jueves, 29 de octubre de 2015

Ojo con los patitos lindos



PATITO FEO - Ilustración ,Nerina Canzi - http://www.nerinacanzi.com/

El jueves de la Noé

Los jueves de lluvia los prefiero en casa. No me esperen hoy.



Siento la claustrofobia de Noé. Peluda, agradable y muy culposa.



He fallado como Noé: una sola especie en mi arca (recuerden que Fido es gato también)




Y para hacer juego con el día escribo sobre el prado ameno en La Galatea y leo Formas comunes (formas animales) de Giorgi.



Todos se pelean por dormir arriba de la ropa recién doblada, sobre mi net o en los repasadores de la mesada. ¿No pueden ser menos creativos y ocupar los sillones?

Coincido con Rosaura Barletta

Gonzalez Ve
Chicos K, por lo menos critiquen algo en lo que Macri se diferencia de Scioli, les voy a hacer la tarea más fácil:
Ambos son misóginos
Ambos son fascistas
Ambos son ultracatólicos y antiabortistas
Ambos son menemistas privatizadores
Ambos nos van a hacer coger para transar el pago de la deuda
Ninguno resiste un archivo
Ambos reprimen
Ambos se inventaron una policía propia
Ambos hacen inteligencia
Ambos deben responder por gatillo fácil y violencia estatal
Ambos están en contra de la legalización de la marihuana
Ambos proponen llenar los barrios de policía
Ambos van a transar con los barones del Conurbano
Ambos van a transar con los gobernadores feudales
Ambos gestionaron como el reverendo ojete
Ambos tienen la gestión empapada de corrupción y clientelismo
Ninguno urbanizó
Ambos son responsables políticos de inundaciones y muertes, Scioli las quiso dibujar
Ambos tienen patotas para policiales: Macri punteros y en su momento UCEP, Scioli punteros y barras bravas
En las jurisdicciones de ambos creció el narcotráfico
Ambos son vaciadores de la educación pública
Ambos son vaciadores de la salud pública
Ambos utilizan a pobres, estudiantes y cuanto bicho se les cruce para sacarles foto en un acto y reproducirla hasta en el papel higiénico
Ambos protegen genocidas en sus policías
Ambos provocan cáncer y muertes para los barrios que viven cerca de los basurales
Ambos son discursivamente apolíticos
Ambos criminalizan a la juventud
Ambos judicializan y reprimen la protesta
Ambos están a favor de la megaminería a cielo abierto
Ambos encubren la matanza de originarios
Ah... ¿Y las diferencias? ¿No hay?
Bué, para llorar votos entonces pongan el videito ese en el que Macri dice que a las pibas nos gusta que nos miren el culo y oculten ese en el que Scioli afirma que la violencia de género son cuestiones familiares. Qué va'cer, te chamuyaron diez años con no volver a los 90 y ahora te convencieron de bancar a una corpo en contra de otra.
Rosaura

miércoles, 28 de octubre de 2015

La orquestonga al teatro

Los conocí por casualidad, ya se los conté hace unos meses: un evento en feis que no sé quién compartió, una imagen retro de alegría callejera y bailable, unas palabras de presentación que anunciaban diversión, originalidad, ritmos híbridos. Lo vi y etiqueté a la gente que me ha estado sacando a pasear desde que me quebré y me levanté. Yo me olvidé, pero un sábado Edith me mandó un mensajito para preguntarme si quería ir con ella a "eso que me etiquetaste". Yo no tenía ni idea de qué me hablaba. Vine al face y fuimos a El quetzal. Ya saben que nos encantó: por la alegría de estar juntos, de hacer música y de estar mostrándonos su alegría y su música.

El otro día en el Teatro del viejo mercado fue igual pero más y mejor. Primera vez en teatro, nos enteramos que hace solamente 7 meses que están juntos y llama la atención la belleza de esos 10 músicos en escena y la cantidad y variedad de canciones que ya tienen listas para el primer disco. Muchas ya son fáciles de corear: Cocotero, Mi negra, Caballo matungo, Acelga, lechuga, tomate y porro, Los mareados, Fueguitos de ilusión.
Para ir esta vez enganché a Cori, Mabel y Lucía, más orquestongadas que me siguieron sin preguntar mucho, habiendo escuchado un videíto y confiando en que si yo estaba tan caliente era porque había mucho fuego.




