cogote:
como carne de paloma.
como chico con lumbrices.
como cosa más sigura.
como criollos entendidos
como de alma que anda en pena.
como el pájaro del cielo;
como el pájaro en su nido;
como el perro que oye truenos.
como el ruido de un latón.
como el sufrir y el llorar.
como encomienda de pobre.
como esas aves tan bellas
cómo fue la conclusión.
como guacho pa la leche".
como güérfano a la teta.
como haciéndomé chiquito.
Como hijitos de la cuna
como la ave solitaria
como la garganta al sapo.
como la mosca en la miel.
como las mulas;
como las nubes al viento,
como lo hacen tantos otros,
Como lumbriz me pegué
como mi lengua lo esplica:
como naides las maneja,
como no los perseguían
Como nunca, en la ocasión
como oveja sin trasquila
como ovejas del corral.
como pa que hicieran cuerdas.
como panzón al máiz frito.
como pasaba sus días.
como perrito mamón.
como perro abandonao,
como por ráirse de mí:
como que no desperdicia
como quiso el juez de paz.
como se espanta a los perros,
como se trata a malevos.
como si juera maldito;
como si soplara el viento
como una luz de ligeros!
como una mujer largué.
como una tigra parida.
como van hasta el presente
como vida de animales.
como yeguada matrera.
como yo en una ocasión
como zorro perseguido,



......................................



Dios formó lindas las flores,
Dios le perdone al salvaje
Dios sabe cuánto sufrió!
Dios sabe en lo que vendrá
Dios te dé su proteción



......................................



Eran los días del apuro
es ansí la triste vida:
Es como el patrio de posta;
Es de almirar la destreza
Es güeno vivir en paz
es la mejor compañera
es porque no habían hallao.
es que era pa-po-litano .
es que les gané el tirón
es siguro que lo deja.
Es triste a no poder más
Es triste en medio del campo
es un telar de desdichas
¡Es zonzo el cristiano macho



......................................



Pido a los santos del cielo

pido a mi Dios que me asista

Pido perdón a mi Dios



......................................



¡Pucha!... las conversaciones
¡Pucha, si usté los oyera
¡Pucha...! si no traigo bolas



......................................



Ya veo que somos los dos
yaguané que allí ganaba
yerba y tabaco nos daba
yo abriré con mi cuchillo
Yo andaba desesperao
Yo andaba ya con la espina,
yo hago en el trébol mi cama,
Yo he conocido esta tierra
Yo he sido manso primero
Yo he visto en esa milonga
Yo he visto muchos cantores,
Yo junté las osamentas,
yo juré en esa ocasión
yo la aguanto muy contento,
yo le conocí en la traza
yo le pediré emprestao
yo les hice otra embestida
Yo llevé un moro de número,
Yo me arrecosté a un horcón
yo me le fui como lista
Yo me lo empecé a atracar
yo me saqué las espuelas,
Yo me tapé las narices,
"Yo me voy", le dije, "amigo,
yo no digo que todas,
yo no quise aguardar más
Yo no quise disparar,
Yo no sé por qué el gobierno
Yo no sé qué tantos meses
Yo no soy cantor letrao,
Yo no tengo en el amor
Yo no tenía ni camisa
Yo nunca me he de entregar
yo paso por gaucho malo
Yo primero sembré trigo
Yo quise darle una soba
Yo quise hacerles saber
yo ruedo sobre la tierra
yo sé hacerme el chancho rengo
Yo sé que allá los caciques
yo seguiré mi destino,
yo seré cruel con los crueles:
Yo soy toro en mi rodeo
yo soy un gaucho redondo
Yo también dejé las rayas...
yo también quiero cantar.
Yo también tuve una pilcha
Yo tengo intención a veces,
yo tengo otros pareceres,
Yo tengo pacencia poca
Yo tenía un facón con S,
Yo tenía unas medias botas.

Entrevista a Pablo Katchadjian

Entrevista a Pablo Katchadjian

Tomado de http://sites.google.com/site/la3eraopinion/la-tercera-numero-4/entrevista-a-pablo-katchadjian




Por Juan Terranova

Si todas las editoriales pueden ser leídas como largas conversaciones entre los editores y el mundo, la Imprenta Argentina de Poesía (IAP) ya desde su nombre propone ironía y técnica. Pablo Katchadjian –Buenos Aires, 1977- editor y autor central del sello, publicó los libros de poesías El Cam del Alch, El Martín Fierro ordenado alfabéticamente (http://www.imprentaargentinade.com.ar/katchadjian-mf.htm), y también la novela El Aleph engordado, entre otros libros.

¿Cuál fue el primer libro que ordenaste? Escuché que fueron Las flores del mal....

