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En 2007 Gabriela Alemán fue escogida por el Hay Festival como uno de los 39 autores menores de 39 años más importantes de América Latina. Diez años más tarde una segunda escritora ecuatoriana, Mónica Ojeda, fue también incluida en la prestigiosa selección.
Ese mismo 2017 Alemán —mientras su Poso Wells se traducía al inglés— publicó Humo, una novela sobre la historia de Paraguay y sobre las migraciones latinoamericanas que tuvo una gran repercusión en todo el continente.
Y, con la publicación de Mandíbula al año siguiente —destacada por varios medios de renombre entre las mejores novelas de 2018— Ojeda se convirtió en una de las jóvenes autoras en lengua española con más proyección internacional, con contratos de traducción al griego (Skarafima), al inglés (Coffee House) y al francés (Gallimard).
No son las únicas escritoras de Ecuador cuyas obras se publican, se leen y se recomiendan más allá de las fronteras de su país. Pelea de gallos, el primer libro de cuentos de María Fernanda Ampuero, publicado en España por Páginas de Espuma, ha sido muy bien recibido por la crítica y por el público a ambas orillas del Atlántico. Y el sello Candaya, tras publicar el libro de relatos La primera vez que vi un fantasma, de Solange Rodríguez Pappe, va a doblar la apuesta por la ficción ecuatoriana con el lanzamiento, antes de final de año, de la novelaSiberia, de Daniela Alcívar Bellolio.
A esos nombres se le añade, en el ámbito de la no ficción, el de Sabrina Duque, que acaba de publicarVolcáNica. Crónicas desde un país en erupción, el proyecto con que ganó la beca Michael Jacobs de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Aunque la violencia y el género sean dos temas comunes en todas ellas, yo diría que esa literatura que cruza fronteras habla, precisamente, de personajes que viajan, que viven en otros países o que habitan identidades extranjeras.
Los relatos de Alemán son sumamente inquietos, tanto en términos de subgénero (realismo, ciencia-ficción, terror, western: nada alienígena le es ajeno) como de geografía (en “El extraño viaje”, por ejemplo, conecta Nueva York, Quito y Valparaíso a través de la adaptación radiofónica deLa guerra de los mundos); Nefando, de Ojeda, transcurre en Barcelona y en pantallas de videojuegos; los cuentos de Ampuero sintonizan con la frecuencia del paisaje físico y moral de toda América Latina; los de Rodríguez Pappe nos transportan a Lima o a Las Vegas; Siberia se mueve entre Guayaquil, Quito y Buenos Aires; y Duque, que vive en Managua (y antes lo hizo en Lisboa y Brasilia), construye su libro a partir de decenas de historias de migrantes nicaragüenses y de viajeros de todo el mundo por ese país convulso.
Aunque autores como Javier Vascónez y Leonardo Valencia (parte de la selección de 2007 de Bogotá39, quien ahora publica La escalera de Bramante en Seix Barral) también hayan publicado en España y otros países iberoamericanos, lo que están logrando las nuevas narradoras ecuatorianas no tiene precedentes. La fuerza y la calidad de sus propuestas se han visto acompañadas por un contexto de recepción finalmente favorable. Con ellas la literatura ecuatoriana entra en el mapa internacional.
Tal vez haya que remontarse a los años setenta para encontrar un momento similar: Jorge Enrique Adoum ganó en 1973, con su novelaEntre Marx y una mujer desnuda, el premio Xavier Villaurrutia; y en 1979 apareció en Seix Barral de Barcelona su poemario No son todos los que están. Tal vez sea lo más cerca que estuvo la literatura ecuatoriana de entrar en la órbita del post-Boom.
En la del Boom quizá fue la mexicana Elena Garro la escritora con más opciones de ingreso, pero Los recuerdos del porvenir fue rechazada en 1962 por Carlos Barral (y el Biblioteca Breve original no lo ganó ninguna mujer).
Los tiempos por suerte han cambiado y las escritoras comienzan a tener las mismas opciones que los escritores para ser leídas y publicadas y premiadas y canonizadas. El movimiento #MeToo ha sido la octava parte, la más visible, del iceberg feminista que está hundiendo al Titanic del machismo. También del literario.
Tanto Ojeda como Ampuero, de hecho, han denunciado abusos o maltrato. Como el resto de las escritoras más destacadas de su generación, acompañan su obra de alta calidad con un activismo necesario para acelerar la expansión de la perspectiva de género.
En el siglo XXI se ha vuelto posible algo que en el XX hubiera parecido ficción: que las caras más visibles, que las obras más importantes y reconocidas de una literatura nacional —presente y pasada— sean de escritoras. Es el caso de la canadiense, con Alice Munro o Margaret Atwood como máximos exponentes; o de la surcoreana, representada en las librerías de todo el mundo por Han Kang.
Ecuador está entrando con sus escritoras en esa tendencia, que también es latinoamericana. Karina Sainz Borgo es la primera narradora de la historia de la literatura venezolana que va a ser traducida a veintidós idiomas, con su primera novela, La hija de la española. Y en estos momentosIda Vitale y Elena Poniatowska, premios Cervantes, son las máximas figuras —respectivamente— de la literatura de Uruguay y de México.