lunes, 26 de octubre de 2015

El Delta es el agua pero también la posibilidad de la isla

El Delta poético: un refugio natural para la literatura

Entre la exuberancia y la precariedad, las islas se mantienen como espacio de inspiración para poetas y artistas
Ilustración: Pablo Bernasconi
Ilustración: Pablo Bernasconi.
PARA LA NACION
DOMINGO 25 DE OCTUBRE DE 2015
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Oliverio Girondo y Norah Lange le imprimieron la bohemia de los años treinta, las fiestas, las reuniones literarias. Lugones, su sello de muerte: en 1938 ocupó una habitación en el recreo "El Tropezón" y se tomó un frasco de cianuro. Rubén Darío, Rafael Alberti, María Teresa León, Silvina Ocampo, Olga Orozco: todos pasaron por el Delta, les cantaron a esas aguas amarronadas y densas, a los sauces, a los camalotes que cierran los riachos.
Fue refugio -aunque también centro clandestino de detención- en años de la dictadura: Diana Bellessi, una de las voces poéticas que hoy más se identifican con el paisaje isleño, llegó por primera vez en 1976. El rinconcito en el arroyo Felipe donde se instaló fue, según cuenta en el documental El jardín secreto (2013) -dirigido por Diego Panich, Claudia Prado y Cristian Constantini-, un Edén recién descubierto en medio del infierno que se vivía.
Paraíso anfibio de sauces, ceibos, juncos que crecen como plaga; "masa de verdura", como dijo Sarmiento en 1875; "Paraná incomparable" para el uruguayo Marcos Sastre en su libro El Tempe Argentino (1858); "una tierra encantada cuya realidad apenas podíamos imaginar", según comerciantes ingleses del siglo XVIII: la historia poética de la zona comienza con los guaraníes y su tradición oral de verso y canto -"¿Algo tienes para comunicarnos colibrí?/ ¡Colibrí lanza relámpagos!"- donde se celebra al jaguar, al pájaro.
Los versos llegan en las versiones del etnógrafo paraguayo León Cadogán, quien en los años veinte supo ganarse la confianza de las comunidades de la zona. Y no se pierden: los versos de los poetas actuales recogen el legado. Porque con su vegetación cerrada y su infinidad de arroyos, el Delta sigue siendo el lugar ideal para aquellos que necesitan escaparse del ritmo de la gran ciudad para escribir.
Algunos, como Bellessi, Alberto Muñoz, Javier Cófreces o Alicia Genovese, tienen su casa en el Delta desde hace años y suelen pasar temporadas enteras ahí. Otros, como Nurit Kasztelan, fueron a pasar Año Nuevo y no pudieron dejar de volver. Empezaron a ir los fines de semana, a pasar una temporada o dos. Kasztelan compartía casa con algunos escritores. Se turnaban para escribir. "Hay toda una movida en el Delta -cuenta-. Gente que busca un tiempo distinto, que las cosas transcurran de otro modo y esto es propio de los poetas."
Ni monte ni selva, el "continente isleño". como lo llaman Cófreces y Muñoz, autores de ese tratado poético sobre la zona que es Tigre (Ediciones en Danza), parece materializar el costado poético del lenguaje, es decir, esa zona en la que se abandonan las certezas y las palabras exploran otros tonos y matices.