Las flores del mal fue uno de los primeros, pero no sé si el primero. Creo que estuve probando cosas a lo largo de todo el 2006: ordené poemas míos, largos y cortos, y poemas de otros. Quizá Las flores del mal fue el primero que ordené entero, como libro. Pero cada vez que ordenaba algo me reía y lo guardaba, porque no pasaba nada, es decir, no se ordenaba realmente nada porque lo que aparecía no era un orden. Si bien yo no estaba todo el tiempo ordenando textos, sí estaba siempre pensando en eso como en segundo plano. Y un día apareció la idea de ordenar el Martín Fierro, y cuando lo hice me pareció que pasaba algo. Lo que yo quería ver era si un sistema de contenidos podía asociarse a un conjunto de contenidos; mi idea era que lo racional es el sistema de contenidos y no los contenidos. Y el orden alfabético me atraía porque tiene algo puro y autónomo, ¿no?, como más allá de las decisiones de un autor. La cabeza del autor estaba en lo que se unía. De todos modos, creo que cada vez que trato de explicar o explicarme este libro (El Martín Fierro ordenado alfabéticamente) pienso y digo cosas distintas.

Con El Aleph engordado, ¿cómo fue el proceso? ¿Cómo se te ocurrió la idea y cómo fue la realización? Supongo que se dio de una manera más trabajosa.

Se me ocurrió sola, como un dictado de ese segundo plano que piensa estos asuntos. Un día, de la nada, escribí en mi libreta: “Engordar textos –p.ej. El Aleph”. Unos meses después empecé a hacerlo. Y fue bastante trabajoso, porque quería permanecer en una posición intermedia al engordar: no ser yo ni tratar de ser Borges, es decir, no perderlo a él ni perderme a mí. Sí deslizarme a veces más para uno y otro lado, pero sin llegar a ser paródico –porque no quería eso– ni tampoco, digamos, hostil y agresivo –ya que el texto me estaba recibiendo, había que ser amable. Y sí: si El Martín Fierro ordenado alfabéticamente está hecho por un robot en un minuto, El Aleph engordado está hecho por un artesano a lo largo de varias semanas.

¿Vas siempre con la libreta a todas partes? ¿Anotás mucho?

Debe ser el último contacto que me queda con la escritura a mano: si no escribiera en la libreta, no tendría dónde usar una birome. Generalmente la llevo encima, y anoto sobre todo cosas cortas, ideas o chistes, pero algún día me gustaría escribir un libro entero a mano. Sería una especie de experimento.

¿Qué otro texto se podría engordar? Es una pregunta obvia, pero creo que bastante difícil. Y más allá de que lo escribas o no, ¿cuál sería el libro que cierre la trilogía?



La primera es fácil: engordaría El Aleph engordado. Creo que podría hacerlo yo o cualquier otro, pero si lo hiciera yo debería esperar, digamos, unos diez años, para no ser el mismo. Y después de diez años podría engordar el segundo Aleph engordado. El asunto no tiene límites. No me imagino el procedimiento en otro texto, aunque en verdad es aplicable a cualquiera. Con respecto a la segunda, yo también había pensado en una trilogía, pero sólo por esa pasión por el tres, que parece más inteligente que el dos. Ahora pienso que podrían ser más, cuatro, cinco. Estoy trabajando en El matadero de Echeverría, aunque por ahora no logré demasiado. Se me ocurrió invertirlo, oración por oración, y lo hice. Pero no pasó gran cosa. Aunque algunas cosas interesantes aparecen:



“Los sayones quedaron inmóviles y los espectadores estupefactos. Entonces un torrente de sangre brotó borbolloneando de la boca y las narices del joven, y extendiéndose empezó a caer a chorros por entrambos lados de la mesa. Inmediatamente quedó atado en cruz y empezaron la obra de desnudarlo. Sus fuerzas se habían agotado.

— Primero degollarme que desnudarme, infame, canalla.”



Primero revienta, es decir, muere; después entonces empiezan a desnudarlo, y enseguida él dice que no lo hagan, que prefiere que lo maten. Y todo esto pasa muy al principio del texto. Pero voy a seguir probando. Quería, aparte de esto, hacer algo con el nuevo libro de Dan Brown, El símbolo perdido, porque me di cuenta de que si uno lee solamente la primera oración de cada capítulo el texto se vuelve muy sugerente: no paran de aparecer personajes y sorpresas. (Véase en este mismo número El símbolo perdido, por Pablo Katchadjian.)



El Martín Fierro ordenado alfabéticamente y El Aleph engordado resultan libros conspicuos y raros y creo que hacen que la IAP se vuelva más “experimental” retomando la tradición argentina de editoriales de carácter. Pero en un proceso no tan previsible, el giro experimental no es hacia el hermetismo. Los otros títulos de la editorial, incluso los tuyos, son más esquivos que estos dos libros que resultan más bien cristalinos. Por otra parte, ya existe una tradición muy vasta de “lo experimental”, lo cual desluce un poco el efecto final, o al menos la sorpresa en los textos herméticos. Pero no en estos dos gemelos malignos de las letras argentinas. ¿Cómo entendés “lo experimental”?



Ésta sí es difícil. En el caso de estos dos libros, “lo experimental” es casi literalmente un experimento: agarrar algo, mezclarlo con otra cosa, meterlo en una máquina para ver qué sale, etc. Incluso, la historia de ambos libros es de prueba y error, intuición, intentos fallidos, etc. Bien experimental. A mí me interesa ver en dónde queda en todo esto, que parece tan frío, lo que sería “la expresión”. Porque hacer y publicar estos libros era para mí una necesidad, podría decirse, expresiva. El Martín Fierro lo ordené en un momento de desorden personal; el caso de El Aleph es más complejo, aunque hay algo así. Pero también una necesidad más general: para mí, que se puedan hacer libros así es una conquista de cierta libertad literaria. Hay muchos textos dando vueltas por ahí. Poder usarlos le da un sentido a… muchas cosas.