Todo eso invita a reescribir, para acabar, el cuentito de Augusto Monterroso, que nunca sabremos si se refería secretamente a un dictador, a un escritor pesado o al machismo literario: cuando nos despertamos el dinosaurio seguía allí, pero ya se estaba yendo.
La espiritualidad del agua en las comunidades indígenas de Oaxaca
Astrid Paola Chavelas
2 abril 2019 2
“Decid, pues, vuestros nombres, alabadnos a nosotros,
Vuestra madre, vuestro padre.
Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Caculhá, Raza-Caculhá,
el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, el Creador y
Formador,
Los progenitores; ¡hablad, invocadnos, adoradnos!
Les dijeron… en seguida desenvolvieron lo que habían traído
desde el Oriente
y que pensaban quemar, y entonces desataron los tres presentes
que pensaban ofrecer”
-Popol Wuj
Los pueblos y las comunidades originarias han construido todo un lenguaje poblado de significaciones entramadas con la relación con su entorno. Este lenguaje simbólico articula su ritualidad y su cosmogonía con su cotidianidad. La fiesta, como expresión de la identidad cultural también es un eje articulador del tequio, ya que las mayordomías dependen en gran medida de la cooperación de las personas para realizar las actividades, desde acompañar en la preparación de los alimentos, hasta el decorado de los altares y los espacios festivos. El territorio simboliza una aspiración constante dentro de los pueblos, aunque su conformación geográfica se ha visto reducida con las invasiones y conflictos con las comunidades colindantes, este también ha significado un punto de unión y fortaleza cuando ha sido amenazado por los proyectos trasnacionales.
Como parte de la lucha que los pueblos ribereños de la Costa de Oaxaca han emprendido desde hace más de diez años por la defensa del Río Verde, se realizaron acciones los días 14 y 15 de marzo de 2019, dentro de la conmemoración del Día Internacional contras las presas y en defensa del Río Verde, donde se llevaron a cabo actividades relacionadas con la espiritualidad de los pueblos y las comunidades originarias para celebrar a los ríos, agua y vida por medio de las ceremonias que realizan los pueblos y comunidades indígenas y campesinas en la cuenca del río Verde. Actividades impulsadas desde el Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Río Verde (COPUDEVER), Servicios para una Educación Alternativa A.C (EDUCA), la Comisión Diocesana en Solidaridad con el COPUDEVER y el Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER).
Dentro de las actividades culturales realizadas para festejar el día del Río Verde el intercambio de experiencias con el tema “espiritualidad y el agua”, fue el más significativo. En estas charlas, las compañeras Virginia y Kandida, compartieron parte de la cosmovisión de las culturas a las que pertenecen, así como otros rasgos culturales como el pueblo Maya. Las actividades se realizaron en Paso de la Reyna, Las Trojes y en la cabecera municipal de Santiago Ixtayutla, comunidades activas del COPUDEVER.
A la vera del río, el ritual se llevó a cabo el catorce de marzo, donde las y los compañeros compartimos la ceremonia de agradecimiento por todas las bondades que el río provee, departimos con el río, nos hicimos participe de la fiesta de sus aguas y compartimos el mezcal, el maíz, la fruta, pero sobre todo la esperanza puesta en las palabras que murmuramos al río y a todas las entidades sagradas, a través de rezos, cantos y plegarias mezcladas con el humo del copal y el sabor a tierra del mezcal, tornamos nuestros pasos hacia el interior, en comunión perfecta con el entorno. Las candelas iluminaron el camino que han de seguir nuestras invocaciones hasta el ombligo del universo, raíz que nos sujeta.
En Paso de la Reyna, la compañera Kandida compartió que: “conjuntado las experiencias que tengo de mi región, de mi cultura, el mixe bajo, donde hemos venido llevando una lucha muy difícil por la tierra, porque desde mi niñez me tocó la invasión y el despojo de tierra, por parte de los terratenientes para instalar los potreros, me tocó perder la milpa de mis papás, de mis abuelos, los cafetales, las parcelas, muchos cultivos, porque así lo decidieron algunas personas que provenían de Veracruz y que en esa época venían buscando tierras para enriquecerse más. En mi adolescencia continuo la invasión, buscando tierras y montañas, desde joven aprendí a participar en la comunidad, en la asamblea a dar mi opinión como mujer, animar a los hombres, a otras mujeres y a estar muy atenta a nuestros abuelos, principalmente al abuelo que todavía nos estaba compartiendo, enseñando el camino de la espiritualidad Mixe”
La compañera Kandida hizo énfasis en que es muy importante que los pueblos originarios fortalezcan su vida espiritual: “porque es un derecho, porque es algo de donde nosotros tomamos valor, seguridad, retomamos el ánimo, mantenemos firmes y vigentes nuestra cosmovisión, por eso es importante, y por eso hoy disfrutamos esta mañana la ceremonia que nos tocó compartir, con estas dieciséis culturas en Oaxaca. Los Mayas desde Mesoamérica practican esta cosmovisión. Nosotros los Mixes, los pueblos originarios reconocemos a los creadores, nosotros somos personas que invocamos, que damos las gracias, que pedimos, que entendemos el lenguaje de los animales, del cosmos, del universo, de cualquier comportamiento que nos rodea en nuestro entorno”.