Inmutable y móvil

No hay orden que rija el Delta. Tampoco lugar donde apoyar el pie porque lo que hay, siempre, es barro resbaladizo y oscuro. El Delta es móvil, variable en su propia inmutabilidad. "Las dos orillas que propone el río muestran lo mismo -dicen Muñoz y Cófreces-. Sin embargo, ?lo mismo' es cambiante, en una renovación intolerable."
Basta con salir de la estación y subirse a la lancha colectiva para entrar en una lógica que nada tiene que ver con la de los barrios privados o las urbanizaciones cerradas que paradójicamente lo rodean. El Delta es exuberancia y precariedad. Los pies abandonan tierra firme y empiezan a moverse por un territorio que al mismo tiempo abraza y ahoga, donde los límites entre tierra y agua no son claros, donde una crecida puede darse en cuestión de horas dejando al viajero sin posibilidad de salir. La mirada se agudiza. El paisaje pide una atención especial en relación con lo pequeño, lo mínimo: el bichito que camina por la hoja, la gota de lluvia que cuelga del helecho.
Además de poeta, Marisa Negri es docente en la escuela secundaria de Paraná Miní. Administra el blog pájaro de mimbre, una antología sobre poesía isleña que empezó siendo un proyecto para el Fondo Nacional de las Artes. Ahí están desde los versos de Silvina Ocampo en su "Plegaria de una señora del Tigre" hasta una foto conmovedora: Haroldo Conti y Rodolfo Walsh de espaldas a la lente, de frente al río. Conti, particularmente, amaba la zona y eso es evidente en novelas como Sudeste, con impronta poética. Su casa a orillas del arroyo Gambado es hoy un museo. Desde 2010, Negri organiza junto a Alejandra Correa el ciclo "Poesía en la escuela". Si hay alguien que conoce y milita a favor de la movida poética del Delta, es ella. Cuenta que hay talleres, encuentros y un ciclo en su casa que se llama "Poesía en el muelle", en el que invita a "leer para los bagres".
A la hora de nombrar un poeta isleño la referencia es necesariamente Carlos Enrique Urquía, cuya obra reunida (sus cuatro libros sobre el Delta) acaba de publicar Ediciones en Danza bajo el nombre de La Islíada. Urquía vivió desde pequeño y hasta su muerte en 2003 en San Fernando. "Es de los pocos que hablan del Delta desde su permanencia en él -cuenta Negri-. Pero los poetas nativos de las islas, a excepción de los guaraníes, son mis alumnitos de la escuela. Todos los demás sólo somos viajeros fascinados o venidos a las islas."
Negri vive, junto a su compañero de toda la vida, en el "otro" Delta, cruzando el Paraná de las Palmas, lejos de las casas de fin de semana ("esas casas de juguete destinadas alweekend de la metropolí", como escribía Roberto Arlt en 1941), una zona donde, si se tiene suerte, se puede llegar a ver alguna cierva esconderse en el monte. "Mi relación con el Delta comienza en la primera infancia -cuenta-. El lugar en el que vivo se llama Nautilus, nombre que mi tío abuelo le puso en homenaje al stud de caballos de mi tatarabuelo, Domingo Torterolo. La primera casa, a la que yo venía de chica con mi abuelo y con mi papá, con la muerte de mi viejo fue abandonada y finalmente se la llevó el río de a poco."
Marisa regresó al Tigre y construyó la casa en la que vive con sus propias manos, tratando de modificar el entorno lo menos posible. "Vivir acá es abandonar el control y dejar que la naturaleza retome el mando. Al principio o si estás de visita puede resultar abrumador: todo el verde es igual; todos los pájaros, parecidos... pero con el tiempo eso empieza a cambiar, empezás a nombrar el mundo, a reconocer a los pájaros por su comportamiento, por su canto, por su plumaje."
El Delta es el agua pero también la posibilidad de la isla y, como tal, la utopía de fundar un mundo nuevo: "El terreno fue desmalezado -dice Genovese en el poema que abre la sección "Diario del Delta II" del libro Química diurna (Alción)- y la tierra apareció rugosa/ como la piel de un recién nacido". Basta pensar en Xul Solar, que vivió sus últimos diez años en Li Tao, una casa a orillas del río Luján. La muestra del Museo de Arte Tigre -se puede visitar hasta fin de año- muestra cómo Xul plasmó en la obra de esos años lo que sería la arquitectura de las islas, las fachadas de sus casas, la filosofía que inspiraría a sus habitantes: de qué modo imaginó ese lugar ideal como territorio real.
El Delta exige un esfuerzo físico: hay que hachar, quitar la maleza, hacer acopio de provisiones. En este sentido, es el espacio de la aventura. Ahí van Cófreces y Muñoz en una canoa a través del Paraná para poder hacer un libro que es a la vez poemario y catalógo de árboles. O Diana Bellessi, según la vemos en el documental, ocupándose del árbol caído después de la tormenta, buscando al isleño capaz de hacharlo. Ella misma dice, en un fragmento bellísimo del film, que encontró ahí, en la isla, en un rincón del monte, su propio continente africano, ese con el que soñaba de niña y que parecía siempre inalcanzable. Como en las Metamorfosis de Ovidio, la isla transforma: se puede ser al mismo tiempo serpiente, jaguar, araña que trepa y la misma hiedra aferrada al tronco. La isla, uno de los libros de Mercedes Araujo, refleja esto.
Al igual que el personaje de Defoe y también como el poeta, el isleño tiene el mundo ahí, al alcance de la mano, sólo hace falta ponerle nombre para que de verdad exista. Esto, por un lado, se relaciona con el afán del naturalista que etiqueta la fauna y la clasifica. Pero, por el otro, de lo que se trata es de armar un bestiario personal, de inaugurar un paraíso propio en el que lo referencial pierde peso. Construir una poética, como suele decirse.
"El Delta, en mi caso -explica Muñoz vía correo electrónico- es un hemisferio cerebral. Allí están las fijaciones, la pobreza, la infinitud, las ramas y los árboles posibles, el río, las canoas, los perros y el cielo o el espejo propio de los hongos. Eso a veces coincide con el paisaje y a veces no. Ahí están, en ese territorio, las ranas, los grillos y los musgos. Ahí, en ese tejido, en ese telar, se expresan historias de orilleros, historias oscuras y bellas. La isla aísla, repele, se come todo con sus fauces de tierra y raíces, pero ese animal es el que amamos."