Creo que el peso de la tradición en lo experimental aparece cuando se hacen cosas por amor a la vanguardia como tradición y no como camino, política o lo que sea. Con respecto al hermetismo, a mí me cae bien, y no lo ligaría directamente con la tradición de la vanguardia, al menos no en un sentido negativo. Hay cierto tipo de experimentos que precisan el hermetismo. Pero es cierto que estos dos libros son transparentes, ya desde los títulos. Quizá se deba a que tienen que ver más con un acto que con un proceso, porque, si bien hay un proceso, casi todo está en el momento de la idea. Aunque esto se ve más en el Martín Fierro que en El Aleph.

Por último, creo que existe tradición tanto de lo hermético (y del proceso) como de lo cristalino (y el concepto), aunque esta última quizá tenga ahora más presencia en las artes visuales.



¿En qué trabajás actualmente?



Ésta parece fácil pero no es tan fácil, porque nada es tan ordenado, ¿no? Y menos el trabajo… En estos días está por salir mi novela Qué hacer, y esa espera me ocupa un poco las emociones. Una vez leí en un libro viejo de astrología (de alguien llamado Zolar) que los de mi signo teníamos mucha capacidad para el trabajo intenso pero por períodos cortos. Y no sé qué pensar de la astrología, porque muchas veces me sorprende con descripciones precisas y ajustadas, como ésta. Este año pasé ya por un par de períodos intensos. Los experimentos van aparte, porque me ocupan permanentemente pero muy poco tiempo. Terminé una novela hace unos dos meses, cuyo título me está trayendo problemas porque resultó parecido a otro título: era Piedras que caen por una pendiente, y hay una obra de teatro de Fassbinder actualmente en cartel cuyo título, traducido, quedó Gotas que caen sobre rocas calientes). Mi título me gusta por cómo suena y porque avisa cómo avanza la novela. Pero que suene tan parecido al otro me molesta, y además no sé si no me copié. Ahora estoy esperando empezar algo. Tengo ganas de escribir una serie de ensayos sobre ideas y temas sobre los que leo desde hace tiempo y que por algún motivo me interesan mucho: la idea de espontaneidad, la de repetición, las relaciones entre hombres y animales, la alergia (las reacciones exageradas), los sueños, las pseudociencias, los escarabajos, etc. Escribiría los ensayos, en principio, para descubrir por qué esos temas me interesan. Pero no sé si voy a hacer eso u otra novela. Por último, hace poco empezamos a trabajar con Alan Courtis en un libro hecho con citas de libros que no se suelen tomar en serio.

Martín Fierro ordenado alfabéticamente

Misión de la filosofía

"La crítica no arranca de las cadenas las flores imaginarias para que el hombre soporte las cadenas sin fantasía ni consuelo, sino para que se las sacuda y puedan brotar las flores vivas. La crítica de la religión desengaña al hombre para que piense, para que actúe y organice su realidad como un hombre desengañado y que ha entrado en razón, para que gire en tirno de sí mismo y en torno a un sol auténtico. La religión constituye un sol ilusorio que gira en torno del hombre, mientras el hombre no gira en torno a sí mismo.
La misión de la historia consiste, por tanto, una vez desaparecido el más allá de la verdad, en averiguar el más acá. Y en primer término, la misión de la filosofía, que se halla al servicio de la historia, consiste, una vez que se ha desenmascarado la forma de santidad de la autoenajenación humana, en desenmascarar
esa autoenajenación en sus formas non santas. De forma que la crótoca del cielo llega a convertirse en crítica de la tierra, la crìtica de la religión en crìtica del derecho, la crìtica de la teologìa en crítica de la política."



Carl Marx

Lecciones de la locura

"Quizás un día, no se sabrá muy bien lo que pudo ser la locura (...) Artaud pertenecerá al suelo de nuestro lenguaje, y no a su ruptura; las neurosis a las formas constitutivas (y no a las desviaciones) de nuestra sociedad. Todo lo que experimentamos hoy bajo el molde del límite, o de la extrañeza, o de lo insoportable, habrá alcanzado la serenidad de lo positivo. Y lo que para nosotros designa actualmente este exterior puede muy bien un día designarnos a nosotros."


Michel Foucault. Historia de la locura

Filo mañana

Mañana 9 de la mañana en Ciudad Universitaria. Si la doy bien entro a la carrera. /Toy refilosófica hoy)

lunes, 22 de febrero de 2010

Las personas curvas

LAS PERSONAS CURVAS. José Lizano


(Regalo para Chinchiya Arrakena y su fiesta circular)


Mi madre decía: a mi me gustan las personas rectas
A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el ventre el curvo!;
lo diverso es curvo.
A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños, curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva;
el día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!
Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.
No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
dentro de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas;
vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.
A mí me gustan las personas curvas



Jesús Lizano (Barcelona 1931) es, como él mismo se define, “un anarquista poético, un rebelde, un excluido del sistema literario”. También es un lucido y, en ocasiones humorístico, poeta que toca absolutamente todos los palos, te puede hablar de amor, de sastres, de curvas o de mierda. Es muy buen lector de sus poemas como se puede ver en el vídeo de más abajo. En su pagina llamada Lizania se puede descargar una gran cantidad de poemas.