En Santiago Ixtayutla, comunidad Mixteca ubicada aproximadamente a dos horas de viaje desde Santiago Jamiltepec, donde es posible perder la mirada sobre el mar de montañas que rodea a la comunidad mixteca, la compañera compartió ante un auditorio de más de doscientas personas, que: “Los pueblos originarios necesitamos continuar con esta vivencia, con esta manera, porque necesitamos mantener nuestras prácticas comunitarias, nuestro sistema propio de los pueblos originarios, no podemos dejarlo porque de ahí nos desarrollamos, crecemos, nuestros hijos e hijas aprenden, se educan, también van a ofrendar, a hacer ceremonias, en este tiempo nosotras nosotros, los hombres y mujeres de los pueblos originarios, nos toca con dignidad, con amor, con respeto, dejar esta enseñanza, este tiempo en que nosotros ya no debemos de apenarnos, de avergonzarnos y sentirnos menos que los de otro color, que los agats, “los que llegaron, los de barba, la gente que no habla en idioma del lugar” no podemos sentirnos meno, ese tiempo ya pasó, hace más de quinientos años así sucedió, es muy lamentable, porque nos despojaron, porque nos quitaron esa sabiduría esas prácticas, pero demostramos que no fue suficiente y que nunca se acabará porque nosotros y nosotras tenemos la fortaleza, el conocimiento profundo que renovamos cuando hacemos la ceremonia, cuando hablamos con la madre tierra, cuando miramos al cielo, a los cuatro puntos, cuando escuchamos a los animales, a las montañas sabemos qué dice el viento, sabemos todos los mensajes del universo, por eso hasta este tiempo tan difícil y problemático, tan violento, existimos, hablamos nuestro idioma, hay personas que entiende estos lenguajes, aún podemos tener este canal, ese camino, esa enseñanza, ese renovar, ese acompañar nuestra lucha, por eso estamos hasta hoy, por eso este río Paso de la Reyna puede lograr tanto, porque llevan la vida, llevan viva esta práctica comunitaria”.
Resaltó que nuestros abuelos y abuelas no nos enseñaron la individualidad, ellos nos enseñaron que todo es comunidad, que lo vamos a lograr, lo vamos a enfrentar, nos vamos a defender unidos, y este es el momento de que el mundo sepa que nosotros sí estamos unidos y no solamente entre los seres humanos, entre las culturas, sino también con el universo, y ahí nadie puede vencernos, nadie nos puede derrotar, porque si estamos unidos, somos uno con la madre tierra, con el suelo, con el viento, con el fuego, con nuestros ancestros, las niñas y los niños, nunca estaremos solos, solas, tristes y enfermos, ya no podemos aceptar esta realidad, hay que cambiarla, por eso estemos donde estemos, las culturas debemos de unirnos.
Agradeció a la organización EDUCA por la labor de acompañamiento de más de veinte años: “venimos compartiendo entre culturas, ellas, ellos nos convocan a compartir, con Guatemala también hace años que empezamos a ir, luego vienen para retroalimentarnos, comparten esta manera de ver la vida, con los Mayas, los Nahuas, ustedes, pensamos igual, nos relacionamos con respeto, armonía, ahora que vivo en Yucatán tengo la oportunidad de conocer a los mayas e igual tienen sus ceremonias la cosecha del maíz, para pedir la lluvia, para agradecer por el nacimiento del niño o la niña, como los mixes, a los primeros tres días de nacidos, el cuarto día se hace la ceremonia, la bienvenida se le da a ese nuevo ser que forma parte de la comunidad, empieza su vida espiritual, empieza su vida perteneciendo a esa cultura, a los veinte días nuevamente su ceremonia para que siga crecimiento fortalecido, y así muchas prácticas en común,
La compañera Kandida, perteneciente a la cultura Mixe compartió una de las tareas que realiza, que es compartir con los estudiantes en las universidades de los promotores indígenas de cómo amar su cultura, como no importa si tienen o no título universitario; “no te alejes de tu cultura, que no te separes, que ningún vínculo te diga que ya no hagas tu ceremonia, al contrario, debemos de continuar practicando firmes lo que vuestros abuelas y abuelos nos enseñaron ya no es tiempo de que lo dejemos, de que los jóvenes estén solos, eso es un error, una dejadez, hay que hacer esta conciencia comunitaria, como vamos a hacer para que los niñas y niños aprendan a hacer la ceremonia, el día de mañana que no estemos, porque vamos de paso, qué enseñanza vamos dejar, cual es nuestro compromiso, como papás, mamás, médicos, autoridades, sanadores, cualquier cargo, todos tenemos una responsabilidad para las nuevas generaciones, nos toca identificar en nuestros pueblos: qué ceremonias se practican para cada momento, cómo lo vamos a enseñar a la nueva generación, cómo lo vamos a practicar con gusto, sin pena, aunque las instituciones nos llamen como no nos gusta y no vean bien lo que hacemos y como lo hacemos, pero no nos debe de importar. Estamos aquí porque somos dignos hijos de nuestra madre tierra, y no estamos solos, vamos a procurar que se rescate nuestra ceremonia, con ese compromiso que ustedes renuevan cada año, es algo que nos trae un gozo en el corazón, vamos a regresar sanas y sanos porque ya tomamos a energía y renovamos el compromiso con nuestros creadores a través de la ceremonia”.
