Yo les digo "lacitos de amor" y los pongo por todos lados porque brotan sin drama, porque crecen hasta arriba de una montaña de cascotes, porque encuentran medio gramo de tierrita y se prenden ahí. En seguida empiezan a tirar varas en las que crecen más lacitos y se vuelven a agarrar de la tierra y se reproducen hasta formarte un matorral.
Magda los odia, me los saca para plantar otra cosa, yo los pongo en otro lado, total: nos adaptamos a cualquier sitio.
Ahora viene ella y me dice que en Corrientes tienen otro nombre: "Mala madre", les dicen, porque deja a los hijitos tirados.
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