Dice en feis Felix Bruzzone
En el fondo de la pileta de cliente-mala-onda-total-y-patotero encuentro una bolita de goma. Hace meses que no venía por acá. La bolita es negra pero el tiempo de inmersión la volvió opaca y azul. No nació submarino, pero se la bancó bastante bien. La pongo en el tablero de la chata y mientras manejo la veo ir y venir entre la aguja del velocímetro y la de la nafta, y de a poco ella recupera su brillo y vivacidad.
-¿Cómo terminaste en el fondo de la pileta? -le pregunto.
-¿Cómo terminaste en el fondo de la pileta? -le pregunto.
- Me usaban para volver loco al perro, que nunca me podía atrapar.
-Es verdad que hay un perro loco en esa casa.
-Está loco por mi culpa. Yo lo volví loco sin darme cuenta, saltando y saltando. Hasta que un día me caí a la pileta y yo pensé que iba a flotar o a rebotar pero no, me fui derecho al fondo.
-¿Y el chabón no te rescató?
-Tiene otras bolitas. Las usa con su hijita también. La vuelve loca y la nena llora y él sigue. Está loco y quiere que todos se vuelvan así como es él.
-¿Y la mujer?
-Va y viene. Le dejó a la nena. Ella va y viene. Nunca sabés. ¿Alguna vez la viste?
-Nunca.
-Ahí tenés.
-¿Y qué pensás de tuvida, qué vas a hacer ahora?
-Estar acá con vos. Me encanta saber la velocidad de tu camioneta y ver todo el tiempo cuánta nafta le falta.
Y ya estoy por agarrarla, llevármela a la boca, morderla un poco, jugar con ella, que parece tan atenta y tan preclara, y ella lo sabe, porque todo lo ve, porque de golpe parece encendida como un fuego, cuando cliente-mala-onda-total-y-patotero manda mensaje. "Te llevaste mi bolita" -dice, y manda una foto de la bolita.
Miro a mi bolita. Se la ve tan feliz que me desespero. Pero entonces ella se aplaca y se queda en la esquina del tablero, como trabada contra el ángulo. Y debe notarme preocupado porque enseguida dice:
-Ya sé, no pasa nada, no te pongas así. Voy a tener que volver.
-Es verdad que hay un perro loco en esa casa.
-Está loco por mi culpa. Yo lo volví loco sin darme cuenta, saltando y saltando. Hasta que un día me caí a la pileta y yo pensé que iba a flotar o a rebotar pero no, me fui derecho al fondo.
-¿Y el chabón no te rescató?
-Tiene otras bolitas. Las usa con su hijita también. La vuelve loca y la nena llora y él sigue. Está loco y quiere que todos se vuelvan así como es él.
-¿Y la mujer?
-Va y viene. Le dejó a la nena. Ella va y viene. Nunca sabés. ¿Alguna vez la viste?
-Nunca.
-Ahí tenés.
-¿Y qué pensás de tuvida, qué vas a hacer ahora?
-Estar acá con vos. Me encanta saber la velocidad de tu camioneta y ver todo el tiempo cuánta nafta le falta.
Y ya estoy por agarrarla, llevármela a la boca, morderla un poco, jugar con ella, que parece tan atenta y tan preclara, y ella lo sabe, porque todo lo ve, porque de golpe parece encendida como un fuego, cuando cliente-mala-onda-total-y-patotero manda mensaje. "Te llevaste mi bolita" -dice, y manda una foto de la bolita.
Miro a mi bolita. Se la ve tan feliz que me desespero. Pero entonces ella se aplaca y se queda en la esquina del tablero, como trabada contra el ángulo. Y debe notarme preocupado porque enseguida dice:
-Ya sé, no pasa nada, no te pongas así. Voy a tener que volver.
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