Medio sol amarillo

En medio de la guerra por la independencia de la República de Biafra. Me gustó ver toda una realidad que una ignora y las discusiones políticas fuera del eurocentrismo. La historia de amor y familiar también está buena: las dos hermanas, las elecciones diferentes, el machismo y el sexo de las esposas, la maternidad no biológica, el exceso de maternidad sobre un hijo hombre.

domingo, 25 de octubre de 2015

Mis pulseras de mi mamá




Toda la vida tuve pulseras en ambos brazos que no me saco ni para dormir. Mis alupnos y alupnas lo saben: porque las aman o porque odian su tintineo al escribir en el pizarrón. Mis hijos e hija lo saben: porque les indican cuando me desperté o me acerco por el pasillo.
En esta foto, del feliz día en que iniciamos el Ciclo de poesía Amanda Oparupí, se ve lo que me avivé unos días antes, luego de llevarlas puestas un par de semanas: las dos pulseras más grandes,la que es un tenedor intervenido y la de madera pintada, fueron de mi vieja y me las puse al azar desde que se mezclaron con las mías en el cajón. Pero además, a ambas se las regalé yo, ambas fueron hechas por artesanos amigos míos de mis primeras épocas en la plaza de San Miguel: Luis, la de plata y Raúl, la de madera.
Mi vieja odiaba que yo fuera "gitana" en esas ferias y con Juli bebé debajo del puesto, pero yo quería convencerla con pulseras que ella amó y usó mucho y se transformaron en mi herencia torcida.


Loving Anabelle

Me gustan las pelis de profesoras eróticas. Y si son tortas, mejor. Esta está bueno, pero se queda por el camino. Los finales siempre quedan pegados a la lógica represiva de las instituciones escolares. Ups.

El abc de la muerte

Idea genial pero no me banqué todo el abecedario, llegué hasta la m y me asquié de sangre y violencia: toda una serie de minihistorias, cada una con una letra y de distintos directores. Me acuerdo B de Basurero e I de Interrupción del embarazo, o algo así. Muy locas todas, con anécdotas mínimas de miedos de infancia hasta pánico casi ridículos como que tu soretito soltado en una fiesta no quiera irse por el inodoro.

The duke of burgundy

Me encantó!!!! Una historia de amor con mariposas clavadas en alfileres, congresos sobre su cría y dos minas que juegan al amo y el esclavo mostrando toda la sexualidad entre ellas de un modo impresionante. La "mucama" y la "patrona", los libretos que la "sometida" le escribe ala otra, la cama queman dan fabricar, los códigos para ser encerrada o soltada de adentro del baúl, los modos y posiciones de lectura. Una belleza.

Todo un parto

Película boludísima del género del boludismo rutero. Pero te da tanta pena que al lindo lindo de Robert Downey Jr le pasen tantas cosas feas con ese pendejo boludo que se le cruza en el aeropuerto que te la ves toda. Hasta te meterías en la pantalla para ayudarlo a que llegue a ver nacer a su bebé.

El piletero que acá escribe y las víctimas del orden imperial sojero

 
En Don Torcuato hay un barrio bravo. Se llama Barrio Aviación. En su región más elevada los chetos fundaron un barrio cerrado y lo pavimentaron con los adoquines que Macri sacó de San Telmo. Se llama Estancia Alvear y es un fortín contra el malón planero. Mucamas, jardineros, pileteros y oficios varios son reclutados por los chetos para cuidar los fortincitos que cada familia cheta construyó adentro del fortín con dinero no declarado ante la AFIP. Aún cuando este piletero que acá escribe ame a sus clientes de ese hermoso barrio, tiene que dejar constancia de que los colores rosa y celeste pastel de la vida cheta están agrietados, y que por las grietas sale sangre doliente de las venas sulfuradas de América Latina. También debe dejarse constancia de que los caniches que viven en ese barrio son adorables y amorosos, y que no tienen nada que ver con nada, y que siempre serán animales muy queridos, pase lo que pase. Y una cosita más: si algún día el barrio es prendido fuego por resentidos quemadores de iglesias, nadie condene al ortiva y botón responsable de mantenimiento del barrio. Se trata de un paraguayo mal llevado y borracho que también es víctima del orden imperial sojero y se cree obligado a responder por sus patrones. Pero estoy seguro de que cuando todo termine será un buen hombre que cuida a sus hijos, los lleva a la escuela cada mañana y lucha por la justicia social, acá y en su país natal, el Paraguay.

Beethoven: La amada inmortal

Me gustó pero no me mató. No te cuento mucho porque está armada como intriga para descubrir quién es la amada. Impresionante la relación con su propio padre y luego con su sobrino y el modo en que la música se vuelve una obligación de ser niño prodigio. Muy impactante la representación de su sordera y la desesperación de perder su propia música.

Entre nos

Me aburrió. Muy patética la historia de la madre con dos hijos que tiene que cartonear porque el padre se fue a Miami. Lo único que me gustó fue el espanglishque hablan.

Primer Amanda. Fotos oficiales

Fotos de Karina Giglio, nuestra encargada de arte e imagen.


Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...