El intercambio de experiencias se dedicó a la espiritualidad y la defensa del territorio que son puntos de fortaleza y equilibrio de las comunidades originarias. Estas charlas tuvieron varios escenarios donde compartió con gente perteneciente a diversas culturas pertenecientes a los pueblos originarios del Estado de Oaxaca. En la comunidad de Las trojes, que se ubica aproximadamente a cuarenta minutos de San Lucas Atoyaquillo, y desde donde se observa gran parte de la zona montañosa de la Costa, la compañera Virginia, ataviada con su vestimenta tradicional poblada de colores que representan el lenguaje milenario de las mujeres que tejen entre hilos la historia de sus pueblos, expresó que Huehuetenango se llama “la tierra de los muros”, es un pueblo que mantiene la cosmovisión y que está rodeado por varias montañas. Parte de lo que compartió con las y los presentes se enfocó en la historia de su comunidad y la cosmovisión de los pueblos indígenas, y cómo éstos tienen su propia manera de ver, de entender, de expresarse del entorno natural, eso los lleva a encontrarse con sus raíces: “por una parte nos llaman los pueblos que resistieron, yo tengo idea de que son tres, el pueblo de Huehuetenango es uno y se les llamó los pueblos brujos, porque no entendían que era encender el fuego, comer alrededor del fuego sagrado, hacer la ceremonia del agua, del fuego, otro pueblecito se llama Samayac y otro pueblo se llama Cahabón, esto quiere decir que son pueblos que resistieron a la condena, a la invasión, entonces, qué es la cosmovisión, es nuestra forma de entender, nuestros padres y nuestras madres tenían un espacio como Paso de la Reyna, y ahí nos dieron, cómo vamos a vivir aquí, qué vamos a hacer con este paraíso que tenemos, no sé cuántos años pero todos estos pueblos, en México toda la parte de Yucatán, Honduras, el Salvador, Costa Rica, dentro de todo este territorio hay pueblos que resistieron más que otros, si vamos a Costa Rica los pueblos indígenas no se ven, no están visibilizados, pero si van a Guatemala estamos las veintidós áreas lingüísticas, el territorio es muy pequeño estamos vigilándonos unos de otros, eso ayudó bastante, sin embargo la invasión volvió, hay pueblos muy pequeños, al norte de Yucatán los pueblos quedaron muy reducidos, y así hay idiomas casi en desaparición, pero hay pueblos como los Quichés, como los Mames, somos pueblos de más de un millón de habitantes, con el sesenta por ciento de población indígenas. El quinto centenario ayuda a Guatemala a que nos visibilicemos, Guatemala sufrió una gran etapa de guerra, 36 años que nos llevaron a mucha muerte, murieron muchos Quichés, tenemos una historia muy triste de guerra, pero eso nos lleva al coraje de decir que hoy son los pueblos indígenas lo que tienen que dar la pauta a este país, y por eso es que hemos entrado a una etapa de rescatar, de promover nuestra cultura, vemos que en cada año hay muchos que escriben, que investigan y que promueven centros educativos creados por nosotros, hay niños estudiando la cultura, porque dijimos; si morimos los grandes la cultura va a quedar muy pobre, hay que sembrar la cultura en el corazón de los niños, hay formación de jóvenes y de mujeres, es muy fuerte el rescate de la cultura, y con esto nos damos cuenta que la cultura maya es una cultura muy bien organizada, hay un saludo a la salida del sol que significa ciencia, conocimiento, bienestar y vida, pero también hay un saludo muy importante a la puesta del sol, filosóficamente entendemos que la vida tiene sus propias contradicciones y que esa vida, cada generación la tiene que nutrir, que hacer florecer, yo podría decir que logramos resistir a la invasión, podríamos decir, hemos tenido en Guatemala tres tiempo de holocausto, en que se mató a la gente a diestra y siniestra, en la vida colonial, donde no está registrado cuanta muerte hubo pero si hay escritores que dicen que éramos veinte mil, yo les podría decir que en el año sesenta, ya solo contamos cinco mil, entonces cuanta gente murió, esa es la pregunta. Luego la otra etapa, el segundo holocausto, el mestizaje había logrado supuesto en la vida social, a los que nos llamamos ladinos, lograron el estado y fundaron las fincas, los indígenas les robaron sus tierras comunitarias, cada pueblo tenía su tierra comunitaria que servía para los que iban a gobernar, para que tuvieran su tiempo para sembrar su milpa, su frijol para alimentar a su familia. Nos quitaron el poder, nos quitaron la tierra y nos redujeron a familias. El sentido de la vida del comunutarismo alrededor de la tierra era la fuerza mayor de las comunidades, entonces las comunidades empiezan su lucha, aquí, no sabemos cuánta gente fue muerta.
