sábado, 10 de octubre de 2015

Alma inamansable



La salvaje esperanza

Eramos dioses y nos volvieron esclavos. 
Eramos hijos del Sol y nos consolaron con medallas de lata. 
Eramos poetas y nos pusieron a recitar oraciones pordioseras. 
Eramos felices y nos civilizaron. 
Quién refrescará la memoria de la tribu. 
Quién revivirá nuestros dioses. 
Que la salvaje esperanza sea siempre tuya, 
querida alma inamansable.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...