Filosofía, políticas, estrategias y experiencias de los pueblos indígenas andinos

Suramérica: Todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente

(Por Prensa CAOI)

Tomado de http://www.prensaindigena.org.mx/nuevositio/?p=25776

Africanías, 4 de febrero.- La propuesta y la práctica del Buen Vivir surgen de la cosmovisión indígena y se ofrecen a toda la humanidad. Fernando Huanacuni, aymara boliviano, ha realizado un estudio para la CAOI sobre el “Buen Vivir / Vivir Bien: filosofía, políticas, estrategias y experiencias de los pueblos indígenas andinos”. Entregamos aquí la transcripción de su exposición en el Foro Público “El Buen Vivir de los Pueblos Indígenas Andinos” realizado el jueves 28 de enero.

Vamos a compartir aquí en nuestra pacha, tiempo y espacio, todas las reflexiones de este torrente de las aguas y las vertientes de nuestros abuelos, de nuestras abuelas. La enseñanza de los abuelos y abuelas no es solo racional, tiene el ímpetu y la fuerza de la vivencia, la claridad de la mente y el corazón.

Ante las nuevas condiciones de la realidad a las que nos ha llevado la modernidad, el desarrollo, el humanismo, el antropocentrismo, el deterioro de nuestra vida y la vida en su conjunto, hoy emerge vigorosa, fuerte, traslúcida la voz de los pueblos indígenas originarios.

Tenemos que ir hacia algo, hacia alguna parte. En aymara decimos Taki, el camino sagrado. Indudablemente ahí aparece el allin kausay (quechua) sumak qamaña (aymara), vivir bien (castellano). Ese horizonte nos permite reconstituir nuestra fuerza, nuestra vitalidad, saber quiénes somos, cómo vivimos, con qué fuerzas y quiénes nos acompañan.

»»Armonía y equilibrio.- Vivir bien nos hace reflexionar que debemos vivir en armonía y en equilibrio. En armonía con la madre tierra. La Pachamama no es un planeta, no es el medio ambiente, es nuestra madre tierra.

Vivir en armonía con el cosmos, porque el cosmos también tiene ciclos, ritmos; vivir en armonía con la historia, saber que estamos en tiempos del pachakuti, la época del reordenamiento de la vida, de la revitalización de las fuerzas naturales ante la conducta antinatura del pensamiento occidental.

Vivir bien es vivir en armonía con los ciclos de la vida, saber que todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente; vivir bien es saber que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto. Pensamientos y sabidurías de nuestros abuelos y abuelas que hoy nos dan la claridad del horizonte de nuestro caminar.

El movimiento indígena originario en el horizonte del vivir bien, no solamente busca reconstituir el poder político, social, jurídico o económico: esencialmente busca reconstituir la vida, reencontrarnos con nosotros mismos.

»»Somos pachamama.- Somos hijos de la madre tierra, somos hijos del cosmos, por lo tanto no existe la dicotomía ser humano-naturaleza, somos naturaleza, somos pachamama, somos pachacamac, somos vida. Por lo tanto, somos responsables también como agricultores de la vida. En estas nuevas condiciones emergentes, reconstituir nuestra identidad es volver a los principios básicos convencionales, no humanos, sino de la vida, de la naturaleza.

Volver a nuestra sabiduría, a nuestros ancestros, al camino sagrado. No es retroceder sino reconstituirnos en los principios y valores que no tienen tiempo, que no tienen espacio. Vivir en equilibrio con quiénes, con todas las formas de existencia. “Todo vive”, decimos en aymara: las montañas, el río, los insectos, los árboles, las piedras, todo vive; por lo tanto, es parte de un equilibrio perfecto de la vida.

Y nosotros para reconstituir el vivir bien tenemos que vivir en equilibrio con todas las formas de existencia y no solamente con todo lo que vemos, incluso con lo que no vemos: nuestros abuelos, abuelas, nuestros ancestros, porque ellos también están con nosotros.

»»Proceso de naturalización.- Salir de esa visión monocultural, uninacional, salir del monocultivo mental. Así como el monocultivo ha deteriorado la madre tierra, la vitalidad y la fertilidad de la madre tierra, tenemos que salir del monocultivo mental que también ha deteriorado nuestra capacidad natural que cada uno tenemos.

Estamos emergiendo en estados plurinacionales, saliendo del estado colonial, de la república que solamente nos ha sumido en una individualidad humanista. Cuando hablamos de vivir bien, estamos hablando de un proceso de naturalización y no solamente de humanización, porque el proceso de humanización que occidente ha planteado sigue viendo al ser humano como el rey de la creación y a los demás seres como objetos.