El tercer holocausto ya es el tiempo más reciente, yo de 22 años tenía otro grado de conciencia, tuvimos 36 años de guerra, no recuerdo exactamente cuánta muerte hubo pero sí fue una gran cantidad, estos tres años de holocausto es lo que nos hace reaccionar, decir y responder quiénes somos nosotros, entramos fuertemente al rescate de la cultura, como les decía hacer rato, exactamente, yo diría que los Mayas sí nos dejaron un legado profundo, un mundo bien organizado, como este saludo a las cuatro direcciones es organización, es filosofía, es reconocimiento de la totalidad del universo, también es el reconocimiento de la riqueza que hay en cada comunidad, cada comunidad es según la tierra donde está, pero hay ejes centrales, como los nahuales que los invasores les llamaban los dioses, porque ante cada nahual, cada guía nos hincamos, por ejemplo el día de hoy es día de la tierra y el territorio, es un día importante, es reconocer toda la producción que nos da la tierra, nos da fruta, verdura, nos da para vestirnos, para alimentarnos y de esto sabemos que habían grandes mercados y que nuestro abuelos intercambiaban, por ejemplo la papa, es de los Quechuas de Bolivia, y si vamos a Bolivia hay una variedad de papa que no tenemos aquí, entonces sí creemos que nuestros abuelos viajaron meses para traer los productos que les gustaba más, pero había algo importante que los mayores decían, es bien que los comerciantes viajen pero que no caigan en el egoísmo, entonces todo comerciante que llegaba tenía que dar a conocer a la población de donde había traído cada producto y se hacía una convivencia, y todavía hoy es así, cuando los Momostecos vendieron muy bien, se reúne la familia y se celebra, porque traen nuevas producciones, por eso es que en nuestras visitas nos llevamos algo de cada comunidad, porque son señales de que conocimos otro lugar, y uno los coloca en su casa como prendas para decir donde viajó uno en su vida, y así tenemos veinte nahuales y alrededor de esos veinte nahuales caminamos, respetamos, convivimos, reconocemos que todo el pensamiento, el conocimiento y la ciencia vienen de la naturaleza, por eso nosotros nos llamaos cosmocéntricos, que perfectamente quiere decir que los Mayas, los Mixes, los Zapotecas conocieron el vínculo de la naturaleza, sabían perfectamente la vida del agua, del aire, de los animales, que hay pájaros que anuncian la lluvia, la muerte, entonces dijeron, si los animales cumplen su misión porque nosotros no vamos a cumplir la nuestra, a eso se le llama cosmocéntrico porque aprendimos a respetar, a hablar, a ser sabios y sabias en la vida, y anteriormente los pueblos tenían mucha observación, disfrutaban de mucha intuición y percepción. Eso quiere decir que los Mayas, los Zapotecas, los Chatinos, los Mixes sabían qué iba a pasar de aquí a veinte años o que iba a pasar mañana porque educaron su energía para saber, ellos se dijeron si no hacemos como los animales nos van a sorprender y nos vamos a morir, entonces se aprendió del coyote, que anuncia la guerra, el tecolote anuncia la muerte, los azacuanes anuncian la lluvia, las ardillas anuncian la sabiduría, el conejo anuncia la abundancia, todos los animales tienen una visión. Pero un día los animales dijeron: no nos tratan bien, los coyotes dijeron: ustedes nos tiran la comida y eso no nos gusta, si la piedra se rompe es un peligro porque la piedra te está anunciando que hay una situación que no se está superando, por eso es que en la cosmovisión maya no hay objetos, todos somos sujetos, cada quien expresa el bienestar y cada quien expresa el malestar, por eso hay que cuidar, por eso hay que cuidar. Por ejemplo el agua, si tu vecino no tiene agua, compártela. En un pueblo que se llama San Luis, hacen peregrinación, el agua les queda como a dos horas en autobús, pero ese día no viajan en autobús sino a pie, y llegan al cerro sagrado para recoger del nacimiento, cada quien lleva su cántaro y eso lo ponen en el altar, para que todo el año tengan lluvia, tengan agua y lo necesario. Cuando ellos lo recogen de la montaña, lo van presentando en cada cerro sagrado, recorren como diez pueblos y en los diez pueblos van compartiendo con la gente un vaso de agua y una planta que guarda mucho el agua, y le dicen a la gente, siémbrala y no dejes que esta planta se seque, esta planta tiene que reverdecer, porque así reverdece toda la siembra. Tenemos muchos secretos, como ustedes tienen muchos secretos para mantener la vida y la existencia de los pueblos. El agua en Guatemala, es terrible que los ricos cortan muchos árboles y han quedado lugares muy pobres en donde ya no cae la lluvia, y estamos vendo que si queremos agua hay que sembrar árboles diversos, que aquí haya alguien que nos diga cuál es la riqueza de cada árbol para que nuestro bosque sea rico y alimento para la tierra. Somos una cultura que tenemos mucha conexión con la naturaleza, que tenemos mucho cuidado con la naturaleza, y que a eso le llamamos sagrado. La vida preciosa amada del firmamento. Nuestros abuelos sabían que si matamos la naturaleza, nos matamos nosotros mismos, si nos