Por Jorge Muzam
Ultimamente ando evasivo, como si me hubiesen dado un contundente uppercut y me encontrase tirado en la lona. Mi talento de escritor no está funcionando, al menos no para algo útil. Mis artículos denunciantes hace rato que se mantienen en stand by. No le he pateado el trasero a nadie en mucho tiempo y sólo me entretengo juntando imágenes de espantapájaros y veletas.
Empecé a coleccionar monedas, monedas antiguas y extranjeras. Una estupidez para perder el tiempo. Me llevé unos juguetes a mi escritorio, de esos que venden usados en las ferias libres. No sé para qué. No sé si es nostalgia. Sólo me gusta verlos, que estén allí. A ratos, veo en Youtube programas de talento, jackass, mujeres desnudas, películas antiguas y arias interpretadas por sopranos rusas.
Mientras tanto, en otros lugares asesinan a familias afganas, apalean estudiantes españoles y bombardean con lacrimógenas a pescadores chilenos.
Mientras tanto, el hambre y la injusticia crecen tan aceleradamente como las cien mayores fortunas del planeta.
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