Vivir bien significa entrar en ese proceso de naturalización, volver a nuestra naturaleza, saber que todo vive y saber que todo está interconectado y todo es interdependiente. Salir de la premisa de occidente. Occidente dice: ganar no es todo, es lo único. Y nos sume en una competencia desleal, deshonesta entre humanos. No solamente humanos sino con todo tipo de existencia. Vivir bien significa comprender que si uno gana o uno pierde, todos hemos ganado o perdido.

Vivir bien significa mirar bien el horizonte, reconocer que la vida humana no es el único parámetro, ni la forma de entender a través de lo racional es la única. En aymara decimos: sin perder la cabeza caminemos la senda sagrada del corazón. Es abrirnos a la vida, es comprender que la vida tiene facetas importantes para reconstituir la vida misma.

»»Reconstituir nuestra identidad.- El estado que estamos cuestionando, humanista, individualista, jerárquico, depredador, homogenizador, emerge de una cosmovisión y esa cosmovisión tiene un carácter individual, machista y humanista. Por lo tanto, para reconstituir la cultura de la vida en el horizonte del vivir bien, tenemos que reconstituir nuestra cosmovisión y eso significa nuestra identidad.

Significa hacernos las preguntas fundamentales: quiénes somos realmente, qué corazón tenemos, quiénes han sido nuestros abuelos y con qué fuerza han caminado. Este es un tiempo de reordenamiento de la vida, pachakuti decimos en aymara y quechua. Reordenamiento no solamente para alcanzar el poder político sino esencialmente para reconstituir la vida.

Ese es el mensaje de los abuelos y abuelas y hoy repercute con más fuerza ante las condiciones adversas de la humanidad en que el modernismo y el capitalismo nos han sumergido. Hay que diferenciar vivir bien del vivir mejor. Vivir mejor significa ganar a costa del otro, es acumular por acumular, es tener el poder por el poder. Pero vivir bien es devolvernos el equilibrio y la armonía sagrada de la vida.

Todo lo que vive se complementa en un ayni que es una conciencia de vida, el ayni es la conciencia de que todo está interrelacionado. El árbol no vive para sí mismo; el insecto, la abeja, la hormiga, las montañas, no viven para sí mismos sino en complementariedad, en reciprocidad permanente: a eso llamamos ayni.

»»Tiempo del Pachakuti.- La gran pregunta es: para qué vivimos nosotros. Porque desde la visión occidental pareciéramos el virus que está deteriorando la vida misma en su conjunto, sin saber que el deterioro de cualquier especie, pequeña o grande, es el deterioro de todos nosotros y de la vida misma.

Hoy nuestra generación despierta al llamado de una responsabilidad generacional, saber que nosotros no somos seres individuales, somos los ojos de los abuelos, somos la voz de los abuelos, por lo tanto también somos la acción y la esperanza de los abuelos. También somos la semilla de quienes van a venir después de nosotros, la semilla que va aportar a que la cultura de la vida se fortalezca.

Ante las condiciones antinatura, se fortalecen y se revitalizan las fuerzas naturales: ese es el tiempo en que estamos viviendo. Pachakuti, reordenamiento de la vida, un buen tiempo. Nosotros tenemos un abuelo que se llama Tata Avelino Siñani que ha hecho la escuela ayllu, mostrando la pedagogía y el sistema comunitario de educación. El decía que el mejor tiempo para ver es la oscuridad. En aymara decía: Ahora es cuando, no mañana y no pasado: ahora.

Por lo tanto toda esta sabiduría del vivir bien, nuestro horizonte, camino, fuerza del vivir bien, nos está mostrando la grandeza de la vida de nuestros abuelos y abuelas hoy reflejada en la esperanza de nuestra generación.

Vivir bien es devolvemos el equilibrio y la armonía, comprender que hay ciclos de la madre tierra, por lo tanto hay que sembrar y cosechar en su época y no en otras épocas, salir del monocultivo que ha destrozado nuestra vida, como la fertilidad de la madre tierra, salir del monocultivo mental que no nos permite ver tanta diversidad de la vida. En la imagen: Fernando Huanacuni, líder indígena aymara de Bolivia.

domingo, 21 de febrero de 2010

Cuando una boca suave boca dormida besa

EL OLVIDO

Idea Vilariño

Cuando una boca suave boca dormida besa
como muriendo entonces,
a veces, cuando llega más allá de los labios
y los párpados caen colmados de deseo
tan silenciosamente como consiente el aire,
la piel con su sedosa tibieza pide noches
y la boca besada
en su inefable goce pide noches, también.

Ah, noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,
noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,
en un aire hecho manos, amor, ternura dada,
noches como navíos...

Es entonces, en la alta pasión, cuando el que besa
sabe ah, demasiado, sin tregua, y ve que ahora
el mundo le deviene un milagro lejano,
que le abren los labios aún hondos estíos,
que su conciencia abdica,
que está por fin él mismo olvidado en el beso
y un viento apasionado le desnuda las sienes,
es entonces, al beso, que descienden los párpados,
y se estremece el aire con un dejo de vida,
y se estremece aún
lo que no es aire, el haz ardiente del cabello,
el terciopelo ahora de la voz, y, a veces,
la ilusión ya poblada de muertes en suspenso.

"darse y tomar perdida"

TAL VEZ NO ERA PENSAR


Idea Vilariño


Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.

Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.

Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.

Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.

Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente...

Cumple de Chinchilla

Prometí ayer narrar la fiesta de Chinchilla Arrakena. Pero hoy no hay narradora, ni hechos, ni personajes ni espacio y tiempo. Me ha ganado la lírica.

El corazón del mundo

Cópula de Jacobo Fijman



¡Nos unió la mañana con sus risas!

En las rondas del sol

canciones de naranjas.

Danzas de nuestros cuerpos

desnudos -rojo bronce.

El olor de la luz era sagrado:

música de horizontes,

espacio de paisajes -

rojo y bronce -

ruido de melodías,

himno de soles,

eternidad

y abismo de la dicha

en la alegría loca de los vientos.

Canciones de naranjos

en la piedad de los caminos

¡Todas las aguas del silencio

rompimos en la danza!

Dicha de los abrazos y los besos;

toda la gloria de la vida

en nuestros pechos

jadeantes y ligeros;

nuestros cuerpos: auroras y ponientes

en la alegría loca de los vientos.

¡El corazón del mundo está en nuestra boca!

Blanco

Mi corazón es blanco de ternura.


Jacobo Fijman

Acaba

Amo mi cuerpo que él acaba de amar.

sábado, 20 de febrero de 2010

"inventados por mí para tu boca"

Besos. Gabriela Mistral


Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Aida Corral (b. 1974, Mexico)












Endúlzame

Esta noche no me digas nada
sólo endúlzame los oídos.
Esta noche olvidemos todo
sólo háblame de amor.

Fiesta de Chinchilla

Me compré un divinor de vestidito para la Fiesta circular de Chinchilla Arrakena. (Narraciones en días subsiguientes)

miércoles, 17 de febrero de 2010

Silvia Regueira Craviotto (b. 1948, Uruguay)





Seis hipótesis sobre la segunda persona

Seis hipótesis sobre la segunda persona


Varias novelas publicadas en los últimos meses utilizan el mismo recurso gramatical: apelar al otro. ¿Una reacción contra la literatura del yo?


Por: Gabriela Saidon





INTERROGANTE. ¿Se tratará, siempre, de un experimento? ¿O será que esta vez llegó para instalarse? ¿Es un mero recurso técnico, una figura retórica?


Supongamos que es una ten­dencia literaria. Y la bautiza­mos: "ficciones del tú". Nos dirán que eso siempre existió. Di­remos: sí, es verdad. Lo curioso, lo que lo convierte hoy, aquí, en tendencia, es el hecho de que en los últimos meses, en la Argenti­na, se publicaron al menos cuatro novelas escritas en segunda per­sona, además de cuentos y ree­diciones. Digamos, además, que esa coincidencia nos sorprendió y quisimos indagar en esos libros, y en algunas otras cuestiones de los alrededores de la literatura, buscando explicaciones. Dejamos disparada la pregunta: ¿se tratará, siempre, de un experimento? ¿O será que esta vez llegó para insta­larse? ¿Es un mero recurso técni­co, una figura retórica? ¿O no ha sido lo suficientemente bien leído y valorado?

Pero antes, un paréntesis, aunque algo obvio, necesario: la segunda persona en el país pre­senta problemas adicionales. La elección del voseo implica una renuncia: la de competir en el mercado hispanoamericano. Si se elige el "modo respetuoso", el usted, los verbos se conjugan co­mo en tercera persona, con lo cual la segunda, al menos en el aspecto verbal, se desdibuja. El tú es, hoy y aquí, patrimonio de las traduc­ciones o del resto de la literatura latinoamericana que se lee y se publica por estos lados. (Aunque el you del inglés suele traducirse, alternativamente, como tú, usted o ustedes.)

Empecemos por Agosto, de Ro­mina Paula (Buenos Aires, 1979). La novela se articula en torno de la amiga muerta de la narrado­ra, interlocutora y objeto de la narración. Abre: "Algo así como que quieren esparcir tus cenizas; algo como que quieren esparcir­te". La protagonista, Emilia, viaja a su Esquel natal para despedir a su amiga muerta y reencontrarse con su pasado. Agosto resulta un relato de viaje contado a alguien que ya no está: la segunda perso­na es una ausencia. Cuando un tercero (Juli, el ex de la narradora) cobra presencia, la segunda per­sona le deja lugar, se aparta como un velo, sutil, casi tímida, como pinceladas, para luego volver ce­nizas, volverse nada, volver otra, o recuerdo. El problema del tú/vos está casi soslayado por el uso pre­dominante del pretérito indefini­do, válido para las dos formas.


Contra el yo

Primera hipótesis (y su negación): la segunda persona vendría a reac­cionar contra la tan visitada "litera­tura del yo" o "autoficción", incor­porando a otro cercano con el que dialogar, al que contarle la histo­ria, a quien apelar, representación de esa otra ausencia: el lector. O, por el contrario, las ficciones del tú no son sino una derivación de aquellas ficciones del yo. Romina Paula, por lo pronto, recorre esa parábola: su primera novela ¿Vos me querés a mí? (Entropía, 2005), pertenecería a la categoría del yo.