quedamos sin agua, nos morimos. Hay que hacer una diferencia del capitalismo, que nos dice: consuma y cállate, eso hay que sacarlo de nuestro corazón. Cuántas tiendas hay en Latinoamérica que venden productos procesados, contaminamos el aire, contaminamos la tierra, y no nos está alimentando, pero si comemos un banano, comemos una naranja, algo tenemos para nuestro pelo, para nuestro cuerpo. Yo cerraría diciendo que los pueblos indígenas volvamos a entendernos con el espacio que nos rodea, debemos de tener conductas para buscar la vida, nadie lo puede quitar si nosotros no tenemos la voluntad y la convicción de cambiar nuestros alimentos. Yo diría en este día que el calendario maya marca el día de la tierra y el territorio, ojalá nos unamos para a vida, para la existencia de nuestros pueblos, no consumir lo que no es alimento. Cerrando la reflexión de este día, pediría a las familias que volvamos a hablar de la cultura, los mayas de Guatemala también ya nos lo quitaron, el atardecer, mientras esperamos la cena, los papás empiezan a hablar del día, nos empiezan a formar, pero hoy ya es muy difícil, para descansar lo primero que hacemos es prender la televisión. Yo diría, tenemos que unirnos, reconstruir nuestros conocimientos ancestrales. Sin educación la vida se deteriora. Cada pueblo tiene su propia expresión de decirle a la vida, a la naturaleza, al firmamento, a nuestros abuelos, que aquí estamos y que seguimos sus pasos. Las prácticas ceremoniales de las culturas y pueblos originarios tienen raíces milenarias y es la manera en la que expresan su espiritualidad, y los conecta con los elementos naturales que les rodean. Son una práctica esencial para mantener y sustentar su cosmovisión comunitaria y su relación de respeto y equilibrio con la naturaleza y los animales”.
Después de compartir con los habitantes de estas dos comunidades pertenecientes al COPUDEVER, las compañeras recibieron palabras de parte de las mujeres y de los hombres que, en su lengua materna expresaron gratitud y compartieron con los presentes su sentir respecto a los conflictos externos que les afectan no sólo en su territorio, sino en su cotidianidad. Después del agradecimiento que se tradujo en totopos de maíz para las invitadas, nos congregamos en la cocina comunitaria de la comunidad que nos brindó café para calentarnos del frío que ya empezaba a correr, y platos de delicioso arroz con frijoles para tomar fuerzas para el camino de regreso. Así, de noche y con las luces de las montañas como intermitentes luciérnagas iluminando nuestro camino, nos despedimos de los pueblos de la Costa que, gustosos, nos convidaron estos días de fiesta.
Es desde el lenguaje desde donde las comunidades llevan a cabo sus prácticas de vida, es la palabra, desde la fuerza de la comunidad, la que articula sus espacios internos con sus espacios sagrados. Desde esta relación se entiende que la riqueza cultural radica precisamente en la diversidad del conocimiento ancestral, en la variedad de tradiciones, usos, costumbres, lenguas, de todos los elementos que componen su cultura. Esta relación se articula desde el diálogo que las comunidades establecen con su entorno, con los tiempos de la naturaleza, con la diversidad de su conocimiento ancestral, la variedad de tradiciones, usos, costumbres, lengua, de todos los elementos que componen su cultura. Aun cuando sus dinámicas cotidianas y sus prácticas comunitarias se han visto trastocadas, su palabra, voz milenaria, engendra la historia que las reconstruye. Desde lo literal y desde la metáfora, las constantes afrentas que han sufrido en su territorio, han provocado la respuesta de rechazo de las comunidades hacia el capital y sus múltiples aspectos.
En consecuencia, pueblos originarios y organizaciones de la urbe articulan sus resistencias y retoman formas de movilización y de participación comunitaria de las luchas ancestrales de los pueblos indígenas y campesinos por la tierra y el territorio ancestral y simbólico. Detrás de la perseverancia de estas luchas están las expresiones de vida, la capacidad de existencia comunitaria se rige por cosmovisiones colectivas que implican vivir bajo parámetros diversos. A veces, la ocupación milenaria de un territorio solo puede ser medida por la presencia de sus mayores, memoria de la cual se alimenta la ritualidad y la cosmovisión de los pueblos.
Astrid Paola Chavelas
Red de Defensoras y Defensores Comunitarios de los Pueblos de Oaxaca
Último día del mes de marzo
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Proyecto "Historia feminista de la literatura argentina"
Eduvim presenta el proyecto “Historia feminista de la literatura argentina”. Una obra de seis volúmenes y un diccionario de autorxs con una mirada feminista. Dirigida por Laura Arnés, Nora Domínguez y María José Punte, este trabajo traza una genealogía de escritoras, más o menos conocidas, más o menos olvidadas, que moviliza archivos, desarticula algunos vicios propios del mercado y de la academia, además de promover nuevas lecturas sobre la literatura argentina canónica, su recepción y su historia crítica.
