Ellos solitos con sus guitarritas magníficas y sus manos indetenibles y sus voces llenas de historia y novedad, ni músicos ni otros instrumentos, ni mulatas danzando, ni escenografía ni luces, de pedo había un gordito que les arreglaba los cables.
Cuando Caetano movía los bracitos como si sambara y Gilberto hacía tres pasitos con sus patas flacas, se caía el Luna de alegría.
Te hipnotizaban como domador de serpientes con turbante y flauta, ellos con sus canciones viejas re viejas y las nuevas con gusto a las viejas, me encantaron irremediablemente.
No le cantaron a mijita el Capullito de alelí que mamita le cantaba mientras le cambiaba los pañales pero sí estuvo Todo menima bahiana y La luna me está mirando y Dont worry.
Para mí que nos deben el habernos hablado más, solamente contaron cuál era la canción más vieja y cuál la más nueva y mecharon algún "Canta Buenos Aires" o "Todos, todos" pero una quiere que, ahí sentaditos, te expliquen el mundo entero.
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