En Tu mano izquierda , de Lau­ra Meradi (Adrogué, 1981), una nena es la narradora en segunda persona, punto de vista y protago­nista. Cecilia tiene que crecer de golpe por la crisis de pareja de sus padres y por el drama que sufre su hermano Manuel. De hecho, el "tu" del título no alude a la enun­ciación del relato sino a la mano de Manuel. Otra vez, la segunda deja al descubierto una ausencia. A diferencia de Romina Paula, en Meradi la segunda es omnipre­sente y única.

Segunda hipótesis: la segunda persona es la mejor elección cuan­do se trata de seguir la perspectiva de un chico, o de un adolescente. En "Conejo" ( Las otras puertas , 1962), cuento de Abelardo Casti­llo, un chico abandonado por su madre "se las agarra con" su pe­luche en un monólogo modelo. Hablando de J. D. Salinger, El cazador oculto (1951) apela a la segunda persona del lector ("Si en realidad quieres escucharlo, lo primero que querrás saber es dónde nací y cómo fue mi jodida niñez..."; también fue traducido en segunda del plural). La apela­ción es intencional: una novela iniciática en grado sumo necesita acercar lo más posible a ese nue­vo público adolescente, buscando un lector cómplice, de códigos comunes. También una segunda adolescente guía la novela recien­temente reeditada de Juan Forn, Corazones (Emecé). Iniciática como en Salinger, con una fuerte apuesta al vos y apelando al pro­tagonista, como en Meradi: punto de fuga que camufla el gesto auto­biográfico, ropaje, velo, escondite necesario para el narrador que no soportaría, acaso, tanta carga yoica. Forn lo explicita en la nota final: "En algún momento de la infancia dejé de pensar en prime­ra persona para hablarme en esa segunda persona tan beligerante como temerosa que aparece a lo largo del libro". Es el yo que se desdobla y se narra a sí mismo. "No voy a contar toda mi maldi­ta autobiografía ni nada de eso", aclara, por si hiciera falta, el narra­dor de El cazador oculto.


Tendencia de la moda

Tercera hipótesis: del lado de afuera de la literatura, pero cer­ca del mundo femenino, Buenos Aires se está llenando de casas de ropa que usan como marca la segunda persona: Cómo quieres que te quiera; Agarrate Catalina; Decime tortuga; Haceme tuya; Cuando te conocí; Te conozco Margarita; Lo que tú digas; Me importas tú; Palito bombón, ves­tite y andate; Ponte guapa, y así (algo de encajes y puntillas tendrá la segunda persona). En este caso, hablamos de una tendencia de la moda. Otra sería la voz del géne­ro epistolar hoy, multiplicada en progresión geométrica gracias al correo electrónico. Entonces, "está de moda" porque es la persona de los mails.

Mujer de muchos años y de clase alta es la protagonista de la novela ganadora del Premio Cla­rín de novela 2009, Más liviano que el aire, de Federico Jeanmaire (Baradero, 1957). Acaso en la sen­da de Misery (1987), de Stephen King, una mujer, Lita, ha ence­rrado en el baño a un adolescente de 14 años, Santiago, que intentó robarle. En un largo monólogo, ella no deja de hablarle, los tres días que dura el encierro, en un respetuoso tratamiento de usted, como corresponde a una mujer de su condición. La voz del chico nunca se oye en el relato pero a través de su silencio la mujer va reconstruyendo su historia. Ya en su nouvelle fantástica, Aura (1962), Carlos Fuentes usó el re­curso de la segunda persona para contar la extraña relación entre un joven y una mujer mayor.

Cuarta hipótesis: la segun­da persona no es uniforme pero siempre es inclusiva, implica y contiene necesariamente a la pri­mera y la tercera. O dicho de otra manera: no hay dos sin tres.

El mismo procedimiento de Meradi y de Forn (un tú que "ca­mufla" a un yo) utiliza Matías Ca­pelli (Buenos Aires, 1982) en su relato (o capítulo) "Sólo estás san­grando", de su libro Frío en Alaska (Eterna Cadencia). Y al contrario, en el cuento "Ser otro", que cie­rra su libro Mármara (Alfaguara), Inés Fernández Moreno (Buenos Aires, 1947) utiliza el recurso de un "usted" lector o interlocutor que se "traga" la historia que le cuenta un narrador-guía.

Pero las nuevas ficciones del tú no sólo se producen en la Argen­tina, no son generacionales ni de género. En Alemania, donde los escritores vienen anunciando una salida estratégica de la literatura del yo, de la escritora Katja Lange-Müller (1951, Berlín Oriental), aca­ba de publicarse Ovejas feroces , la historia de un amor "autodestruc­tivo" de los 80, entre Soja y Harry, una mujer de 39 años y un adicto en proceso de supuesta recupera­ción, en la que "tú" es él, el otro, el ex, el amor que fue. Otra vez, una ausencia. Un desgarro: la segun­da persona es, aquí, metáfora de la distancia entre los cuerpos. Y la historia personal se talla en el con­texto de la división Este-Oeste, pre caída del Muro. Interesante: la no­vela intercala fragmentos escritos por Harry que desconocen a Soja (el tú desconoce al yo, o al revés).