Una perspectiva innovadora sobre la literatura argentina que dará forma a ciertas ausencias, no para armar un nuevo contra-canon sino para provocar desvíos, detenciones escandalosas, fisuras, ramificaciones y contradicciones en él. El primer tomo de este proyecto se publicará a fines de 2019. No obstante, adelantamos los detalles de cada volumen de la obra, como así una sintética trayectoria de las autoras.
Directoras:
Laura Arnés: Doctora en Letras (UBA). Investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (UBA) y del CONICET. Docente de UNTREF.
Nora Domínguez: Doctora en Letras (UBA). Profesora de Teoría Literaria. Ex directora del del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género.
María José Punte: Doctora por la Universidad de Viena (Austria), docente de la UCA e integrante del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género.
I. Mujeres en revolución Otros comienzos (Volúmenes I y II)
El siglo XIX estuvo marcado por la revolución, las guerras, las revueltas. También por los intentos de orden, paz y modernización. En ese radio las mujeres fueron imaginadas como eternas “guardianas del hogar”, “pacificadoras”, “ángeles de la casa”, “madres republicanas”. Sin embargo, la prensa y la literatura de la época ofrecen su revés: las mujeres facciosas y combativas, las sufragistas, las exiliadas, las viajeras tierra adentro, las inmigrantes, las anarquistas, las feministas, las locas, las escritoras. Juntas conforman el escenario complejo de un siglo en el que impacta una herencia colonial violenta, aunque la nación se adentre decidida en la cultura modernizadora del siglo XX. Este tomo retoma esas voces diversas que se hicieron oír y que presentan otras representaciones de los cuerpos, los territorios así como de la política y la historia.
Coordinadoras:
Graciela Batticuore: Doctora en Letras (UBA). Investigadora del CONICET, docente de Literatura Argentina I en la UBA.
María Vicens: Doctora en Letras (UBA), Magíster de la Universidad de Salamanca, docente de la UBA y de la Universidad Nacional de las Artes.
II. Mujeres de letras Entre la rebeldía y la institución
Las primeras décadas del siglo XX se caracterizaron por un gran crecimiento de la población y por un impulso modernizador que cambió las ciudades y los vínculos entre las personas. En los discursos sociales y científicos, las mujeres pasaron a ser una alteridad “nueva”, dentro un paradigma heterosexista que les imponía un rol subalterno. Ante esto, las mujeres comenzaron a posicionarse reclamando igualdad de derechos y rebelándose ante los modelos impuestos. Dentro de los ámbitos letrados irrumpieron creando estéticas propias, generando ficciones y poemas de reconocido valor literario y colaborando en periódicos y revistas.
Coordinadoras:
Tania Diz: Doctora en Ciencias Sociales (FLACSO), Magíster en Estudios de Género (Universidad Nacional de Rosario). Investigadora del CONICET. Profesora de Literatura Argentina II (UBA).
Florencia Angilletta: Licenciada en Letras, periodista y docente. Becaria doctoral del Conicet.
Paula Daniela Bianchi: Doctora en Letras (UBA). Docente en UBA y Universidad Nacional de Avellaneda. Investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios Género.
III. Escritoras en movimiento Itinerarios y resistencias
Sobre el telón de fondo de los vaivenes políticos y a la vera de la segunda ola del feminismo, que las artistas encaran con propuestas contradictorias, el siglo XX es un muestrario de cómo se reescriben las lecturas clásicas de la “emancipación”. Los diálogos difíciles entre peronismo, izquierda y feminismo, las nuevas formas de imaginar la nación, la patria, la historia, la violencia de estado y la memoria adoptan diversas expresiones en la literatura. Un protagonismo radical encarna en figuras como las de Eva Perón o en las Madres de Plaza de Mayo, a la par que las escritoras se afirman en visibilidades más estridentes. Biografías y ficciones reinterpretan nuevas relaciones entre la clase y los vínculos familiares, proponen nuevos contornos para el cuerpo y la sexualidad femenina y experimentan con los géneros literarios.
Coordinadoras:
Andrea Ostrov: Doctora en Letras (UBA). Investigadora del CONICET, docente de Problemas de Literatura Latinoamericana (UBA).
Silvia Jurovietzky: Licenciada en Letras, docente de Teoría Literaria (UBA) y poeta.
IV. En la intemperie Poéticas de la fragilidad y la revuelta
El arco dibujado entre la última década del siglo XX hasta el presente parece estar signado por la intemperie y la precariedad: se alternan y combinan el reconocimiento de la vulnerabilidad de lxs sujetxs con el avance depredador de un sistema capitalista y neoliberal, con indicios de una intermitente revuelta. Un tiempo que se sabe heredero de las pérdidas y fracasos del período anterior, pero también de sus victorias. Desbaratada la distinción entre la casa y la calle, desarmados los bordes de los cuerpos y los sexos, desnaturalizada la frontera entre cualquier dicotomía, emergen en la literatura inéditas versiones del duelo y el dolor, junto con figuraciones alternativas de comunidad y de redes afectivas. Este conjunto de ensayos reconoce una serie de problemáticas propias de lo contemporáneo, con lecturas ancladas en perspectivas de género y queer, que despliega una cartografía que reterritorializa el campo literario y sus cánones.
