Dice en feis Laura Arnes
sabemos que la iglesia es una de la instituciones más genocidas de la historia. Sabemos también que el estado argentino y la policía la protegen. Sabemos, nuestros cuerpos saben, que las mujeres somos las mas oprimidas por sus políticas. No lo aceptamos. Y, como todos los años, cerramos el encuentro escarchando la catedral. Pero esta vez fue distinto. Estábamos, como todos los años, riéndonos, gritando, cantando, insultando. Algún beso, alguna teta, algún graffiti. Alguna se acerca demasiado, otras sacan fotos. Pero nada de eso disparó la orden que ya estaba dada. Fue el gas y la primera balacera. Éramos miles. Y corrimos. Nos tapamos las caras, nos abrazamos. Los ojos rojos, toses. Y la indignación. Me encuentro con una amiga. Tiene la marca de un proyectil en la ingle. No entiende. Nos damos la mano, caminamos unos metros. La indignación puede mas. No fueron solo los policías antimotines alineados en la puerta de la catedral. Había policías de civil armados. Y dispararon. Nos empezamos a reagrupar, controlamos que estemos todas, que estemos bien. Hay mas abrazos. Lloramos de bronca pero también de alegría, porque tenemos amigas fuertes y valientes. Decidimos volver porque la calle y la plaza son nuestras. Los cuerpos de las desaparecidas por las que nos movilizamos son nuestros, los cuerpos tratados, las muertes por abortos clandestinos y los cuerpos sistemáticamente violentados por este sistema, también. Los partidos de izquierda se fueron y nunca volvieron. Algunas compañeras feministas se agrupan en otra plaza y mientras ven como llegan refuerzos policiales llaman a los medios y a las instituciones que piensan pueden ayudarnos. La policia nos siguió disparando solo por mantenernos cerca de la catedral. Casi todas recibimos un golpe de proyectil directo o de rebote. Hubo cuatro detenidas en la catedral por varias horas. Las golpearon y esposaron por haberse resistido a la autoridad. A esta autoridad nos vamos a resistir siempre. Nuestra incredulidad todavía sigue. Nuestra bronca también. Si esto no refuerza al movimiento feminista, si esto no nos hace pensar nuevas estrategias contra este estado patriarcal y femicida no se que mas lo va a hacer. De lo que si estoy segura es que mas fuerte que la angustia es el amor que sentí por todas mis amigas, por todas mis compañeras de lucha. Porque nos cuidamos y nos quisimos. Porque anoche entre la sorpresa y el enojo sentí que podemos cambiar el mundo.
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