No sé tú

Quinta hipótesis : la narrativa toma la segunda persona en préstamo de la lírica (la gran mayoría de la poesía amorosa: amor se dice en segunda persona), las canciones, algunos rezos. Podríamos llenar miles de páginas con ejemplos. Pero hay uno en particular que "ilustra" estos conceptos. Es el comienzo del Canto a mí mismo , de Walt Whitman: "Me celebro y me canto a mí mismo / Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti". Y uno de los fragmentos más bellos de la literatura de todos los tiempos: hacia el final de Romeo y Julieta (William Shakespeare), el monólogo de Romeo frente al cuerpo de Julieta narcotizada.

Aquí deberíamos hacer un mí­nimo recorrido por aquellos clási­cos del tú. Los 60 alentaron el uso de la segunda persona, tendencia que se instaló en esa década en Latinoamérica. Diez años des­pués del paradigmático y conta­gioso La modificación (1957), de Michel Butor (21.35 horas de viaje en tren, París-Roma, en segunda persona del plural), otro francés experimentador y único, George Perec, publicaba Un hombre que duerme , con un lector-protagonis­ta. También Italo Calvino constru­ye un lector-héroe en Si una no­che de invierno un viajero (1979). Una buena idea para la literatura infantil, que la explotó en la serie best-seller Elige tu propia aventu­ra , donde el pequeño héroe-lector vive la ficción de ser protagonista y escritor, al elegir por dónde con­tinuar (página tal o cual).

Escritores de todos los tiempos se dejaron atrapar alguna vez por las redes del tú (tentadoras pero, acaso, restrictivas). Entre otros, Marguerite Duras, Marguerite Yourcenar, Samuel Beckett, Gün­ter Grass, Juan Goytisolo, Lorrie Moore, por hacer una lista acota­da y desprolija. En el prólogo de Underworld (1997), Don de Lillo apuesta a los distintos registros del tú, usándolo como un zoom que involucra al lector en distin­tos niveles del relato. El cuento "Corazón delator" (1843), de Ed­gar Allan Poe, es uno de los tantos ejemplos que utilizan la conven­ción de apelar al lector al princi­pio, como lo hará, mucho más acá en el tiempo, el premio Goncourt 2006, el franco-norteamericano Jonathan Littel, en Las benévolas , para acercarse al punto de vista de un perverso oficial de las SS que escribe sus memorias. Como figu­ra retórica, las construcciones en segunda persona se han utilizado para encabezar la literatura funda­cional de todos los tiempos, ya sea apelando a los dioses, como en La Ilíada ("Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles"), al propio pro­tagonista, como en el Facundo de Sarmiento ("Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte"), o al lector, como Moby Dick, de Melville ("Call me Ishmael", traducido "Llámame..." o "Pue­den llamarme Ismael").

En el ámbito nacional, podríamos sumar, al vuelo, dos ejemplos: Cortázar, gran experimentador de las letras argentinas, supo utilizar alter­nadamente el tú y el vos (alter­nancia marca de época). Del laboratorio Cortázar podemos extraer dos muestras de Ulti­mo round (1969, reeditado por Siglo XXI). De la serie de sus prosas poéticas y al borde del género epistolar, "Tu más pro­funda piel" comienza: "Cada memoria enamorada guarda sus magdalenas y la mía –sábe­lo, allí donde estés– es el per­fume del tabaco rubio que me devuelve a tu espigada noche, a la ráfaga de tu más profunda piel". En el diálogo de "Silvia", opta por el vos: "Ya está, vos también caíste –dijo Nora...".

Y la literatura de Manuel Puig está atravesada por un tú particular: el de los diálogos del cine y las telenovelas, del bolero, de los géneros popu­lares, del diálogo de vecinas, la ficción guionada. Particu­larmente, en Sangre de amor correspondido (1982), amor y adolescencia confluyen y obli­gan a la segunda a darse.


Ultima hipótesis

Sexta hipótesis: las instruccio­nes, recetas y manuales son textos que usan la segunda per­sona pero en modo imperativo, así como los libros de autoayu­da. Géneros no literarios pero, una vez más, que ponen a esa persona, la segunda, en pri­mer plano. Tataranietos de ese famosísimo texto imperativo que son Los diez mandamien­tos . Tú o usted también es el modo en que curas y psicoana­listas se dirigen a sus fieles en el confesionario o sus pacien­tes en el diván.

Entonces: mails, mensajes de texto, recetas, autoayuda, manuales de instrucciones, gi­ros de la oralidad, insultos, ne­gocios de moda, confesionarios y consultorios... las acciones de la segunda persona cotizan, y el contexto empapa, o se cuela en la literatura, y están aque­llos autores que pescan algo en el aire, algo que estuvo y ya no está: un amor, una ausen­cia, una evocación, la niñez, la adolescencia, en fin, algo que se fue para no volver. Casi co­mo un perfume, que se huele, se percibe fugaz, se intuye. El tú compensa el silencio del otro. O dicho de otro modo: la segunda persona resuena en el hueco que deja tu silencio. Pero además, intenta atraparte, ser un imán, una carnada. Us­ted, tú o vos, lector, también, para la escritura que los invoca, ustedes son parte fundante de las ficciones del tú.




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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...