Coordinadoras:
Laura Arnés: Doctora en Letras (UBA). Investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (UBA) y del CONICET. Docente de UNTREF.
Lucía De Leone: Doctora en Letras (UBA), Investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (UBA) y del CONICET. Docente de Teoría Literaria de la UBA.
María José Punte: Doctora por la Universidad de Viena (Austria), docente de la UCA e integrante del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género.
V. Fronteras de la literatura Artistas, géneros e intermedialidad
Este volumen ofrece una lectura feminista del cruce entre literatura y otros lenguajes artísticos: una constelación de iniciativas interdisciplinarias que ponen en tensión cuestiones políticas, de representación y mediación. Estas atraviesan las prácticas literarias en un arco que se extiende desde las experimentaciones vanguardistas de finales del siglo XIX hasta las expresiones del arte más contemporáneo que mixturan materiales y discursos de diversas procedencias. En esta perspectiva la literatura se presenta no como una disciplina autónoma de otras artes y ciencias, sino como un campo de interacción potente y en permanente diálogo con múltiples lenguajes. Además permite pensar el activismo y la militancia de género como un meta-discurso que siempre atravesó la literatura en su permanente hibridación con otros lenguajes (artes visuales, fotografía, música, teatro, humor gráfico, entre otros).
Coordinadoras:
Paula Bertúa: Doctora en Letras (UBA), magíster en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano por la Universidad Nacional de San Martín. Investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (UBA) y del CONICET. Docente de Teoría Literaria (UBA).
Claudia Torre: Doctora en Letras (UBA). Directora del Profesorado Universitario de Letras, UNAHUR.
Sabes que alguien ha sido maltratada por la historia cuando hasta la Real Academia Española da una connotación negativa a una palabra derivada de su nombre. Malinchismo, según la RAE, significa “Actitud de quien muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio”. Eso se ha entendido por años cuando alguien se refiere a Malinche, una mujer indígena señalada como traidora de su gente y vendedora de patrias debido a su papel en el proceso de la Conquista española.
Canal Once, a través de la serie de ficción Malinche, busca cambiar esta perspectiva al contarle a las audiencias mexicanas la historia de esta mujer desde sus propios ojos y sus propias palabras. “El tema de la Conquista es Malinche”, dice en entrevista Patricia Arriaga (Juana Inés), productora ejecutiva y creadora de la serie. “Yo había tratado de hacer algo sobre el tema pero entrando desde Cortés y pensaba ‘¿Qué puedo hacer con él? ¿Cómo voy a rescatar algo de este muchacho español?’ Vienen algunas series sobre Cortés, pero yo me pregunto ¿por qué él? La Conquista es sobre nosotros, no sobre él”.
De esta noción y de un consejo del director Carlos Bolado (Verano del 68)nació Malinche, que estrenará el primero de sus cinco episodios de una hora de duración el sábado 10 de noviembre a las 9:30 pm.
Protagonizada por la actriz guatemalteca María Mercedes Coroy como Malinche (también llamada Doña Marina) y por el mexicano José María de Tavira como el conquistador español Hernán Cortés, esta serie narra la vida de Malintzin desde que fue robada en su infancia por los mexicas hasta que se convirtió en una gran señora al lado de los conquistadores.
“Malinche no es traidora”
Contrario al conocimiento popular, Malinche no vendió a su patria ni traicionó a su pueblo. En realidad no tuvo muchas oportunidades para elegir su destino, ya que fue entregada como tributo a Hernán Cortés tras la batalla de Centla, en lo que ahora conocemos como Tabasco. Gracias a su conocimiento de las lenguas de varios señoríos se convirtió en traductora e intermediaria para los españoles y encontró una forma de asegurar su supervivencia.
“Para mí Malinche no es traidora, no es falsa. ¿A quién iba a traicionar?”, dice en entrevista María Mercedes Coroy, quien para interpretar a Malinche aprendió cuatro idiomas: tres lenguas indígenas diferentes de la suya (ella habla maya Kaqchikel) y español antiguo. “En esa época no teníamos límites de países como Guatemala o México, Honduras, El Salvador... eran decenas de señoríos. No teníamos una nacionalidad identificada”.
María Mercedes Coroy llegó a este proyecto después de atraer atención internacional gracias a la película de Jayro Bustamante Ixcanul (2015), en la que interpreta a una adolescente guatemalteca que en sus intentos de escapar de un matrimonio forzado desafía a su familia y a su pueblo entero.Malinche es el tercer proyecto audiovisual de Coroy, quien comparte créditos con Tenoch Huerta y Julianne Moore en la cinta estadounidense Bel Canto(2018).
Como Malinche, María Mercedes Coroy guarda una fuerza incendiaria en la mirada. Es una mujer que tiene miedo pero que sabe sobreponerse a los retos, que lucha por sobrevivir y que nunca se rinde. “No deberíamos verla como una traidora”, reflexiona la actriz. “Soy guatemalteca y admiro a este personaje pues a pesar de las circunstancias que vivió, ella supo estar ahí de pie. Sobre todo, supo cómo desenvolverse y cómo tener esa capacidad de sobrevivir en las circunstancias que estaba”, concluye.